Los Rayos y las Iniciaciones - La Transfiguración
|
|||
|
|||
|
|||
|
|||
SEGUNDA PARTE - SECCION SEGUNDA EL ASPIRANTE Y LAS INICIACIONES MAYORES LA TERCERA INICIACIÓN - LA TRANSFIGURACIÓN |
|||
No necesito entrar en detalles simbólicos respecto a esta iniciación. Todo el tema está adecuadamente tratado en el libro de A.A.B. De Belén al Calvario -que he aprobado y apoyado, porque presenta el tema de las cinco iniciaciones en forma apropiada para el cristiano occidental. Quisiera recordar el hecho de que la tercera iniciación es, en realidad, la primera de las iniciaciones mayores, considerada así por la Fuente de donde emana nuestro [e563] Logos planetario, Sanat Kumara, y también por dos grandes centros planetarios, Shamballa y la Jerarquía. Me refiero a esa estupenda fuente de toda nuestra vida planetaria, el sol Sirio, y a la Logia de Seres divinos que trabajan para este Centro celestial. Las primeras dos iniciaciones -consideradas simplemente las iniciaciones del umbral -son experiencias que han preparado el cuerpo del iniciado para la recepción del terrible voltaje de la tercera iniciación, que pasa a través del cuerpo del iniciado bajo la dirección del Logos planetario, ante el Cual permanece el iniciado por primera vez. El Cetro de la Iniciación es empleado como agente trasferidor. La segunda iniciación liberó al iniciado del nivel de conciencia [i688] astral, el plano astral -el plano del espejismo, de la ilusión y la distorsión. Esta fue una experiencia esencial, porque el iniciado (cuando permanece ante el Iniciador Uno por primera vez, en la tercera iniciación) debe ser liberado de cualquier "tirón" magnético o atractivo, que emane de la personalidad. El mecanismo de la personalidad debe estar tan purificado y ser tan insensible a las atracciones materiales de los tres mundos, que de allí en adelante nada en el iniciado podrá contrarrestar la actividad iniciática divina. Los apetitos físicos son subyugados y relegados a su correcto lugar; la naturaleza de deseos es controlada y purificada; la mente responde principalmente a ideas, intuiciones e impulsos que vienen del alma, comenzando su verdadera tarea como intérprete de la verdad divina y transmisor de la intención ashrámica. Observarán, por lo tanto, que la tercera iniciación es un punto culminante, que inaugurará además un nuevo ciclo de actividad que conduce a la séptima Iniciación de la Resurrección. Quisiera llamar la atención sobre el hecho de que la tercera, quinta y séptima iniciaciones, están controladas por el quinto, primero y segundos rayos. Éstos, como podría esperarse, constituyen las energías emanantes trasmitidas por medio de la aplicación del Cetro de la Iniciación. Tercera Iniciación. Quinto Rayo de la Ciencia. Esta energía afluyente produce su principal efecto sobre la mente o manas, el quinto principio, y permite al iniciado emplear la mente como su principal instrumento en el trabajo que debe realizar, antes de recibir la cuarta y la quinta iniciaciones. Quinta Iniciación. Primer Rayo de Voluntad o Poder. En esta iniciación el discípulo valora por primera vez el significado de la voluntad y la emplea para relacionar el centro coronario con el de la base de la columna vertebral, completando así la integración comenzada en la tercera iniciación. [e564] Séptima Iniciación. Segundo Rayo de Amor-Sabiduría. Se halla activo como rayo planetario principal. La aplicación del Cetro de la Iniciación por el Iniciador (actuando esta vez desde el plano más elevado, el logoico), produce en [i689] forma misteriosa un efecto sobre la totalidad de la humanidad y -en menor grado- sobre los reinos afines. El efecto es similar al producido en el individuo en la quinta iniciación, en la cual el centro coronario y el centro en la base de la columna vertebral se pusieron en estrecha relación -mediante el empleo de la voluntad. Los aspirantes y discípulos deben recordar que, después de la tercera iniciación, los efectos que puedan sufrir al recibir la iniciación no se limitan simplemente al iniciado individual, sino que a partir de allí y en todas las iniciaciones subsiguientes, se convierte en el transmisor de la energía que, a través de él, afluirá con acrecentada potencia en cada aplicación del Cetro. Actúa principalmente como agente para trasmitir, aminorar y distribuir sin peligro la correspondiente energía a la masa. Cada vez que un discípulo lleva a cabo una iniciación y permanece ante el Iniciador, se convierte simplemente en instrumento por el cual el Logos planetario puede llegar a la humanidad y llevar a los hombres nueva vida y energía. El trabajo previo realizado antes de la tercera iniciación y en ella, es puramente preparatorio para este tipo de servicio, requerido para un "transmisor de energía". Por esa razón es aplicado en la séptima iniciación, el rayo predominante de nuestro planeta, el segundo Rayo de Amor-Sabiduría. En nuestro planeta no existe ninguna energía de igual potencia, y ninguna expresión de la misma tiene una cualidad tan pura y constructiva como la cualidad a que el iniciado está sometido en la séptima iniciación. Esta séptima culminación iniciática marca otro punto culminante en la carrera del iniciado e indica su entrada en un ciclo de experiencia totalmente distinta. Si se comparan estas instrucciones con el delineamiento dado en las páginas 282-3, observarán que en la tercera iniciación, el centro ajna (el centro entre las cejas) es el estimulado. Esto es de gran interés, porque en dicha iniciación el discípulo comienza consciente y creadoramente a dirigir las energías puestas a su disposición, y lo hace por intermedio del centro ajna, dirigido hacia toda la humanidad; ellas son: [i690]
[i691] El ajna es "el centro de dirección"; está ubicado simbólicamente entre los dos ojos, significando la doble dirección de la energía de vida del iniciado -hacia afuera, al mundo de los hombres, y hacia arriba, a la Vida y Fuente divinas de todos los Seres. Allí donde se emprende conscientemente la dirección de la energía (existen algunas de las cuales el iniciado es constantemente consciente), el centro ajna es controlado y dominado por el espíritu del hombre, el cual mora internamente; este hombre espiritual basa todas sus actividades, relacionadas con estas energías entrantes, en el axioma: "la energía sigue al pensamiento". Su vida mental se convierte, por lo tanto, en el campo de su mayor esfuerzo, porque sabe que la mente es el agente directriz, se esfuerza por concentrarse en sí mismo, a fin de poder controlar eventualmente y dirigir conscientemente todas las energías divinas entrantes. Éste es, en realidad, el principal esfuerzo jerárquico y el trabajo al [e566] cual se consagran los Maestros y para el cual están en constante entrenamiento. A medida que prosigue el proceso evolutivo, existen en disponibilidad energías nuevas y superiores. Esto sucede particularmente ahora, pues Ellos se preparan para la reaparición de Cristo. Hay tres palabras rectoras para el discípulo, cuando manipula su vida, medio ambiente y circunstancias, y son: Integración, Dirección, Ciencia. Su tarea -al enfrentarla después de la tercera iniciación- es lograr una mayor integración personal, a fin de ser acrecentadamente una personalidad fusionada con el alma e integrarse con su medio ambiente para propósitos de servicio. A esto debe agregarse una tarea más sutil, su integración en el ashrama, para ser parte integrante del grupo de trabajadores del Maestro. Mientras prosigue el trabajo de integración se esfuerza, todo el tiempo, por aprender a utilizar el centro ajna y trabajar con él conscientemente y con correcta comprensión, para absorber, transmutar y distribuir la energía, como su principal servicio ashrámico. Su nota clave es correcta dirección, resultado de la correcta reacción a la intención jerárquica y a los mandatos de su propia alma. Descubre que ambas, integración y dirección, requieren [i692] comprensión del conocimiento oculto y científico. Entonces trabaja como científico y, por esta razón, las tres notas clave de su vida como iniciado -antes e inmediatamente después de la tercera iniciación- están condicionadas y dirigidas por la mente; entonces el plano mental se convierte en el campo de su principal esfuerzo como servidor. Verán nuevamente que no presento ningún cuadro ilusorio del proceso iniciático, sino de arduo trabajo, constante esfuerzo y esforzada vida mental y espiritual. Tienen aquí mucho para considerar, y lo que he dado merece una sólida reflexión y meditación. Mi sincera esperanza y deseo es que la enseñanza dada aquí pueda ser comprendida y valorizada por ustedes y que oportunamente comprenderán el proceso iniciático y participarán en él. |
|||
|
|||
|
|||
|
|||
|
|||
Esta obra está bajo una licencia de: ![]() Los Libros Azules © 2010 — info@libros-azules.org |