Tratado Sobre el Fuego Cósmico - Primera Parte - Sección E

      


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PRIMERA PARTE

SECCIÓN E

EL MOVIMIENTO EN LOS PLANOS FISICO Y ASTRAL


I.        Consideraciones preliminares.
    1. El triple objetivo.
    2. La triple función.
    3. La triple actividad.

II.        Efectos del movimiento de rotación.
    1. Separación.
    2. Impulso.
    3. Fricción.
    4. Absorción.

III. Cualidades del movimiento de rotación.
    1. Inercia.
    2. Movimiento.
    3. Ritmo.

IV.        El movimiento de rotación - el simbolismo.

V.        EL movimiento y los centros.
    1. La naturaleza de los centros.
    2. Los centros y los rayos.
    3. Los centros y el kundalini.
    4. Los centros y los sentidos.
    5. Los centros y la iniciación.


I. CONSIDERACIONES PRELIMINARES


[e139] [i141] Quisiera advertir y recalcar ante todo que el movimiento que vamos a considerar se produce por el fuego latente en la materia misma: dicho movimiento es la característica principal y la cualidad básica del Rayo Primordial de Inteligencia activa. Expresado en otros términos constituye la facultad sobresaliente del tercer Logos. Brahma, [i142] considerado como Creador, y producto de una manifestación anterior. Cada uno de los tres Logos se halla en manifestación y, en consecuencia, personificado; ejemplifica una cualidad que predomina sobre las demás. Cada Logos ejemplifica en [e140] mayor o menor grado a todos, pero cada uno expresa tan profundamente uno de los tres aspectos, que llega a ser reconocido como el aspecto mismo. Algo muy similar ocurre, por ejemplo, con los jivas (egos) encarnantes, quienes poseen una vibración que constituye su ritmo predominante, aunque tengan vibraciones menores subsidiarias. Esto ha de entenderse con toda claridad, pues la verdad que encierra es fundamental. Tenemos:


    1. la triple meta,
    2. la triple función,
    3. la triple actividad.



EL Tercer Logos. El tercer Logos o Brahma, se caracteriza por la inteligencia activa; actúa por movimiento Rotatorio o acompasada rotación de la materia del sistema; primero pone en movimiento todo el material circunscrito dentro del “círculo no se pasa”; segundo, lo diferencia de acuerdo a los siete grados vibratorios o ritmos de los siete planos. Este proceso se lleva a cabo en los siete planos; la materia de cualquier plano, dentro del respectivo “círculo no se pasa”, se demuestra primero como totalidad y luego en séptuple diferenciación. Esta diferenciación de la materia se produce por el movimiento de rotación y está controlada por la Ley de Economía -una de las leyes cósmicas- que trataremos más adelante. Ahora nos limitaremos a decir que esta Ley puede ser considerada como el factor controlador de la Vida del tercer Logos. En consecuencia:


    1. Su meta consiste en lograr una perfecta fusión entre Espíritu y materia.
    2. Su función consiste en manipular prakriti o materia, a fin de capacitarla para enfrentar las demandas y necesidades del espíritu.[i143]
    3. Su modo de actuar es rotatorio, mejor dicho, por la rotación de la materia acrecienta su actividad y por lo tanto la hace más maleable.



Estos tres conceptos están regidos por la Ley de Economía, Ley de Adaptación en tiempo y espacio o línea de menor resistencia. Esta línea de menor resistencia es la que busca y sigue el aspecto material de la existencia. Incidentalmente Brahma manifiesta Voluntad, puesto que Él es Propósito y Amor, y Amor en este sistema solar es la línea de menor resistencia. Aunque esto es una afirmación esotérica digna de ser considerada, debe recordarse sin embargo, que Él es primordialmente actividad e inteligencia, cuyo propósito consiste en lograr adaptabilidad, constituyendo Su característica principal.

[e141] El Segundo Logos. El segundo Logos, Vishnu, el Rayo divino de Sabiduría, el gran principio Budi, trata de fusionarse con el principio Inteligencia y está caracterizado por el Amor. Podríamos denominar su movimiento, cíclico-espiral. Aprovechando el movimiento de rotación de los átomos agrega a éste Su propia forma de movimiento, movimiento periódico en espiral, y circulando en órbita o sendero esferoidal (que gira alrededor de un foco central, ascendiendo siempre en espiral) obtiene dos resultados:

  1. Agrupa los átomos en formas.
  2. Mediante dichas formas, establece el contacto necesario y desarrolla plena conciencia en los cinco planos del desarrollo humano, sutilizando y refinando gradualmente las formas a medida que el Espíritu de Amor o Llama divina, asciende siempre en espiral hacia su meta -meta que es también la fuente de donde procede

Estas formas constituyen la suma total de todas las esferas o átomos dentro del sistema solar, o “círculo no se pasa” solar, las cuales, en sus siete diferenciaciones mayores, constituyen las
[i144] esferas de los siete Espíritus o los siete Logos planetarios.

Todas las esferas menores, partiendo de las mayores y en orden descendente, abarcan todos los grados de la manifestación descendiendo hasta la esencia elemental del arco involutivo. (62)Debemos recordar que en el Sendero de Involución se percibe principalmente la actividad de Brahma, buscando la línea de menor resistencia. En el Sendero de Evolución se siente la actividad del segundo Logos, la cual comienza en un punto del tiempo y el espacio que oculta el misterio de la segunda cadena, pero tiene su punto acelerado de vibración (unificación de dos tipos de manifestación –rotatorio-espiral-cíclico-) en la parte media de lo que llamamos la tercera cadena. Esto es, después de todo, la fusión de la actividad de Brahma con la progresión progresiva de Vishnu. Tenemos su analogía en los efectos producidos en la segunda y tercera razas raíces.

La actividad del segundo Logos se desarrolla bajo la Ley cósmica de Atracción. La Ley de Economía tiene una ley subsidiaria de amplio desarrollo, denominada Ley de Repulsión. Las Leyes cósmicas de Atracción y de Economía son, por consiguiente, la razón de ser (desde cierto punto de vista) de la eterna repulsión producida por el Espíritu al tratar constantemente de liberarse de la forma. El aspecto materia sigue siempre la línea de menor
[e142]resistencia, y rechaza toda tendencia al agrupamiento, mientras que el Espíritu regido por la Ley de Atracción trata siempre de separarse de la materia por el método de atraer un tipo más adecuado de materia en el proceso de distinguir lo real de lo irreal y de pasar de una ilusión a otra, hasta utilizar plenamente todos los recursos de la materia.

[i145]Con el tiempo, el Morador de la forma siente la urgencia o la fuerza atrayente de su propio Ser. El jiva reencarnante, por ejemplo, perdido en un laberinto de ilusiones comienza con el tiempo a reconocer, bajo la Ley de Atracción, la vibración de su propio Ego, que significa para el jiva lo que el Logos para su propio sistema, su deidad en los tres mundos de la experiencia. Más tarde, cuando el cuerpo egoico es considerado una ilusión, se percibe la vibración de la Mónada, y el jiva, actuando bajo la misma ley, abre su camino de regreso a través de la materia que compone los dos planos de la evolución super humana, hasta fusionarse con su propia esencia.

Por lo tanto:
  1. La meta del segundo Logos es lograr la conciencia, haciendolo en colaboración con el tercer Logos.
  2. Su función es la construcción de formas, que le sirven de instrumento de experiencia.
  3. Su modo de actuar es cíclico y en espiral, y se halla en las revoluciones de la rueda de la existencia en ciclos ordenados para un propósito específico, y en la progresión de dichas esferas de materia alrededor de un centro fijo, dentro de la periferia solar.


Estos tres conceptos están regidos por la Ley de Atracción, ley que rige la interacción o la acción y la reacción entre

  1. el Sol y sus seis hermanos,
  2. los siete planos del sistema solar que giran vertiginosamente,
  3. todo lo que existe en la materia de todas las formas, las mismas esferas de materia y el conjunto de esas esferas incorporadas en las formas de otras formas.

El Primer Logos. El primer Logos es el Rayo de Voluntad cósmica. Su modo de actuar consiste literalmente en impulsar hacia adelante el “círculo no se pasa” solar a través del espacio; hasta el fin de este mahamanvántara o día de Brahma (el ciclo
[i146]logoico) no podremos concebir lo que realmente es el primer aspecto de Voluntad o Poder. Lo conocemos ahora como voluntad de existir, manifestándose por medio de la materia de que están compuestas las formas (el Rayo Primordial del Rayo divino), y también como [e143]aquello que, en forma desconocida, vincula el sistema con su centro cósmico. De manera inconcebible para nosotros, el primer Logos trae la influencia de otras constelaciones. Cuando se entienda mejor este primer aspecto, en el próximo mahamanvántara, se comprenderá también el trabajo de los siete Rishis de la Osa Mayor y la suprema influencia de Sirio; en la presente manifestación del Hijo o aspecto Vishnu, nos conciernen más íntimamente las Pléyades y la influencia que ejercen a través del Sol y, respecto a nuestro planeta, por medio de Venus.

El tema del primer Logos, quien se manifiesta únicamente cuando está en relación con los otros dos Logos del sistema, es un profundo misterio que aún no ha sido comprendido plenamente ni siquiera por quienes han pasado la sexta Iniciación.

El primer Logos personifica la “voluntad de vivir”; por Su mediación los Manasaputras vinieron a la existencia objetiva relacionada con las jerarquías humana y dévica. En este sistema, la fusión del Rayo divino de Sabiduría con el Rayo Primordial de materia inteligente forma la gran evolución dual; detrás de ambas Entidades cósmicas hay otra Entidad que personifica la Voluntad y utiliza las formas -únicamente las formas de los grandes Devas constructores y de las jerarquías humanas en tiempo y espacio. Ella constituye el principio animante, el aspecto voluntad de vivir de las siete Jerarquías. No obstante, como dice H. P. B., éstas constituyen el séptuple rayo de sabiduría, el dragón en sus siete formas,(64) (65) (66), siendo esto un
[i147]profundo misterio; sólo un indicio puede hallar el hombre en la actualidad al contemplar su propia naturaleza en los tres mundos en que se manifiesta. Así como nuestro Logos trata de objetivarse por medio de Su sistema solar en forma triple -la actual es la segunda forma- el hombre trata de [e144]objetivarse por medio de sus tres cuerpos, físico, astral y mental.

Actualmente el hombre se halla polarizado en su cuerpo astral o segundo aspecto, similarmente como el Logos indiferenciado está polarizado en Su segundo aspecto. En tiempo y espacio, tal como lo concebimos ahora, la totalidad de los jivas está regida por el sentimiento, la emoción y el deseo, no por la voluntad; sin embargo el aspecto voluntad rige al mismo tiempo la manifestación, pues el Ego, fuente de la personalidad, manifiesta la voluntad de amar.

La dificultad radica en la incapacidad de la mente finita para comprender el significado de esta triple manifestación; pero reflexionando profundamente sobre la Personalidad y su relación con el Ego que, aunque siendo el aspecto amor, en lo que respecta a la manifestación en los tres mundos, también es el aspecto voluntad, se arrojará alguna tenue luz sobre los mismos problemas elevados a la Deidad, o amplificados desde la esfera microcósmica hasta la macrocósmica.

El aspecto Mahadeva o primer Logos (quien personifica la voluntad cósmica) está controlado por la Ley de Síntesis, ley cósmica que rige únicamente la tendencia a la unificación; pero en este caso no es la unificación de la materia y el Espíritu, sino la unificación de los siete en los tres y en el uno. Estos tres guarismos representan primordialmente el Espíritu,
[i148]la cualidad y el principio, y no especialmente la materia que, aunque siendo inspirada por el Espíritu, adopta cualquier forma. La Ley de Síntesis tiene relación directa con Aquel que es superior a nuestro Logos, siendo la ley controladora que Él aplica al Logos de nuestro sistema. Esta relación espiritual tiende a la abstracción o síntesis de los elementos espirituales, cuyo resultado será el retorno consciente (la finalidad de todo radica en la palabra consciente) a su punto cósmico de síntesis o a la unificación con su fuente de origen. Dicha fuente, como ya hemos visto anteriormente, es AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE.

Por
consiguiente, en relación con el primer Logos, como hicimos con los otros dos, podemos decir, en resumen, que:
  1. su meta consiste en sintetizar los Espíritus que están adquiriendo conciencia por medio de la manifestación, y cualidad mediante la experiencia en la materia;
  2. su función se basa en retener los Espíritus en la manifestación por medio de la voluntad, durante el período deseado, y luego abstraerlos y fusionarlos nuevamente con su fuente espiritual de origen. De allí la necesidad de recordar que, fundamentalmente, el primer Logos controla a las entidades cósmicas o seres que existen fuera del sistema; e145] el segundo Logos controla a las entidades solares; el tercer Logos controla a las entidades lunares y sus energías, en cualquier parte del sistema.



Esta regla no debe ser estrictamente acatada, mientras la mente del hombre posea su actual calibre. El misterio reside en comprender que todo se lleva a cabo con la colaboración divina cuya base se halla fuera del sistema. De allí también que se llame al primer Logos, el destructor, que visto de abajo arriba, es abstracción. Su trabajo consiste en sintetizar al Espíritu con el Espíritu, en su [i149] de
eventual abstracción de la materia y en su unificación con su fuente cósmica.Por eso Él produce el Pralaya o la desintegración de la forma a la que le ha extraído el Espíritu.

Si aplicamos la analogía al microcosmos, obtendremos una vislumbre de la misma idea, comprendiéndola con mayor facilidad. El Ego (que es para el hombre en el plano físico lo que el Logos para Su sistema) es análogamente la voluntad animadora, el destructor de formas, el productor de pralaya, y el cual extrae de su triple cuerpo al hombre espiritual interno, atrayéndolo hacia sí, al centro de su pequeño sistema. El Ego es extracósmico, en lo que concierne al ser humano en el plano físico, y si se comprende este hecho se elucidará el verdadero problema cósmico que involucra al Logos y a los “Espíritus aprisionados”, como dice el cristiano.

 

 c. Su modo de actuar consiste en impulsar adelante; Suya es la Voluntad que subyace detrás del desarrollo evolutivo y es el que impulsa al Espíritu a través de la materia, hasta que con el tiempo logra surgir de ella, después de haber realizado dos cosas:



Primero.
Haber agregado cualidad a la cualidad, por consiguiente, surge con la facultad adquirida, engendrada por esa experiencia.

Segundo.
Haber aumentado el grado de vibración de la materia por medio de su propia energía; de manera que la materia, en el momento del pralaya y de la oscuración, tendrá dos características principales -actividad, resultado de la Ley de Economía, y magnetismo dual, resultado de la Ley de Atracción.

Dichos conceptos están regidos por la Ley de Síntesis, ley de la coherente voluntad de ser, que persiste
[i150]no sólo en tiempo y espacio sino también durante un ciclo más vasto.

Estas observaciones preliminares tienen por objeto presentar una síntesis del conjunto. Las palabras limitan y oscurecen las
[e146]ideas; textualmente velan u ocultan el pensamiento, restándole claridad al expresarlo en forma confusa. La tarea que desempeñan el segundo y tercer Logos (objetivar el Espíritu esencial) es comprendida mas fácilmente, por medio de un amplio delineamiento, que la tarea más esotérica efectuada por el primer Logos, la voluntad animadora.

En términos de fuego, quizá pueda elucidarse otro punto de vista.

El tercer Logos es fuego de la materia. Arde por fricción, adquiere velocidad y acelera la vibración debido a la rotación de las esferas, cuya interacción produce fricción.

El segundo Logos es fuego solar; la fusión del fuego de la materia y el fuego eléctrico del Espíritu que en tiempo y espacio produce ese fuego denominado solar. Constituye la cualidad de la llama o llama esencial, producida por la fusión. Puede verse su analogía en el fuego irradiante de la materia y en la emanación, por ejemplo, del Sol central, de un planeta o de un ser humano, denominada magnetismo, en este último. La emanación o vibración característica del hombre es el resultado de la fusión del Espíritu y la materia, y de la relativa adaptación de la materia o forma, a la vida interna. El sistema solar objetivo o Sol manifestado, es el resultado de la fusión del Espíritu (fuego eléctrico) con la materia (fuego por fricción); las emanaciones del Hijo dependen en tiempo y espacio, del grado de adaptación de la materia y de la forma a la vida interna.

El primer Logos es fuego eléctrico, fuego del Espíritu puro. Sin embargo, en la manifestación es el Hijo, porque al unirse con la materia (la madre), el Hijo es creado por Aquel que Lo
[i151]conoce. “Yo y mi Padre somos Uno” (67) es la afirmación más esotérica de la Biblia cristiana, que no sólo se refiere a la unión del hombre con su fuente, la Mónada, por conducto del Ego, sino también a la unión de toda vida con su fuente, el aspecto Voluntad, el primer Logos.

Ahora procuraremos mantenernos estrictamente dentro del tema del fuego de la materia y su efecto activo sobre las envolturas, de las cuales es el factor animador, y sobre los centros que están primordialmente bajo su control.

Como ya se ha dicho, y es generalmente aceptado, el efecto del calor en la materia produce la actividad denominada giratoria o rotatoria de las esferas. Ciertos libros antiguos, algunos de los cuales no son todavía accesibles en Occidente, enseñan que toda la bóveda celeste es una vasta esfera que al girar lentamente arrastra,
[e147]cual inmensa rueda, el sin fin de constelaciones y universos contenidos en ella. Ésta es una afirmación imposible de ser comprobada por la mente finita del hombre en su condición actual o con los elementos científicos de que dispone; pero, al igual que toda afirmación ocultista, lleva en sí la simiente de la idea, el germen de la verdad y un indicio para descubrir el misterio del universo. Baste decir aquí que la rotación de las esferas, dentro de la periferia solar, es un hecho esotérico aceptado, y hay datos disponibles que prueban la hipótesis formulada por la misma ciencia, de que el “círculo no se pasa” solar gira también entre las constelaciones en el lugar designado. Pero ahora no trataremos este aspecto del tema, sino que estudiaremos la acción giratoria de las esferas del sistema y su contenido -las esferas menores que pertenecen a todos los grados- recordando siempre que tratamos únicamente de las características inherentes a la materia misma y no de la materia en colaboración con [i152]su opuesto, el Espíritu, cuya colaboración produce el movimiento cíclico en espiral

 

  • II. EFECTOS DEL MOVIMIENTO DE ROTACIÓN

    Toda esfera gira en el cuerpo macrocósmico. Esta rotación produce ciertos efectos que podemos enumerar de la manera siguiente:

      1. Separación producida por el movimiento de rotación. Esta acción causa la diferenciación de las esferas formando como sabemos las siguientes unidades atómicas:

      1. El sistema solar, reconocido como átomo cósmico; todos los átomos dentro de su periferia son considerados moleculares.
      2. Los siete planos, considerados como siete vastas esferas, giran longitudinalmente dentro de la periferia solar.
      3. Los siete rayos, considerados como las siete formas que ocultan a los Espíritus, son bandas esferoidales de color que giran latitudinalmente y forman (respecto a los siete planos) una vasta red entrelazada. Estas dos series de esferas (planos y rayos) constituyen la totalidad del sistema solar y producen su propia forma esférica.

    Dejemos por ahora de lado la Conciencia que anima a dichas esferas, y concentremos nuestra atención en el hecho de que cada plano es una vasta esfera de materia, activada por el calor latente, que progresa o gira en determinada dirección. Cada rayo de luz, no importa cuál sea su color, es igualmente una esfera de materia de máxima tenuidad que gira en dirección opuesta a la de los planos. Estos rayos producen, en virtud de su acción recíproca, un
    [e148]efecto irradiante entre sí. Así, por la aproximación del calor latente en la materia y la interacción de ese calor sobre otras esferas, se produce esa totalidad denominada “fuego por fricción”.

    [i153]Con respecto a estos dos tipos de esferas, podría decir, a manera de ilustración y para mayor claridad, que

      1. los planos giran de este a oeste y
      2. los rayos giran de norte a sur.

    Los estudiantes deben tener presente que no nos referimos aquí a puntos en el espacio; simplemente establecemos tal diferencia empleando palabras que hagan más comprensible esta idea abstrusa. Desde el punto de vista de los rayos y de los planos no hay norte ni sur, este ni oeste. Aquí tenernos una analogía y un punto muy interesante, aunque también muy complejo. Gracias a esa misma interacción se hace posible el trabajo de los cuatro Maharajáes o Señores del Karma; el cuaternario y todo lo cuádruple podrán verse como una de las combinaciones fundamentales de la materia, producidas por las revoluciones duales de planos y rayos.

    os siete planos e igualmente los átomos, giran sobre su propio eje y se adaptan a aquello que se exige a todas las vidas atómicas.

    Las siete esferas de cada plano denominadas subplanos, corresponden también al sistema; cada subplano tiene siete ruedas giratorias o planos que giran por su propia capacidad innata, debido al calor latente -el calor de la materia de que están formados.

    Las esferas o átomos de cualquier forma, desde la forma logoica (a la cual nos hemos referido someramente) hasta el último átomo físico y la materia molecular que entra en la construcción del cuerpo físico, demuestran correspondencias y analogías similares.

    Todas estas esferas se ajustan a ciertas reglas, llenan ciertas condiciones y están caracterizadas por las mismas cualidades fundamentales. Más adelante consideraremos dichas condiciones;
    [i154]por ahora debemos continuar estudiando los efectos de la acción giratoria.

    2. Impulso, producido por el movimiento rotatorio que dio por resultado la repulsión. Hemos mencionado la Ley de Repulsión como una de las leyes subsidiarias de la gran Ley de Economía que rige a la materia. La repulsión es producida por la acción giratoria, base de la separación, que impide el contacto de los átomos entre sí; mantiene a los planetas en lugares fijos del espacio, separados a distancias invariables uno de otro y los mantiene a cierta distancia del centro de su sistema, impidiendo también que los planos y
    [e149]subplanos pierdan su identidad material. En esto puede observarse el principio del eterno duelo entre el Espíritu y la materia, característico de la manifestación, donde en un aspecto actúa la Ley de Atracción y en otro rige la Ley de Repulsión. Época tras época el conflicto ha continuado y la materia tiene cada vez menos poder. Lentamente (tanto que casi no se percibe desde el piano físico) el poder de atracción del Espíritu va debilitando la resistencia de la materia, hasta que al final de los ciclos solares mayores se producirá la denominada destrucción, y la Ley de Repulsión será dominada por la Ley de Atracción. Constituye la destrucción de la forma y no de la materia, pues la materia es indestructible. Esto lo podemos ver ahora en la vida microcósmica, en el proceso de desintegración de la forma, la cual se mantiene como unidad separada al emplear el mismo método de rechazo de todas las otras formas. Esta situación gradual e imperceptible puede verse en lo que respecta a la Luna, la cual ya no es rechazada por la Tierra, pues da a nuestro planeta su propia sustancia. H. P. B. lo insinúa en La Doctrina Secreta; sugiero aquí la ley bajo la cual ello ocurre (68) (69) [i155]

    3. Fricción, que produce efecto sobre los demás cuerpos atómicos y da por resultado:

      1. la vitalidad del átomo,
      2. la coherencia del átomo,
      3. la capacidad de actuar,
      4. el calor suministrado a la forma compuesta -de la cual puede ser un fragmento-, ya sea por la rotación de un planeta, dentro de la forma macrocósmica, o de una célula del cuerpo físico, dentro de la forma microcósmica,
      5. la combustión o desintegración final, cuando los fuegos latentes e irradiantes han llegado a una etapa determinada. Éste es el secreto de la oscuración final y del pralaya; pero no puede disociarse de los otros dos factores: el fuego solar y el eléctrico.

    4. Absorción causada por la depresión que se observa en todas las esferas giratorias de materia atómica, en cualquier punto de su superficie, que corresponde al llamado Polo norte de un planeta. Se obtendrá alguna idea de lo que intento impartir si se
    [e150]estudia el átomo, como ha sido descrito por Babbitt en Principios del Luz y Color y también por la Dra. Annie Besant en Química Ocultista. Esta depresión es producida por las irradiaciones que proceden, en sentido contrario, a las rotaciones de la esfera y que descienden de norte a sur hasta un punto intermedio. Allí tienden a aumentar el calor latente, a producir un mayor impulso y a impartir una cualidad específica de acuerdo a la fuente de donde proviene la irradiación. La absorción de las emanaciones que provienen de fuera de la esfera, encierra el secreto de la dependencia que existe entre una esfera y otra, y tiene su analogía en la periodicidad de un rayo, que ocurre en cualquier plano de las esferas Cada átomo, aunque esté clasificado como un esferoide, es más exactamente una esfera ligeramente aplanada en determinada parte, [i156]

    por donde afluye la fuerza que anima a la materia de la esfera. Esto ocurre en todas las esferas, desde la esfera solar hasta el átomo de materia que llamamos célula del cuerpo físico. Por la depresión del átomo físico fluye la fuerza vitalizadora desde lo externo. Todo átomo es positivo y negativo; receptivo o negativo respecto a la afluencia de fuerza, positivo o irradiante, en lo que respecta a sus propias emanaciones y en relación con los efectos que produce en el medio ambiente.

    Esto puede decirse también respecto a todo el “círculo no se pasa” del sistema solar, en relación con su medio ambiente cósmico. En el sistema solar fluyen fuerzas provenientes de tres direcciones a través de tres canales:

     

    1. El Sol Sirio.
    2. Las Pléyades.
    3. La Osa Mayor.
    Quisiera señalar aquí la conexión o analogía de esta afirmación con una anterior, al tratar la irradiación solar y los canales por los cuales puede percibirse. Denominamos a estas corrientes irradiaciones:
      1. Akáshicas.
      2. Eléctricas.
      3. Pránicas.

    Al considerar el significado esotérico de lo que aquí se sugiere, podemos elucidar un punto, dejando que el estudiante desarrolle las otras dos relaciones: Las Pléyades son, con respecto al sistema solar, la fuente de energía eléctrica, así como nuestro Sol es la personificación del corazón o aspecto amor del Logos (el cual a su vez es el corazón de AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE); de la misma manera también las Pléyades son el opuesto femenino de
    [e151]ese. Reflexionen sobre lo expuesto pues esta afirmación tiene gran significado.

    Se han hecho amplios enunciados sobre la rotación de la materia y sobre los resultados producidos
    [i157]en las diversas esferas. Lo que se diga respecto a cualquiera esfera o átomo es aplicable a todo, y si en algún sentido es la expresión de un hecho esotérico, deberíamos ser capaces de captar los cuatro efectos de

      1. la separación, o el efecto de repulsión,
      2. el impulso, o el efecto interno,
      3. la fricción o el efecto ambiental,
      4. la absorción, o el efecto receptivo o atrayente,

    que se producen en los átomos de todos los tipos y grados -de un sistema solar, un sol, un planeta, un pIano, un rayo, el cuerpo del Ego o una célula del cuerpo físico.

    III. CUALIDADES DEL MOVIMIENTO DE ROTACIÓN

    Toda esfera giratoria de materia está caracterizada por tres cualidades: inercia, movilidad y ritmo.

    1. Inercia. Caracteriza a todos los átomos al iniciarse la manifestación, al comenzar un ciclo solar o mahamanvántara (cien años de Brahma), una cadena, un globo o cualquier forma esférica sin excepción. Este enunciado comprende por lo tanto la totalidad de las formas en manifestación dentro del sistema solar.

    Téngase bien en cuenta que estamos considerando simplemente las tres cualidades de la materia y no la conciencia. La inercia es consecuencia de la falta de actividad y de la quietud relativa de los fuegos de la materia. Estos fuegos, durante la oscuración o Pralaya, aunque latentes, no reciben el estímulo que proviene del agrupamiento de los átomos al construirse una forma, y de la consiguiente interacción entre las formas. Cuando existe la forma y entran en función las Leyes de Atracción y de Repulsión, que hacen posible la irradiación, entonces tienen lugar el estímulo, efecto emanante, y la gradual aceleración que, procediendo oportunamente desde el interior del átomo, dará origen, por su propio movimiento giratorio, a la cualidad siguiente.
    [i158]

    2. Movimiento. Los fuegos inherentes a la materia producen movimiento giratorio. Con el tiempo esta rotación produce irradiación. La irradiación de la materia, resultante de su calor dual, produce necesariamente efecto sobre otros átomos en su medio ambiente (no importa que sea el espacio cósmico, el sistema o la periferia del cuerpo físico del hombre); esta interacción e intercambio causan repulsión y atracción de acuerdo a la polaridad
    [e152]de los átomos cósmicos, del sistema o físico. Con el tiempo esto produce la coherencia de la forma; los cuerpos o conglomerados de átomos vienen a la existencia o manifestación, subsistiendo mientras transcurren sus ciclos mayores o menores, hasta que se establece definitivamente la tercera cualidad.

    3. Ritmo. Logro de un punto perfecto de estabilidad y equilibrio. Este equilibrio perfecto produce ciertos efectos específicos que podríamos enumerar haciéndolos objeto de reflexión, aunque a nuestra mente finita le parezca paradójico y contradictorio. La limitación se halla en nosotros mismos y en el uso de las palabras, no en su aparente inexactitud. Estos efectos son:

      1. La desintegración de la forma.
      2. La liberación de la esencia confinada en la forma.
      3. La separación de Espíritu y materia.
      4. El fin de un ciclo, ya sea planetario, humano o solar.
      5. La oscuración y el fin de la objetividad o manifestación.
      6. La reabsorción de la esencia y nuevamente la fusión de la materia diferenciada con la raíz de la materia.
      7. El fin del tiempo y del espacio tal como lo comprendemos
      8. La unificación de los tres Fuegos y la combustión espontánea, si así puede expresarse. [i159]
      9. La actividad sintética de la materia en los tres tipos de movimiento -giratorio, en espiral, cíclico y progresivo- cuyo movimiento unificado será producido por la interacción de los fuegos de la materia, de la mente y del espíritu.

    Cuando se ha alcanzado el punto de equilibrio o ritmo en un sistema solar, plano, rayo, en el cuerpo causal o en el cuerpo físico, entonces el morador de la forma se libera de la prisión; puede retirarse a su fuente de origen, liberándose de la envoltura que hasta entonces le ha servido de prisión, y puede abandonar el medio ambiente que ha utilizado para adquirir experiencia y ha constituido el campo de batalla de los pares de opuestos. La envoltura o forma, de cualquier clase que sea, automáticamente se desintegra.

    IV. EL MOVIMIENTO DE ROTACIÓN Y EL SIMBOLISMO

    Toda esfera giratoria de materia puede ser representada empleando los mismos símbolos generales cósmicos que se utilizan para representar la evolución.

    1. El círculo. Representa al “círculo no se pasa” de la materia indiferenciada. Desde el punto de vista etérico representa un sistema solar o el cuerpo logoico, un planeta o el cuerpo de un
    [e153]Hombre celestial y un cuerpo humano. Tal representación corresponde a la época de la primitiva manifestación; finalmente significa una sola célula dentro de un vehículo humano, de un átomo físico o de uno químico.

    2. El círculo con el punto en el centro. Representa la producción de calor en el corazón de la materia; el punto de fuego, el momento de la primera actividad giratoria, el primer esfuerzo causado por el calor latente, que realiza el átomo para llegar a la esfera de influencia de otro átomo. Esto reprodujo la primera irradiación, el primer esfuerzo de atracción y la
    [i160]consiguiente repulsión, trayendo como resultado:

    3. La división del circulo en dos partes. Marca la rotación activa y la iniciación del movimiento del átomo de la materia, produciendo la consiguiente expansión de la influencia que ejerce el punto positivo dentro del átomo de materia, hasta que su esfera de influencia se extiende del centro a la periferia. En el lugar donde la influencia toca la periferia hace contacto con la que proviene de los átomos existentes en su medio ambiente; así comienza la irradiación y aparece el punto de depresión que marca la afluencia y la efusión de fuerza y calor.

    Aquí sólo se expone cómo aplicar los símbolos cósmicos a la materia, y nos ocupamos de la manifestación desde un ángulo estrictamente material. Por ejemplo, aplicamos el símbolo del punto dentro del círculo para representar la esfera de la materia y el punto de calor latente. No tratamos aquí de la materia conformada por un ente, quien representa para la materia a la que ha dado forma un punto de vida consciente.

    Consideramos únicamente la materia, el calor latente y el resultado producido por el movimiento giratorio del calor irradiante y la consecuente interacción entre los grupos atómicos. Tratamos por lo tanto, con el movimiento de las envolturas, punto que hemos decidido considerar al estudiar la quinta división.

    4. La división del círculo en cuatro partes. Éste es el verdadero círculo de la materia, la cruz de brazos iguales del Espíritu Santo, personificación de la materia inteligente activa. Dicho símbolo representa la cualidad cuadridimensional de la materia y la penetración del fuego en cuatro direcciones; su triple radiación está simbolizada en los triángulos formados por la cuádruple cruz. Esto representa la cuádruple revolución de cada átomo. No significa que todo átomo realice cuatro revoluciones, sino la cualidad cuadridimensional de la revolución que es la meta perseguida, la cual durante las actuales
    [i161]cuarta ronda y cuarta cadena está comenzando a ser conocida en la materia. A medida que se desarrolla en el [e154]átomo la quinta espirilla o quinta corriente de fuerza, y el hombre puede concebir el movimiento giratorio cuadridimensional, se reconocerá la exactitud de este símbolo. Se verá entonces que todas las envolturas, en su progresión de la inercia al ritmo, pasando por el movimiento, recorren todas las etapas, ya sean las envolturas logoicas, los rayos en que se ocultan los Hombres celestiales, los planos que forman los cuerpos de ciertas entidades solares, el cuerpo causal (la envoltura del Ego en el plano mental), la constitución etérica del plano físico humano o una célula de ese cuerpo etérico. Estas formas materiales (que existen en materia etérica, la verdadera materia de todas las formas) son primeramente ovoides indiferenciados; luego giran activamente o manifiestan calor latente; después manifiestan dualidad o fuego latente e irradiante; la expresión de ambos da por resultado la actividad cuadridimensional, la rueda o forma que gira sobre sí misma.

    5. La Swástica. Fuego que se extiende no sólo de la periferia al centro en cuatro direcciones, sino que circula e irradia gradualmente desde la periferia y alrededor de toda ella. Esto significa una actividad total en todos los aspectos de la materia, hasta que finalmente tenemos una rueda ígnea y llameante que gira en todas direcciones, con irradiantes canales de fuego que van desde el centro al “círculo no se pasa” -fuego adentro, afuera y alrededor, hasta que la rueda se consume y sólo queda fuego perfecto.

    V. EL MOVIMIENTO Y LOS CENTROS

    El tema de los centros puede encararse en tres direcciones. Se ha escrito y discutido mucho acerca de los centros; existe un gran misterio que ha despertado la curiosidad del ignorante y ha tentado a muchos a inmiscuirse en lo que no les concierne. Procuraré elucidar algo este tema y proporcionar un nuevo punto de vista para
    [i162]el estudio de tan complicados tópicos. De ningún modo intento encararlo con el fin de impartir reglas o informaciones que permitan vivificar los centros o activarlos. Ante todo formularé una solemne advertencia El hombre ha de llevar una vida de elevado altruismo, debe sujetarse a una disciplina que someta y refine sus vehículos inferiores y esforzarse por purificar y controlar sus envolturas. Cuando haya hecho esto y elevado y estabilizado su vibración, se hallará que el desarrollo y la consecuente actividad de los centros se han efectuado paralelamente y la tarea ha continuado (fuera de su participación activa) en la dirección deseada. Gran peligro y deplorables calamidades amenazan al hombre que despierta dichos centros empleando métodos ilegítimos y experimentando con los fuegos de su cuerpo sin poseer el necesario conocimiento técnico.

    [e155]Mediante el esfuerzo podrá despertar los fuegos e intensificar la actividad de los centros, pero sufrirá el castigo de su ignorancia destruyendo la materia, quemando los tejidos del cuerpo o el cerebro, ocasionando la demencia y abriendo la puerta a corrientes indeseables y destructoras. No es cobardía ser precavido y cuidadoso respecto a las cuestiones que conciernen a la vida subjetiva. Por consiguiente, el aspirante debe realizar tres cosas:

      1. Purificar, disciplinar y transmutar su triple naturaleza inferior.
      2. Cultivar el conocimiento de sí mismo y equipar el cuerpo mental; el cuerpo causal ha de ser construido mediante buenos pensamientos y acciones.
      3. Servir a su raza con absoluta abnegación.
     
    Al proceder así cumple con la ley, se condiciona para obtener entrenamiento, y se capacita para recibir la culminante aplicación del Cetro de Iniciación; de este modo aminorará el peligro que significa despertar el fuego.

    [i163]Todo lo que se intenta hacer en este tratado es proyectar más luz respecto a los centros, demostrar su interrelación y delinear los efectos producidos por el correcto desarrollo. Para ello, como ya se dijo, dividiremos el tema en las siguientes partes:

      1. La naturaleza de los centros.
      2. Los centros y los rayos.
      3. Los centros y el kundalini.
      4. Los centros y los sentidos.
      5. Los centros y la iniciación.

    Como se verá por esta enumeración, el tema no sólo es vasto sino complejo. Ello se debe principalmente a que la raza está obligada a aceptar las afirmaciones de quienes alegan saber, pero hasta que ésta no sea normalmente clarividente no estará en condiciones de comprobar lo que se diga. Cuando el hombre pueda ver y comprobar por sí mismo, entonces le será posible verificar dichas afirmaciones; el momento no ha llegado todavía, excepto para unos pocos.

    1. La Naturaleza de los Centros.

    Consideraremos el primer punto. Enumeraré los centros que vamos a tratar, procurando mantener la misma enumeración dada anteriormente; no me ocuparé de todos los centros sino de los que conciernen más de cerca a la quíntuple evolución del hombre.

    Como ya se dijo, al terminar su largo peregrinaje, el hombre
    [e156]habrá pasado, en su camino de regreso a la fuente de origen, por los cinco reinos de la naturaleza:

      1. mineral,
      2. vegetal,
      3. animal,
      4. humano,
      5. superhumano o espiritual,

    y habrá desarrollado plena conciencia en los cinco planos:
    [i164]

      1. físico,
      2. emocional o astral,
      3. mental,
      4. intuicional o búdico,
      5. espiritual, átmico o nirvánico,

    por medio de los cinco sentidos y sus analogías en los respectivos planos:

      1. auditivo,
      2. táctil,
      3. visual,
      4. gustativo,
      5. olfativo.

    Cuando llegue la quinta ronda, tres quintas partes de la familia humana habrán alcanzado dicho desarrollo y los cinco sentidos estarán plenamente activos en los tres planos de los tres mundos; los otros dos planos serán dominados durante las dos rondas restantes. Quisiera puntualizar aquí un hecho poco comprendido: en esta quíntuple evolución del hombre y en este sistema solar, las dos rondas restantes de cualquier ciclo planetario y la sexta y séptima razas raíces de dichos ciclos siempre son sintetizadoras; su función es reunir y sintetizar lo realizado en las cinco anteriores. Por ejemplo, en la presente raza raíz, la sexta y séptima subrazas sintetizarán y fusionarán lo que las cinco anteriores han producido. La analogía reside en el hecho de que en este sistema solar los dos planos superiores (el logoico y el monádico) son sintetizadores. Uno es para el Logos el plano sintetizador, el cual extrae la esencia manifestada; el otro lo es para la Mónada, el cual extrae y recoge los frutos de la objetividad.

    Por lo tanto, sólo nos ocuparemos de los centros que se relacionan con la evolución de los cuerpos sutiles, la evolución de la psiquis, y no los que están vinculados con la evolución y propagación del cuerpo físico denso. Dichos centros son cinco y están situados:
    [i165]

      1. En la base de la columna vertebral, el único centro tratado que produce efectos físicos. [e157]
      2. En el plexo solar, el centro más importante del cuerpo desde el punto de vista del plano astral.
      3. En la laringe, el más importante desde el punto de vista del plano mental.
      4. En la región del corazón, el cual se vincula esotéricamente con el plano búdico.
      5. En la parte superior de la cabeza, la coronilla, que se relaciona con el plano átmico.
     
    No trataremos los centros inferiores de la procreación ni el del bazo, que se relaciona directamente con el etérico y es el transmisor de prana; de éstos nos hemos ocupado anteriormente.

    Los centros del ser humano se relacionan fundamentalmente con el aspecto FUEGO del hombre y con su Espíritu divino. Se relacionan definidamente con la Mónada, el aspecto voluntad, la inmortalidad, la existencia, la voluntad de vivir y con los poderes que son inherentes al Espíritu. No se vinculan con la objetividad y la manifestación sino con la fuerza o los poderes de la Vida divina. La analogía en el Macrocosmos se halla en la fuerza que manipula a las nebulosas cósmicas y con su movimiento de rotación remolinante las transforma en planetas o cuerpos esferoidales. Cada uno de esos planetas es una expresión de la “voluntad de vivir” de alguna entidad cósmica y esa fuerza remolinante, giratoria, constructora, solidificadora, que continúa manteniendo en coherencia a la forma, es la fuerza de algún Ser cósmico.

    Esta fuerza que se origina en niveles mentales cósmicos -partiendo desde ciertos grandes centros que allí existen- desciende al astral cósmico formando los correspondientes puntos focales cósmicos que se encuentran en el cuarto nivel etérico cósmico -el plano búdico de nuestro sistema solar- y sale por ciertos grandes centros. Estos
    [i166]centros a su vez, se reflejan o reproducen en los tres mundos de la actividad humana. En consecuencia se ha de tener presente que los Hombres celestiales tienen centros en tres planos solares:

      1. En el plano monádico, el plano de los siete Rayos.
      2. En el plano búdico, donde los Maestros y sus discípulos constituyen los cuarenta y nueve centros de los cuerpos de los siete Hombres celestiales.
      3. En el cuarto plano físico etérico, donde se encuentran los planetas sagrados, cuerpos densos de materia etérica de los Hombres celestiales.
     
    Podría establecerse también aquí la analogía microcósmica:

    En el ser humano los centros se encuentran en el plano mental
    [e158]donde se origina el impulso que lleva a la existencia en el plano físico, o la voluntad de encarnar; puede aplicarse además en el nivel astral y oportunamente en los niveles etéricos hasta el cuarto éter, donde prácticamente sufren la misma evolución que siguieron los centros planetarios, por cuyo intermedio se produce la objetividad -pues son centros de fuerza.

    Los centros están formados en su totalidad por corrientes de fuerza que descienden del Ego, que las transmite desde la Mónada. En esto reside el secreto de la aceleración gradual de las vibraciones de los centros cuando el Ego, por primera vez, empieza a controlar o a actuar; luego (después de la Iniciación) la Mónada hace lo mismo, originando cambios y acrecentando la vitalidad dentro de estas esferas de fuego o de fuerza vital pura.

    Cuando los centros funcionan correctamente, forman el “cuerpo de fuego” que, con el tiempo, es todo lo que le queda, en primer lugar, al hombre en los tres mundos, y después a la Mónada. Este cuerpo de fuego es el “cuerpo incorruptible”(70) o indestructible que menciona San Pablo, el producto de la evolución y de la fusión perfecta de los tres fuegos que finalmente destruyen la forma. Una vez que se
    [i167]destruye, sólo queda este cuerpo intangible espiritual de fuego, una llama pura, caracterizada por siete centros brillantes que arden con más intensidad. Este fuego eléctrico es el resultado de la unión de los dos polos y se manifiesta en el momento de haberse logrado la completa unificación, constituyendo el significado esotérico de las palabras “Nuestro Dios es un Fuego consumidor”. (71)

    A tres de estos centros se los denomina mayores, porque personifican los tres aspectos de la triple Mónada -Voluntad, Amor e Inteligencia:

    1. El centro coronario La Mónada. Voluntad o Poder.
    2. El centro cardíaco El Ego Amor y Sabiduría
    3. El centro laríngeo La Personalidad Actividad o Inteligencia

    Los otros dos centros están relacionados principalmente con el cuerpo etérico y con el plano astral. El centro laríngeo sintetiza toda la vida de la personalidad y está definidamente vinculado con el plano mental -los tres planos y los dos planos superiores, y los tres centros conjuntamente con los otros dos centros, el cardíaco y el coronario. Sin embargo, debemos recordar que el centro situado en la base de la columna vertebral es también sintetizador, si se tiene en cuenta que el plano más inferior de toda manifestación [e159] es el punto donde todo se refleja con mayor intensidad. En este centro se sintetiza el fuego kundalínico con los fuegos pránicos, mezclándose y fusionándose oportunamente con el fuego de la mente y luego con el fuego del Espíritu, produciéndose así la consumación.

    Debemos desechar de nuestra mente la idea de que tales centros son cosas físicas. Constituyen remolinos de fuerza que hacen girar la materia etérica astral y mental para que desarrollen cualquier clase de actividad. Debido a que la actividad es giratoria, el resultado producido en la materia es un efecto circular que el clarividente puede verlo como ruedas de fuego situadas:

      1. En las región de la columna vertebral, la parte inferior.
      2. Entre las costillas, justamente debajo del diafragma. [i168]
      3. En la zona que abarca la tetilla derecha.
      4. En el centro de la laringe.
      5. En la cabeza, justamente encima de su cúspide.

    Quisiera describir estos centros más detalladamente, tal como se ven en materia etérica, basando lo que voy a decir en las afirmaciones similares hechas por C. W. Leadbeater en Vida Interna, T. I, 407-460. Los colores y el número de pétalos son los siguientes:

      1. Base de la columna vertebral. Cuatro pétalos. Estos pétalos están colocados en forma de cruz e irradian fuego anaranjado.
      2. Sacro, seis pétalos con varios colores, dominando el rojo, el verde y el rosa.
      3. Plexo solar, diez pétalos de color rosado, mezclado con verde.
      4. Centro cardíaco, doce pétalos de color dorado resplandeciente.
      5. Centro laríngeo, dieciséis pétalos de color azul plateado, predominando el azul.
      6. El centro coronario con sus dos divisiones:
          1. Entre las cejas, noventa y seis pétalos; la mitad del loto es de color rosa y amarillo y la otra mitad de color azul y púrpura.
          2. En la cúspide de la cabeza, un centro principal de doce pétalos de color blanco y oro y novecientos sesenta pétalos secundarios dispuestos alrededor de los doce centrales. Esto hace un total de mil sesenta y ocho pétalos entre ambos (formando un solo centro) o sea trescientas cincuenta y seas triplicidades.
            Estas cifras tienen un significado oculto.


    Así como la Mónada es la suma total de los tres aspectos y de los siete principios del hombre, el centro coronario es una réplica de ello, y contiene dentro de su esfera de influencia otros siete centros, de los cuales es la síntesis. Estos siete centros se dividen además en tres mayores y cuatro menores, y su unión e integración se ve como resplandeciente centro que los corona y envuelve. Hay también tres centros físicos denominados [e160][i169]

      1. el centro alta mayor,
      2. la glándula pineal,
      3. el cuerpo pituitario,

    con cuatro centros menores. Estos cuatro centros están fusionados en ese centro que llamamos alta mayor, del cual no nos ocuparemos. Quisiera indicar además que existe una íntima relación entre

      1. el centro alta mayor y el laríngeo,
      2. el centro cardíaco y el cuerpo pituitario,
      3. el centro coronario y la glándula pineal.

    Sería conveniente que el estudiante observara la interesante sucesión de triángulos que existen y la forma en que se han de vincular mediante la progresión del fuego antes que éste pueda vivificarlos completamente y luego pasar a otras transmutaciones. Podemos enumerar algunos de estos triángulos, recordando siempre que de acuerdo al Rayo ascenderá geométricamente el fuego, y así será la secuencia correlativa de los puntos que ha de tocar. Aquí reside uno de los secretos de la Iniciación y también algunos de los peligros que implica la publicación prematura de informes respecto a los Rayos.

    1. El triángulo pránico.
      1. El centro entre los hombros.
      2. El centro cerca del diafragma.
      3. El bazo.
    2. El hombre regido desde el plano astral.
      1. La base de la columna vertebral.
      2. El plexo solar.
      3. El corazón.
    3. El hombre regido desde el plano mental.
      1. La base de la columna vertebral.
      2. El corazón.
      3. La garganta. [i170]

      el hombre avanzado.
    4. El hombre parcialmente regido por el Ego,
      1. El corazón.
      2. La garganta.
      3. La cabeza, es decir, los cuatro centros menores y su síntesis, el centro alta mayor.
    5. El hombre espiritual hasta la tercera Iniciación.
      1. El corazón.
      2. La garganta.
      3. Los siete centros de la cabeza.
    6. El hombre espiritual hasta la quinta Iniciación.
      1. El corazón.
      2. Los siete centros de la cabeza.
      3. Los dos lotos de múltiples pétalos.

    [e161]Estos distintos períodos demuestran las diferentes radiaciones triangulares. No podemos deducir de lo antedicho que si el fuego está centrado en un triángulo no se manifieste en otros. Cuando el fuego pasa libremente por cualquier triángulo arde continuamente, pero hay siempre un triángulo más radiante y luminoso que los otros. Al observar estos resplandecientes triángulos de luz, que surgen de ruedas y vórtices de fuego, los clarividentes y los Instructores de la raza pueden apreciar el lugar que ocupa el hombre en el esquema de las cosas y juzgar sus progresos. En la culminación de la experiencia de la vida, cuando el hombre ha alcanzado su meta, cada triángulo es una senda radiante de fuego, cada centro una rueda de fuerza ígnea viviente girando a velocidad vertiginosa; en esta etapa el centro no sólo gira en dirección específica, sino que literalmente gira sobre sí mismo, formando un globo iridiscente, llameante y viviente, de fuego puro, manteniendo en su interior cierto perfil geométrico, y vibrando al mismo tiempo tan rápidamente que el ojo humano apenas puede seguirlo. Sobre todo, en la cúspide de la cabeza se ve un despliegue ígneo que torna insignificantes a los demás centros; del corazón de este loto de muchos pétalos surge una llama de fuego con el matiz básico del rayo a que pertenece el hombre. Esta llama [i171]se eleva y parece hacer descender una masa de luz eléctrica, cuyo descenso proviene del Espíritu desde el plano más superior. Esto indica la fusión de los fuegos y la liberación del hombre de las ligaduras de la materia.

    Ahora observaremos que la evolución de estos centros de fuerza no sólo pueden ser representados por palabras sino por los mismos cinco símbolos que tienen frecuentemente una interpretación cósmica.

    1. E! círculo. En esta etapa el centro se ve simplemente como una concavidad parecida a un platillo (según lo describe C. W. Leadbeater) de fuego que fulgura débilmente, compenetrándolo todo, pero de poca intensidad. La rueda gira lentamente, tanto que el movimiento es casi imperceptible. Esto corresponde a la etapa de aquellos que están poco evolucionados, a la primitiva raza raíz lemuriana y a ese período en que el hombre era simplemente un animal; en aquél entonces ya se estaba formando un campo para que apareciera la chispa de la mente.

    2. El circulo con el punto en el centro. El centro tiene aquí un punto de fuego resplandeciente, en el medio de la concavidad parecida a un platillo, que acelera la rotación. Esto corresponde a la etapa en que la mente empieza a hacerse sentir, como ocurrió a fines de la época lemuriana.

    3. El círculo dividido en dos. En esta etapa se activa el punto de luz en el centro del vórtice de fuego; el movimiento de [e162] rotación hace que arda con mayor luminosidad y lance rayos de fuego en dos direcciones, dividiendo aparentemente el vórtice en dos; al acelerarse el movimiento la llama divisoria del vórtice oscila hacia atrás y hacia adelante, avivando la luminosidad del centro hasta alcanzar un punto de mayor luminosidad. Esto corresponde a la época atlante.

    4. El centro dividido en cuatro. Llegamos ahora a la etapa en que el centro está extraordinariamente activo, con la cruz dentro de su periferia girando al igual que la rueda y produciendo un efecto de gran belleza y actividad, lo cual indica que el hombre ha alcanzado un alto grado de desarrollo [i172]mental correspondiente a la quinta raza raíz o a la quinta ronda del ciclo mayor; el hombre es consciente de dos actividades internas, simbolizadas por la rueda y la cruz interna giratorias. El hombre presiente lo espiritual, aunque actúa activamente en la vida personal, y por el desarrollo alcanzado se halla cerca del Sendero de Probación.

    5. La Swastica. En esta etapa, el centro llega a ser cuadridimensional; la cruz interna giratoria comienza a girar sobre su eje y a impulsar la periferia llameante en todas direcciones, de manera que el centro podría describirse mejor como una esfera de fuego en vez de una rueda. Marca las dos divisiones deI Sendero, porque el proceso que produce el efecto descrito abarca todo el periodo del Sendero. Al final de este período los centros se ven como globos de fuego radiante, y los rayos de la rueda (o la evolución de la cruz desde el punto central) se fusionan y mezclan en un “fuego que todo lo consume”.

    Podría intercalarse un breve párrafo relacionado con este tema, y otro que será de mucho valor si se lo medita, pues producirá un efecto definido sobre uno de los centros, lo cual deberá descubrir el estudiante. Dichos párrafos son los siguientes:

    “El secreto del Fuego se halla oculto en la segunda letra de la Palabra Sagrada. El misterio de la vida se halla oculto en el corazón. Cuando vibra el punto inferior, cuando el triángulo sagrado resplandece, cuando el punto, el centro medio y el ápice arden, entonces los dos triángulos -el mayor y el menor- se fusionan en una sola llama que todo lo consume.”

    “El fuego dentro del fuego menor es fuertemente impelido en su progreso cuando el círculo de lo móvil y lo inmóvil, de la rueda menor dentro de la mayor, inmóvil en el tiempo, encuentra su doble salida, entonces brilla con la gloria del doble Uno y de Su séxtuple Hermano. Fohat se precipita a través del espacio. Busca su complemento. [i173]El aliento de lo inmóvil y el fuego del Uno que ve el conjunto desde el principio, se [e163]apresuran a unirse, y lo inmóvil se trasforma en una esfera de actividad.”

    Ahora nos ocuparemos del segundo punto, el tema de los centros:

    2. Los Centro y los Rayos.

    El tema, susceptible de gran amplitud, nos dará la base para profundas reflexiones, deducciones e inteligentes conjeturas. El único objetivo de lo que se expone aquí es proporcionar hechos fundamentales, sobre los cuales, empleando la imaginación, podrá eregirse una estructura basada en conjeturas y razonamiento lógico que permitirá dos cosas:

    Desarrollar la capacidad de ampliar los conceptos mentales y construir el antakarana -puente que deben construir entre la mente superior y la inferior quienes aspiren a actuar en el vehículo búdico. De allí la necesidad de utilizar la imaginación (equivalente astral de la discriminación mental) y de transmutarla en intuición.

    Todos los instructores que aceptan discípulos para ser entrenados y tratan de utilizarlos en el servicio mundial, emplean el mismo método: exponen un hecho (muchas veces velado en palabras u oculto en un símbolo) dejando luego que el discípulo haga sus propias deducciones. De esta manera se desarrolla la facultad de discriminar, método esencial que libera al Espíritu de las ligaduras de la materia y le enseña a discernir entre la ilusión y lo que ella vela.

    Muy poco puede decirse sobre este tema, pues si se tratara extensamente daría demasiada información a aquellos que están propensos a aplicarla erróneamente. Como sabemos, la evolución de los centros es un proceso gradual y lento que avanza en ciclos ordenados, los cuales varían según el rayo de la Mónada del hombre.

    [i174]A los fines de esta exposición podemos dividir la vida del Peregrino en tres períodos principales, a saber:

      1. El período en que está influenciada por el rayo de la personalidad.
      2. El período en que está influenciada por el rayo del ego.
      3. El período en que está regida por el rayo monádico.

    El primer período es mucho más prolongado que los otros dos; y abarca la vasta progresión de los siglos durante los cuales se desarrolla el aspecto actividad del triple yo. Las vidas transcurren una tras otra, durante las cuales se forja lentamente el aspecto manas o mente, y el ser humano es controlado cada vez más por su intelecto, actuando por medio de su cerebro físico. Podría decirse que esto corresponde al período del primer sistema solar, donde el tercer aspecto del Logos: Brahma, Mente, Inteligencia, estaba [e164]alcanzando su total culminación(72). Luego, en el actual sistema solar, [i175]el segundo aspecto comenzó a fusionarse y a forjarse por su intermedio. Los siglos pasan y el hombre va siendo cada vez más inteligente; el campo de acción de su vida es cada vez más apropiado para la entrada de este segundo aspecto. La analogía reside en la similitud y no en los detalles observados en tiempo y espacio. Abarca el período de los tres primeros triángulos de los cuales ya nos hemos ocupado anteriormente Para mayor claridad no debemos olvidar que establecemos diferencias entre los diversos aspectos, y consideramos su desarrollo separadamente, lo cual sólo es permitido en tiempo y espacio o durante el proceso evolutivo, pero no desde el punto de vista del Eterno Ahora o de la Unidad del [e165]Omni-Yo. El aspecto Vishnu o Amor-Sabiduría, se halla latente en el Yo y es parte del contenido monádico, pero el aspecto Brahma o Actividad-Inteligente precede a su manifestación en el tiempo. El Tabernáculo en el Desierto precedió a la construcción del Templo de Salomón; el grano de trigo ha de permanecer en la oscuridad de la madre Tierra antes de que aparezcan las doradas espigas; el Loto ha de hundir sus raíces en el lodo antes de que manifieste la belleza de su capullo.

    El segundo periodo,
    en que domina el rayo egoico, no es comparativamente tan prolongado; comprende el período en que los triángulos cuarto y quinto son vivificados; caracteriza a esas vidas del hombre en que pone sus fuerzas del lado de la evolución, se somete a disciplina, entra en el Sendero de Probación y va ascendiendo hasta la tercera Iniciación. Bajo la égida del Rayo de la Personalidad, el hombre recorre los cinco rayos (del tercero al séptimo) a fin de trabajar conscientemente con la mente, el sexto sentido, pasando primero por los cuatro rayos menores y con el tiempo por el tercero. Trabaja [i176]con el tercer Rayo, el de Inteligencia activa, y de allí continúa con uno de los subrayos de los dos rayos mayores, si el tercero no es su rayo egoico.

    Lógicamente, cabría preguntarse si el rayo egoico debe ser necesariamente uno de los tres rayos mayores , y si hay Maestros e Iniciados en alguno de los rayos menores o de la mente.

    La respuesta sería que el rayo egoico puede ser uno de los siete; pero se ha de recordar que en este sistema solar astral-búdico, donde el amor y la sabiduría vienen a la objetividad, la mayoría de las mónadas están en el Rayo de Amor-Sabiduría. El hecho de que éste constituya el rayo sintético tiene vasto significado. Es el sistema del HIJO, cuyo nombre es Amor, la divina encarnación de Vishnu. El Dragón de la sabiduría se halla en manifestación y trae a la encarnación esas Entidades cósmicas que en esencia son idénticas a ÉL. Después de la tercera Iniciación todo ser humano encuentra que su rayo monádico pertenece a uno de los tres rayos mayores. El hecho de que Maestros e Iniciados pertenezcan a todos los rayos se debe a los dos factores siguientes:

    Primero:
    Cada rayo mayor tiene sus subrayos que corresponden a los siete rayos.

    Segundo: Muchos de los guías de la raza pasan de un rayo a otro a medida que se los necesita y de acuerdo a las exigencias del trabajo. Cuando es transferido un Maestro o un Iniciado, tiene lugar un total reajuste.

    Similarmente, cuando un Maestro deja de pertenecer a la Jerarquía de nuestro planeta para trabajar en otra parte, con frecuencia es necesario efectuar una completa reorganización y la [e166]consiguiente admisión de nuevos miembros en la gran Logia Blanca. Estos hechos son poco comprendidos. Aquí podríamos, aprovechando la oportunidad, advertir que al considerar los Rayos no nos referimos a las condiciones que prevalecen en la tierra ni exclusivamente a la evolución de las Mónadas en la misma, sino que también tratamos del sistema [i177]solar en el cual nuestra Tierra tiene un lugar necesario pero no supremo. La Tierra es un organismo dentro de otro mayor, hecho que es necesario reconocer ampliamente. Los hijos de los hombres, moradores de este planeta, con frecuencia creen que la Tierra ocupa en el sistema el lugar del sol, centro del organismo solar.

    Bajo la égida del Ego, predomina el rayo en el cual el ego se encuentra. Este rayo es meramente un reflejo directo de la mónada y depende del aspecto de la tríada espiritual que, en un momento dado, constituye para el hombre la línea de menor resistencia. Por lo antedicho se ha de comprender que a veces el rayo tendrá por centro de fuerza el aspecto átmico, otras el búdico y otras veces el manásico. Aunque la tríada es triple, sin embargo las vanguardias egoicas (si así puede expresarse) serán definidamente átmicas o predominantemente búdicas o manásicas. Nuevamente llamaré la atención sobre el hecho de que esta triple demostración puede ser percibida en tres formas, totalizando nueve rayos para la selección del Ego:

    Aspecto átmico
      1. Atmico-átmico
      2. Átmico-búdíco.
      3. Atmico-manásíco

    Aspecto búdico
      1. Budico-atmico
      2. Búdico-búdico
      3. Búdico-manásíco

    Aspecto manásico
      1. Manásico-átmico
      2. Manásico-búdico
      3. Manásico-manásico

    Esto significa literalmente que cada uno de los tres rayos mayores (respecto al Ego) tienen tres subdivisiones. Este hecho es también poco comprendido.

    El tercer período, durante el cual el Rayo monádico se hace sentir en el plano físico, es el más corto y abarca el período de predominio del sexto triángulo. Señala el período de realización, [e167]de liberación, y aunque es el más corto visto desde abajo, es de relativa permanencia visto desde el plano de la Mónada. Comprende todo el tiempo que resta de los cien años de Brahma, o lo que resta del proceso de manifestación.

    Por lo tanto, al estudiar la serie de triángulos ya mencionados y los períodos en que predominan los rayos, tendremos mucho material para reflexionar. Sin embargo, quisiera advertir que los seis grupos de triángulos son cinco si se elimina al triángulo pránico, el cual no es tenido en cuenta por estar relacionado con la materia, así como tampoco se tiene en cuenta, como principio, al físico denso. En consecuencia tenemos:

    1. Dos triángulos vivificados por el rayo de la personalidad.
    2. Dos triángulos vivificados por el rayo egoico.
    3. El triángulo sintetizador de la Mónada.

    No obstante, debemos recordar que la complejidad aumenta porque los triángulos de la personalidad alcanzarán plena actividad de acuerdo al rayo de la Mónada o Espíritu. En consecuencia, no se puede establecer una regla fija para su desarrollo. Los triángulos egoicos dependen en gran parte del reflejo de la fuerza vital espiritual ejercida sobre la personalidad. Constituyen el punto intermedio, así como el cuerpo causal o egoico es el punto transmisor (cuando está construido y suficientemente dotado) entre lo superior y lo inferior.

    Los átomos permanentes están encerrados dentro de la periferia del cuerpo causal; sin embargo este cuerpo relativamente permanente, es construido, ensanchado, expandido y transformado en un [i179]receptor central y en una estación transmisora (usando palabras inadecuadas para expresar una idea esotérica) por la acción directa de los centros, sobre todo de los centros. Del mismo modo que la fuerza espiritual o aspecto voluntad construyó el sistema solar, así se construye en el hombre el cuerpo causal. Al ponerse en contacto Espíritu y materia (Padre-Madre) en el macrocosmos y al unirse por un acto de voluntad, vino a la existencia el Hijo, el sistema solar objetivo: ese Hijo del deseo, cuya característica es Amor y cuya naturaleza es budi o sabiduría espiritual. Por la unión (en el microcosmos) del Espíritu y la materia y su coherencia por medio de la fuerza o la voluntad espiritual, se produce ese sistema objetivo, el cuerpo causal, producto del deseo transmutado, cuya característica (una vez manifestada plenamente) será el amor, que con el tiempo expresará a budi en el plano físico. El cuerpo causal es sólo la envoltura del Ego. El sistema solar es la envoltura del Hijo. En los sistemas mayor y menor existen centros de fuerza que producen la objetividad. Los centros del Ser humano son el reflejo, en los tres mundos, de esos centros superiores de fuerza.

    [e168]Antes de ocuparnos del kundalini y de los centros sería conveniente ampliar lo antedicho, comenzando desde la especial significación que tiene para el hombre, y aquello que le concierne, hasta el sistema solar, el macrocosmos y el cosmos. Lo que se afirma respecto al microcosmos es aplicable también al macrocosmos y al cosmos. No será posible decir cuáles son los triángulos que pertenecen al sistema, pues dicha información deberá darse en forma tan velada que, a excepción de aquellos que tienen conocimientos ocultos y desarrollada la intuición, intelectualmente no tendría utilidad práctica, pero podrían indicarse algunas cosas interesantes.

    El Sistema solar. Podemos considerarlo brevemente desde [i180]el punto de vista de los Hombres celestiales y del gran Hombre de los Cielos, el Logos.

    a. Los Hombres celestiales. Poseen centros lo mismo que el ser humano; dichos centros de fuerza se hallan en Su propio plano. Nuevamente ha de recordarse que tales centros de fuerza en los niveles cósmicos y en la manifestación del sistema objetivo, se demuestran como grandes centros de fuerza, de los cuales son un exponente cualquier grupo de adeptos y sus discípulos. Cada grupo de Maestros y los seres humanos, encarnados o desencarnados -que se hallan dentro de la periferia de Su conciencia-, constituyen un centro de fuerza de tipo o cualidad especial. Este hecho generalmente se acepta, pero se debería urgir a los estudiantes a vincularlo con la información dada sobre los centros del ser humano, con lo cual aprenderán mucho. Dichos centros de fuerza se manifiestan en los niveles etéricos y en los planos sutiles tal como se manifiestan en el hombre, y serán vivificados igual que los centros humanos, mediante el kundalini planetario circulando por los triángulos deseados.

    Dos indicaciones podrían darse aquí para una concienzuda consideración. En relación con uno de los Hombres celestiales (cuyo nombre no puede ser revelado) existe un triángulo de fuerza formado por los tres centros siguientes:

      1. El centro de fuerza del que el Manu y Su grupo son la expresión.
      2. El centro de fuerza del que el Bodhisattva o Cristo, y Sus adherentes son el punto focal.
      3. El centro de fuerza del que el Mahachohan y Sus seguidores son los exponentes.

    Estos tres grupos constituyen los centros de un gran triángulo -el cual no ha sido vivificado totalmente en esta etapa del desarrollo evolutivo.

    [e169][i181] Otro triángulo, en relación con nuestro Logos planetario, es el formado por los siete Kumaras -los cuatro Kumaras exotéricos corresponden a los cuatro centros menores de la cabeza, y los tres Kumaras esotéricos corresponden a los tres centros mayores de la cabeza.(73).(74)

    La otra indicación se refiere al triángulo formado por la Tierra, Marte y Mercurio. La analogía de este triángulo reside en el hecho de que Mercurio y el centro de la base de la columna vertebral del ser humano están estrechamente vinculados. Mercurio expresa al kundalini como actividad inteligente, mientras Marte expresa al kundalini latente. La verdad se halla oculta en sus símbolos astrológicos. Mediante la transmutación y la geometrización planetaria se revelará el secreto.

    b. El Gran Hombre de los Cielos. Los siete Hombres celestiales constituyen los siete centros del cuerpo del Logos, y guardan con este idéntica relación que la de los Maestros y sus grupos afiliados respecto a un Logos planetario. El kundalini del sistema vivifica dichos centros, y en esta etapa de desarrollo ciertos centros están más estrechamente vinculados que otros. Así como en relación con nuestro Logos planetario, los tres planetas etéricos de nuestra cadena -Tierra, Mercurio y Marte- (75) forman un triángulo de excepcional importancia, además puede decirse que en el actual grado de evolución los centros logoicos Venus, Tierra y Saturno forman también un triángulo muy interesante. Este es un triángulo que en la actualidad está siendo vivificado [i182]debido a la acción del kundalini; en consecuencia hace que aumente la capacidad vibratoria de los centros, que lentamente se van transformando en cuadridimensionales. No es posible decir nada respecto a los otros grandes triángulos, pero referente a los centros podemos dar aquí dos indicaciones:

    Primero. Venus corresponde al centro cardíaco del cuerpo logoico: por consiguiente se interrelaciona con los demás [e170]centros del sistema solar, donde el aspecto corazón predomina.

    Segundo. Saturno corresponde al centro laríngeo, o actividad creadora del tercer aspecto.

    A medida que la evolución avanza, los centros vibran en forma más pronunciada y el fuego (circulando triangularmente) los llevará a una mayor prominencia; sin embargo los dos ya mencionados son de primordial importancia en la actualidad. Con el triángulo menor de nuestra cadena ambos constituyen el punto focal de energía desde nuestro punto de vista planetario.

    Además de estas indicaciones acerca de los centros micro y macrocósmicos, únicamente pueden darse aquellas analogías cósmicas que es posible exponer.

    El Cosmos. Nuestro sistema solar con las Pléyades y una de las estrellas de la Osa Mayor forman un triángulo cósmico o conjunto de tres centros en el Cuerpo de AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE. La siete estrellas de la constelación de la Osa Mayor constituyen las analogías de los siete centros de la cabeza en el cuerpo de dicho Ser, más grande que nuestro Logos. Asimismo otros dos sistemas, al vincularse con el sistema solar y las Pléyades, constituyen un cuaternario inferior, que con el tiempo se sintetizan en los siete centros de la cabeza, como ocurre similarmente con el ser humano después de la cuarta Iniciación. [i183]

      1. Base de la columna vertebral.
      2. El plexo solar.
      3. El corazón.
      4. La garganta.


    El séptuple centro de la cabeza alcanza a su vez la expresión final en el resplandeciente doble centro que circunda la cabeza y se halla ubicado en la parte superior de la misma. Análogamente, hay otro centro cósmico más allá de las constelaciones citadas. El nombre de dicho centro constituye uno de los secretos de la última iniciación, la séptima. Estas son las únicas analogías que pueden darse por ahora. Lo que está más allá del “círculo no se pasa” podrá ser de interés intelectual,(76) pero, para el propósito de la evolución microcósmica no tiene mayor importancia.

    3. Los Centros y el Kundalini.

    Como ya se ha expresado, no es posible decir mucho acerca del kundalini, el fuego serpentino. Sin embargo, será de utilidad enumerar brevemente lo que se ha dicho: [e171]


    1. El kundalini se halla concentrado en la base de la columna vertebral y su función principal, respecto al hombre medio y normal, consiste en vitalizar el cuerpo.
    2. El kundalini durante el período de la evolución efectúa tres unificaciones:

      1. Con los fuegos irradiantes del cuerpo o prana, en un punto entre los omóplatos.
      2. Con los fuegos de la mente, en un punto situado en la misma cúspide de la columna vertebral, el centro que se halla detrás de la laringe.
      3. Con el fuego del Espíritu, en este punto en que los fuegos de la materia y de la mente irrumpen de la parte superior de la cabeza.

    3. Cada uno de los tres canales, dentro de la columna vertebral, tienen el fin específico de fusionar los tres fuegos. Debe tenerse en cuenta que los [i184] fuegos circulan y que, en el momento de la realización, cada triángulo del cuerpo se vivifica y cada centro se halla en plena actividad, pudiendo percibirse una triple senda de fuego que se extiende por toda la columna vertebral.
    4. Cuando el kundalini se ha mezclado con el fuego pránico, los centros se transforman en tridimensionales. Una vez que se ha mezclado con la mente o fuego solar. y ambos fuegos están perfectamente unidos, los centros se tornan cuadridimensionales. Al fusionarse con el fuego eléctrico del Espíritu puro, después de la tercera Iniciación, los centros adquieren dos dimensiones más.
    5. Al ser despertado el kundalini acrecienta constantemente la actividad vibratoria, no sólo de los centros sino también de todos los átomos de materia de los cuerpos etérico, astral y mental. Esta aceleración de la actividad produce un doble efecto muy interesante:

      1. Elimina toda materia grosera e inadecuada y la expele, de la misma manera que una rueda que gira rápidamente expele o rechaza lo que haya en su superficie.
      2. Atrae a su esfera de influencia materia sintonizada con su propia vibración y la agrega a su contenido vibratorio. Esto simplemente es el reflejo de la actividad del Logos al atraer y diferenciar la materia del sistema solar. El kundalini es igualmente el fuego o fuerza de la materia, por consiguiente, la vida del tercer Logos. [e172]
    6. El kundalini produce dos efectos en la denominada trama etérica:
      1. Mediante su acrecentada y gradual actividad purifica esa forma etérica; la limpia de “escorias”, como dicen los cristianos.
      2. Con el tiempo, después que los fuegos de la materia y de la mente han empezado a fusionarse (proceso gradual y lento), la trama se destruye, [i185]de manera que al llegar a la tercera Iniciación; el hombre ha de poseer continuidad de conciencia. Esto es así, excepto cuando el hombre, debido a cierto trabajo que ha de realizar para fines específicos, renuncia voluntariamente a quemar la trama, lo cual se logra por acción consciente de la voluntad.

    4. Los Centros y los Sentidos Normales y Supranormales.

    Antes de entrar a considerar los centros y su relación con los sentidos, Será necesario indicar ciertos hechos interesantes respecto a tales sentidos, (77) y preparar el terreno para una mayor información.

    [e173][i186] ¿Qué son los sentidos? ¿Cuántos hay? ¿Cuál es su relación con el Hombre inmanente, el Pensador, el Divino Manasaputra? Éstos son interrogantes de vital importancia, y por su inteligente comprensión se obtiene la capacidad de seguir sabiamente el sendero del conocimiento.

    Los sentidos pueden ser definidos como los órganos por medio de los cuales el hombre se da cuenta de cuanto lo rodea. Quizás no debiéramos llamarlos órganos (porque todo órgano es una forma material que existe para un propósito) sino medios de los que el Pensador se vale para ponerse en contacto con su ambiente. Medios de que se vale para investigar, por ejemplo, el plano de la materia densa; medios para adquirir experiencia, con los cuales descubre lo que necesita saber, y percibe y expande su conciencia. Consideramos los cinco sentidos tal como los emplea el ser humano. Estos sentidos existen también en el animal; pero debido a que carece de la facultad pensante correlacionadora, y la “relación entre” el yo y el no-yo está poco desarrollada, no nos ocuparemos de ellos. Los sentidos del reino animal constituyen una facultad grupal que se manifiesta como instinto racial. Los sentidos del hombre son su acervo individual y se manifiestan como

      1. realización individual de su propia conciencia,
      2. capacidad para afirmar ese individualismo,
      3. medio valioso para la evolución de su propia conciencia,
      4. fuente de conocimiento, y
      5. facultad transmutadora cuando finaliza la vida en los tres mundos.

    Enumerados por orden de desarrollo, como ya sabemos, los sentidos son cinco:

    1. Oído.
    2. Tacto.
    3. Vista.
    4. Gusto.
    5. Olfato.

    [e174][i187] Cada uno de estos cinco sentidos se relaciona definidamente con uno de los planos, teniendo además su analogía en todos los planos.

    Consideraremos cada uno de estos sentidos, señalaremos algunos hechos interesantes respecto a los mismos e indicaremos sus analogías en los correspondientes subplanos.
            
    1. Físico Oído
    2. Astral Tacto o sentido táctil
    3. Mental Vista
    4. Búdico Gusto
    5. Atmico Olfato


    En los dos planos inferiores de los tres mundos, el astral y el físico, los cinco subplanos del esfuerzo humano constituyen los cinco superiores. Los dos subplanos inferiores, el sexto y el séptimo, se dice que están “debajo del umbral”, y conciernen a las formas de vida inferiores a la humana. Tenemos una analogía que corrobora el hecho de que las dos primeras razas raíces de esta ronda no son definidamente humanas; la tercera raza raíz, es en realidad la primera que se puede considerar humana. Por lo tanto, contando de abajo arriba, únicamente el tercer subplano de los planos físico y astral marca el comienzo del esfuerzo humano, quedando por someter cinco subplanos. En el plano mental, los cinco subplanos inferiores han de ser subyugados durante la evolución estrictamente humana. Cuando la conciencia se halla centrada en el quinto subplano (contando de abajo arriba), los planos de abstracción (desde el punto de vista del hombre en los tres mundos) suceden a los dos subplanos de síntesis, demostrándose a través de la síntesis de los cinco sentidos. En la evolución del Hombre celestial tenemos exactamente lo mismo: los cinco planos de esfuerzo, los cinco planos inferiores del sistema solar y los dos planos superiores de abstracción, el espiritual o monádico y el divino o logoico. [i188]

    EVOLUCIÓN SENSORIA DEL MICROCOSMOS

    Plano Físico 1. Oído 5to gaseoso
      2. Tacto o sensación táctil 4to primer etérico
      3. Vista 3ro superetérico
      4. Gusto 2do Subatómico
      5. Olfato 1ro atómico
    Plano Astral 1. Clariaudiencia 5to  
      2. Sicometría 4to  
      3. Clarividencia 3ro  
      4. Imaginación 2do  
      5. Idealismo emotivo 1ro  
    Plano Mental 1. Clariaudiencia Superior 7mo FORMA
      2. Sicometría planetaria 6to.  
      3. Clarividencia superior 5to.  
      4. Discriminación 4to.  
      5. Discernimiento Espiritual 3ro. AMORFO
      6. Respuesta a la vibración grupal 2do.  
      7. Telepatía espiritual 1ro.  
    Plano Búdico 1. Captación 7mo.  
      2. Curación 6to.  
      3. Visión divina 5to.  
      4. Intuición 4to.  
      5. Idealismo 3ro.  
    Plano Átmico 1. Beatitud 7mo.  
      2. Servicio activo 6to.  
      3. Realización 5to.  
      4. Perfección 4to.  
      5. Conocimiento total 3ro.  




    Se observará que no hemos hecho un compendio de los dos planos de abstracción que se hallan sobre los planos átmico y búdico; la razón se debe a que señalan un grado de realización que corresponde a iniciados de grado más elevado [i189] que el de adepto, y está más allá de la concepción del ente humano evolucionante, para el cual se ha escrito este tratado.

    Para mayor claridad, vamos a clasificar los cinco aspectos diferentes de los cinco sentidos en los cinco planos, a fin de que puedan ser visualizadas sus analogías, utilizando como base la clasificación que antecede:

    a. Primer sentido Oído
      1. Oído físico.  
      2. Clariaudiencia  
      3. Clariaudiencia superior  
      4. Captación (de cuatro sonidos).  
      5. Beatitud.  
    b. Segundo sentido Tacto o sensación táctil
      1. Tacto físico.  
      2. Sicometría.  
      3. Sicometría planetaria.  
      4. Curación.  
      5. Servicio activo.  
    c. Tercer sentido Vista
      1. Vista física  
      2. Clarividencia  
     

    3. Clarividencia superior.

     
      4. Visión divina.  
      5. Realización  
    d. Cuarto sentido Gusto
      1. Gusto físico.  
      2. Imaginación  
      3. Discriminación.  
      4. Intuición.  
      5. Perfección.  
    e. Quinto sentido Olfato
      1. Olfato físico  
      2. Idealismo emotivo  
      3. Discernimiento espiritual  
      4. Idealismo  
      5. Conocimiento total.  



    [i190] Consideraremos por separado cada uno de los cinco sentidos:

    a. Oído. Éste es lógicamente, el primer sentido que se manifiesta. El primer aspecto de la manifestación es el sonido, por lo tanto, es de esperar que el sonido sea lo primero que el hombre percibe en el plano físico, plano más denso de manifestación y donde los efectos del sonido, considerándolo como factor creador, son más marcados. El físico es preeminentemente el plano del oído y por lo tanto es el sentido atribuible al plano más inferior de la evolución y al de cada uno de los cinco planos. En el séptimo o plano inferior, el hombre debe llegar a conocer plenamente el efecto que produce la Palabra sagrada durante su pronunciación. A medida que repercute por todo el sistema, impulsa a la materia a que ocupe su lugar asignado, encontrando en el plano físico el grado más denso de materialización y su manifestación más concreta. La llave que el hombre ha de encontrar y hacer girar, se relaciona con el misterio de

      1. su propio sonido,
      2. el sonido de su hermano,
      3. el sonido de su grupo,
      4. el sonido del Hombre celestial con el cual se halla vinculado,
      5. el sonido del Logos o de la naturaleza, el del sistema solar y el del gran Hombre de los Cielos.

    Por lo tanto, observamos que en el plano físico el hombre ha de encontrar su propia nota a pesar de la densidad de la forma:

      1. En el plano físico descubre su propia nota.
      2. En el astral encuentra la nota de su hermano; mediante la similitud de emoción llega a conocer la identidad de su hermano. [i191]
      3. En el plano mental empieza a descubrir la nota de su grupo. [e177]
      4. En el plano búdico, el plano de la sabiduría, comienza a descubrir la nota de su Logos planetario.
      5. En el átmico o plano espiritual, la nota logoica comienza a resonar dentro de su conciencia.

    Establezco estas diferencias para mayor claridad. Durante la evolución, debido al paralelismo existente en la naturaleza, las diferenciaciones no son tan marcadas, y el rayo al que el hombre pertenece, su grado de desarrollo, el trabajo que ha realizado anteriormente, sus limitaciones temporarias y otras causas, crean una aparente confusión; pero al observar desde arriba el gran esquema, la tarea avanza tal como se ha descrito.

    La facultad de oír en el plano astral comúnmente se denomina clariaudiencia, y significa la capacidad de oír los sonidos de dicho plano. Esta facultad se manifiesta en todo el cuerpo astral, y el hombre oye a través de todo su vehículo, no sólo por medio del órgano especial, el oído, producto de la acción y la reacción en el plano físico. Esto se debe a la naturaleza fluídica del cuerpo astral. El hombre en el plano físico oye simultáneamente una escala de sonidos, y sólo una pequeña y particular gama de vibraciones hace impacto en sus oídos. La mayoría de los tonos menores de la naturaleza no los oye, ni establece ninguna diferencia con los tonos mayores; a medida que avance la evolución y se agudice el sentido interno del oído, esos otros sonidos del plano físico estarán dentro de su alcance y el hombre será agudamente consciente de todos los sonidos en los planos astral y físico -algo que si se hiciera ahora desintegraría el cuerpo. Por ejemplo, si la nota de la naturaleza, totalidad de las vibraciones producidas por todas las formas materiales densas, llegara una sola vez al oído del hombre, su cuerpo físico se desintegraría totalmente. [i192]El hombre no está todavía preparado para tal acontecimiento; el oído interno no se halla aún debidamente desarrollado. Sólo cuando el triple oído alcance su consumación, se le permitirá “oír” plenamente en el plano físico.

    La facultad de oír en el plano mental es simplemente una extensión de la facultad de diferenciar los sonidos. La audición a que hacemos referencia en todos estos planos es la que tiene que ver con la forma, concierne a la vibración de la materia y se relaciona con el no-yo. Nada tiene que ver con la psiquis o comunicación telepática de una mente a otra, sino con el sonido de la forma, o el poder por el cual una unidad aislada de conciencia se da cuenta de otra unidad que no es ella misma. Téngase esto muy en cuenta. Cuando el desarrollo del oído llega a tal grado que concierne a la psiquis, entonces lo denominamos telepatía, o esa comunicación sin palabras, síntesis de la audición en los tres planos inferiores, [e178]conocida por el Ego en el cuerpo causal, o sea en los niveles amorfos del plano mental.

    En el plano búdico, el oído (que ya posee la cualidad sintética denominada telepatía) se manifiesta como absoluta captación; porque involucra dos cosas:


      1. Conocimiento y reconocimiento del sonido individual
      2. Conocimiento similar del Sonido del grupo


    y su completa unificación. Esto trae una perfecta captación y constituye el secreto del poder del Maestro.

    En el plano átmico la perfección auditiva se percibe como beatitud. Sonido, es la base de la existencia; sonido, es el método del ser; sonido, es el unificador final; sonido, es comprendido como la razón de ser, el método de la evolución y, por lo tanto, como beatitud. (78)

    [i193]b. Tacto. El abocarnos al tema del segundo sentido, el tacto, debemos observar que es, preeminentemente, un sentido de gran importancia en este segundo sistema solar -sistema de conciencia astral búdica.(79) Cada uno de los sentidos, después de haber llegado a cierto punto de desarrollo, comienza a sintetizarse con los otros en tal forma que es casi imposible saber dónde comienza uno y termina el otro. Tacto es el innato reconocimiento del contacto aplicado por manas o la mente de tres maneras: [e179]


    Como conocimiento.
    Como memoria.
    Como anticipación.



    Cada uno de los cinco sentidos, al vincularse con la mente, desarrolla en el sujeto el concepto que personifica el pasado, el presente y el futuro. En consecuencia, cuando el individuo se halla muy evolucionado, trasciende el tiempo. (tal como se lo conoce en los tres mundos) y, por lo tanto, puede observar los tres planos inferiores desde el punto de vista del Eterno Ahora; de esta manera los sentidos han sido reemplazados por la plena conciencia activa. Sabe, y no necesita ya de los sentidos para conducirlo al conocimiento. Pero en el tiempo y en los tres mundos, cada sentido en cada plano, es empleado para impartir al Pensador algún aspecto del no-yo y, con ayuda [i194]de la mente, el Pensador puede ajustar su relación con ese aspecto.

     



    El oído le da idea de dirección relativa y permite al hombre fijar su posición y ubicarse en el esquema.
    El tacto le da idea de cantidad relativa y le permite fijar su valor relativo respecto a otros cuerpos extraños a sí mismo.
    La vista le da idea de proporción y le permite ajustar sus movimientos a los de los demás.
    El gusto le da idea de los valores y le permite determinar lo que le parece mejor.
    El olfato le da idea de la cualidad innata y le permite encontrar lo que le atrae, porque es de la misma cualidad o esencia.

    Es necesario que en todas estas definiciones se tenga en cuenta que la finalidad de los sentidos es revelar el no-yo y permitir al Yo diferenciar entre lo real y lo irreal.(80)

    [e180]
    [i195] En la evolución de los sentidos, el oído, es ese algo ambiguo que primeramente atrae la atención del yo, aparentemente ciego, hacia

      1. otra vibración,
      2. algo que se origina fuera del yo,
      3. lo que le proporciona el concepto de exteriorización. Cuando se oye el sonido por primera vez, la conciencia se da cuenta también por primera vez de aquello que es externo.


    Pero todo lo que la aletargada conciencia capta (por el oído) es lo foráneo con respecto a sí misma y la dirección en que ese algo se encuentra. Esta captación, en el transcurso del tiempo, trae a la existencia otro sentido, el del tacto. La Ley de Atracción actúa; la conciencia se mueve lenta y externamente hacia aquello que ha oído; el contacto hecho con el no-yo es denominado tacto. Éste imparte otras ideas a la conciencia incipiente: ideas de dimensión, de contextura externa y de superficie. De este modo el concepto del Pensador se amplia gradualmente, puede oír y palpar pero todavía no sabe lo suficiente como para correlacionar y denominar. Una vez que ha conseguido nombrar las cosas, ha dado un gran paso adelante. Por consiguiente, podemos observar aquí que los primitivos símbolos cósmicos son aplicables a los sentidos, lo mismo que a otros aspectos:


    El punto en el centro -la conciencia y el no-yo, en una etapa en que sólo por el sonido es posible descubrirla.

    El círculo dividido -la conciencia consciente del no-yo adquirida por un reconocimiento dual.


    [i196]A esto le sigue la vista, el tercer sentido, el que marca definidamente la correlación de las ideas o su relación entre sí; su desarrollo va paralelo, en tiempo y función, al de la Mente. Tenemos así [e181]oído, tacto o sensibilidad táctil y vista. Referente a la analogía debe observarse que la vista apareció con la tercera raza raíz en esta ronda y que en la tercera raza raíz hizo su aparición la Mente. Se correlacionaron y coordinaron inmediatamente el Yo y el no-yo. Su íntima asociación fue un hecho realizado, y la evolución se aceleró con renovado ímpetu.

    Estos tres sentidos mayores (si puedo describirlos así) están definidamente aliados con uno de los tres Logos:

    Oído.
    Reconocimiento de la cuádruple palabra; la actividad de la materia, el tercer Logos.

    Tacto.
    Reconocimiento del séptuple Constructor de Formas; el agrupamiento de las formas, su aproximación e interrelación, el segundo Logos. La Ley de Atracción empieza a actuar entre el Yo y el no-yo.

    Vista. Reconocimiento de la totalidad, la síntesis de todo, la consumación del Uno en los muchos. La Ley de Síntesis actuando en todas las formas que el yo ocupa, y el reconocimiento de la unidad esencial en toda la manifestación.

    Los sentidos del gusto y del olfato, por estar ambos íntimamente vinculados al importante sentido del tacto, los podemos llamar sentidos menores. Prácticamente son subsidiarios del tacto. Este segundo sentido y su relación con el actual segundo sistema solar, merece una detenida reflexión. Dicho sentido se halla íntimamente relacionado con el segundo Logos. Aquí hay un indicio de mucho valor si se analiza debidamente. Será útil estudiar los alcances del tacto en el plano físico y en otros planos y ver adónde conduce. Esta es la facultad que nos permite llegar
    [i197]a la esencia mediante el debido reconocimiento de la envoltura que la oculta. También permite al Pensador, que utiliza plenamente dicha facultad, armonizarse con la esencia de todos los yoes, en todas las etapas y, por consiguiente, ayudar a la debida evolución de la envoltura y a servir activamente. Señor de Compasión es aquel que -por medio del tacto- siente, capta plenamente y comprende la manera de remediar y corregir lo inadecuado del no-yo, sirviendo así activamente al plan de la evolución. A este respecto deberíamos estudiar análogamente el valor del tacto, como lo demuestran los sanadores de la raza (aquellos que siguen la línea de los Bodhisattvas)(81) ,y el modo de manipular el efecto de la Ley de Atracción y Repulsión. Los que estudian etimología habrán observado que el origen de la palabra tacto es un tanto oscuro; probablemente significa “extraer [e182]con movimiento rápido”. He aquí todo el secreto de nuestro sistema solar objetivo; con ello se demostrará el aceleramiento de la vibración por medio del tacto. Inercia, movilidad y ritmo, son cualidades manifestadas por el no-yo. Ritmo, equilibrio y vibración estable se alcanzan por medio de la facultad del tacto o sentido táctil. A fin de esclarecer el tema permítaseme dar un ejemplo breve. ¿Qué ocurre en la meditación? Gracias al decidido empeño y a la atención que presta a las reglas establecidas, el aspirante consigue ponerse en contacto con materia más sutil que aquella con que lo hace comúnmente. Hace contacto con su cuerpo causal, y con el tiempo hará contacto con la materia del plano búdico. Debido a este contacto su propia vibración se acelera momentánea y brevemente. Esto nos lleva de nuevo al tema que se elucida en este tratado. El fuego latente de la materia atrae hacia sí a ese fuego que está latente en otras formas. Éstos se tocan, reconocen y son conscientes de sí mismos. El fuego de manas arde continuamente y se nutre por lo que es atraído y rechazado. Cuando ambos [i198]se fusionan aumenta extraordinariamente el estímulo y la capacidad de hacer contacto se intensifica. La Ley de Atracción continúa su obra hasta que atrae a otro fuego y hace contacto con él, completando así la triple fusión. Recuerden que esto se relaciona con el misterio del Cetro de la Iniciación(82). Más adelante, al tratar el tema de los centros y la iniciación, debemos recordar que estamos estudiando precisamente un aspecto de la misteriosa facultad del tacto, facultad del segundo Logos, quien aplica la Ley de Atracción.

    Retomaremos ahora, lo que hemos estado impartiendo respecto a los otros tres sentidos restantes: vista, gusto y olfato, y luego resumiremos brevemente su relación con los centros y su acción e interacción. De esta manera quedarán dos puntos pendientes en esta primera parte del Tratado sobre Fuego Cósmico, además del resumen. Entonces estaremos en condiciones de abocarnos a estudiar esa parte del tratado referente al fuego de Manas y al desarrollo de los Manasaputras(83), tanto en su totalidad como individualmente. Este tema es de máxima importancia porque trata exclusivamente del hombre, el Ego, el Pensador, y demuestra la fusión cósmica de los fuegos de la materia y de la mente y cómo los utiliza la Llama inmanente.
    [e183]

    c. Vista. Este sentido, como ya se ha indicado, es el principal correlacionador del sistema solar.

    De acuerdo a la Ley de Economía el hombre oye. El sonido impregna la materia y construye la base de su consiguiente heterogeneidad.

    De acuerdo a la Ley de Atracción el hombre toca y hace contacto con aquello que su atención
    [i199]percibe mediante ondas sonoras producidas por la actividad. Esto conduce a un estado de mutua repulsión y atracción entre quien capta y lo captado.

    Después de haber captado y establecido contacto sus ojos se abren, y de acuerdo a la Ley de Síntesis reconoce el lugar que le corresponde en el orden de las cosas.


    Oído...................Unidad
    Tacto..................Dualidad
    Vista...................Triplicidad


    En estos tres sentidos está compendiado el presente. La tarea de la evolución consiste en reconocer, utilizar, coordinar y dominar todo, hasta que el Yo, por medio de estos tres, se de cuenta de la existencia de todas las formas, de toda vibración y de toda pulsación del no-yo. Entonces el objetivo del Yo, valiéndose del poder ordenador de la mente, consistirá en hallar la verdad o ese centro en el círculo de manifestación que, para el Yo, constituye el centro de equilibrio y el punto donde la coordinación es perfecta; sólo entonces el Yo podrá desprenderse de todos los velos, contactos y sentidos. Ello conduce en cada manifestación a tres tipos de separación:

    Involución. La separación de la materia o el Uno convirtiéndose en los muchos. Los sentidos se desarrollan y el Yo perfecciona el mecanismo para utilización de la materia. Esto está regido por la Ley de Economía.

    Evolución, hasta llegar al Sendero de Probación. La fusión del Espíritu y la materia, la utilización de los sentidos en una identificación progresiva del Yo con todas las formas, desde la más inferior hasta aquellas relativamente refinadas. Esto se verifica bajo la Ley de Atracción.

    Evolución en el
    Sendero. Nuevamente la separación del Espíritu y la materia; su identificación con el Uno, y finalmente el rechazo de la forma. Los sentidos entonces se sintetizan en una facultad adquirida, y el Yo puede
    [i200] prescindir del no-yo. Se fusiona con el Omni-Yo. Esto ocurre bajo la Ley de Síntesis.

    Si se lo tiene en cuenta, conducirá a comprender que la
    [e184]separación entre el Espíritu y el vehículo material, implica dos aspectos del Único gran Todo; aquí se observa el trabajo del Creador, del Preservador y del Destructor

    En la perfección final del tercer sentido, la vista, el término comprensión es totalmente inadecuado. Conviene que el estudiante analice cuidadosamente la manifestación más inferior y la más elevada de los sentidos, de acuerdo a la clasificación dada anteriormente, y observe el significado esotérico de las expresiones empleadas en el resumen siguiente:

    Oído Beatitud Se logra por medio del no-yo
    Tacto Servicio La suma del trabajo realizado por el Yo para el no-yo
    Vista Comprensión Reconocimiento de la necesaria triplicidad para la manifestación, o la acción refleja del Yo y del no-yo
    Gusto Perfección Evolución que se completa utilizando al no-yo y su lograda suficiencia
    Olfato Conocimiento perfecto El principio manas (mente) en su actividad discriminadora, perfeccionando la interrelación entre el Yo y el no-yo

     



    Esto concierne a la perfecta y realizada personalidad.

    En todas estas perfecciones se ve la percepción del Yo y el graduado progreso de identificación utilización, manipulación y rechazo final del no-yo por el Yo, que ahora ha adquirido la percepción consciente. Oye la nota de la naturaleza y la de su mónada; reconoce la identidad de ambas; utiliza sus vibraciones y pasa rápidamente por las tres etapas de Creador, Preservador y Destructor.

    [i201] Toca o siente la vibración de la forma o no-yo en sus diversos grados; reconoce su identidad con ella en tiempo y espacio y para el propósito de existir o de ser y, mediante las Leyes de Economía, Atracción y Síntesis, utiliza, fusiona y oportunamente se disocia. Ve el triple proceso evolutivo, y mediante el desarrollo de la visión interna ve, dentro del corazón del sistema macro y microcósmico, al YO UNO en muchas formas; finalmente se identifica con ese Yo por el deliberado rechazo del no-yo, después de haberlo subyugado y utilizado totalmente.

    d. Gusto. Finalmente gusta y discrimina, porque el gusto es el gran sentido que comienza a regir durante el proceso discriminador que tiene lugar cuando la naturaleza ilusoria de la materia esté en proceso de realización El discernimiento es el proceso educativo al cual se somete el Yo durante el proceso en que desarrolla la intuición -esa facultad por la cual el Yo reconoce su propia
    [e185] esencia en y bajo todas las formas. La discriminación concierne a la dualidad de la naturaleza, el Yo y el no-yo, siendo el medio por el cual se diferencian en el proceso de abstracción. La intuición concierne a la unidad; es la capacidad del Yo para ponerse en contacto con otros yoes, no la facultad por la cual hace contacto con el no-yo. De allí su rareza en estos días de intenso individualismo del Ego y su identificación con la forma -identificación necesaria en estos tiempos. A medida que se desarrolla el sentido del gusto en los planos superiores, se hacen distinciones más sutiles, hasta que finalmente se llega, a través de la forma, al corazón de nuestra propia naturaleza.

    e. Olfato. Facultad de aguda percepción que oportunamente conduce al hombre a su fuente de origen, el plano arquetípico, hogar donde tiene su verdadera morada. Cultiva la facultad de percibir las diferencias, las cuales causan el divino descontento en el
    [i202] corazón del Peregrino, en el lejano país. El hijo pródigo hace comparaciones, pues ha desarrollado ya los otros cuatro sentidos y los utiliza. Entonces adquiere la facultad del reconocimiento vibratorio, de la vibración de su hogar -si así puedo expresarlo. Es la equivalencia espiritual del sentido que, en el animal, en la paloma mensajera y en otras aves, permite que vuelvan inequívocamente al punto de partida. Es la aprehensión de la vibración del Yo, y el rápido retorno por medio de ese instinto, a la fuente de origen.

    Al considerar este tema, se comprenderá la vasta región que abarcan las ideas involucradas, pues comprende el completo desarrollo evolutivo del ser humano. No obstante, todo lo que se puede hacer aquí, o en cualquier otra parte, es dar ideas para ser reflexionadas cuidadosamente, y recalcar ciertos conceptos que podrán servir como pensamientos fundamentales para la futura actividad mental de la generación inmediata. Al estudiar el tema deben tenerse en cuenta los hechos siguientes:

     
      1. Que en esta parte del tratado nos hemos ocupado de los sentidos porque atañen a la forma material. Estrictamente hablando, los cinco sentidos, tal como los conocemos, son los medios de contacto establecidos por el Pensador (polarizado en su cuerpo etérico), que se expresan en la forma física mediante los centros nerviosos, células cerebrales, ganglios y plexos, que la ciencia exotérica reconoce.
      2. Que dichos sentidos, para los propósitos de la actual manifestación, tienen su punto focal en el plano astral y, por consiguiente, son estimulados en gran parte por el plexo solar -ese gran punto focal situado en el centro del cuerpo, agente que estimula a la mayoría de la familia humana en la actualidad.
      3. Que a medida que el triángulo superior entra en acción y [e186] la polarización se eleva a los centros superiores, comienzan los sentidos a hacerse sentir en el plano mental y [i203] el hombre llega a ser consciente en dicho plano. Cuando se transfiere la polarización de la Personalidad al Ego o al cuerpo causal, tenemos en el cuerpo humano un interesante reflejo en la división existente entre el plano mental superior y el inferior y en la línea divisoria del diafragma que separa la parte superior del cuerpo, de la inferior. Debajo del diafragma tenemos los cuatro centros inferiores:

    Debajo del diafragma tenemos cuatro centros inferiores:
        1. El plexo solar.
        2. El bazo.
        3. Los órganos de procreación.
        4. La base de la columna vertebral.

    Arriba del diafragma tenemos cuatro superiores:

        1. El cardíaco.
        2. El laríngeo.
        3. El ajna.
        4. El coronario.

    En el microcosmos tenemos el cuaternario inferior separado de la Tríada en forma similar. Esta analogía es digna de estudio. Reflexionando detenidamente dilucidaremos la acción refleja de los centros y de los sentidos desde los diversos planos, teniendo en cuenta que a medida que los centros van despertando el proceso será triple:

    Primero. El despertar en el plano físico, y la actividad gradualmente creciente de los centros, hasta alcanzar el Sendero de Probación Esto ocurre paralelamente con el acrecentado uso de los sentidos y su constante utilización para identificar al Yo y sus envolturas.

    Segundo.
    El despertar en el plano astral y la actividad gradualmente acrecentada de los centros, hasta alcanzar la primera Iniciación. Esto va acompañado de la aplicación extraordinariamente aguda de los sentidos a fin de discriminar entre el Yo y el no-yo.
    [i204]

    Tercero.
    El despertar en el plano mental y la actividad gradualmente acrecentada de los centros y de los sentidos. El efecto en ambos casos tiende a identificar al Yo con su propia esencia en todos los grupos y a rechazar las envolturas y las formas.

    Este desarrollo es paralelo y simultáneo tanto en los dos planos superiores como en los inferiores, y a medida que los sentidos astrales entran en perfecta actividad, los correspondientes centros de fuerza del plano búdico comienzan a funcionar hasta culminar en una mutua interacción vibratoria, y la fuerza de la
    [e187]Triada se hace sentir definidamente sobre la personalidad por medio del astral.

    Simultáneamente, los correspondientes vórtices del plano átmico inician una vibración activa a medida que los centros mentales se trasforman en cuadridimensionales, hasta que una maravillosa actividad ígnea se manifiesta en los tres planos.

    Desde el punto de vista del fuego,(84)
    sin tener en cuenta por el momento el aura y [i205]sus colores, el desarrollo evolutivo marca un proceso igualmente definido:

      1. La vivificación del calor interno de las envolturas o del diminuto punto de fuego latente en cada átomo individual de la materia. Este proceso continúa en los tres cuerpos; al principio despacio, luego más rápido y finalmente en forma simultánea y sintética. [e188]
      2. La iniciación de esa actividad latente en los siete centros de todos los planos, comenzando de abajo hacia arriba, hasta que los centros (de acuerdo al Rayo y al tipo) se interrelacionan y coordinan. En el adepto perfecto se manifiestan treinta y cinco vórtices de fuego -todos en radiante actividad e interactivos.
      3. Los vórtices o ruedas de llama ondulante se entrelazan por medio de triángulos de fuego que pasan y circulan entre sí, hasta formar una trama de hebras ígneas, que unen los centros de fuego viviente y corroboran la afirmación de que los Hijos de la Mente son LLAMAS.
      4. Estos centros llegan a la perfección a medida que el aspecto Espíritu o Voluntad, asume mayor control. Los triángulos unificadores son producidos por la acción del fuego de la mente, mientras que el fuego de la materia mantiene la forma unida en orden correlativo. Se observará así la interdependencia de materia, mente y Espíritu, que se manifiesta al ojo del clarividente como la coordinación de los tres fuegos.
      5. En el Hombre celestial y Sus cuerpos, podemos observar igualmente una cadena de globos,(85) y a este respecto debe [e189] recordarse [i206] que las siete cadenas de un esquema son la expresión de un Logos planetario. Los Hombres celestiales se expresan mediante un esquema de siete cadenas, pero quizás se le ha dado indebida importancia al planeta físico denso de cualquier cadena. Esto ha restado importancia a la cadena entera. Podría considerarse a cada una de las siete cadenas como la representación de los siete centros que corresponde a uno de los Hombres celestiales. Sin embargo es correcto el concepto de que existen grupos de Egos que forman los centros del Hombre celestial, pero en este caso se refiere a los centros de fuerza de los planos búdico y monádico.(86)

    [i207]A este respecto existe un punto fundamental que nunca debe olvidarse, y es que los siete Hombres celestiales han encarnado físicamente, por medio de un planeta físico; aquí reside el misterio de la evolución planetaria y también el enigma de nuestro planeta, el más misterioso de todos. Así como difiere el karma en los individuos, lo mismo ocurre con los diversos Logos; el karma de nuestro Logos planetario ha sido muy pesado y actualmente está velado en el misterio de la personalidad.

    Insisto nuevamente que de acuerdo a la actividad o inactividad de los centros así difiere la manifestación, y el campo de estudio que ofrece es extenso, abstruso y de gran interés en relación con el sistema solar.

    5. Los Centros y la Iniciación.

    Nos hemos ocupado brevemente de la evolución de los centros, su función, organización y actividad gradual y acrecentada, iniciada desde un punto de relativa inercia hasta alcanzar su máximo movimiento,- para luego convertirse en vivientes ruedas llameantes, caracterizadas por dos movimientos, el de la periferia y el de
    [e190]las ruedas internas giratorias, y por un efecto cuadridimensional, debido principalmente al alineamiento obtenido por los vórtices internos más sutiles y los centros etéricos relativamente exotéricos. Este alineamiento se produce oportunamente en la iniciación.

    En el momento de tal iniciación los centros están activos; los cuatro inferiores (que corresponden a la personalidad) inician el proceso de trasladar el fuego a los tres superiores. La doble rotación de los centros inferiores es claramente perceptible, y los tres superiores inician una actividad similar. En la ceremonia de aplicación del Cetro de la Iniciación, se producen ciertos resultados en relación con los centros, los cuales podemos enumerar de la manera siguiente:

      1. El fuego de la base de la columna vertebral es dirigido definitivamente [i208] al centro que es objeto de atención especial. Esto varía según el rayo o el trabajo especial a cargo del iniciado.
      2. Ese centro intensifica su actividad, aumenta su ritmo de evolución y entran en actividad radiante determinados rayos centrales de la rueda. Estos rayos, que algunos estudiantes denominan pétalos del loto, tienen estrecha relación con las diferentes espirillas de los átomos permanentes. Gracias al estímulo de dichos pétalos, entra en actividad una o más de las espirillas correspondientes que se encuentran en los átomos permanentes en los tres planos inferiores. Después de la tercera Iniciación, tiene lugar el correspondiente estímulo en los átomos permanentes de la Tríada, que lleva a coordinar el vehículo búdico y a transferir la polarización inferior en superior.
      3. Mediante la aplicación del Cetro de la Iniciación se triplica la afluencia de fuerza del Ego a la personalidad; la dirección que lleva esa fuerza depende de que sean etéricos o astrales los centros que reciben atención en la primera y segunda Iniciaciones, o si el Iniciado se encuentra ante el SEÑOR DEL MUNDO. En este último caso, serán estimulados los centros mentales o sus correspondientes vórtices de fuerza en los planos superiores. Cuando el Iniciador es el Instructor del Mundo, en la primera y segunda Iniciaciones, la fuerza de la Tríada se dirige a vivificar el centro cardíaco y el laríngeo, y se aumenta extraordinariamente la capacidad de sintetizar la fuerza de los centros inferiores. Cuando el Único Iniciador es Quien aplica el Cetro de Su Poder, la afluencia de fuerza procede de la Mónada y, aunque el centro cardiaco y el laríngeo intensifican su vibración en respuesta, la dirección principal de la fuerza se dirige hacia los siete centros de la cabeza y, finalmente (en la liberación), hacia el irradiante centro coronario, que sintetiza los siete centros menores de la cabeza.
      4. Durante la iniciación son renovados [i209] el poder y la [e191] capacidad vibratoria de los centros, lo cual se manifiesta en la vida exotérica como:

        Primero.
        Mayor sensibilidad y refinamiento de los vehículos, lo cual puede causar al principio gran sufrimiento al iniciado; pero le proporciona la capacidad de responder a los contactos que contrarrestan grandemente el sufrimiento incidental.

        Segundo.
        El desarrollo de las facultades síquicas, lo cual puede dar lugar también a malestares transitorios, pero que con el tiempo otorga el reconocimiento del Yo Uno en todos los yoes, meta del esfuerzo.

        Tercero. La consumación por el fuego, mediante el despertar gradual del kundalini y su correcta progresión geométrica a través de la trama etérica. El resultado obtenido es continuidad de conciencia, que permite al iniciado utilizar conscientemente el tiempo como factor en los planes de la evolución.

        Cuarto. La gradual comprensión de la Ley de Vibración como uno de los aspectos de la ley básica de construcción; el iniciado aprende a construir conscientemente, a manipular la materia mental a fin de perfeccionar los planes del Logos, a trabajar con esencia mental y a aplicar la ley en los planos mentales, afectando al plano físico. El movimiento se origina cósmicamente en los planos mentales cósmicos, observándose el mismo orden en el microcosmos.

        Hay aquí una indicación oculta que revelará mucho si se reflexiona sobre ella: En el momento de aplicar el Cetro, en la iniciación, el iniciado comprende conscientemente el significado de la Ley de Atracción en la construcción de formas y en la síntesis de los tres fuegos. Su poder y progreso dependerán de su capacidad de retener dicha comprensión y de aplicar la ley.
      5. La aplicación del Cetro despierta al fuego kundalínico y lo guía en su progresión ascendente. El fuego de la base de la columna vertebral y el fuego de la mente se [i210] dirigen por ciertas rutas y triángulos, debido a la acción del Cetro al moverse en forma específica. Existe una razón esotérica precisa, de acuerdo a las Leyes de la Electricidad, detrás del hecho bien conocido de que todo iniciado que se presenta ante el Iniciador va acompañado de dos Maestros, uno a cada lado. Los tres juntos forman un triángulo que facilita el trabajo.

        La fuerza del Cetro es doble y su poder tremendo. El iniciado, separado y sólo, no podría resistir el voltaje del Cetro sin sufrir
        [e192]serios daños, pero en formación triangular la transmisión no ofrece peligro. Los dos Maestros que patrocinan al Iniciado representan dos polos del Todo eléctrico; en consecuencia parte de Su trabajo consiste en acompañar al aspirante a la iniciación, cuando se presenta ante el Gran Señor.

        Cuando el Iniciador, en Su lugar de poder y en determinadas épocas, sostiene en Sus manos los Cetros de la Iniciación, éstos actúan como transmisores de fuerza eléctrica procedente de niveles muy elevados -tan elevados que el “Diamante Flamígero”, en ciertas iniciaciones finales (la sexta y la séptima), transmite fuerza por conducto del Logos, desde más allá del sistema. Se ha de tener presente que este Cetro mayor es el que se emplea en este planeta, y que dentro del sistema existen varios Cetros de Poder, los cuales son de tres categorías, si así puedo expresarlo:

        Primero. El Cetro de Iniciación, empleado en la primera y segunda iniciaciones, por el Gran Señor, el Cristo, el Instructor del Mundo. Está magnetizado por la aplicación del “Diamante Flamígero”, magnetización que se repite cada vez que un nuevo Instructor del Mundo asume el cargo. Cuando un nuevo Instructor del Mundo inicia Su trabajo, tiene lugar una maravillosa ceremonia. En dicha ceremonia recibe Su Cetro de Poder, el mismo Cetro utilizado desde que se fundó nuestra Jerarquía planetaria, y lo presenta al Señor del Mundo, quien lo toca
        [i211]con Su potente Cetro, volviendo a cargarlo de electricidad. Esta ceremonia se celebra en Shamballa.(87) (88)

        Segundo. El Cetro de Iniciación, conocido como el “Diamante Flamígero”, es utilizado por Sanat Kumara, el Único Iniciador, denominado en La Biblia el Anciano de los Días. Este Cetro está oculto “en Oriente” y retiene el poder latente que irradia la Religión de la Sabiduría. Fue traído por el Señor del Mundo al tomar forma y venir a nuestro planeta hace diez y ocho millones de años.

        En cada período mundial este Cetro se somete a un proceso
        [e193]similar al del Cetro menor, pero solamente se recarga por la acción directa del Logos mismo, el Logos del sistema solar. El lugar donde se guarda es conocido únicamente por el Señor del Mundo y los Chohanes de los Rayos y (por ser el talismán de esta evolución) el Chohan del Segundo Rayo es -bajo el Señor del Mundo- su principal custodio, ayudado por el Señor de los devas del segundo plano. Los Budas de actividad son responsables de su custodia, y los Chohanes del Rayo, subordinados a Ellos, son también custodios. Se lo emplea únicamente en momentos determinados cuando se ha de realizar algún trabajo específico, no sólo para iniciar a los hombres, sino también en ciertas funciones planetarias sobre las cuales nada se ha revelado. Tiene su lugar y función en ciertas ceremonias relacionadas con la ronda interna (89) y el triángulo formado por la Tierra, Marte [i212]y Mercurio. Esto es lo único que se puede revelar en la actualidad.

        Tercero. El Cetro de Iniciación del Logos, aplicado por el sistema solar, es denominado entre otros nombres el “séptuple Fuego Llameante”. Fue confiado a nuestro Logos por el Señor de Sirio y enviado a nuestro sistema desde ese radiante Sol. Una de sus finalidades consiste en utilizarlo en casos de urgencia. Este gran talismán no ha sido empleado nunca con este propósito, aunque ha estado próximo a ser utilizado dos veces, una en la época atlante y otra durante el tercer año de la guerra pasada. Este Cetro de Poder se utiliza para iniciar a los siete Hombres celestiales en los niveles cósmicos, y para la iniciación de grupos, algo casi incomprensible para nosotros. Se aplica a los centros de los siete Hombres celestiales de manera similar a como se aplican los Cetros menores a los centros humanos, el efecto es el mismo, sólo que en escala mucho mayor. Es innecesario decir que este tema tan vasto y abstruso no concierne a los hijos de los hombres. Se menciona aquí porque resultaría incompleta la enumeración de los Cetros de Iniciación; sirve además para demostrar la maravillosa síntesis del conjunto y el lugar de nuestro sistema dentro de otro esquema aún mayor. En todas las cosas cósmicas rigen la ley y el orden perfectos; las ramificaciones del plan se perciben en todos los planos y subplanos. Éste, el más grande de los Cetros de Iniciación, está al cuidado del primer gran grupo de Señores del Karma. Se lo puede describir como el Cetro cargado con un voltaje de fuerza fohática pura procedente de niveles cósmicos. Los dos Cetros menores están cargados con fuerza fohática diferenciada. Dicho Cetro
        [e194]de Poder logoico está guardado en el Sol y es recargado únicamente al principio de cada período de cien años de Brahma.

        El motivo, por el cual se tratan aquí los Cetros de Poder, reside en que guardan relación con los centros, que constituyen loe vórtices de fuerza de la materia y (aunque son canales
        [i213]para la fuerza espiritual o centros en que se expresa la “voluntad de ser”) se manifiestan como actividad de la materia. Constituyen los centros de la existencia, y así como no pueden separarse en la manifestación los polos Espíritu y materia, tampoco se puede aplicar el Cetro en la iniciación sin producir efectos definidos entre ambos. Los Cetros se cargan con Fohat, que es fuego de la materia y también fuego eléctrico, de allí su efecto. El misterio no se puede explicar con mayores detalles, pues los secretos de la iniciación no pueden transmitirse. Este tema se ha dilucidado como nunca se ha hecho hasta ahora, aunque hay quienes han oído hablar de estas cosas.

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    62) Hemos visto que en uno de los seis subplanos no atómicos de los planos mental y astral, la Esencia elemental está formada de conglomerados de materia -que no sirven como formas para ser habitadas por cualquier ente, sino que son el material con el cual se construyen las formas.

    63) "Los hindúes ubican a sus siete primitivos Rishis en la Osa Mayor. Consideran a las siete Existencias que funcionan a través de los astros de la Osa Mayor, como los prototipos o fuentes animadoras de los siete Hombres celestiales." D. S. IV, 195.

    64) " D. S. I, 123-129.

    65) Subba Rao en Five Years of Theosophy, pág. 102: "Por regla general, cuando en la antigua ciencia oculta de la India se mencionan, en cualquier conexión, los siete entes, debe suponerse que éstos vinieron a la existencia provenientes de tres entes primarios, y que éstos a su vez evolucionaron de un solo ente o mónada. Tomemos un ejemplo familiar, los siete colores contenidos en el rayo solar se originan en los tres rayos de colores primarios; los tres colores primarios coexisten en los cuatro colores secundarios del rayo solar. Análogamente los tres entes primarios que trajeron al hombre a la existencia coexisten en él con los cuatro entes secundarios surgidos de la diversas combinaciones efectuadas por los tres entes primarios." Véase también D. S. I, 198-199.

    66) D. S. I, 123, 129. Véase Estanza III, 7 ª.

    67) La Biblia, Juan X, 30.

    68) "La Luna (nuestro satélite) precipitando toda su vida, energía y poderes dentro del globo más inferior de nuestra cadena planetaria (Globo D., "Tierra") y habíendolos transferido a un nuevo centro, se convirtió virtualmente en un planeta muerto, en el cual, desde el nacimiento de nuestro globo, ha cesado toda rotación." D. S. i, 189.

    69) D. S. I, 188.

    70) La Biblia, Cor., I, XV, 53.

    71) La Biblia, Deut., IV, 24; Heb., XII, 29.

    72) Cuando la última tierra fecunda haya terminado su ciclo de gestar hombres y la humanidad en masa haya alcanzado el estado de Buda, salido de la existencia objetiva y penetrado en el misterio del Nirvana, entonces "la hora habrá llegado"; lo visible se convertirá en invisible, y lo concreto reasumirá su estado precíclico de distribución atómica.

    Pero los mundos muertos que quedaron rezagados detrás del arrollador impulso, no permanecerán muertos. Movimiento es el orden eterno de las cosas y su sierva es la afinidad y atracción. La emoción de la vida volverá nuevamente a reunir al átomo, y nuevamente se agitará la vida en el planeta inerte cuando llegue el momento designado. Aunque sus fuerzas han permanecido pasivas y están aletargadas, poco a poco - cuando llegue la hora- se recuperará para emprender un nuevo ciclo de maternidad procreadora de hombres, y dará a luz tipos físicos con una moral mucho más elevada que los del manvantara anterior. Sus "átomos cósmicos que ya se hallan en un estado diferenciado" (que difiere -en el sentido mecánico del movimiento- y su efecto al producir la fuerza) permanecen pasivos como los globos y todo aquello que está en proceso de formación. Tal es "la hipótesis que está plenamente de acuerdo con mi nota y la suya". Debido a que el desarrollo planetario va paralelo a la evolución humana o racial, al llegar el momento praláyico, la serie de mundos se encuentra en sucesivas etapas de evolución; por ejemplo, cada uno ha llegado a la realización en algún período del progreso evolutivo - cada uno se detiene allí, hasta que el impulso externo del siguiente manvantara lo pone en movimiento desde ese punto-, así como a un reloj detenido que se le da cuerda. Por lo tanto, he empleado la palabra "diferenciado".

    Cuando llegue el pralaya, ningún ser humano, animal ni ente vegetal estará vivo para poder verlo, sin embargo existirán tierras o globos con sus reinos minerales; estos planetas serán desintegrados físicamente en el pralaya, pero no serán destruídos, pues tienen su lugar en la secuencia de la evolución, y sus "privaciones" surgirán nuevamente de lo subjetivo, hallando el punto exacto en el cual han de moverse alrededor de la cadena de "formas manifestadas". Esto, como se sabe, se repite infinitamente durante la Eternidad. Cada uno de nosotros ha pasado por esta interesante ronda, y lo repetirá eternamente. La desviación del curso trazado y el grado de progreso de un Nirvana a otro están regidos por las causas que el hombre ha creado, debido a las obligaciones que ha de enfrentar. Extraído de Mahatma Letters to A. P. Sinnett, pág. 67.

    73) Existen siete Kumaras vinculados con nuestra evolución planetaria, cuatro de Ellos son exotéricos y poseen vehículos de materia etérica; tres Kumaras son esotéricos y poseen vehículos de materia aún más sutil.

    Sanat Kumara , el Señor del Mundo, representa en la tierra la fuerza especializada del Logos planetario; los otros seis Kumaras trasmiten energía de otros seis esquemas planetarios.

    74) . S. I, 194, 197-198.

    75) A las cadenas de cualquier esquema planetario frecuentemente se les aplica los nombres de los siete planetas sagrados, lo cual facilita el estudio de la Ley de Correspondencia; análogamente, a los globos de cualquier cadena se les aplica los nombres planetarios, como sucede aquí. Existen esquemas planetarios que se denominan Marte y Mercurio.

    76) D.S. II, 201, 354; IV, 118-119, 183.

    77) Los siete sentidos o avenidas de percepción. D. S. II, 154-155. La tercera o Creación Indriya. D. S. VI, 200.

    Indriya -el control de los sentidos es una práctica de la yoga. Dichos sentidos constituyen diez agentes externos; los cinco sentidos empleados en la percepción se denominan "janana-indriya" y los cinco sentidos empleados para la actividad "karma-indriya" . Glosario Teosófico.

    "Janana-indriyas" -literalmente significa los sentidos del conocimiento.... mediante los cuales se obtiene el conocimiento..... las avenidas que van hacia adentro.

    "Karma-indriyas" -literalmente significa sentidos de acción..... los cuales producen actividad. Constituyen las avenidas que van hacia afuera. Estudio sobre la Conciencia, pags. 166-167, por A. Besant.

    1. La sensación está latente en todo átomo de sustancia. D. S. IV, 232-233.

    2. El Sol es el corazón del sistema y de allí emana la sensación. Se debe a la radiación solar. D.S. II, 239, 299.

    3. El conocimiento constituye la finalidad de los sentidos. D. S. I, 291.

    4. Existe un doble juego de sentidos, espiritual y material. D. S. II, 236; III, 286-287. Esto tiene su reflejo en el doble juego de los sentidos físicos, que se observan al definir los indriyas.

    5. Se podrían enumerar los sentidos de la manera siguiente: D. S. II, 237 y llamada D. S. I, 141.

    6. Los elementos son los progenitores de los sentidos..... D. S. III, 113-114.

    a. Éter Oído Sonido Plano átmico
    b. Aire Tacto Sonido, tacto Plano búdico
    c. Fuego Vista Sonido, tacto, vista Plano mental
    d. Agua Gusto Sonido, tacto, vista, gusto Plano astral
    e. Tierra Olfato Sonido, tacto, vista, gusto, olfato Plan físico

    7. Cada sentido compenetra a los demás... D. S. VI, 201, 202. No existe un orden unversal. Todos se encuentran en todos los planos. D. S. VI, 184.

    8. Los sentidos corresponden a todos los demás septenarios de la naturaleza. Véase D. S. VI, 90-91. Compárese D. S. VI, 134. Lectura práctica....D. S. I. 146.

     

    80) Las sensaciones despertadas por los objetos sensorios se experimentan por medio de los Instrumentos externos o sentidos (Indriya) del Señor del Cuerpo, senderos por los cuales el Jiva recibe la experiencia mundana. Son diez, y de dos tipos:

    a. Los cinco órganos de sensación Jnanindriya
    1. Oído Oído
    2. Piel Sensibilidad táctil
    3. Ojo Vista
    4 Lengua Gusto
    5. Nariz Olfato
    b. Los cinco órganos de acción Karmindriya
    1. Boca Hablar
    2. Manos Aferrar
    3. Piernas Andar
    4. Ano Evacuar
    5. Órganos genitales Procrear

    Los órganos de sensación son la respuesta reactiva del Yo a la sensación. El órgano de acción es aquel por el cual los deseos del Jiva se realizan.

    " El sentido (Indriya) no es el órgano físico, sino la facultad de la mente que se vale de tal órgano como instrumento. Los órganos sensorios externos son los medios comunes por los cuales se ralizan en el plano físico las funciones de oir, etc. Pero debido a que son meros instrumentos y su poder deriva de la mente, el Yogui puede realizar con la Mente sólo lo que puede hacerse por medio de dichos órganos físicos....

    "Las tres funciones de : atención , elección y síntesis, discreta complejidad de los sentidos, pertenecen al aspecto del cuerpo mental, al agente interno llamado Manas. Así como manas es necesario a los sentidos, éstos son necesarios para manas. ...Manas constituye así el indriya principal, del cual los sentidos son poderes..." Serpent Power, por Arthur Avalon.

    81) La línea del Bodhisattva es Amor-Sabiduría y la detallada ciencia del Alma; la línea de enseñanza y el sendero en el cual todos entraremos con el tiempo.

    82) Las Iniciaciones aludidas en este tratado son las que producen esas mayores expansiones de conciencia que conducen a la liberación. Dichas iniciaciones tienen lugar en el cuerpo causal y de allí se reflejan en el físico; el Iiniciado nunca proclama su iniciación.

    83) Manasaputras son los Hijos de la Mente, el principio individual en el hombre, el Ego, el Ángel solar, en su propio cuerpo o en la región abstracta del plano mental.

     

    84) El Fuego del cosmos manifestado es Septenario.

    El Triple Dios se manifiesta por medio de los siete Fuegos:

    1. Fuego eléctrico Los siete Hombres celestiales.
    2. Fuego solar La evolución de las siete Entidades por medio de sus vehículos, los cuales desarrollan los siete principios.
    3. Fuego por fricción Las siete cadenas.

    Constituyen los siete centros del Logos.

    Un Hombre celestial se manifiesta por medio de una cadena, y es

    1. Fuego eléctrico Las siete entidades solares que dan forma a cada globo
    2. Fuego solar La evolución de la vida por medio de las formas, las cuales desarrollan los siete principios
    3. Fuego por fricción Los siete globos

    Cada Hombre celestial tiene siete principios.

    1. Fuego eléctrico La mónada, entidad solar.  
    2. Fuego solar La evolución de la vida a través de sus vehículos, los cuales desarrollan los siete principios.  
    3. Fuego por fricción Las siete envolturas  
          a. Átmica
          b. Búdica
          c. Causal
          d. Cuerpo mental
          e. Cuerpo astral
          f. Cuerpo etérico
          g. Cuerpo físico

    El hombre, que pertenece al plano físico, se manifiesta en los tres mundos como:

    1. Fuego eléctrico El Yo superior
    2. Fuego solar Los siete centros
    3. Fuego por fricción Las envolturas

    85) Las Cadenas Planetarias:

    Los siete Hombres celestiales.....La forma, el sol y los siete planetas sagrados. D.S. I, 123, 167. Algunos de sus nombres y cualidades son las siguientes:

    a. Los siete Logos planetarios, o los siete Espíritus ante el trono  
    b. Los siete Kumaras D. S. V, 67, 294
    c. Las siete deidades solares D. S. I, 134, 230; III, 96, 241
    d. Los siete primordiales D. S. I, 135
    e. Los siete Constructores D. S. I, 166-167
    f. Siete Alientos intelectuales D. S. III, 307, llamada
    g. Los siete Manu D. S. II, 153-154
    h. Las Llamas D. S. III, 102.

    Provienen de kalpas anteriores D. S. III, 102.

    Su naturaleza es conocimiento y amor D.S. III, 257; IV, 152.

     

    Los siete planetas sagrados son:

    1. Saturno
    2. Júpiter
    3. Marte
    4. Sol (sustituye a otro planeta)
    5. Venus
    6. Mercurio
    7. La Luna (sustituye a otro planeta)

    Neptuno y Urano no se enumeran aquí ni tampoco Vulcano.

    Aparentemente la órbita de Neptuno incluye la totalidad del "círculo no se pasa".

    Vulcano se halla dentro de la órbita de Mercurio.

    Cada Hombre celestial se manifiesta por medio de una cadena compuesta de siete globos.

    Los siete Logos ejercen influencia sobre una cadena, pero sólo uno de Ellos es la Entidad encarnante. Influencian a:

    a. Un globo de la cadena b. Un plano c. Una ronda
    d. Un período mundial e. Una raza raíz f. Una subraza
    g. Una raza rama h. Un grupo i. Un ente humano

    86) En La Doctrina Secreta se los denomina Llamas a los Hijos de la Mente. En la Estanza VII, 4, dice: "Estos son las llamas de tres lenguas de los cuatro pabilos. Los pabilos son las chispas que parten de la llama de tres lenguas, proyectada por las siete Llamas. La chispa pende de la llama por el hilo más fino de Fohat."

     

    87) Shamballa. Isla Sagrada que existe en el desierto de Gobi. Su centro se halla en Asia central, donde el Señor del Mundo, el Anciano de los Días tiene Su sede. H. P. B. en La Doctrina Secreta dice que "dicho lugar es muy misterioso debido a futuras asociaciones".

     

    88) El Instructor del Mundo toma el cargo cíclicamente. Su ciclos no coinciden con los del Manu, pues Éste conserva el cargo durante todo el período de la raza raíz. El Instructor del Mundo emite la nota clave de las diversas religiones, y es la fuente de donde emanan los períodicos impulsos religiosos. No se ha revelado la duración de sus ciclos. Buda precedió en ese cargo al actual Instructor del Mundo, cuando recibió la Iluminación. Su lugar fue ocupado por el Señor Maitreya a quien los occidentales denominan Cristo.

    89) La ronda interna es un ciclo misterioso sobre el cual poco puede decirse. No concierne a la manifestación a través de los siete esquemas o globos, sino que tiene que ver con ciertos aspectos de la Vida subjetiva o del alma.

     

     

     


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