Tratado Sobre el Fuego Cósmico - Primera Parte - Sección E
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Libros Azules SECCIÓN E EL MOVIMIENTO EN LOS PLANOS FISICO Y ASTRAL I. Consideraciones preliminares.
II. Efectos del movimiento de rotación.
III. Cualidades del movimiento de rotación.
IV. El movimiento de rotación - el simbolismo. V. EL movimiento y los centros.
Estos tres conceptos están regidos por la Ley de Economía, Ley de Adaptación en tiempo y espacio o línea de menor resistencia. Esta línea de menor resistencia es la que busca y sigue el aspecto material de la existencia. Incidentalmente Brahma manifiesta Voluntad, puesto que Él es Propósito y Amor, y Amor en este sistema solar es la línea de menor resistencia. Aunque esto es una afirmación esotérica digna de ser considerada, debe recordarse sin embargo, que Él es primordialmente actividad e inteligencia, cuyo propósito consiste en lograr adaptabilidad, constituyendo Su característica principal. [e141] El Segundo Logos. El segundo Logos, Vishnu, el Rayo divino de Sabiduría, el gran principio Budi, trata de fusionarse con el principio Inteligencia y está caracterizado por el Amor. Podríamos denominar su movimiento, cíclico-espiral. Aprovechando el movimiento de rotación de los átomos agrega a éste Su propia forma de movimiento, movimiento periódico en espiral, y circulando en órbita o sendero esferoidal (que gira alrededor de un foco central, ascendiendo siempre en espiral) obtiene dos resultados:
Estas formas constituyen la suma total de todas las esferas o átomos dentro del sistema solar, o círculo no se pasa solar, las cuales, en sus siete diferenciaciones mayores, constituyen las [i144] esferas de los siete Espíritus o los siete Logos planetarios. Todas las esferas menores, partiendo de las mayores y en orden descendente, abarcan todos los grados de la manifestación descendiendo hasta la esencia elemental del arco involutivo. (62)Debemos recordar que en el Sendero de Involución se percibe principalmente la actividad de Brahma, buscando la línea de menor resistencia. En el Sendero de Evolución se siente la actividad del segundo Logos, la cual comienza en un punto del tiempo y el espacio que oculta el misterio de la segunda cadena, pero tiene su punto acelerado de vibración (unificación de dos tipos de manifestación rotatorio-espiral-cíclico-) en la parte media de lo que llamamos la tercera cadena. Esto es, después de todo, la fusión de la actividad de Brahma con la progresión progresiva de Vishnu. Tenemos su analogía en los efectos producidos en la segunda y tercera razas raíces. La actividad del segundo Logos se desarrolla bajo la Ley cósmica de Atracción. La Ley de Economía tiene una ley subsidiaria de amplio desarrollo, denominada Ley de Repulsión. Las Leyes cósmicas de Atracción y de Economía son, por consiguiente, la razón de ser (desde cierto punto de vista) de la eterna repulsión producida por el Espíritu al tratar constantemente de liberarse de la forma. El aspecto materia sigue siempre la línea de menor [e142]resistencia, y rechaza toda tendencia al agrupamiento, mientras que el Espíritu regido por la Ley de Atracción trata siempre de separarse de la materia por el método de atraer un tipo más adecuado de materia en el proceso de distinguir lo real de lo irreal y de pasar de una ilusión a otra, hasta utilizar plenamente todos los recursos de la materia. [i145]Con el tiempo, el Morador de la forma siente la urgencia o la fuerza atrayente de su propio Ser. El jiva reencarnante, por ejemplo, perdido en un laberinto de ilusiones comienza con el tiempo a reconocer, bajo la Ley de Atracción, la vibración de su propio Ego, que significa para el jiva lo que el Logos para su propio sistema, su deidad en los tres mundos de la experiencia. Más tarde, cuando el cuerpo egoico es considerado una ilusión, se percibe la vibración de la Mónada, y el jiva, actuando bajo la misma ley, abre su camino de regreso a través de la materia que compone los dos planos de la evolución super humana, hasta fusionarse con su propia esencia. Por lo tanto:
El Primer Logos. El primer Logos es el Rayo de Voluntad cósmica. Su modo de actuar consiste literalmente en impulsar hacia adelante el círculo no se pasa solar a través del espacio; hasta el fin de este mahamanvántara o día de Brahma (el ciclo [i146]logoico) no podremos concebir lo que realmente es el primer aspecto de Voluntad o Poder. Lo conocemos ahora como voluntad de existir, manifestándose por medio de la materia de que están compuestas las formas (el Rayo Primordial del Rayo divino), y también como [e143]aquello que, en forma desconocida, vincula el sistema con su centro cósmico. De manera inconcebible para nosotros, el primer Logos trae la influencia de otras constelaciones. Cuando se entienda mejor este primer aspecto, en el próximo mahamanvántara, se comprenderá también el trabajo de los siete Rishis de la Osa Mayor y la suprema influencia de Sirio; en la presente manifestación del Hijo o aspecto Vishnu, nos conciernen más íntimamente las Pléyades y la influencia que ejercen a través del Sol y, respecto a nuestro planeta, por medio de Venus. El tema del primer Logos, quien se manifiesta únicamente cuando está en relación con los otros dos Logos del sistema, es un profundo misterio que aún no ha sido comprendido plenamente ni siquiera por quienes han pasado la sexta Iniciación. El primer Logos personifica la voluntad de vivir; por Su mediación los Manasaputras vinieron a la existencia objetiva relacionada con las jerarquías humana y dévica. En este sistema, la fusión del Rayo divino de Sabiduría con el Rayo Primordial de materia inteligente forma la gran evolución dual; detrás de ambas Entidades cósmicas hay otra Entidad que personifica la Voluntad y utiliza las formas -únicamente las formas de los grandes Devas constructores y de las jerarquías humanas en tiempo y espacio. Ella constituye el principio animante, el aspecto voluntad de vivir de las siete Jerarquías. No obstante, como dice H. P. B., éstas constituyen el séptuple rayo de sabiduría, el dragón en sus siete formas,(64) (65) (66), siendo esto un [i147]profundo misterio; sólo un indicio puede hallar el hombre en la actualidad al contemplar su propia naturaleza en los tres mundos en que se manifiesta. Así como nuestro Logos trata de objetivarse por medio de Su sistema solar en forma triple -la actual es la segunda forma- el hombre trata de [e144]objetivarse por medio de sus tres cuerpos, físico, astral y mental. Actualmente el hombre se halla polarizado en su cuerpo astral o segundo aspecto, similarmente como el Logos indiferenciado está polarizado en Su segundo aspecto. En tiempo y espacio, tal como lo concebimos ahora, la totalidad de los jivas está regida por el sentimiento, la emoción y el deseo, no por la voluntad; sin embargo el aspecto voluntad rige al mismo tiempo la manifestación, pues el Ego, fuente de la personalidad, manifiesta la voluntad de amar. La dificultad radica en la incapacidad de la mente finita para comprender el significado de esta triple manifestación; pero reflexionando profundamente sobre la Personalidad y su relación con el Ego que, aunque siendo el aspecto amor, en lo que respecta a la manifestación en los tres mundos, también es el aspecto voluntad, se arrojará alguna tenue luz sobre los mismos problemas elevados a la Deidad, o amplificados desde la esfera microcósmica hasta la macrocósmica. El aspecto Mahadeva o primer Logos (quien personifica la voluntad cósmica) está controlado por la Ley de Síntesis, ley cósmica que rige únicamente la tendencia a la unificación; pero en este caso no es la unificación de la materia y el Espíritu, sino la unificación de los siete en los tres y en el uno. Estos tres guarismos representan primordialmente el Espíritu, [i148]la cualidad y el principio, y no especialmente la materia que, aunque siendo inspirada por el Espíritu, adopta cualquier forma. La Ley de Síntesis tiene relación directa con Aquel que es superior a nuestro Logos, siendo la ley controladora que Él aplica al Logos de nuestro sistema. Esta relación espiritual tiende a la abstracción o síntesis de los elementos espirituales, cuyo resultado será el retorno consciente (la finalidad de todo radica en la palabra consciente) a su punto cósmico de síntesis o a la unificación con su fuente de origen. Dicha fuente, como ya hemos visto anteriormente, es AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE. Por consiguiente, en relación con el primer Logos, como hicimos con los otros dos, podemos decir, en resumen, que:
c. Su modo de actuar consiste en impulsar adelante; Suya es la Voluntad que subyace detrás del desarrollo evolutivo y es el que impulsa al Espíritu a través de la materia, hasta que con el tiempo logra surgir de ella, después de haber realizado dos cosas:
Toda esfera gira en el cuerpo macrocósmico. Esta rotación produce ciertos efectos que podemos enumerar de la manera siguiente:
Dejemos por ahora de lado la Conciencia que anima a dichas esferas, y concentremos nuestra atención en el hecho de que cada plano es una vasta esfera de materia, activada por el calor latente, que progresa o gira en determinada dirección. Cada rayo de luz, no importa cuál sea su color, es igualmente una esfera de materia de máxima tenuidad que gira en dirección opuesta a la de los planos. Estos rayos producen, en virtud de su acción recíproca, un [e148]efecto irradiante entre sí. Así, por la aproximación del calor latente en la materia y la interacción de ese calor sobre otras esferas, se produce esa totalidad denominada fuego por fricción. [i153]Con respecto a estos dos tipos de esferas, podría decir, a manera de ilustración y para mayor claridad, que
Los estudiantes deben tener presente que no nos referimos aquí a puntos en el espacio; simplemente establecemos tal diferencia empleando palabras que hagan más comprensible esta idea abstrusa. Desde el punto de vista de los rayos y de los planos no hay norte ni sur, este ni oeste. Aquí tenernos una analogía y un punto muy interesante, aunque también muy complejo. Gracias a esa misma interacción se hace posible el trabajo de los cuatro Maharajáes o Señores del Karma; el cuaternario y todo lo cuádruple podrán verse como una de las combinaciones fundamentales de la materia, producidas por las revoluciones duales de planos y rayos. os siete planos e igualmente los átomos, giran sobre su propio eje y se adaptan a aquello que se exige a todas las vidas atómicas. Las siete esferas de cada plano denominadas subplanos, corresponden también al sistema; cada subplano tiene siete ruedas giratorias o planos que giran por su propia capacidad innata, debido al calor latente -el calor de la materia de que están formados. Las esferas o átomos de cualquier forma, desde la forma logoica (a la cual nos hemos referido someramente) hasta el último átomo físico y la materia molecular que entra en la construcción del cuerpo físico, demuestran correspondencias y analogías similares. Todas estas esferas se ajustan a ciertas reglas, llenan ciertas condiciones y están caracterizadas por las mismas cualidades fundamentales. Más adelante consideraremos dichas condiciones; [i154]por ahora debemos continuar estudiando los efectos de la acción giratoria. 2. Impulso, producido por el movimiento rotatorio que dio por resultado la repulsión. Hemos mencionado la Ley de Repulsión como una de las leyes subsidiarias de la gran Ley de Economía que rige a la materia. La repulsión es producida por la acción giratoria, base de la separación, que impide el contacto de los átomos entre sí; mantiene a los planetas en lugares fijos del espacio, separados a distancias invariables uno de otro y los mantiene a cierta distancia del centro de su sistema, impidiendo también que los planos y [e149]subplanos pierdan su identidad material. En esto puede observarse el principio del eterno duelo entre el Espíritu y la materia, característico de la manifestación, donde en un aspecto actúa la Ley de Atracción y en otro rige la Ley de Repulsión. Época tras época el conflicto ha continuado y la materia tiene cada vez menos poder. Lentamente (tanto que casi no se percibe desde el piano físico) el poder de atracción del Espíritu va debilitando la resistencia de la materia, hasta que al final de los ciclos solares mayores se producirá la denominada destrucción, y la Ley de Repulsión será dominada por la Ley de Atracción. Constituye la destrucción de la forma y no de la materia, pues la materia es indestructible. Esto lo podemos ver ahora en la vida microcósmica, en el proceso de desintegración de la forma, la cual se mantiene como unidad separada al emplear el mismo método de rechazo de todas las otras formas. Esta situación gradual e imperceptible puede verse en lo que respecta a la Luna, la cual ya no es rechazada por la Tierra, pues da a nuestro planeta su propia sustancia. H. P. B. lo insinúa en La Doctrina Secreta; sugiero aquí la ley bajo la cual ello ocurre (68) (69) [i155] 3. Fricción, que produce efecto sobre los demás cuerpos atómicos y da por resultado:
4. Absorción causada por la depresión que se observa en todas las esferas giratorias de materia atómica, en cualquier punto de su superficie, que corresponde al llamado Polo norte de un planeta. Se obtendrá alguna idea de lo que intento impartir si se [e150]estudia el átomo, como ha sido descrito por Babbitt en Principios del Luz y Color y también por la Dra. Annie Besant en Química Ocultista. Esta depresión es producida por las irradiaciones que proceden, en sentido contrario, a las rotaciones de la esfera y que descienden de norte a sur hasta un punto intermedio. Allí tienden a aumentar el calor latente, a producir un mayor impulso y a impartir una cualidad específica de acuerdo a la fuente de donde proviene la irradiación. La absorción de las emanaciones que provienen de fuera de la esfera, encierra el secreto de la dependencia que existe entre una esfera y otra, y tiene su analogía en la periodicidad de un rayo, que ocurre en cualquier plano de las esferas Cada átomo, aunque esté clasificado como un esferoide, es más exactamente una esfera ligeramente aplanada en determinada parte, [i156] por donde afluye la fuerza que anima a la materia
de la esfera. Esto ocurre en todas las esferas, desde la esfera solar
hasta el átomo de materia que llamamos célula del cuerpo
físico. Por la depresión del átomo físico
fluye la fuerza vitalizadora desde lo externo. Todo átomo es
positivo y negativo; receptivo o negativo respecto a la afluencia
de fuerza, positivo o irradiante, en lo que respecta a sus propias
emanaciones y en relación con los efectos que produce en el
medio ambiente. Quisiera señalar aquí la conexión o analogía de esta afirmación con una anterior, al tratar la irradiación solar y los canales por los cuales puede percibirse. Denominamos a estas corrientes irradiaciones:
Al considerar el significado esotérico de lo que aquí se sugiere, podemos elucidar un punto, dejando que el estudiante desarrolle las otras dos relaciones: Las Pléyades son, con respecto al sistema solar, la fuente de energía eléctrica, así como nuestro Sol es la personificación del corazón o aspecto amor del Logos (el cual a su vez es el corazón de AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE); de la misma manera también las Pléyades son el opuesto femenino de [e151]ese. Reflexionen sobre lo expuesto pues esta afirmación tiene gran significado. Se han hecho amplios enunciados sobre la rotación de la materia y sobre los resultados producidos [i157]en las diversas esferas. Lo que se diga respecto a cualquiera esfera o átomo es aplicable a todo, y si en algún sentido es la expresión de un hecho esotérico, deberíamos ser capaces de captar los cuatro efectos de
que se producen en los átomos de todos los tipos y grados -de un sistema solar, un sol, un planeta, un pIano, un rayo, el cuerpo del Ego o una célula del cuerpo físico. Toda esfera giratoria de materia está caracterizada por tres cualidades: inercia, movilidad y ritmo. 1. Inercia. Caracteriza a todos los átomos al iniciarse la manifestación, al comenzar un ciclo solar o mahamanvántara (cien años de Brahma), una cadena, un globo o cualquier forma esférica sin excepción. Este enunciado comprende por lo tanto la totalidad de las formas en manifestación dentro del sistema solar. Téngase bien en cuenta que estamos considerando simplemente las tres cualidades de la materia y no la conciencia. La inercia es consecuencia de la falta de actividad y de la quietud relativa de los fuegos de la materia. Estos fuegos, durante la oscuración o Pralaya, aunque latentes, no reciben el estímulo que proviene del agrupamiento de los átomos al construirse una forma, y de la consiguiente interacción entre las formas. Cuando existe la forma y entran en función las Leyes de Atracción y de Repulsión, que hacen posible la irradiación, entonces tienen lugar el estímulo, efecto emanante, y la gradual aceleración que, procediendo oportunamente desde el interior del átomo, dará origen, por su propio movimiento giratorio, a la cualidad siguiente. [i158] 2. Movimiento. Los fuegos inherentes a la materia producen movimiento giratorio. Con el tiempo esta rotación produce irradiación. La irradiación de la materia, resultante de su calor dual, produce necesariamente efecto sobre otros átomos en su medio ambiente (no importa que sea el espacio cósmico, el sistema o la periferia del cuerpo físico del hombre); esta interacción e intercambio causan repulsión y atracción de acuerdo a la polaridad [e152]de los átomos cósmicos, del sistema o físico. Con el tiempo esto produce la coherencia de la forma; los cuerpos o conglomerados de átomos vienen a la existencia o manifestación, subsistiendo mientras transcurren sus ciclos mayores o menores, hasta que se establece definitivamente la tercera cualidad. 3. Ritmo. Logro de un punto perfecto de estabilidad y equilibrio. Este equilibrio perfecto produce ciertos efectos específicos que podríamos enumerar haciéndolos objeto de reflexión, aunque a nuestra mente finita le parezca paradójico y contradictorio. La limitación se halla en nosotros mismos y en el uso de las palabras, no en su aparente inexactitud. Estos efectos son:
Cuando se ha alcanzado el punto de equilibrio o ritmo en un sistema solar, plano, rayo, en el cuerpo causal o en el cuerpo físico, entonces el morador de la forma se libera de la prisión; puede retirarse a su fuente de origen, liberándose de la envoltura que hasta entonces le ha servido de prisión, y puede abandonar el medio ambiente que ha utilizado para adquirir experiencia y ha constituido el campo de batalla de los pares de opuestos. La envoltura o forma, de cualquier clase que sea, automáticamente se desintegra. Toda esfera giratoria de materia puede ser representada empleando los mismos símbolos generales cósmicos que se utilizan para representar la evolución. 1. El círculo. Representa al círculo no se pasa de la materia indiferenciada. Desde el punto de vista etérico representa un sistema solar o el cuerpo logoico, un planeta o el cuerpo de un [e153]Hombre celestial y un cuerpo humano. Tal representación corresponde a la época de la primitiva manifestación; finalmente significa una sola célula dentro de un vehículo humano, de un átomo físico o de uno químico. 2. El círculo con el punto en el centro. Representa la producción de calor en el corazón de la materia; el punto de fuego, el momento de la primera actividad giratoria, el primer esfuerzo causado por el calor latente, que realiza el átomo para llegar a la esfera de influencia de otro átomo. Esto reprodujo la primera irradiación, el primer esfuerzo de atracción y la [i160]consiguiente repulsión, trayendo como resultado: 3. La división del circulo en dos partes. Marca la rotación activa y la iniciación del movimiento del átomo de la materia, produciendo la consiguiente expansión de la influencia que ejerce el punto positivo dentro del átomo de materia, hasta que su esfera de influencia se extiende del centro a la periferia. En el lugar donde la influencia toca la periferia hace contacto con la que proviene de los átomos existentes en su medio ambiente; así comienza la irradiación y aparece el punto de depresión que marca la afluencia y la efusión de fuerza y calor. Aquí sólo se expone cómo aplicar los símbolos cósmicos a la materia, y nos ocupamos de la manifestación desde un ángulo estrictamente material. Por ejemplo, aplicamos el símbolo del punto dentro del círculo para representar la esfera de la materia y el punto de calor latente. No tratamos aquí de la materia conformada por un ente, quien representa para la materia a la que ha dado forma un punto de vida consciente. Consideramos únicamente la materia, el calor latente y el resultado producido por el movimiento giratorio del calor irradiante y la consecuente interacción entre los grupos atómicos. Tratamos por lo tanto, con el movimiento de las envolturas, punto que hemos decidido considerar al estudiar la quinta división. 4. La división del círculo en cuatro partes. Éste es el verdadero círculo de la materia, la cruz de brazos iguales del Espíritu Santo, personificación de la materia inteligente activa. Dicho símbolo representa la cualidad cuadridimensional de la materia y la penetración del fuego en cuatro direcciones; su triple radiación está simbolizada en los triángulos formados por la cuádruple cruz. Esto representa la cuádruple revolución de cada átomo. No significa que todo átomo realice cuatro revoluciones, sino la cualidad cuadridimensional de la revolución que es la meta perseguida, la cual durante las actuales [i161]cuarta ronda y cuarta cadena está comenzando a ser conocida en la materia. A medida que se desarrolla en el [e154]átomo la quinta espirilla o quinta corriente de fuerza, y el hombre puede concebir el movimiento giratorio cuadridimensional, se reconocerá la exactitud de este símbolo. Se verá entonces que todas las envolturas, en su progresión de la inercia al ritmo, pasando por el movimiento, recorren todas las etapas, ya sean las envolturas logoicas, los rayos en que se ocultan los Hombres celestiales, los planos que forman los cuerpos de ciertas entidades solares, el cuerpo causal (la envoltura del Ego en el plano mental), la constitución etérica del plano físico humano o una célula de ese cuerpo etérico. Estas formas materiales (que existen en materia etérica, la verdadera materia de todas las formas) son primeramente ovoides indiferenciados; luego giran activamente o manifiestan calor latente; después manifiestan dualidad o fuego latente e irradiante; la expresión de ambos da por resultado la actividad cuadridimensional, la rueda o forma que gira sobre sí misma. 5. La Swástica. Fuego que se extiende no sólo de la periferia al centro en cuatro direcciones, sino que circula e irradia gradualmente desde la periferia y alrededor de toda ella. Esto significa una actividad total en todos los aspectos de la materia, hasta que finalmente tenemos una rueda ígnea y llameante que gira en todas direcciones, con irradiantes canales de fuego que van desde el centro al círculo no se pasa -fuego adentro, afuera y alrededor, hasta que la rueda se consume y sólo queda fuego perfecto. El tema de los centros puede encararse en tres direcciones. Se ha escrito y discutido mucho acerca de los centros; existe un gran misterio que ha despertado la curiosidad del ignorante y ha tentado a muchos a inmiscuirse en lo que no les concierne. Procuraré elucidar algo este tema y proporcionar un nuevo punto de vista para [i162]el estudio de tan complicados tópicos. De ningún modo intento encararlo con el fin de impartir reglas o informaciones que permitan vivificar los centros o activarlos. Ante todo formularé una solemne advertencia El hombre ha de llevar una vida de elevado altruismo, debe sujetarse a una disciplina que someta y refine sus vehículos inferiores y esforzarse por purificar y controlar sus envolturas. Cuando haya hecho esto y elevado y estabilizado su vibración, se hallará que el desarrollo y la consecuente actividad de los centros se han efectuado paralelamente y la tarea ha continuado (fuera de su participación activa) en la dirección deseada. Gran peligro y deplorables calamidades amenazan al hombre que despierta dichos centros empleando métodos ilegítimos y experimentando con los fuegos de su cuerpo sin poseer el necesario conocimiento técnico. [e155]Mediante el esfuerzo podrá despertar los fuegos e intensificar la actividad de los centros, pero sufrirá el castigo de su ignorancia destruyendo la materia, quemando los tejidos del cuerpo o el cerebro, ocasionando la demencia y abriendo la puerta a corrientes indeseables y destructoras. No es cobardía ser precavido y cuidadoso respecto a las cuestiones que conciernen a la vida subjetiva. Por consiguiente, el aspirante debe realizar tres cosas:
Al proceder así cumple con la ley, se condiciona para obtener entrenamiento, y se capacita para recibir la culminante aplicación del Cetro de Iniciación; de este modo aminorará el peligro que significa despertar el fuego. [i163]Todo lo que se intenta hacer en este tratado es proyectar más luz respecto a los centros, demostrar su interrelación y delinear los efectos producidos por el correcto desarrollo. Para ello, como ya se dijo, dividiremos el tema en las siguientes partes:
Como se verá por esta enumeración, el tema no sólo es vasto sino complejo. Ello se debe principalmente a que la raza está obligada a aceptar las afirmaciones de quienes alegan saber, pero hasta que ésta no sea normalmente clarividente no estará en condiciones de comprobar lo que se diga. Cuando el hombre pueda ver y comprobar por sí mismo, entonces le será posible verificar dichas afirmaciones; el momento no ha llegado todavía, excepto para unos pocos. 1. La Naturaleza de los Centros. Consideraremos el primer punto. Enumeraré los centros que vamos a tratar, procurando mantener la misma enumeración dada anteriormente; no me ocuparé de todos los centros sino de los que conciernen más de cerca a la quíntuple evolución del hombre. Como ya se dijo, al terminar su largo peregrinaje, el hombre [e156]habrá pasado, en su camino de regreso a la fuente de origen, por los cinco reinos de la naturaleza:
y habrá desarrollado plena conciencia en los cinco planos: [i164]
por medio de los cinco sentidos y sus analogías en los respectivos planos:
Cuando llegue la quinta ronda, tres quintas partes de la familia humana habrán alcanzado dicho desarrollo y los cinco sentidos estarán plenamente activos en los tres planos de los tres mundos; los otros dos planos serán dominados durante las dos rondas restantes. Quisiera puntualizar aquí un hecho poco comprendido: en esta quíntuple evolución del hombre y en este sistema solar, las dos rondas restantes de cualquier ciclo planetario y la sexta y séptima razas raíces de dichos ciclos siempre son sintetizadoras; su función es reunir y sintetizar lo realizado en las cinco anteriores. Por ejemplo, en la presente raza raíz, la sexta y séptima subrazas sintetizarán y fusionarán lo que las cinco anteriores han producido. La analogía reside en el hecho de que en este sistema solar los dos planos superiores (el logoico y el monádico) son sintetizadores. Uno es para el Logos el plano sintetizador, el cual extrae la esencia manifestada; el otro lo es para la Mónada, el cual extrae y recoge los frutos de la objetividad. Por lo tanto, sólo nos ocuparemos de los centros que se relacionan con la evolución de los cuerpos sutiles, la evolución de la psiquis, y no los que están vinculados con la evolución y propagación del cuerpo físico denso. Dichos centros son cinco y están situados: [i165]
No trataremos los centros inferiores de la procreación ni el del bazo, que se relaciona directamente con el etérico y es el transmisor de prana; de éstos nos hemos ocupado anteriormente. Los centros del ser humano se relacionan fundamentalmente con el aspecto FUEGO del hombre y con su Espíritu divino. Se relacionan definidamente con la Mónada, el aspecto voluntad, la inmortalidad, la existencia, la voluntad de vivir y con los poderes que son inherentes al Espíritu. No se vinculan con la objetividad y la manifestación sino con la fuerza o los poderes de la Vida divina. La analogía en el Macrocosmos se halla en la fuerza que manipula a las nebulosas cósmicas y con su movimiento de rotación remolinante las transforma en planetas o cuerpos esferoidales. Cada uno de esos planetas es una expresión de la voluntad de vivir de alguna entidad cósmica y esa fuerza remolinante, giratoria, constructora, solidificadora, que continúa manteniendo en coherencia a la forma, es la fuerza de algún Ser cósmico. Esta fuerza que se origina en niveles mentales cósmicos -partiendo desde ciertos grandes centros que allí existen- desciende al astral cósmico formando los correspondientes puntos focales cósmicos que se encuentran en el cuarto nivel etérico cósmico -el plano búdico de nuestro sistema solar- y sale por ciertos grandes centros. Estos [i166]centros a su vez, se reflejan o reproducen en los tres mundos de la actividad humana. En consecuencia se ha de tener presente que los Hombres celestiales tienen centros en tres planos solares:
Podría establecerse también aquí la analogía microcósmica: En el ser humano los centros se encuentran en el plano mental [e158]donde se origina el impulso que lleva a la existencia en el plano físico, o la voluntad de encarnar; puede aplicarse además en el nivel astral y oportunamente en los niveles etéricos hasta el cuarto éter, donde prácticamente sufren la misma evolución que siguieron los centros planetarios, por cuyo intermedio se produce la objetividad -pues son centros de fuerza. Los centros están formados en su totalidad por corrientes de fuerza que descienden del Ego, que las transmite desde la Mónada. En esto reside el secreto de la aceleración gradual de las vibraciones de los centros cuando el Ego, por primera vez, empieza a controlar o a actuar; luego (después de la Iniciación) la Mónada hace lo mismo, originando cambios y acrecentando la vitalidad dentro de estas esferas de fuego o de fuerza vital pura. Cuando los centros funcionan correctamente, forman el cuerpo de fuego que, con el tiempo, es todo lo que le queda, en primer lugar, al hombre en los tres mundos, y después a la Mónada. Este cuerpo de fuego es el cuerpo incorruptible(70) o indestructible que menciona San Pablo, el producto de la evolución y de la fusión perfecta de los tres fuegos que finalmente destruyen la forma. Una vez que se [i167]destruye, sólo queda este cuerpo intangible espiritual de fuego, una llama pura, caracterizada por siete centros brillantes que arden con más intensidad. Este fuego eléctrico es el resultado de la unión de los dos polos y se manifiesta en el momento de haberse logrado la completa unificación, constituyendo el significado esotérico de las palabras Nuestro Dios es un Fuego consumidor. (71) A tres de estos centros se los denomina mayores, porque personifican los tres aspectos de la triple Mónada -Voluntad, Amor e Inteligencia:
Los otros dos centros están relacionados principalmente con el cuerpo etérico y con el plano astral. El centro laríngeo sintetiza toda la vida de la personalidad y está definidamente vinculado con el plano mental -los tres planos y los dos planos superiores, y los tres centros conjuntamente con los otros dos centros, el cardíaco y el coronario. Sin embargo, debemos recordar que el centro situado en la base de la columna vertebral es también sintetizador, si se tiene en cuenta que el plano más inferior de toda manifestación [e159] es el punto donde todo se refleja con mayor intensidad. En este centro se sintetiza el fuego kundalínico con los fuegos pránicos, mezclándose y fusionándose oportunamente con el fuego de la mente y luego con el fuego del Espíritu, produciéndose así la consumación. Debemos desechar de nuestra mente la idea de que tales centros son cosas físicas. Constituyen remolinos de fuerza que hacen girar la materia etérica astral y mental para que desarrollen cualquier clase de actividad. Debido a que la actividad es giratoria, el resultado producido en la materia es un efecto circular que el clarividente puede verlo como ruedas de fuego situadas:
Quisiera describir estos centros más detalladamente, tal como se ven en materia etérica, basando lo que voy a decir en las afirmaciones similares hechas por C. W. Leadbeater en Vida Interna, T. I, 407-460. Los colores y el número de pétalos son los siguientes:
con cuatro centros menores. Estos cuatro centros están fusionados en ese centro que llamamos alta mayor, del cual no nos ocuparemos. Quisiera indicar además que existe una íntima relación entre
Sería conveniente que el estudiante observara la interesante sucesión de triángulos que existen y la forma en que se han de vincular mediante la progresión del fuego antes que éste pueda vivificarlos completamente y luego pasar a otras transmutaciones. Podemos enumerar algunos de estos triángulos, recordando siempre que de acuerdo al Rayo ascenderá geométricamente el fuego, y así será la secuencia correlativa de los puntos que ha de tocar. Aquí reside uno de los secretos de la Iniciación y también algunos de los peligros que implica la publicación prematura de informes respecto a los Rayos.
[e161]Estos distintos períodos demuestran las diferentes radiaciones triangulares. No podemos deducir de lo antedicho que si el fuego está centrado en un triángulo no se manifieste en otros. Cuando el fuego pasa libremente por cualquier triángulo arde continuamente, pero hay siempre un triángulo más radiante y luminoso que los otros. Al observar estos resplandecientes triángulos de luz, que surgen de ruedas y vórtices de fuego, los clarividentes y los Instructores de la raza pueden apreciar el lugar que ocupa el hombre en el esquema de las cosas y juzgar sus progresos. En la culminación de la experiencia de la vida, cuando el hombre ha alcanzado su meta, cada triángulo es una senda radiante de fuego, cada centro una rueda de fuerza ígnea viviente girando a velocidad vertiginosa; en esta etapa el centro no sólo gira en dirección específica, sino que literalmente gira sobre sí mismo, formando un globo iridiscente, llameante y viviente, de fuego puro, manteniendo en su interior cierto perfil geométrico, y vibrando al mismo tiempo tan rápidamente que el ojo humano apenas puede seguirlo. Sobre todo, en la cúspide de la cabeza se ve un despliegue ígneo que torna insignificantes a los demás centros; del corazón de este loto de muchos pétalos surge una llama de fuego con el matiz básico del rayo a que pertenece el hombre. Esta llama [i171]se eleva y parece hacer descender una masa de luz eléctrica, cuyo descenso proviene del Espíritu desde el plano más superior. Esto indica la fusión de los fuegos y la liberación del hombre de las ligaduras de la materia. Ahora observaremos que la evolución de estos centros de fuerza no sólo pueden ser representados por palabras sino por los mismos cinco símbolos que tienen frecuentemente una interpretación cósmica. 1. E! círculo. En esta etapa el centro se ve simplemente como una concavidad parecida a un platillo (según lo describe C. W. Leadbeater) de fuego que fulgura débilmente, compenetrándolo todo, pero de poca intensidad. La rueda gira lentamente, tanto que el movimiento es casi imperceptible. Esto corresponde a la etapa de aquellos que están poco evolucionados, a la primitiva raza raíz lemuriana y a ese período en que el hombre era simplemente un animal; en aquél entonces ya se estaba formando un campo para que apareciera la chispa de la mente. 2. El circulo con el punto en el centro. El centro tiene aquí un punto de fuego resplandeciente, en el medio de la concavidad parecida a un platillo, que acelera la rotación. Esto corresponde a la etapa en que la mente empieza a hacerse sentir, como ocurrió a fines de la época lemuriana. 3. El círculo dividido en dos. En esta etapa se activa el punto de luz en el centro del vórtice de fuego; el movimiento de [e162] rotación hace que arda con mayor luminosidad y lance rayos de fuego en dos direcciones, dividiendo aparentemente el vórtice en dos; al acelerarse el movimiento la llama divisoria del vórtice oscila hacia atrás y hacia adelante, avivando la luminosidad del centro hasta alcanzar un punto de mayor luminosidad. Esto corresponde a la época atlante. 4. El centro dividido en cuatro. Llegamos ahora a la etapa en que el centro está extraordinariamente activo, con la cruz dentro de su periferia girando al igual que la rueda y produciendo un efecto de gran belleza y actividad, lo cual indica que el hombre ha alcanzado un alto grado de desarrollo [i172]mental correspondiente a la quinta raza raíz o a la quinta ronda del ciclo mayor; el hombre es consciente de dos actividades internas, simbolizadas por la rueda y la cruz interna giratorias. El hombre presiente lo espiritual, aunque actúa activamente en la vida personal, y por el desarrollo alcanzado se halla cerca del Sendero de Probación. 5. La Swastica. En esta etapa, el centro llega a ser cuadridimensional; la cruz interna giratoria comienza a girar sobre su eje y a impulsar la periferia llameante en todas direcciones, de manera que el centro podría describirse mejor como una esfera de fuego en vez de una rueda. Marca las dos divisiones deI Sendero, porque el proceso que produce el efecto descrito abarca todo el periodo del Sendero. Al final de este período los centros se ven como globos de fuego radiante, y los rayos de la rueda (o la evolución de la cruz desde el punto central) se fusionan y mezclan en un fuego que todo lo consume. Podría intercalarse un breve párrafo relacionado con este tema, y otro que será de mucho valor si se lo medita, pues producirá un efecto definido sobre uno de los centros, lo cual deberá descubrir el estudiante. Dichos párrafos son los siguientes: El secreto del Fuego se halla oculto en la segunda letra de la Palabra Sagrada. El misterio de la vida se halla oculto en el corazón. Cuando vibra el punto inferior, cuando el triángulo sagrado resplandece, cuando el punto, el centro medio y el ápice arden, entonces los dos triángulos -el mayor y el menor- se fusionan en una sola llama que todo lo consume. El fuego dentro del fuego menor es fuertemente impelido en su progreso cuando el círculo de lo móvil y lo inmóvil, de la rueda menor dentro de la mayor, inmóvil en el tiempo, encuentra su doble salida, entonces brilla con la gloria del doble Uno y de Su séxtuple Hermano. Fohat se precipita a través del espacio. Busca su complemento. [i173]El aliento de lo inmóvil y el fuego del Uno que ve el conjunto desde el principio, se [e163]apresuran a unirse, y lo inmóvil se trasforma en una esfera de actividad. Ahora nos ocuparemos del segundo punto, el tema de los centros: 2. Los Centro y los Rayos. El tema, susceptible de gran amplitud, nos dará la base para profundas reflexiones, deducciones e inteligentes conjeturas. El único objetivo de lo que se expone aquí es proporcionar hechos fundamentales, sobre los cuales, empleando la imaginación, podrá eregirse una estructura basada en conjeturas y razonamiento lógico que permitirá dos cosas: Desarrollar la capacidad de ampliar los conceptos mentales y construir el antakarana -puente que deben construir entre la mente superior y la inferior quienes aspiren a actuar en el vehículo búdico. De allí la necesidad de utilizar la imaginación (equivalente astral de la discriminación mental) y de transmutarla en intuición. Todos los instructores que aceptan discípulos para ser entrenados y tratan de utilizarlos en el servicio mundial, emplean el mismo método: exponen un hecho (muchas veces velado en palabras u oculto en un símbolo) dejando luego que el discípulo haga sus propias deducciones. De esta manera se desarrolla la facultad de discriminar, método esencial que libera al Espíritu de las ligaduras de la materia y le enseña a discernir entre la ilusión y lo que ella vela. Muy poco puede decirse sobre este tema, pues si se tratara extensamente daría demasiada información a aquellos que están propensos a aplicarla erróneamente. Como sabemos, la evolución de los centros es un proceso gradual y lento que avanza en ciclos ordenados, los cuales varían según el rayo de la Mónada del hombre. [i174]A los fines de esta exposición podemos dividir la vida del Peregrino en tres períodos principales, a saber:
El primer período es mucho más prolongado que los otros dos; y abarca la vasta progresión de los siglos durante los cuales se desarrolla el aspecto actividad del triple yo. Las vidas transcurren una tras otra, durante las cuales se forja lentamente el aspecto manas o mente, y el ser humano es controlado cada vez más por su intelecto, actuando por medio de su cerebro físico. Podría decirse que esto corresponde al período del primer sistema solar, donde el tercer aspecto del Logos: Brahma, Mente, Inteligencia, estaba [e164]alcanzando su total culminación(72). Luego, en el actual sistema solar, [i175]el segundo aspecto comenzó a fusionarse y a forjarse por su intermedio. Los siglos pasan y el hombre va siendo cada vez más inteligente; el campo de acción de su vida es cada vez más apropiado para la entrada de este segundo aspecto. La analogía reside en la similitud y no en los detalles observados en tiempo y espacio. Abarca el período de los tres primeros triángulos de los cuales ya nos hemos ocupado anteriormente Para mayor claridad no debemos olvidar que establecemos diferencias entre los diversos aspectos, y consideramos su desarrollo separadamente, lo cual sólo es permitido en tiempo y espacio o durante el proceso evolutivo, pero no desde el punto de vista del Eterno Ahora o de la Unidad del [e165]Omni-Yo. El aspecto Vishnu o Amor-Sabiduría, se halla latente en el Yo y es parte del contenido monádico, pero el aspecto Brahma o Actividad-Inteligente precede a su manifestación en el tiempo. El Tabernáculo en el Desierto precedió a la construcción del Templo de Salomón; el grano de trigo ha de permanecer en la oscuridad de la madre Tierra antes de que aparezcan las doradas espigas; el Loto ha de hundir sus raíces en el lodo antes de que manifieste la belleza de su capullo. El segundo periodo, en que domina el rayo egoico, no es comparativamente tan prolongado; comprende el período en que los triángulos cuarto y quinto son vivificados; caracteriza a esas vidas del hombre en que pone sus fuerzas del lado de la evolución, se somete a disciplina, entra en el Sendero de Probación y va ascendiendo hasta la tercera Iniciación. Bajo la égida del Rayo de la Personalidad, el hombre recorre los cinco rayos (del tercero al séptimo) a fin de trabajar conscientemente con la mente, el sexto sentido, pasando primero por los cuatro rayos menores y con el tiempo por el tercero. Trabaja [i176]con el tercer Rayo, el de Inteligencia activa, y de allí continúa con uno de los subrayos de los dos rayos mayores, si el tercero no es su rayo egoico. Lógicamente, cabría preguntarse si el rayo egoico debe ser necesariamente uno de los tres rayos mayores , y si hay Maestros e Iniciados en alguno de los rayos menores o de la mente. La respuesta sería que el rayo egoico puede ser uno de los siete; pero se ha de recordar que en este sistema solar astral-búdico, donde el amor y la sabiduría vienen a la objetividad, la mayoría de las mónadas están en el Rayo de Amor-Sabiduría. El hecho de que éste constituya el rayo sintético tiene vasto significado. Es el sistema del HIJO, cuyo nombre es Amor, la divina encarnación de Vishnu. El Dragón de la sabiduría se halla en manifestación y trae a la encarnación esas Entidades cósmicas que en esencia son idénticas a ÉL. Después de la tercera Iniciación todo ser humano encuentra que su rayo monádico pertenece a uno de los tres rayos mayores. El hecho de que Maestros e Iniciados pertenezcan a todos los rayos se debe a los dos factores siguientes: Primero: Cada rayo mayor tiene sus subrayos que corresponden a los siete rayos. Segundo: Muchos de los guías de la raza pasan de un rayo a otro a medida que se los necesita y de acuerdo a las exigencias del trabajo. Cuando es transferido un Maestro o un Iniciado, tiene lugar un total reajuste. Similarmente, cuando un Maestro deja de pertenecer a la Jerarquía de nuestro planeta para trabajar en otra parte, con frecuencia es necesario efectuar una completa reorganización y la [e166]consiguiente admisión de nuevos miembros en la gran Logia Blanca. Estos hechos son poco comprendidos. Aquí podríamos, aprovechando la oportunidad, advertir que al considerar los Rayos no nos referimos a las condiciones que prevalecen en la tierra ni exclusivamente a la evolución de las Mónadas en la misma, sino que también tratamos del sistema [i177]solar en el cual nuestra Tierra tiene un lugar necesario pero no supremo. La Tierra es un organismo dentro de otro mayor, hecho que es necesario reconocer ampliamente. Los hijos de los hombres, moradores de este planeta, con frecuencia creen que la Tierra ocupa en el sistema el lugar del sol, centro del organismo solar. Bajo la égida del Ego, predomina el rayo en el cual el ego se encuentra. Este rayo es meramente un reflejo directo de la mónada y depende del aspecto de la tríada espiritual que, en un momento dado, constituye para el hombre la línea de menor resistencia. Por lo antedicho se ha de comprender que a veces el rayo tendrá por centro de fuerza el aspecto átmico, otras el búdico y otras veces el manásico. Aunque la tríada es triple, sin embargo las vanguardias egoicas (si así puede expresarse) serán definidamente átmicas o predominantemente búdicas o manásicas. Nuevamente llamaré la atención sobre el hecho de que esta triple demostración puede ser percibida en tres formas, totalizando nueve rayos para la selección del Ego: Aspecto átmico
Aspecto búdico
Aspecto manásico
Esto significa literalmente que cada uno de los tres rayos mayores (respecto al Ego) tienen tres subdivisiones. Este hecho es también poco comprendido. El tercer período, durante
el cual el Rayo monádico se hace sentir en el plano físico,
es el más corto y abarca el período de predominio del
sexto triángulo. Señala el período de realización,
[e167]de liberación,
y aunque es el más corto visto desde abajo, es de relativa
permanencia visto desde el plano de la Mónada. Comprende todo
el tiempo que resta de los cien años de Brahma, o lo que resta
del proceso de manifestación.
Por lo tanto, al estudiar la serie de triángulos ya mencionados y los períodos en que predominan los rayos, tendremos mucho material para reflexionar. Sin embargo, quisiera advertir que los seis grupos de triángulos son cinco si se elimina al triángulo pránico, el cual no es tenido en cuenta por estar relacionado con la materia, así como tampoco se tiene en cuenta, como principio, al físico denso. En consecuencia tenemos:
No obstante, debemos recordar que la complejidad aumenta porque los triángulos de la personalidad alcanzarán plena actividad de acuerdo al rayo de la Mónada o Espíritu. En consecuencia, no se puede establecer una regla fija para su desarrollo. Los triángulos egoicos dependen en gran parte del reflejo de la fuerza vital espiritual ejercida sobre la personalidad. Constituyen el punto intermedio, así como el cuerpo causal o egoico es el punto transmisor (cuando está construido y suficientemente dotado) entre lo superior y lo inferior. Los átomos permanentes están encerrados dentro de la periferia del cuerpo causal; sin embargo este cuerpo relativamente permanente, es construido, ensanchado, expandido y transformado en un [i179]receptor central y en una estación transmisora (usando palabras inadecuadas para expresar una idea esotérica) por la acción directa de los centros, sobre todo de los centros. Del mismo modo que la fuerza espiritual o aspecto voluntad construyó el sistema solar, así se construye en el hombre el cuerpo causal. Al ponerse en contacto Espíritu y materia (Padre-Madre) en el macrocosmos y al unirse por un acto de voluntad, vino a la existencia el Hijo, el sistema solar objetivo: ese Hijo del deseo, cuya característica es Amor y cuya naturaleza es budi o sabiduría espiritual. Por la unión (en el microcosmos) del Espíritu y la materia y su coherencia por medio de la fuerza o la voluntad espiritual, se produce ese sistema objetivo, el cuerpo causal, producto del deseo transmutado, cuya característica (una vez manifestada plenamente) será el amor, que con el tiempo expresará a budi en el plano físico. El cuerpo causal es sólo la envoltura del Ego. El sistema solar es la envoltura del Hijo. En los sistemas mayor y menor existen centros de fuerza que producen la objetividad. Los centros del Ser humano son el reflejo, en los tres mundos, de esos centros superiores de fuerza. [e168]Antes de ocuparnos del kundalini y de los centros sería conveniente ampliar lo antedicho, comenzando desde la especial significación que tiene para el hombre, y aquello que le concierne, hasta el sistema solar, el macrocosmos y el cosmos. Lo que se afirma respecto al microcosmos es aplicable también al macrocosmos y al cosmos. No será posible decir cuáles son los triángulos que pertenecen al sistema, pues dicha información deberá darse en forma tan velada que, a excepción de aquellos que tienen conocimientos ocultos y desarrollada la intuición, intelectualmente no tendría utilidad práctica, pero podrían indicarse algunas cosas interesantes. El Sistema solar. Podemos considerarlo brevemente desde [i180]el punto de vista de los Hombres celestiales y del gran Hombre de los Cielos, el Logos. a. Los Hombres celestiales. Poseen centros lo mismo que el ser humano; dichos centros de fuerza se hallan en Su propio plano. Nuevamente ha de recordarse que tales centros de fuerza en los niveles cósmicos y en la manifestación del sistema objetivo, se demuestran como grandes centros de fuerza, de los cuales son un exponente cualquier grupo de adeptos y sus discípulos. Cada grupo de Maestros y los seres humanos, encarnados o desencarnados -que se hallan dentro de la periferia de Su conciencia-, constituyen un centro de fuerza de tipo o cualidad especial. Este hecho generalmente se acepta, pero se debería urgir a los estudiantes a vincularlo con la información dada sobre los centros del ser humano, con lo cual aprenderán mucho. Dichos centros de fuerza se manifiestan en los niveles etéricos y en los planos sutiles tal como se manifiestan en el hombre, y serán vivificados igual que los centros humanos, mediante el kundalini planetario circulando por los triángulos deseados. Dos indicaciones podrían darse aquí para una concienzuda consideración. En relación con uno de los Hombres celestiales (cuyo nombre no puede ser revelado) existe un triángulo de fuerza formado por los tres centros siguientes:
Estos tres grupos constituyen los centros de un gran triángulo -el cual no ha sido vivificado totalmente en esta etapa del desarrollo evolutivo. [e169][i181] Otro triángulo, en relación con nuestro Logos planetario, es el formado por los siete Kumaras -los cuatro Kumaras exotéricos corresponden a los cuatro centros menores de la cabeza, y los tres Kumaras esotéricos corresponden a los tres centros mayores de la cabeza.(73).(74) La otra indicación se refiere al triángulo formado por la Tierra, Marte y Mercurio. La analogía de este triángulo reside en el hecho de que Mercurio y el centro de la base de la columna vertebral del ser humano están estrechamente vinculados. Mercurio expresa al kundalini como actividad inteligente, mientras Marte expresa al kundalini latente. La verdad se halla oculta en sus símbolos astrológicos. Mediante la transmutación y la geometrización planetaria se revelará el secreto. b. El Gran Hombre de los Cielos. Los siete Hombres celestiales constituyen los siete centros del cuerpo del Logos, y guardan con este idéntica relación que la de los Maestros y sus grupos afiliados respecto a un Logos planetario. El kundalini del sistema vivifica dichos centros, y en esta etapa de desarrollo ciertos centros están más estrechamente vinculados que otros. Así como en relación con nuestro Logos planetario, los tres planetas etéricos de nuestra cadena -Tierra, Mercurio y Marte- (75) forman un triángulo de excepcional importancia, además puede decirse que en el actual grado de evolución los centros logoicos Venus, Tierra y Saturno forman también un triángulo muy interesante. Este es un triángulo que en la actualidad está siendo vivificado [i182]debido a la acción del kundalini; en consecuencia hace que aumente la capacidad vibratoria de los centros, que lentamente se van transformando en cuadridimensionales. No es posible decir nada respecto a los otros grandes triángulos, pero referente a los centros podemos dar aquí dos indicaciones: Primero. Venus corresponde al centro cardíaco del cuerpo logoico: por consiguiente se interrelaciona con los demás [e170]centros del sistema solar, donde el aspecto corazón predomina. Segundo. Saturno corresponde al centro laríngeo, o actividad creadora del tercer aspecto. A medida que la evolución avanza, los centros vibran en forma más pronunciada y el fuego (circulando triangularmente) los llevará a una mayor prominencia; sin embargo los dos ya mencionados son de primordial importancia en la actualidad. Con el triángulo menor de nuestra cadena ambos constituyen el punto focal de energía desde nuestro punto de vista planetario. Además de estas indicaciones acerca de los centros micro y macrocósmicos, únicamente pueden darse aquellas analogías cósmicas que es posible exponer. El Cosmos. Nuestro sistema solar con las Pléyades y una de las estrellas de la Osa Mayor forman un triángulo cósmico o conjunto de tres centros en el Cuerpo de AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE. La siete estrellas de la constelación de la Osa Mayor constituyen las analogías de los siete centros de la cabeza en el cuerpo de dicho Ser, más grande que nuestro Logos. Asimismo otros dos sistemas, al vincularse con el sistema solar y las Pléyades, constituyen un cuaternario inferior, que con el tiempo se sintetizan en los siete centros de la cabeza, como ocurre similarmente con el ser humano después de la cuarta Iniciación. [i183]
4. Los Centros y los Sentidos Normales y Supranormales. Antes de entrar a considerar los centros y su relación con los sentidos, Será necesario indicar ciertos hechos interesantes respecto a tales sentidos, (77) y preparar el terreno para una mayor información. [e173][i186] ¿Qué son los sentidos? ¿Cuántos hay? ¿Cuál es su relación con el Hombre inmanente, el Pensador, el Divino Manasaputra? Éstos son interrogantes de vital importancia, y por su inteligente comprensión se obtiene la capacidad de seguir sabiamente el sendero del conocimiento. Los sentidos pueden ser definidos como los órganos por medio de los cuales el hombre se da cuenta de cuanto lo rodea. Quizás no debiéramos llamarlos órganos (porque todo órgano es una forma material que existe para un propósito) sino medios de los que el Pensador se vale para ponerse en contacto con su ambiente. Medios de que se vale para investigar, por ejemplo, el plano de la materia densa; medios para adquirir experiencia, con los cuales descubre lo que necesita saber, y percibe y expande su conciencia. Consideramos los cinco sentidos tal como los emplea el ser humano. Estos sentidos existen también en el animal; pero debido a que carece de la facultad pensante correlacionadora, y la relación entre el yo y el no-yo está poco desarrollada, no nos ocuparemos de ellos. Los sentidos del reino animal constituyen una facultad grupal que se manifiesta como instinto racial. Los sentidos del hombre son su acervo individual y se manifiestan como
Enumerados por orden de desarrollo, como ya sabemos, los sentidos son cinco:
[e174][i187] Cada uno de estos cinco sentidos se relaciona definidamente con uno de los planos, teniendo además su analogía en todos los planos. Consideraremos cada uno de estos sentidos, señalaremos algunos hechos interesantes respecto a los mismos e indicaremos sus analogías en los correspondientes subplanos.
Por lo tanto, observamos que en el plano físico el hombre ha de encontrar su propia nota a pesar de la densidad de la forma:
Establezco estas diferencias para
mayor claridad. Durante la evolución, debido al paralelismo
existente en la naturaleza, las diferenciaciones no son tan marcadas,
y el rayo al que el hombre pertenece, su grado de desarrollo, el trabajo
que ha realizado anteriormente, sus limitaciones temporarias y otras
causas, crean una aparente confusión; pero al observar desde
arriba el gran esquema, la tarea avanza tal como se ha descrito.
La facultad de oír en el plano astral comúnmente se denomina clariaudiencia, y significa la capacidad de oír los sonidos de dicho plano. Esta facultad se manifiesta en todo el cuerpo astral, y el hombre oye a través de todo su vehículo, no sólo por medio del órgano especial, el oído, producto de la acción y la reacción en el plano físico. Esto se debe a la naturaleza fluídica del cuerpo astral. El hombre en el plano físico oye simultáneamente una escala de sonidos, y sólo una pequeña y particular gama de vibraciones hace impacto en sus oídos. La mayoría de los tonos menores de la naturaleza no los oye, ni establece ninguna diferencia con los tonos mayores; a medida que avance la evolución y se agudice el sentido interno del oído, esos otros sonidos del plano físico estarán dentro de su alcance y el hombre será agudamente consciente de todos los sonidos en los planos astral y físico -algo que si se hiciera ahora desintegraría el cuerpo. Por ejemplo, si la nota de la naturaleza, totalidad de las vibraciones producidas por todas las formas materiales densas, llegara una sola vez al oído del hombre, su cuerpo físico se desintegraría totalmente. [i192]El hombre no está todavía preparado para tal acontecimiento; el oído interno no se halla aún debidamente desarrollado. Sólo cuando el triple oído alcance su consumación, se le permitirá oír plenamente en el plano físico. La facultad de oír en el plano mental es simplemente una extensión de la facultad de diferenciar los sonidos. La audición a que hacemos referencia en todos estos planos es la que tiene que ver con la forma, concierne a la vibración de la materia y se relaciona con el no-yo. Nada tiene que ver con la psiquis o comunicación telepática de una mente a otra, sino con el sonido de la forma, o el poder por el cual una unidad aislada de conciencia se da cuenta de otra unidad que no es ella misma. Téngase esto muy en cuenta. Cuando el desarrollo del oído llega a tal grado que concierne a la psiquis, entonces lo denominamos telepatía, o esa comunicación sin palabras, síntesis de la audición en los tres planos inferiores, [e178]conocida por el Ego en el cuerpo causal, o sea en los niveles amorfos del plano mental. En el plano búdico, el oído (que ya posee la cualidad sintética denominada telepatía) se manifiesta como absoluta captación; porque involucra dos cosas:
Es necesario que en todas estas definiciones
se tenga en cuenta que la finalidad de los sentidos es revelar
el no-yo y permitir al Yo diferenciar entre lo real y lo
irreal.(80)
Esto concierne a la perfecta y realizada personalidad. En todas estas perfecciones se ve la percepción del Yo y el graduado progreso de identificación utilización, manipulación y rechazo final del no-yo por el Yo, que ahora ha adquirido la percepción consciente. Oye la nota de la naturaleza y la de su mónada; reconoce la identidad de ambas; utiliza sus vibraciones y pasa rápidamente por las tres etapas de Creador, Preservador y Destructor. [i201] Toca o siente la vibración de la forma o no-yo en sus diversos grados; reconoce su identidad con ella en tiempo y espacio y para el propósito de existir o de ser y, mediante las Leyes de Economía, Atracción y Síntesis, utiliza, fusiona y oportunamente se disocia. Ve el triple proceso evolutivo, y mediante el desarrollo de la visión interna ve, dentro del corazón del sistema macro y microcósmico, al YO UNO en muchas formas; finalmente se identifica con ese Yo por el deliberado rechazo del no-yo, después de haberlo subyugado y utilizado totalmente. d. Gusto. Finalmente gusta y discrimina, porque el gusto es el gran sentido que comienza a regir durante el proceso discriminador que tiene lugar cuando la naturaleza ilusoria de la materia esté en proceso de realización El discernimiento es el proceso educativo al cual se somete el Yo durante el proceso en que desarrolla la intuición -esa facultad por la cual el Yo reconoce su propia [e185] esencia en y bajo todas las formas. La discriminación concierne a la dualidad de la naturaleza, el Yo y el no-yo, siendo el medio por el cual se diferencian en el proceso de abstracción. La intuición concierne a la unidad; es la capacidad del Yo para ponerse en contacto con otros yoes, no la facultad por la cual hace contacto con el no-yo. De allí su rareza en estos días de intenso individualismo del Ego y su identificación con la forma -identificación necesaria en estos tiempos. A medida que se desarrolla el sentido del gusto en los planos superiores, se hacen distinciones más sutiles, hasta que finalmente se llega, a través de la forma, al corazón de nuestra propia naturaleza. e. Olfato. Facultad de aguda percepción que oportunamente conduce al hombre a su fuente de origen, el plano arquetípico, hogar donde tiene su verdadera morada. Cultiva la facultad de percibir las diferencias, las cuales causan el divino descontento en el [i202] corazón del Peregrino, en el lejano país. El hijo pródigo hace comparaciones, pues ha desarrollado ya los otros cuatro sentidos y los utiliza. Entonces adquiere la facultad del reconocimiento vibratorio, de la vibración de su hogar -si así puedo expresarlo. Es la equivalencia espiritual del sentido que, en el animal, en la paloma mensajera y en otras aves, permite que vuelvan inequívocamente al punto de partida. Es la aprehensión de la vibración del Yo, y el rápido retorno por medio de ese instinto, a la fuente de origen. Al considerar este tema, se comprenderá la vasta región que abarcan las ideas involucradas, pues comprende el completo desarrollo evolutivo del ser humano. No obstante, todo lo que se puede hacer aquí, o en cualquier otra parte, es dar ideas para ser reflexionadas cuidadosamente, y recalcar ciertos conceptos que podrán servir como pensamientos fundamentales para la futura actividad mental de la generación inmediata. Al estudiar el tema deben tenerse en cuenta los hechos siguientes:
Debajo del diafragma tenemos cuatro centros inferiores:
Arriba del diafragma tenemos cuatro superiores:
En el microcosmos tenemos el cuaternario inferior separado de la Tríada en forma similar. Esta analogía es digna de estudio. Reflexionando detenidamente dilucidaremos la acción refleja de los centros y de los sentidos desde los diversos planos, teniendo en cuenta que a medida que los centros van despertando el proceso será triple: Primero. El despertar en el plano físico, y la actividad gradualmente creciente de los centros, hasta alcanzar el Sendero de Probación Esto ocurre paralelamente con el acrecentado uso de los sentidos y su constante utilización para identificar al Yo y sus envolturas. Segundo. El despertar en el plano astral y la actividad gradualmente acrecentada de los centros, hasta alcanzar la primera Iniciación. Esto va acompañado de la aplicación extraordinariamente aguda de los sentidos a fin de discriminar entre el Yo y el no-yo. [i204] Tercero. El despertar en el plano mental y la actividad gradualmente acrecentada de los centros y de los sentidos. El efecto en ambos casos tiende a identificar al Yo con su propia esencia en todos los grupos y a rechazar las envolturas y las formas. Este desarrollo es paralelo y simultáneo tanto en los dos planos superiores como en los inferiores, y a medida que los sentidos astrales entran en perfecta actividad, los correspondientes centros de fuerza del plano búdico comienzan a funcionar hasta culminar en una mutua interacción vibratoria, y la fuerza de la [e187]Triada se hace sentir definidamente sobre la personalidad por medio del astral. Simultáneamente, los correspondientes vórtices del plano átmico inician una vibración activa a medida que los centros mentales se trasforman en cuadridimensionales, hasta que una maravillosa actividad ígnea se manifiesta en los tres planos. Desde el punto de vista del fuego,(84) sin tener en cuenta por el momento el aura y [i205]sus colores, el desarrollo evolutivo marca un proceso igualmente definido:
[i207]A este respecto existe un punto fundamental que nunca debe olvidarse, y es que los siete Hombres celestiales han encarnado físicamente, por medio de un planeta físico; aquí reside el misterio de la evolución planetaria y también el enigma de nuestro planeta, el más misterioso de todos. Así como difiere el karma en los individuos, lo mismo ocurre con los diversos Logos; el karma de nuestro Logos planetario ha sido muy pesado y actualmente está velado en el misterio de la personalidad. Insisto nuevamente que de acuerdo a la actividad o inactividad de los centros así difiere la manifestación, y el campo de estudio que ofrece es extenso, abstruso y de gran interés en relación con el sistema solar. 5. Los Centros y la Iniciación. Nos hemos ocupado brevemente de la evolución de los centros, su función, organización y actividad gradual y acrecentada, iniciada desde un punto de relativa inercia hasta alcanzar su máximo movimiento,- para luego convertirse en vivientes ruedas llameantes, caracterizadas por dos movimientos, el de la periferia y el de [e190]las ruedas internas giratorias, y por un efecto cuadridimensional, debido principalmente al alineamiento obtenido por los vórtices internos más sutiles y los centros etéricos relativamente exotéricos. Este alineamiento se produce oportunamente en la iniciación. En el momento de tal iniciación los centros están activos; los cuatro inferiores (que corresponden a la personalidad) inician el proceso de trasladar el fuego a los tres superiores. La doble rotación de los centros inferiores es claramente perceptible, y los tres superiores inician una actividad similar. En la ceremonia de aplicación del Cetro de la Iniciación, se producen ciertos resultados en relación con los centros, los cuales podemos enumerar de la manera siguiente:
62) Hemos visto que en uno de los seis subplanos no atómicos de los planos mental y astral, la Esencia elemental está formada de conglomerados de materia -que no sirven como formas para ser habitadas por cualquier ente, sino que son el material con el cual se construyen las formas. 63) "Los hindúes ubican a sus siete primitivos Rishis en la Osa Mayor. Consideran a las siete Existencias que funcionan a través de los astros de la Osa Mayor, como los prototipos o fuentes animadoras de los siete Hombres celestiales." D. S. IV, 195. 64) " D. S. I, 123-129. 65) Subba Rao en Five Years of Theosophy, pág. 102: "Por regla general, cuando en la antigua ciencia oculta de la India se mencionan, en cualquier conexión, los siete entes, debe suponerse que éstos vinieron a la existencia provenientes de tres entes primarios, y que éstos a su vez evolucionaron de un solo ente o mónada. Tomemos un ejemplo familiar, los siete colores contenidos en el rayo solar se originan en los tres rayos de colores primarios; los tres colores primarios coexisten en los cuatro colores secundarios del rayo solar. Análogamente los tres entes primarios que trajeron al hombre a la existencia coexisten en él con los cuatro entes secundarios surgidos de la diversas combinaciones efectuadas por los tres entes primarios." Véase también D. S. I, 198-199. 66) D. S. I, 123, 129. Véase Estanza III, 7 ª. 67) La Biblia, Juan X, 30. 68) "La Luna (nuestro satélite) precipitando toda su vida, energía y poderes dentro del globo más inferior de nuestra cadena planetaria (Globo D., "Tierra") y habíendolos transferido a un nuevo centro, se convirtió virtualmente en un planeta muerto, en el cual, desde el nacimiento de nuestro globo, ha cesado toda rotación." D. S. i, 189. 69) D. S. I, 188. 70) La Biblia, Cor., I, XV, 53. 71) La Biblia, Deut., IV, 24; Heb., XII, 29. 72) Cuando la última tierra fecunda haya terminado su ciclo de gestar hombres y la humanidad en masa haya alcanzado el estado de Buda, salido de la existencia objetiva y penetrado en el misterio del Nirvana, entonces "la hora habrá llegado"; lo visible se convertirá en invisible, y lo concreto reasumirá su estado precíclico de distribución atómica. Pero los mundos muertos que quedaron rezagados detrás del arrollador impulso, no permanecerán muertos. Movimiento es el orden eterno de las cosas y su sierva es la afinidad y atracción. La emoción de la vida volverá nuevamente a reunir al átomo, y nuevamente se agitará la vida en el planeta inerte cuando llegue el momento designado. Aunque sus fuerzas han permanecido pasivas y están aletargadas, poco a poco - cuando llegue la hora- se recuperará para emprender un nuevo ciclo de maternidad procreadora de hombres, y dará a luz tipos físicos con una moral mucho más elevada que los del manvantara anterior. Sus "átomos cósmicos que ya se hallan en un estado diferenciado" (que difiere -en el sentido mecánico del movimiento- y su efecto al producir la fuerza) permanecen pasivos como los globos y todo aquello que está en proceso de formación. Tal es "la hipótesis que está plenamente de acuerdo con mi nota y la suya". Debido a que el desarrollo planetario va paralelo a la evolución humana o racial, al llegar el momento praláyico, la serie de mundos se encuentra en sucesivas etapas de evolución; por ejemplo, cada uno ha llegado a la realización en algún período del progreso evolutivo - cada uno se detiene allí, hasta que el impulso externo del siguiente manvantara lo pone en movimiento desde ese punto-, así como a un reloj detenido que se le da cuerda. Por lo tanto, he empleado la palabra "diferenciado". Cuando llegue el pralaya, ningún ser humano, animal ni ente vegetal estará vivo para poder verlo, sin embargo existirán tierras o globos con sus reinos minerales; estos planetas serán desintegrados físicamente en el pralaya, pero no serán destruídos, pues tienen su lugar en la secuencia de la evolución, y sus "privaciones" surgirán nuevamente de lo subjetivo, hallando el punto exacto en el cual han de moverse alrededor de la cadena de "formas manifestadas". Esto, como se sabe, se repite infinitamente durante la Eternidad. Cada uno de nosotros ha pasado por esta interesante ronda, y lo repetirá eternamente. La desviación del curso trazado y el grado de progreso de un Nirvana a otro están regidos por las causas que el hombre ha creado, debido a las obligaciones que ha de enfrentar. Extraído de Mahatma Letters to A. P. Sinnett, pág. 67. 73) Existen siete Kumaras vinculados con nuestra evolución planetaria, cuatro de Ellos son exotéricos y poseen vehículos de materia etérica; tres Kumaras son esotéricos y poseen vehículos de materia aún más sutil. Sanat Kumara , el Señor del Mundo, representa en la tierra la fuerza especializada del Logos planetario; los otros seis Kumaras trasmiten energía de otros seis esquemas planetarios. 74) . S. I, 194, 197-198. 75) A las cadenas de cualquier esquema planetario frecuentemente se les aplica los nombres de los siete planetas sagrados, lo cual facilita el estudio de la Ley de Correspondencia; análogamente, a los globos de cualquier cadena se les aplica los nombres planetarios, como sucede aquí. Existen esquemas planetarios que se denominan Marte y Mercurio. 76) D.S. II, 201, 354; IV, 118-119, 183. 77) Los siete sentidos o avenidas de percepción. D. S. II, 154-155. La tercera o Creación Indriya. D. S. VI, 200. Indriya -el control de los sentidos es una práctica de la yoga. Dichos sentidos constituyen diez agentes externos; los cinco sentidos empleados en la percepción se denominan "janana-indriya" y los cinco sentidos empleados para la actividad "karma-indriya" . Glosario Teosófico. "Janana-indriyas" -literalmente significa los sentidos del conocimiento.... mediante los cuales se obtiene el conocimiento..... las avenidas que van hacia adentro. "Karma-indriyas" -literalmente significa sentidos de acción..... los cuales producen actividad. Constituyen las avenidas que van hacia afuera. Estudio sobre la Conciencia, pags. 166-167, por A. Besant. 1. La sensación está latente en todo átomo de sustancia. D. S. IV, 232-233. 2. El Sol es el corazón del sistema y de allí emana la sensación. Se debe a la radiación solar. D.S. II, 239, 299. 3. El conocimiento constituye la finalidad de los sentidos. D. S. I, 291. 4. Existe un doble juego de sentidos, espiritual y material. D. S. II, 236; III, 286-287. Esto tiene su reflejo en el doble juego de los sentidos físicos, que se observan al definir los indriyas. 5. Se podrían enumerar los sentidos de la manera siguiente: D. S. II, 237 y llamada D. S. I, 141. 6. Los elementos son los progenitores de los sentidos..... D. S. III, 113-114.
7. Cada sentido compenetra a los demás... D. S. VI, 201, 202. No existe un orden unversal. Todos se encuentran en todos los planos. D. S. VI, 184. 8. Los sentidos corresponden a todos los demás septenarios de la naturaleza. Véase D. S. VI, 90-91. Compárese D. S. VI, 134. Lectura práctica....D. S. I. 146.
80) Las sensaciones despertadas por los objetos sensorios se experimentan por medio de los Instrumentos externos o sentidos (Indriya) del Señor del Cuerpo, senderos por los cuales el Jiva recibe la experiencia mundana. Son diez, y de dos tipos:
Los órganos de sensación son la respuesta reactiva del Yo a la sensación. El órgano de acción es aquel por el cual los deseos del Jiva se realizan. " El sentido (Indriya) no es el órgano físico, sino la facultad de la mente que se vale de tal órgano como instrumento. Los órganos sensorios externos son los medios comunes por los cuales se ralizan en el plano físico las funciones de oir, etc. Pero debido a que son meros instrumentos y su poder deriva de la mente, el Yogui puede realizar con la Mente sólo lo que puede hacerse por medio de dichos órganos físicos.... "Las tres funciones de : atención , elección y síntesis, discreta complejidad de los sentidos, pertenecen al aspecto del cuerpo mental, al agente interno llamado Manas. Así como manas es necesario a los sentidos, éstos son necesarios para manas. ...Manas constituye así el indriya principal, del cual los sentidos son poderes..." Serpent Power, por Arthur Avalon. 81) La línea del Bodhisattva es Amor-Sabiduría y la detallada ciencia del Alma; la línea de enseñanza y el sendero en el cual todos entraremos con el tiempo. 82) Las Iniciaciones aludidas en este tratado son las que producen esas mayores expansiones de conciencia que conducen a la liberación. Dichas iniciaciones tienen lugar en el cuerpo causal y de allí se reflejan en el físico; el Iiniciado nunca proclama su iniciación. 83) Manasaputras son los Hijos de la Mente, el principio individual en el hombre, el Ego, el Ángel solar, en su propio cuerpo o en la región abstracta del plano mental.
84) El Fuego del cosmos manifestado es Septenario. El Triple Dios se manifiesta por medio de los siete Fuegos:
Constituyen los siete centros del Logos. Un Hombre celestial se manifiesta por medio de una cadena, y es
Cada Hombre celestial tiene siete principios.
El hombre, que pertenece al plano físico, se manifiesta en los tres mundos como:
85) Las Cadenas Planetarias: Los siete Hombres celestiales.....La forma, el sol y los siete planetas sagrados. D.S. I, 123, 167. Algunos de sus nombres y cualidades son las siguientes:
Provienen de kalpas anteriores D. S. III, 102. Su naturaleza es conocimiento y amor D.S. III, 257; IV, 152.
Los siete planetas sagrados son:
Neptuno y Urano no se enumeran aquí ni tampoco Vulcano. Aparentemente la órbita de Neptuno incluye la totalidad del "círculo no se pasa". Vulcano se halla dentro de la órbita de Mercurio. Cada Hombre celestial se manifiesta por medio de una cadena compuesta de siete globos. Los siete Logos ejercen influencia sobre una cadena, pero sólo uno de Ellos es la Entidad encarnante. Influencian a:
86) En La Doctrina Secreta se los denomina Llamas a los Hijos de la Mente. En la Estanza VII, 4, dice: "Estos son las llamas de tres lenguas de los cuatro pabilos. Los pabilos son las chispas que parten de la llama de tres lenguas, proyectada por las siete Llamas. La chispa pende de la llama por el hilo más fino de Fohat."
87) Shamballa. Isla Sagrada que existe en el desierto de Gobi. Su centro se halla en Asia central, donde el Señor del Mundo, el Anciano de los Días tiene Su sede. H. P. B. en La Doctrina Secreta dice que "dicho lugar es muy misterioso debido a futuras asociaciones".
88) El Instructor del Mundo toma el cargo cíclicamente. Su ciclos no coinciden con los del Manu, pues Éste conserva el cargo durante todo el período de la raza raíz. El Instructor del Mundo emite la nota clave de las diversas religiones, y es la fuente de donde emanan los períodicos impulsos religiosos. No se ha revelado la duración de sus ciclos. Buda precedió en ese cargo al actual Instructor del Mundo, cuando recibió la Iluminación. Su lugar fue ocupado por el Señor Maitreya a quien los occidentales denominan Cristo. 89) La ronda interna es un ciclo misterioso sobre el cual poco puede decirse. No concierne a la manifestación a través de los siete esquemas o globos, sino que tiene que ver con ciertos aspectos de la Vida subjetiva o del alma.
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