Tratado Sobre el Fuego Cósmico - Segunda Parte - Sección D -

 

      


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[e452] [i550] SEGUNDA PARTE

SECCIÓN D

LOS ELEMENTALES DE LA MENTE Y LOS ELEMENTALES DEL FUEGO


I. FORMAS MENTALES


1. Su Función.


a. Responder a la vibración.
b. Proporcionar vehículos para las ideas.
c. Llevar a cabo un propósito específico.



2. Las Leyes del Pensamiento.


a. Tres leyes cósmicas.
b. Siete leyes del sistema.



II. LOS DEVAS Y ELEMENTALES DE LA MENTE



1. El Regidor del Fuego        Agni.

 


a. Agni y el Logos solar.
b. Agni y el plano mental. Agni y los tres Fuegos.



2. Los Devas del Fuego        los Grandes Constructores,


a. Observaciones de Introducción
b. Las funciones de los devas.
c. Los devas y los planos.



3. Los Ángeles Solares        los Agnishvattas.


Observaciones de Introducción.
a. El quinto principio.
 b. La individualización.
c. La encarnación
d. La construcción del cuerpo causal.



4. Los Elementales del Fuego        los Constructores Menores


a. Introducción.
b. Elementales del plano físico. Elementales de los éteres.
c. Los elementales y el microcosmos
[e453] [i551]



III. EL HOMBRE, UN CREADOR QUE EMPLEA MATERIA MENTAL



1. Creación de formas mentales.

2. Construcción de formas mentales.



IV. EL HOMBRE Y LOS ESPIRITUS DEL FUEGO


1. El aspecto Voluntad de la creación.


a. La condición del mago.
b. La construcción de formas mentales.
c. El significado oculto de la palabra hablada.



2. La naturaleza de la Magia.


a. Magos blancos y magos negros.
b. El origen de la magia negra.
c. Condiciones para la magia blanca.



3. Quince reglas para la Magia.


a. Seis reglas para el plano mental.
b. Cinco reglas para el plano astral.
c. Cuatro reglas para el plano físico.



En esta sección haremos un breve delineamiento del estudio que emprenderemos sobre tan vasto y maravilloso tema, pues, como se relaciona definidamente con la evolución del hombre y su poder para crear, convendría oportunamente considerarlo en forma detallada.

Esta parte no tiene por objeto proporcionar datos interesantes acerca de los devas; sólo me ocuparé de la parte práctica, a fin de facilitar al individuo el conocimiento necesario que le permitirá controlar y construir su propio sistema, comprender el método de la creación y captar algo referente a las vidas menores y la paralela evolución dévica por la que puede estar interesado.

I. FORMAS MENTALES


1. Su Función.

Se observará que al iniciar al estudio de esta materia, no hemos comenzado con lo que es más evidente, la forma exotérica en materia mental, sino con la vida interna, o la idea dentro de la forma, y con las Leyes que rigen el aspecto
[i552] creador. La función de cada forma mental es triple:



Responder a la vibración.
Proporcionar un cuerpo para una idea.
Llevar a cabo un propósito especifico.


Estudiemos primero la forma mental logoica y luego aboquemos nuestra atención a las formas mentales construidas por el
[e454] Pensador con materia mental en los planos mentales del sistema. Se ha de observar que lo único sobre lo cual podemos fundar nuestras conclusiones respecto al Logos, es: Su manifestación física, Su cualidad, naturaleza síquica, aroma, emanación o magnetismo, tal como los vemos actuar por medio de la forma. De allí nuestra gran limitación.

a. Responder a la vibración. Los ocultistas siempre han reconocido que el objetivo de la evolución humana consiste en capacitar al Pensador para que responda plena y conscientemente a cada contacto, y así utilizar su envoltura material o envolturas, como transmisor adecuado de contacto. La forma mental humana que puede estudiarse con mayor facilidad es la creada por el Ego con el fin de actuar a través de ella. Construye sus envolturas por el poder del pensamiento, siendo el cuerpo físico denso la mejor envoltura que -en cualquier etapa particular de evolución puede construir en ese momento. Lo mismo se dirá respecto al Logos solar. Por el poder del pensamiento construye un cuerpo capaz de responder a ese grupo de vibraciones que se relacionan con el plano físico cósmico (el único que podemos estudiar). Dicho cuerpo aún no es adecuado, ni expresa plenamente al Pensador logoico.

Las vibraciones a las cuales debe responder la forma mental del sistema son numerosas, pero para nuestro propósito podrían enumerarse las siete principales

1. Las vibraciones del plano físico cósmico, considerándolo como que constituye toda la materia de ese plano existente
[i553] fuera del “círculo no se pasa” logoico. Se refiere a las corrientes y fluidos pránicos y akáshicos.

2. Las vibraciones del plano astral cósmico en lo que afectan a la forma física de la manifestación divina. Esto involucra cósmicamente la acción ejercida sobre nuestro Logos solar por la cualidad emocional de otras entidades cósmicas y concierne al efecto magnético que ejercen sobre el sus emanaciones síquicas. Puesto que Su cuerpo físico denso no constituye un principio, tiene una naturaleza mucho más potente que la primera serie de vibraciones, como sucede también en la evolución del hombre.

3. Las vibraciones de aquello que, dentro de la conciencia logoica, es reconocido como el Yo superior logoico o Su fuente emanante. Esto conduce a colocar al sistema solar dentro del radio de vibración de ciertas constelaciones que ocupan un lugar de profunda importancia en la evolución general del sistema.

4. Las vibraciones emanadas desde Sirio por conducto del plano mental cósmico.
[e455]

5. Las vibraciones de los siete Rishis de la Osa Mayor y principalmente las de aquellos dos que son los Prototipos de los Señores del séptimo y quinto Rayos. Esto es algo de suma importancia y tiene su analogía microcósmica en el lugar que ocupa el séptimo Rayo en la construcción de una forma mental y en el empleo del quinto Rayo en el trabajo de concreción. Todos los magos que trabajan con materia y se ocupan de construir formas, consciente o inconscientemente, recurren a estos dos tipos de fuerza o energía.

6. Ciertas vibraciones muy remotas, que aún no son percibidas en el Cuerpo logoico, como no lo es la influencia monádica -en el hombre común-, provenientes de AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE, esa Existencia
[i554] cósmica que se expresa por intermedio de siete centros de fuerza, de los cuales nuestro sistema solar es uno de ellos.

7. Una serie de vibraciones que se harán más potentes a medida que nuestro Logos se acerca a ese período que ocultamente se denomina “Divina Madurez”, las cuales emanan de esa constelación que personifica, en el firmamento, Su opuesto polar. Éste es un profundo misterio y concierne al matrimonio cósmico del Logos.

Por lo tanto se verá cuán poco puede afirmarse sobre el futuro del sistema solar hasta que las vibraciones del sexto y séptimo orden se hagan más poderosas y, en consecuencia, sus efectos puedan ser más fácilmente estudiados. Aquí sólo es posible indicar los siete tipos de vibraciones a las que responderá consciente y plenamente, a su debido tiempo, nuestro Logos solar (funcionando en un cuerpo material). En la actualidad, responde a las vibraciones de primero, segundo, tercero y cuarto orden, pero por ahora (aunque responda) no puede emplear dichos tipos de energía plena y conscientemente. La vibración de quinto orden es reconocida por Él,
particularmente en tres de Sus centros, pero no está todavía bajo Su completo control. Las otras dos son presentidas y sentidas tan débilmente, que casi quedan fuera del alcance de Su conciencia.

Al llevar a cabo estas ideas, en lo que se refieren al hombre y a las formas mentales que él construye (por ejemplo su envoltura material), la analogía puede aplicarse dentro del sistema y desde el ángulo de los esquemas planetarios en los cuales el hombre ocupa su lugar. Más adelante nos ocuparemos del trabajo que realiza el hombre cuando construye y crea formas extrañas a él empleando material mental.

Los métodos por los cuales se logra una respuesta vibratoria pueden ser enumerados de la manera siguiente:
[e456] [i555]



Por intermedio del factor tiempo durante la evolución.

Por intermedio del estímulo, fuera del sistema, y del entrenamiento intenso, tanto para un Logos como para un hombre.

Por intermedio del proceso de Iniciación y la aplicación de los Cetros de Iniciación



El factor evolución es reconocido y estudiado por muchas escuelas de pensamiento esotéricas y exotéricas. El estímulo proveniente de fuera del sistema involucra un gran numero de factores, pero debe recordarse que las dos maneras principales de aplicar este estímulo son:



Por intermedio del grupo a la unidad.

Por intermedio de un “Reino de la naturaleza” más evolucionado, a otros menos evolucionado.

En cuanto al factor Iniciación, debe tenerse en cuenta que consideramos aquí las grandes iniciaciones y no las numerosas expansiones de conciencia que pueden observarse en todos los reinos y en todas las manifestaciones.



Relacionado con lo que acabamos de considerar, referente a la función principal de una forma mental (el poder de responder a la vibración), insistiría en recordarles que la respuesta debe ser hecha por la idea personificada internamente, que, mediante una compleja acción refleja, evocará luego una respuesta de la envoltura material que la oculta. La vibración es el resultado del impulso subjetivo y hace su llamado a la conciencia subjetiva por intermedio del impacto ejercido sobre lo que puede ser comprendido como sustancia; este impacto es transmitido directamente a la vida interna, y a su debido tiempo es retransmitido a la sustancia en forma de reconocimiento o comprensión. Un proceso similar puede observarse en las relaciones nerviosas de la estructura física y su afinidad con la conciencia cerebral.

Como se observará, el hombre trabajará como un creador en los tres mundos de la actividad humana y seguirá un procedimiento análogo.
[i556] Sus formas mentales serán construidas con materia mental, elegida específicamente, pues posee el mismo grado de vibración que la Idea que trata de personificarse; dichas formas persistirán -como lo hace la forma mental logoica, el sistema solar- durante todo el tiempo que el factor Voluntad o vitalidad dinámica, las mantenga continuamente unidas.

Esto nos conduce al punto siguiente:

b. Proporcionar un cuerpo para la idea. En esta enunciación tenemos latente el principio básico de la encarnación, de la actividad e incluso de la existencia misma. Involucra expansión
[e457] de nuestra idea hasta incluir el plano mental cósmico al considerar el Logos y cuando se estudia la facultad creadora del hombre, nos introducimos en el plano mental del sistema solar. Daré aquí un pensamiento fundamental sobre el cual debe reflexionarse: Este impulso creador, esta tendencia hacia la concreción de lo abstracto, esta capacidad innata para “tomar forma” tiene todavía plena expresión en la materia física. La razón de esto radica en que -para el hombre- todas las sustancias con las cuales crea, todas las formas que él construye y todos los procesos de concreción que realiza, son creados, construidos y realizados dentro del cuerpo físico del Logos. Aquí podría hallarse la razón del énfasis que pone la naturaleza sobre el aspecto sexual y la reproducción física; ello podrá observarse en todos los reinos de la naturaleza, excepto en el primero y el quinto. Esto es algo muy significativo; dichas excepciones deberían ser estudiadas en su más amplia significación pues encierran el misterio fundamental del sexo en los senderos involutivo y evolutivo. He aquí los dos extremos. Se observará que una vez comprendida la idea de que el sistema solar es el vehículo físico del Logos y Su cuerpo de manifestación, muchos problemas se solucionarán y, dos puntos sobre todo, serán aceptados paulatinamente por el estudiante que medita y estudia:

Primero En el transcurso del tiempo, a medida que el Logos
[i557] logre liberarse de las ataduras de la materia física, todo el sistema objetivo será considerado como una idea o concepto, revestido con un velo o envoltura de materia más sutil que la física; el cuerpo logoico se verá como el producto de la voluntad y del deseo no entrando en su composición la materia física de ningún grado; será simplemente un cuerpo de deseo, Esto producirá un estado de cosas, inconcebible para nosotros, y sólo captado por el hombre que puede actuar en el plano búdico del sistema, el cuarto éter cósmico. Tengan en cuenta que nuestro plano astral es solamente el sexto subplano del plano físico cósmico, y que ello no nos proporciona ninguna base real para razonar respecto al plano cósmico astral. Únicamente cuando el plano astral constituya un tranquilo receptor del impulso búdico o un reflector líquido de ese plano (lo que no sucederá hasta el final del mahamanvantara) podremos estar en condiciones de formular ideas respecto al plano astral cósmico.

Segundo. Que toda manifestación del aspecto sexual, tal como la comprendemos en los distintos reinos de la naturaleza, es una expresión de la energía del Logos cuando afluye a través de, y estimula a ese centro en Su cuerpo que corresponde a los órganos genitales. Todas las funciones creadoras de la familia vegetal, animal y humana, consideradas como un todo, son hasta ahora
[e458] puramente físicas y están basadas en el deseo inferior. El deseo del Logos por encarnar físicamente constituye todavía la nota dominante. Más tarde, dicho deseo no será tan intenso y se transmutara en el deseo de crear únicamente en niveles mentales. Esto es lo que pone en actividad el aspecto Destructor, que conduce a la oscuración eventual y a la “muerte” física del sistema solar. El indicio de que este aspecto está entrando en el poder se observará cuando se produzcan dos grandes acontecimientos: [i558]



  1. La capacitación del hombre para crear conscientemente en niveles mentales y la consiguiente transmutación de sus impulsos sexuales inferiores en superiores.
  2. La vitalización mental de otra gran parte del reino animal.

Cuando ambas se desarrollan en cualquier ronda, indicará que tiene lugar definitivamente la polarización mental del Logos; sólo podemos llegar a conocerlo estudiando las partes componentes de Su cuerpo de manifestación.

Lo que aquí se afirma sobre la forma mental logoica también puede decirse de un Hombre celestial y de un esquema planetario. A medida que Su polarización cósmica se hace más mental y transmuta Su naturaleza cósmica de deseo, se verá que la fuerza que actúa a través de Sus centros cambia de dirección de acuerdo a ello, extrayendo fuerzas de algunos de Sus globos y centros inferiores; ya no le interesará encarnar físicamente y, oportunamente, se retirara dentro de Sí Mismo. Su forma mental demostrará una disminución gradual de vitalidad, el globo físico denso morirá, desapareciendo la objetividad, mientras otros globos mantendrán temporalmente Su vida, aunque no por mucho tiempo. Entonces todo el esquema se oscurecerá y funcionará sólo en Su cuerpo astral cósmico.

Lo mismo sucede con una cadena y la Vida que le da forma, considerando a aquella simplemente como un centro en el cuerpo del Logos planetario, y poseyendo, sin embargo, su propio factor central. Esto puede observarse en la Luna, en forma interesante. Su Ocupante ya no deseaba manifestarse físicamente, por lo tanto retiró Su vida, queda sólo el cascarán desvitalizado; los otros dos aspectos han desaparecido y sólo el tercero, la vida inherente a la materia misma, permanece, para disiparse luego gradualmente a medida que transcurren los siglos. En lo que se refiere al hombre, se ve una condición similar
[i559] en la desintegración gradual del cuerpo físico después de la muerte; los otros dos aspectos se retiran y la forma se desintegra

Cuando se comprendan estos hechos fundamentales y el hombre empiece a darse cuenta de su posición como Creador, el concepto relativo al sexo también cambiará, se pondrá énfasis sobre
[e459] las leyes de la creación mental y la formulación científica de fórmulas mentales, mientras el aspecto físico denso de la creación quedará en suspenso. Cuando esto suceda, el hombre entrará en posesión de su derecho divino y el reino humano cumplirá su legítima función. El aspecto sexual -tal como se expresa en la actualidad- y todo el proceso de la reproducción es compartido el hombre con el reino animal y se funda en sus instintos salvajes y en su naturaleza física densa, la cual no constituye un principio. Cuando él se haya emancipado totalmente del reino animal y el tercero y cuarto reinos se diferencien entre sí, la naturaleza sexual y los órganos de reproducción serán considerados por el hombre común en forma muy diferente a como lo hace en la actualidad. Con el tiempo la creación será el resultado de impulsos mentales y no de los impulsos del deseo; entonces, el proceso (cuando se haya dado el impulso inicial en el plano mental) llegará a ser tan normal, tan seguro y tan inconsciente como lo es ahora el acto de respirar. Cuando esto acontezca (el momento está aún muy distante), la procreación física continuará, pero se hablará de la forma física en términos de concreción y de energía y se dará importancia a aquello que ha de ser corporificado. Se llegará a esa etapa cuando se capten y comprendan científicamente las funciones del cuerpo etérico y las leyes del pensamiento creador sean de dominio público; coincidirá con un período en que el reino animal estará nuevamente bajo la impresión manásica permitiéndosele obtener otra vez la individualización.

[i560] En esa época se reconocerá en forma general que Espíritu-materia son dos aspectos de la Unidad, y la actual terminología Espíritu y sustancia material será reemplazada por el concepto más amplio de energía positiva y negativa, como dos aspectos de Energía una. Entonces todos los fenómenos serán expresados en términos de fuerza y la cuestión sexual o la unión de macho y hembra, negativo y positivo, en el plano físico, será redimida y purificada.

Una idea corporificada es literalmente un impulso positivo que emana de niveles mentales y se reviste con un velo de sustancia negativa. A su vez ambos factores serán considerados como emanaciones de un centro de fuerza aún mayor que, mediante los mismos, expresa un propósito.

Una forma mental, tal como la construye el hombre, es la unión de una emanación positiva y otra negativa. Ambas son emanaciones de una Unidad, el Pensador coherente.

c. Llevar a cabo un propósito especifico. Estudiamos aquí el elemento más vital para la construcción de formas mentales. En el primer punto se ha tratado el aspecto conciencia o “respuesta
[e460] a la sensación o sentimiento”, introduciéndonos así en el estudio del proceso de construcción, el segundo aspecto logoico, el del Ego, o la realización de la dualidad esencial. En el segundo punto se trató mas detalladamente el aspecto objetivo y nos ocupamos de la forma tangible, introduciendo así el tercer aspecto logoico, el de la sustancia inteligente, o aquello por medio de lo cual la conciencia trata de expresarse. Ahora consideraremos el aspecto voluntad o propósito, introduciendo por lo tanto el primer aspecto logoico o la “voluntad de ser”. Cuando se medite cuidadosamente sobre este tercer punto, se observará, como es de esperar, que incluye a los otros dos y los sintetiza.

Ciertos factores deben ser tenidos en cuenta cuando consideramos las palabras “propósito específico”. Mediante su clasificación
[i561] trataremos de esclarecer este tema complejo. Las ideas implicadas son:

El factor identidad. Propósito específico es la aplicación práctica de la voluntad o la intención de una Existencia consciente e inteligente cuando se expresa como:

    1. Su fuente de origen.
    2. Su misión.
    3. Su método,
    4. Su objetivo.


Estos variarán de acuerdo a la naturaleza de la identidad emanante. Todas las formas mentales -logoicas, planetarias y humanas- (pues ninguna otra entidad de menor grado trabaja como creadora mental) emanan de una mente; son construidas para efectuar algún trabajo activo, manifestándose por reglas y leyes fijas, teniendo una meta definida o consumación inevitable,

El factor tiempo. El Propósito específico del sistema solar consiste en la evolución gradual de un plan definido que se origina en la Mente del Logos y llega a la consumación, lenta y cíclicamente. Tres vastos períodos de tiempo transcurren durante el proceso



El periodo de construcción, en el cual la forma es construida.

El período de utilización, en el cual una Vida central ocupa, vitaliza y utiliza la forma.

El período de disolución, en el cual la forma es desvitalizada, destruida y disipada.



En la primera etapa, lo que concierne a lo tangible y lo que trata de la objetividad es lo que más se recalca y tiene suprema importancia. En la segunda etapa, la vida o la conciencia subjetiva
[e461] dentro de la forma aparece gradualmente a la superficie, y la cualidad o psiquis de la forma mental, se hace evidente. En la etapa final, la forma mental (habiendo cumplido su misión) se divide en dualidad fundamental y la voluntad o energía (que permanece como unidad detrás de la dualidad) cesa su intento. [i562] La vida objetiva (vida espiritual cuando se trata de formas mentales cósmicas, vida manásica cuando se construyen formas mentales solares y vida elemental cuando se construyen formas mentales humanas) se retira y la forma se desvanece.

En todos estos casos es evidente que sólo estudiando cómo se desarrolla la cualidad de la forma mental se revelará su propósito inherente: únicamente cuando sus procesos emanentes sean comprendidos se reconocerá la naturaleza de su misión. Esto es fundamentalmente cierto respecto a todas las formas, lo cual es fácilmente comprobado cuando se trata de formas relativamente poco importantes -como las que construye el hombre actualmente-; cada forma por medio de



su color,
su vibración,
su dirección,
su nota clave,

 



revela al clarividente entrenado la naturaleza de la vida interna, la cualidad de la vibración y la naturaleza de su meta. La suma total de dichas características revelará el propósito mismo.

El factor kármico. Debido al efecto que produce la forma mental, ésta queda sujeta a la Ley del Karma. En la etapa actual de la historia del sistema -esa vasta tapa de transición entre la vida física densa y la existencia en el cuerpo etérico logoico- no es fácil para nosotros saber diferenciar entre las formas mentales que constituyen efectos y las que constituyen causas. Debe recordarse que sólo los señores cósmicos y los señores solares formulan pensamientos. Ningún Señor lunar ni inteligencias menores lo hacen. Por consiguiente los dos grupos ya mencionados quedan sujetos a la ley kármica. Son los únicos autoconscientes y por lo tanto responsables. Donde no existe autoconciencia no hay responsabilidad. Por ende, a los animales no se los considera responsables, y aunque
[i563] sufren en el plano físico y en sus vehículos físicos, en los planos más sutiles están libres de karma, pues carecen de memoria y presentimiento; no poseen la facultad de correlacionar y, como la chispa de la mente está ausente, no están sujetos a la ley de retribución, excepto en lo que concierne al cuerpo físico. La razón del sufrimiento del reino animal se halla oculta en el misterio [e462] del pecado de los sin mente (76) y en ese terrible período descrito en La Doctrina Secreta, que dio por resultado abortos y tergiversaciones de toda clase. Si este período y ese tipo particular de "malogrado propósito" no hubiese tenido lugar, no tendríamos la terrible relación kármica que existe hoy entre el tercero y cuarto reinos.

        Cuando el efecto de la vida y duración de una forma mental es maléfico y destructivo actúa como "mal karma" y si es benéfico actúa como "buen karma" en el grupo al cual pertenece el creador. A esto se refiere cuando se dice que una accion buena y altruista no produce karma.

        El factor de los constructores menores. Aquí se introduce un factor muy interesante sobre el cual nos extenderemos mas adelante cuando estudiemos los elementales. El propósito específico de una forma mental está muy estrechamente relacionado con el tipo de esencia dévica de la cual está construida y (en relación con el hombre en el plano mental) con el tipo de elemental que puede controlar y enviar como ocupante o agente vitalizador de la forma mental. Hablando superficialmente, un Logos solar actúa únicamente por intermedio de los grandes Constructores, los Manasaputras en Sus
[i564] distintos grados en los dos planos superiores del sistema solar, y trabaja por medio de Ellos, enviándolos a desempeñar la misión de construir y vitalizar, con un propósito especifico en vista, la forma mental del sistema. Los Logos planetarios trabajan principalmente por intermedio de los Constructores de los tres planos siguientes (atma budi manas), quienes construyen y controlan el trabajo de los esquemas planetarios. Los hombres trabajan por intermedio de los constructores de los planos mentales inferiores y del plano astral, porque las formas mentales humanas son kama manasicas; los constructores del plano físico entran automatícamente en acción por la fuerza de corrientes y energas iniciadas en materia sutil por los grandes Constructores.

        La clasificación dada en página aparte puede esclarecer esto.

        Mediante un estudio detenido se verá que la primera enumeración quíntuple se refiere a los reinos más importantes de la naturaleza, mientras que las dos últimas son particularmente
[e463]

IV CLASIFICACIÓN

ENTIDADES CONSTRUCTORAS

  CUALIDAD ENTIDAD CENTRO PERSONALIDAD REINO  
1. Atma Logos Cabeza (cerebro) Gran Hombre celestial Séptimo Unidad
2-3. Budi manas Logos planetario Corazón y Garganta Hombre celestial Sexto y Quinto Dualidad
4. Mental Hombre Plexo Solar Base de la Columna Vertebral Hombre Cuarto Triplicidad
5. Astral Animal Órganos de procreación   Tercero Dualidad
6. Etérico Vegetal Bazo   Segundo Transitorio
7. Denso Mineral Ninguno   Primero Unidad

 

 

[e464] interesantes porque el reino mineral en ningún sentido puede considerarse un principio, sino simplemente el punto más denso de concreción de lo abstracto; el reino vegetal ocupa un lugar peculiar en la economía del sistema como transmisor del fluido pránico vital, siendo definitivamente un puente entre lo consciente y lo inconsciente, empleando estas palabras en su sentido más amplio y general. Aunque es bien sabido que el reino mineral tiene conciencia propia, sin embargo, la sensación es más fácilmente reconocible en el segundo reino; la diferencia que existe entre la conciencia del mineral y la del animal es tan grande que sus respectivas conciencias son fundamentalmente disímiles. Entre ambos se encuentra el reino vegetal, que se aproxima por lo general más a la conciencia animal que a la del mineral, teniendo mayor relación esotérica con la evolución dévica. [i565]

[i566] Estos reinos de la naturaleza constituyen “formas mentales”, poseen cuerpo, vitalidad, cualidad y propósito; son enviadas a cumplir una misión específica, por una vida superior a la de ellos: esas vidas son autoconscientes y una mezcla de mente espíritu y forma objetiva. Unicamente quienes son autoconscientes pueden crear, tener propósito, coordinar, dirigir y controlar.

Aunque parezca que no se ha dicho bastante, sin embargo, después de considerar debidamente los cuatro puntos citados en relación con el “propósito” de una forma mental, el estudiante puede dilucidar mucho por sí mismo.

Ampliando estas ideas hasta el Logos solar, surgirán probablemente sugestivos interrogantes que sólo serán beneficiosos por lo que pueden expandir el concepto y ampliar el horizonte del Pensador. El propósito logoico no es aún comprensible para el hombre: de nada servirá meditar sobre él, sin embargo, en la acumulación de ideas y su captación por los pensadores, puede llegar gradualmente el día del reconocimiento y la subsiguiente colaboración con ese propósito divino. Mientras tanto, formulemos algunos de dichos interrogantes, dejando que el futuro revele la respuesta:



  1. ¿Cuál podría ser el propósito de la actual encarnación del Logos solar?
  2. ¿Cuál es el propósito que quizás actúe en nuestro propio esquema planetario y el plan fundamental de nuestro Logos planetario?
  3. ¿En qué difiere de los otros esquemas planetarios?
  4. ¿Cuál es el propósito que se halla detrás de la relación existente entre la Tierra y Venus?
  5. ¿Podría investigarse de alguna manera cuál es el propósito de todo el reino animal? [e465]

  6. ¿Cuál es el propósito que se halla detrás de la actual evolución de la presente raza raíz? ¿Podemos comprenderlo? ¿Cuál es el propósito que se halla detrás de las distintas formas nacionales?


[i567] Reduzcamos ahora la idea a una base más práctica, y formulemos preguntas sobre las siguientes líneas:

    1. ¿Qué tipo de materia empleo generalmente para formular pensamientos?
    2. ¿Cuál es la cualidad síquica de mis formas mentales?
    3. ¿Con qué propósito especifico empleo la materia mental?
    4. ¿Trabajo consciente o inconscientemente con materia mental?
    5. ¿Vitalizo mis formas mentales con una entidad de orden elevado o inferior?
    6. ¿Estudio las leyes de la construcción?
    7. ¿Comprendo el poder de la voluntad para vitalizar?
    8. ¿Destruyo las formas mentales por un acto de voluntad consciente cuando han cumplido su propósito?
    9. ¿Construyo formas que producen efectos kármicos o que son para bien del grupo?

Muchas ideas surgirán como las anteriores, y por el estudio de las mismas el hombre aprende las leyes de la existencia.

2. Las Leyes de! Pensamiento.

Existen tres grandes leyes que podríamos considerar como las leyes fundamentales del cosmos, ese sistema mayor (reconocido por todos los astrónomos) del cual formamos parte, y las siete leyes innatas del sistema solar. Deberíamos considerarlas secundarias aunque desde el punto de vista de la humanidad, son las más importantes.

a. Tres leyes cósmicas. La primera de ellas es la Ley de Síntesis. Para quienes no han desarrollado la facultad búdica les resulta casi imposible comprender el alcance de esta ley. Demuestra que todas las cosas -abstractas y concretas- existen como una sola; rige la forma mental de ese Logos cósmico
[i568] en cuya conciencia nuestro sistema y nuestro centro mayor desempeña su parte. Presentimos que nuestro sistema en evolución es una unidad de Su pensamiento que constituye en su totalidad una forma mental, un todo concreto y no un proceso diferenciado. Es la suma total y el centro, la periferia y el círculo de manifestación considerados como una unidad.

La siguiente es la Ley de Atracción y Repulsión. La ley describe fundamentalmente la fuerza compulsiva de atracción que
[e466] mantiene unido nuestro sistema solar al del Sirio; a nuestros planetas girando alrededor de nuestra unidad central, el Sol; a los sistemas menores de materia atómica y molecular circulando alrededor de un centro en el planeta; a la materia de todos los cuerpos del plano físico, y a la de los cuerpos sutiles coordinados alrededor de su centro microcósmico.

La tercera es la Ley de Economía que ajusta todo lo relativo a la evolución material y espiritual del cosmos para el mejor beneficio y el menor desgaste de fuerzas. Hace perfecto a cada átomo de tiempo y período eterno, y “lleva a cabo” todas las cosas hacia adelante, hacia arriba y a su conclusión con el menor esfuerzo posible, exacto equilibrio y necesario grado de vibración. La disparidad de ritmo es realmente una ilusión del tiempo y no existe en el centro cósmico. Debemos meditar sobre esto pues encierra el secreto de la paz; es necesario llegar a comprender el significado de la palabra conclusión, pues describe la próxima expansión de conciencia racial y tiene un significado oculto.

La nomenclatura de estas leyes no explica todo, pues es poco menos que imposible expresar abstracciones mediante el lenguaje, sin perder en el proceso el sentido interno. En estas leyes tenemos nuevamente demostrada la triple idea, rigiendo la analogía, como es de esperarse.
[i569]

La Ley de Síntesis El Aspecto Voluntad 1er. Aspecto.
La Ley de Atracción El Aspecto Amor 2do. Aspecto.
La Ley de Economía El Aspecto Actividad 3er. Aspecto.


b. Siete leyes del sistema. Subsidiarias a las tres leyes principales tenemos las siete leyes de nuestro sistema solar. Nuevamente hallamos que la ley de analogía aclara y las tres se convierten en siete como en cualquier parte del esquema logoico. Cada una de estas siete leyes tiene una correlación interesante con los siete planos, ellas son:



    1. La Ley de Vibración, base de la manifestación que empieza en el primer plano. Es la ley atómica del sistema, así como en cada uno de nuestros planos el primer subplano es el plano atómico.
    2. La Ley de Cohesión. La cohesión se evidencia primeramente en el segundo plano; es el primer plano molecular del sistema y el hogar de la Mónada, manifestándose allí coherencia divina.
    3. La Ley de Desintegración. En el tercer plano, el quíntuple superhombre llega a desprenderse, finalmente, de todas las envolturas. Un Chohan de la sexta Iniciación descarta las envolturas de grado inferior al vehículo monádico, desde la envoltura átmica hasta la física.
    4. La Ley de Control Magnético mantiene su dominio predominante en el plano búdico; cuando se va adquiriendo el control de esta [e467]

      ley, ocultamente la Mónada adquiere también el control de la personalidad por medio del cuerpo egoico.


    5. La Ley de Fijación se demuestra principalmente en el plano mental, y tiene una estrecha relación con manas, el quinto principio. La mente controla y estabiliza, trayendo como resultado la coherencia.
    6. La Ley del Amor es la ley del plano astral. Su objetivo es transmutar la naturaleza de deseo, vinculándola con el magnetismo superior del aspecto amor en el plano búdico.
    7. La Ley de Sacrificio y Muerte es el factor que controla en el plano físico la destrucción de la forma, a fin de que pueda progresar la vida evolucionante, es uno de los métodos fundamentales de la evolución.


La Ley intermedia del Karma. Existe también una ley intermedia, ley sintética del sistema [i570] de Sirio. Dicha ley se denomina en término genérico Ley del Karma y, realmente, describe el efecto que el sistema de Sirio tiene sobre nuestro sistema solar. Cada uno de los dos sistemas, en lo que se refiere a su economía interna, es independiente en tiempo y espacio o, en otras palabras, en su manifestación. Prácticamente no producimos ningún efecto sobre nuestro sistema paterno, siendo la acción refleja tan tenue que es casi insignificante, pero se sienten efectos muy definidos en nuestro sistema por causas que surgen de Sirio. Dichas causas, cuando se experimentan como efectos, las denominamos la Ley del Karma, e iniciaron originalmente el Karma del sistema que, una vez que ha entrado en efecto, constituye lo que se denomina Karma en la literatura ocultista y oriental.

Cada uno de los Señores Lipikas y los Señores del Karma de nuestro sistema están regidos por un Señor más elevado del sistema de Sirio.

Tenemos por consiguiente:

    1. Las tres leyes cósmicas de Síntesis, Atracción y Economía,
    2. La Ley siria del Karma.
    3. Las siete leyes del sistema solar.


Como ya se ha dicho, nuestras siete vibraciones principales son las del plano cósmico inferior; allí se halla nuestra morada. Nuestro Logos Mismo, corazón de Su propio sistema, se encuentra en el plano astral cósmico, estando allí polarizado. Así como los entes de la cuarta Jerarquía creadora, la humana, evolucionan empleando cuerpos físicos, aunque están polarizados actualmente en sus vehículos astrales, de la misma manera hemos visto que el sistema solar objetivo forma el cuerpo físico del Logos, pero Su polaridad reside en Su cuerpo astral. Es significativo que en este manvantara mayor, el Logos está por recibir la cuarta Iniciación cósmica. Un dato iluminador radica en la analogía que existe entre este
[e468] enunciado y el [i571] desarrollo de la cuarta raza raíz y la actual cuarta ronda o astral. (77)

El sistema del Logos de Sirio se halla en el plano mental cósmico, en forma sutil e incomprensible para nosotros, nuestro Logos, con Su sistema, forma parte de un Logos aún mayor. Esto no implica una pérdida de identidad, aunque la cuestión sea demasiado abstrusa para poder expresarla más adecuadamente. En esta analogía puede encontrarse la idea fundamental de toda la enseñanza dada sobre el gran Hombre celestial. Todo el concepto de estas leyes está ligado a esta idea. Tenemos las tres leyes de los planos superiores cósmicos, abarcando en la belleza de la síntesis a los sistemas mayor y menor. Luego tenemos la gran Ley de Sirio, la Ley de Karma, en el tercer subplano del plano mental cósmico, que realmente controla a nuestro Logos y Sus acciones, de la misma manera que el ego -en el transcurso de la evolución- controla a la personalidad humana.

Deberíamos recordar que de acuerdo a la Ley de Analogía o Correspondencia, tendríamos en el Cosmos una relación similar a la que existe en el microcosmos entre el ego y la personalidad. Gran parte del contenido de esta sugerencia podría considerarse benéfico. Sin embargo, no debemos llevar la analogía demasiado lejos, pues no hemos evolucionado bastante como para tener conciencia planetaria y mucho menos del sistema, por lo tanto ¿cómo puede pretenderse llegar a concebir el a b c de la verdad cósmica? Hasta ahora sólo es posible dar datos superficiales, conceptos amplios y generalizaciones. De una cosa podemos estar seguros y es que la identidad siempre permanece.

Permítaseme explicar por medio de una ilustración

Cada uno de nosotros, durante el proceso de evolución, forma parte de uno de los Hombres celestiales, quienes a su vez forman los
[i572] siete centros en ese Hombre celestial mayor, el Logos. Sin embargo, aunque estemos sumergidos en el todo, no perdemos nuestra identidad, sino que permanecemos siempre como unidades separadas de conciencia, aunque somos uno con todo lo que vive o es. De la misma manera nuestro Logos no pierde Su identidad, aunque forme parte de la Conciencia del Logos de Sirio. A su vez, el Logos de Sirio es uno de los siete grandes Hombres celestiales, centros a su vez en el cuerpo de AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE.

Las leyes y los planos. Mientras estudiamos las sietes leyes
[e469] del sistema solar, podríamos hacerlo plano por plano, de tres maneras:



    1. Estudiar sus efectos tal como se manifiestan en el sendero de involución.
    2. A medida que se manifiestan en el sendero de evolución o de retorno
    3. Considerar las leyes que afectan a los organismos humano y dévico que evolucionan por su intermedio.


Al hacer esto obtendremos gradualmente una idea amplia y general como nuestro sistema (la forma mental del Logos) fue paulatinamente construido, controlado y mantenido unido, y cuán numerosas e intrincadas son las interrelaciones. Se presume que han sido aceptadas ciertas hipótesis fundamentales que constituyen la base de todo lo que voy a decir. En primer lugar, imaginemos que un Constructor o Mente creadora, trabaja a fin de producir algo ordenado y expresarlo por medio de un objetivo visible. El universo objetivo es únicamente el producto de alguna mente subjetiva. Luego sigamos imaginando que el material es el fruto de algún sistema anterior, y es todo lo que ha quedado de algo consumado en el pasado. En consecuencia, tenemos el Constructor y el material, debemos pues aceptar [i573] la proposición de que este Constructor continúe con Su construcción, regido por ciertas leyes definidas que guían la selección del material, controlan la forma que Él erige y le indican el procedimiento a seguir para consumar Su idea. No debemos olvidar que, en la mente del Logos, tres grandes símbolos representan cada uno de Sus tres sistemas, y que el todo existe para él como una forma mental concreta, pues esta aprendiendo a manipular la materia del plano mental cósmico en niveles concretos, de la misma manera que el hombre trabaja con las leyes del pensamiento y en la construcción de formas mentales. Lo único que puede hacerse es presentir los símbolos de los sistemas pasado y presente. Quizás si pudiéramos visualizar una svástica de color verde brillante de diez brazos en ángulo recto y emanando desde un radiante sol central, podríamos tener una idea de la forma mental que constituyó la base del primer Sistema, el sistema de actividad. La forma mental básica del segundo sistema personifica la svástica verde de la primera manifestación añadiéndole círculos azules concéntricos y entrelazados; en grupos de tres, unidos por un gran círculo. Por supuesto ambos símbolos se encuentran en dimensiones superiores. Se desconoce aún el símbolo del próximo sistema. Después de captar y aceptar estas tres leyes fundamentales, podemos continuar con la actuación de las leyes del sistema en los siete planos, recordando que [e470] las siete pueden aplicarse en el subplano que numéricamente corresponde a cada plano. Permítaseme ilustrar brevemente:

La cuarta ley de Control Magnético por ejemplo, domina el cuarto subplano de cada plano, en la cuarta ronda y, especialmente, en la cuarta raza raíz. Entonces tendremos la analogía siguiente:

4ta. Ley Control magnético.
4to. Rayo Armonía o belleza.
4to. Plano El búdico. [i574]
4to. Subplano         Control magnético búdico.
4ta. Ronda Magnetismo físico denso que controla la manifestación sexual en el plano físico, inspirado por el deseo astral, reflejo del búdico.
4ta. Raza raíz La Atlante, en la cual se manifestaron especialmente las cualidades mencionadas.


1. La Ley de Vibración. Es la ley del primer plano y rige a todos los subplanos atómicos de cada plano. Marca el comienzo del trabajo del Logos y la iniciación original de la actividad de mulaprakriti. La vibración del subplano atómico pone en movimiento, en cada plano, la materia de ese plano. Es el ritmo clave. Podemos resumir el significado de esta ley en las palabras “luz” y “fuego”. Es la ley del fuego; rige la transmutación de los distintos colores en su síntesis original. Controla la división del Uno en los siete y su reabsorción nuevamente en el Uno. En realidad es la ley fundamental de la evolución que necesita involucionar. Es análoga al primer movimiento que hizo el Logos para expresarse a Sí Mismo por intermedio de nuestro sistema solar. Emitió el Sonido, un Sonido triple, uno por cada uno de Sus tres sistemas, e inició una ondulación en el océano del espacio. El sonido aumenta su volumen a medida que transcurre el tiempo y, una vez alcanzado su pleno volumen, cuando ha llegado a su máxima consumación, constituye una de las notas del gran acorde cósmico. Cada nota tiene seis subtonos que, con la primera, forman los siete; por consiguiente, la Ley de Vibración comprende dieciocho vibraciones menores y tres mayores, formando las veintiuna de nuestros tres Sistemas. Dos multiplicado por nueve (2 * 9) son dieciocho, numero clave de nuestro sistema de amor. El número veintisiete oculta el misterio del tercer sistema.

En el sendero de involución, los siete grandes Alientos o Sonidos se dirigieron hacia el subplano atómico de cada plano, y allí [i575] la vibración básica repitió, en su pequeño mundo, el método de vibración logoica, dando lugar a seis alientos subsidiarios. Tenemos aquí la misma analogía que en la cuestión de los Rayos, pues hallaremos que las líneas de vibración son 1-2-4-6. Esto sucede lógicamente porque la involución es negativa y receptiva y corresponde al polo femenino, así como los rayos abstractos eran [e471] 2-4-6. Esta verdad requiere ser meditada y pensada en forma abstracta, está vinculadas con el hecho de que el segundo sistema es receptivo y femenino: concierne a la evolución de la conciencia de la psiquis.

En el Sendero de evolución dicha ley controla el aspecto positivo del proceso. Todo es ritmo y movimiento, y cuando todo lo que evoluciona en cada plano obtiene la vibración del subplano atómico se alcanza la meta. Por lo tanto, cuando hayamos obtenido las primeras vibraciones más importantes y perfeccionado los vehículos para todas las evoluciones (no sólo la humana) de la quíntuple materia del subplano atómico, entonces habremos completado la ronda evolutiva que corresponde a este sistema. En el sistema venidero agregaremos las próximas dos vibraciones que completan la escala, entonces nuestro Logos habrá terminado su construcción.

La cuarta Jerarquía creadora, la de las Mónadas humanas, debe aprender a vibrar en forma positiva, pero los devas siguen la línea de menor resistencia, permanecen negativos, adoptan la línea pasiva, la de acatar la ley. Sólo las Mónadas humanas, en los tres mundos, siguen la línea positiva y aprenden la lección de la obediencia divina por la oposición, la lucha, la pugna y la contienda. Sin embargo, debido a la acrecentada fricción por medio de esa lucha, progresan comparativamente con mayor rapidez que los devas. Necesitan hacerlo, pues han perdido mucho terreno que deben recuperar.

La Ley de Vibración es la ley de progreso, movimiento y rotación. En el séptimo plano o inferior, la vibración es lenta, pesada y aletargada, desde el
[i576] punto de vista del primero, y cuando aprenden a vibrar o a girar más rápidamente entramos en el sendero de retorno. Por consiguiente implica necesariamente construir los vehículos dévico y humano en materia más refinada. En este segundo sistema, en los cinco planos de la evolución humana, tenemos los cinco vehículos -físico, astral, mental, búdico y átmico purificados, sutilizados, intensificados y refinados. En los dos inferiores, el físico y el astral, sólo existe la materia de los cinco subplanos superiores de sus respectivos planos, porque los dos subplanos inferiores son demasiado bajos para los cuerpos dévico y humano y fueron dominados en el primer sistema. El cuerpo mental es el primero que contiene materia de todos los subplanos. El objetivo de la evolución para nosotros es el amor dominado por la inteligencia -o la inteligencia dominada por el amor, pues la interacción será total. La raza humana vino a la existencia en un punto de la cadena donde en forma natural adoptó cuerpos de los quintos subplanos astral y físico; una analogía [e472] puede observarse en la llegada de Egos muy avanzados, a la cuarta raza raíz.

2. La Ley de Cohesión. Es una de las leyes subsidiarias de la Ley de Atracción cósmica. Es interesante notar que esta ley se manifiesta en modo triple en el actual Sistema de Amor:

En el plano de la Mónada,
se manifiesta como ley de cohesión, ley de nacimiento, si podemos usar este término, resultando la aparición de las Mónadas en sus siete grupos. El amor es la fuente y la Monada de amor el resultado.

En el plano búdico
se manifiesta como ley de control magnético. Se demuestra como el aspecto amor-sabiduría, que irradia del ego y, oportunamente, reúne en si la esencia de toda la experiencia adquirida por medio del Ego, a través de las vidas de la personalidad, y controlada completamente desde el plano búdico. El magnetismo y la capacidad de demostrar amor son esotéricamente expresiones sinónimas.

En el plano astral
se manifiesta como amor demostrado a través de la
[i577] personalidad. Todas las ramificaciones de la ley de atracción que se manifiestan en este sistema, se demuestran como fuerza que une internamente, tiende a la coherencia, da por resultado la adhesión y conduce a la absorción. Todos estos términos son necesarios para dar una idea general de la cualidad fundamental de esta ley; es una de las más importantes del sistema si es permitido establecer diferencias; podríamos denominarla la ley de coalición.

En el sendero de involución controla el primer acopio de materia molecular que se halla por debajo del subplano atómico. Constituye la base de la cualidad de atracción que pone en movimiento a las moléculas y las reúne en conglomerados necesarios. Es el compás de los subplanos. El subplano atómico establece el grado de vibración; lo mismo puede decirse en otras palabras, que la Ley de Cohesión fija la coloración de cada plano. Debe recordarse siempre cuando tratamos estos fundamentos abstractos que las palabras sólo oscurecen el significado, sirven de sugerencia y no como aclaración.

La Ley cósmica de Atracción controla todas las leyes subsidiarias en la manifestación, así como la Ley de Síntesis rige el pralaya y la oscuración; la Ley de Economía trata de la actuación general, por la línea de menor resistencia, del esquema logoico. Durante la manifestación tenemos mucho que hacer con la Ley de Atracción, y al estudiarla encontraremos que cada ley subsidiaria no es más que una diferenciación de esa Ley.

Esta segunda ley del sistema rige especialmente al segundo plano y al segundo subplano de cada plano. Será de interés
[e473] estudiarlo y establecer la analogía subyacente, recordando siempre que lo único que puede hacerse es indicar ciertas cosas y líneas de pensamiento que, si se siguen, podrán conducir a la iluminación.

El segundo Rayo y la segunda Ley están estrechamente aliadas y resulta
[i578] interesante comprender que es en el segundo subplano del plano monádico donde la mayoría de las Mónadas tienen su morada; hay una pocas Mónadas de poder o de voluntad en el subplano atómico, pero no son numerosas, forman simplemente un núcleo que se halla en preparación evolutiva para el 3er. Sistema, el de poder. La mayoría de las Mónadas de amor están en el segundo subplano; en el tercer subplano pueden encontrarse cierto numero de Mónadas de actividad, pero no tan numerosas como las Mónadas de amor. Son las que fracasaron en el 1er. sistema.

Como ya se sabe, existe un canal directo entre los subplanos atómicos de cada plano. Esto es más o menos aplicable a cada subplano y al subplano superior que numéricamente le corresponde, por lo tanto, hay un canal directo y muy amplio entre el segundo subplano de cada plano, capacitando a las Mónadas de amor a vincularse con facilidad peculiar con todos sus vehículos cuando están compuestos de materia del segundo subplano. Después de la iniciación, el cuerpo causal se encuentra en el segundo subplano del plano mental y entonces comienza el control monádico.

Las Mónadas de amor regresan (después de vivir en los tres mundos y de haber alcanzado su meta) al segundo plano de donde originaron, siendo también la meta de las Mónadas de actividad que han de desarrollar el aspecto amor. En los cinco mundos de la evolución humana ambos grupos de Mónadas deben controlar la materia atómica y la molecular, y esto se realiza utilizando plenamente (lo más plenamente posible en este segundo sistema) el aspecto voluntad o poder.

El “Reino de Dios sufre la violencia, y el violento lo toma por la fuerza” o por la Voluntad o poder. No es la Voluntad como la conoceremos en el último sistema, sino la Voluntad como es conocida en el actual sistema y debe ser utilizada al máximo por la Mónada evolucionante en su lucha por controlar cada subplano atómico. Las Mónadas de poder tienen
[i579] que luchar más denodadamente, de allí el hecho frecuentemente evidente que las personas que pertenecen a lo que denominamos Rayo de poder, tienen a menudo tantas dificultades y por lo general no son queridas. Deben construir en los seis planos el aspecto amor, el cual no es muy prominente en su desarrollo.

Se ha dado un indicio respecto al número aproximado de Mónadas que existen:
[e474]


35 mil millones de Mónadas de amor,
20 mil millones de Mónadas de actividad,
5 mil millones de Mónadas de poder,

haciendo un total de sesenta mil millones de Mónadas humanas.

Las Mónadas de poder, aunque en manifestación, son hasta ahora muy raras en encarnación. Vinieron en gran número al final de la cadena lunar y vendrán nuevamente en plena fuerza numérica en las dos últimas rondas de la presente cadena.

Ahora podemos establecer brevemente la analogía entre la segunda ronda y la segunda raza raíz, demostrando cómo la Ley de Cohesión estuvo especialmente activa en estos períodos. Una condición nebulosa pronunciadamente volátil caracterizó a la primera ronda y a la primera raza. Su cualidad característica fue el movimiento, acompañado de calor, en forma similar al primer sistema, pero en la segunda ronda y también en la segunda raza se observa una cohesión definida, siendo más claramente reconocibles los contornos de la forma. Puede verse además con claridad la cohesión, como característica distintiva de nuestro segundo y actual sistema. Todas las cosas tienden a unirse; aproximación, unificación, atracción simultánea entre dos o más cosas se verán siempre como principio gobernante, ya sea que consideremos el problema sexual o se demuestre en la organización comercial, en el desarrollo científico, en la industria o en la política. Bien podríamos decir que la Unificación de los muchos separados es la nota clave de nuestro sistema.

Otra sugerencia puede darse. En el sendero de
[i580] involución, esta ley rige la unión y la segregación de la materia; en el sendero de evolución controla la construcción de formas; se ha dicho que la materia del subplano superior constituye la base de un nuevo plano; por consiguiente, tenemos en el subplano atómico un punto en que tiene lugar la fusión, convirtiéndose en un plano de síntesis, del mismo modo que el primer plano o logoico es el plano de síntesis para este sistema. Allí tiene lugar la fusión de la evolución en un estado inconcebiblemente más elevado.

3. La Ley
de Desintegración. Es la ley que rige la destrucción de la forma a fin de que la vida inmanente pueda brillar en su plenitud. Este es otro aspecto de la Ley de Cohesión -su antítesis (si así puede expresarse), y constituye parte del plan divino como la ley de atracción. Esta ley terminará conjuntamente con el sistema solar, pues las grandes leyes de atracción, cohesión y amor regirán hasta el devenir. La Ley de Desintegración tiene su analogía en la ley cósmica, pero es casi incomprensible para nosotros. La Ley de Economía encierra la clave de esta ley. Cuando la Mónada ha circulado a través de todas las formas desintegradas [e475] y alcanzado la sexta Iniciación, vuelve a su fuente primordial monádica y las cinco envolturas menores son destruidas. Luego, las Mónadas mismas no se desintegran, se sintetizan. Esta ley controla solamente el tercer plano y cesa de actuar de esta manera particular cuando ha trascendido el tercer plano.

Para la raza ésta es una de las leyes más difíciles de comprender. Algunas de sus actuaciones pueden observarse y en parte ser comprendidas en el sendero de evolución, pero en el sendero de involución o de construcción, la actuación de la ley no es tan evidente para el observador superficial.

En el sendero de involución controla el proceso de la
[i581] desintegración de las almas grupales; rige los períodos en que las triadas permanentes son transferidas de una forma a otra; actúa en medio de los grandes cataclismos mundiales, y es necesario recordar que rige no sólo las catástrofes en el plano físico (como las denominamos erróneamente), sino los cataclismos correspondientes al plano astral y a los niveles inferiores del plano mental. Rige la destrucción en el plano físico, especialmente la que afecta al reino mineral: en el plano astral, controla la desintegración de las formas mentales; disuelve el vehículo astral cuando es abandonado, y también el mental: su actuación da por resultado la disipación del doble etérico.

Podemos nuevamente correlacionar esta ley con la de Atracción, pues ambas interactúan entre sí. Esta ley destruye las formas y la Ley de Atracción atrae nuevamente a la fuente de origen la materia de esas formas antes de comenzar su reconstrucción.

En el sendero de evolución los efectos de esta ley son muy conocidos, no sólo por la destrucción de los vehículos abandonados, mencionados anteriormente, sino por la destrucción de las formas que encierran grandes ideales -formas de control político, formas por las cuales la naturaleza misma evoluciona, además de ésas en que se manifiesta la conciencia individual, las grandes formas mentales religiosas, los conceptos filantrópicos y todas las formas que la ciencia, el arte y la religión adoptan en cualquier época determinada. Oportunamente, todo se destruye debido a la acción ejercida por esta ley.

Su actuación es más evidente para la común mentalidad humana en sus manifestaciones actuales en el plano físico. Podemos trazar la conexión existente entre el plano átmico y el físico (que se demuestra en el plano inferior como la ley de sacrificio y muerte), pero su efecto también puede observarse en los cinco planos. Es la ley que destruye la última envoltura que separa al Jiva perfecto. No ha sido aún aclarado plenamente
[i582] (porque la ley de analogía ha sido bien estudiada y en realidad no es muy [e476] evidente) que en el tercer subplano de cada plano esta ley actúa en forma especial, causando la definitiva destrucción de lo que tiende a la separación. Como todo lo que actúa en el sistema, su proceso es lento; el trabajo de desintegración comienza en el tercer subplano y termina en el segundo, cuando la Ley de Desintegración está influenciada por la Ley de Cohesión, y la desintegración ha efectuado aquello que hace posible la cohesión. La ilustración de esto la tenemos en el plano mental. El cuerpo causal del hombre común está en el tercer subplano y, cuando un hombre se capacita para fusionarse con la Tríada, ese cuerpo causal ha de ser descartado y eliminado. Bajo la Ley de Sacrificio y Muerte la desintegración empieza en el tercer nivel y es consumada en el segundo, cuando el hombre se fusiona con la Triada, etapa preparatoria de su final fusión con la Mónada.

Otra ilustración de lo mismo puede encontrarse en el plano físico. Cuando un hombre ha alcanzado el punto en que puede sentir y ver el cuarto éter, está listo para quemar la trama etérica, ubicada en el punto medio entre la materia del tercero y segundo subplanos que componen su cuerpo físico. Cuando se efectúa esta desintegración el hombre se fusiona con su vehículo astral, estableciendo la consiguiente continuidad de conciencia. Esta analogía y desintegración pueden establecerse en cada plano, hasta que finalmente en el tercer subplano del nivel atómico, llega la desintegración final, dando por resultado la fusión con la conciencia monádica.

El tercer Rayo, el de adaptabilidad o actividad, tiene una estrecha relación con esta ley. Mediante la actividad (o adaptación de la materia a la necesidad) la forma llega al ser; es empleada en la actividad y, debido a esa adaptación, se convierte en una forma perfecta,
[i583] y en el momento de alcanzar la perfección pierde su utilidad; se cristaliza, se rompe y la vida evolucionante escapa en busca de nuevas formas que posean mayor capacidad y sean mas adecuadas. Esto sucede durante la vida del Ego reencarnante en las rondas y razas humanas, en el sistema solar y en todos los procesos Cósmicos

En la tercera cadena, la cadena lunar, tenemos un interesante hecho relacionado con esto. En dicha cadena el grado de realización del individuo correspondía al de Arhat o cuarta Iniciación -la iniciación que marca la separación final de los tres mundos y la desintegración del cuerpo egoico.

Al finalizar la tercera raza raíz se produjo el primero de los grandes cataclismos que destruyó la forma de la raza e inauguró una nueva, la primera raza definidamente humana, tal como la conocemos. Se encontrará que la analogía es aplicable desde
[e477] cualquier punto de vista que sea estudiado el tema. En la tercera subraza también puede observarse la analogía aunque no es aún evidente para la limitada visión que caracteriza a la mayoría de nosotros. La estrecha proximidad de un efecto frecuentemente vela a causa.

4. La Ley de Control Magnético. (78) Es la ley fundamental que controla a la Tríada espiritual. Por su intermedio, la fuerza de la evolución impele al Ego a progresar en su ciclo de reencarnación hasta unirse nuevamente con los de su especie. Por medio de la separación se encuentra a sí mismo y luego -impulsado por el principio búdico o crístico inmanente- se trasciende a sí mismo y vuelve a encontrarse en todos los yoes. Esta ley mantiene al yo inferior evolucionante en una forma coherente. Controla al Ego en el cuerpo causal de la misma manera que el Logos controla a la Monada en el segundo plano. Esta es la ley del plano búdico; [i584] Maestro es Aquel que puede actuar en los niveles búdicos y ejerce control magnético en los tres mundos. Lo de abajo siempre está controlado por lo de arriba, destacándose el efecto que los niveles búdicos producen sobre los tres inferiores aunque todavía esto no lo aceptan nuestros pensadores. La Ley de Amor, en los tres mundos, mantiene todo unido y atrae todo hacia arriba. Esto se demuestra en la Tríada como Ley de Atracción.

En el sendero de involución esta ley actúa con los átomos permanentes en el cuerpo causal. Constituye el principio búdico, y su relación con el átomo permanente inferior de la Tríada es el resorte principal de la vida del Ego. En el sendero de descenso, tiene mucho que ver con la ubicación de los átomos permanentes, pero esta cuestión es muy abstrusa y no ha llegado todavía el momento de una mayor elucidación. En la tercera emanación (en que se formó el cuarto reino, el humano) esta Ley de Control Magnético efectuó la conjunción del hombre astro-animal y la Mónada descendente, empleando la chispa de la mente como método de unificación. Nuevamente podemos observar cómo actúa. Los planos monádicos, búdico y astral, están estrechamente aliados y en ellos encontramos la línea de menor resistencia; a eso se debe la facilidad con que el místico hace contacto con el plano búdico y aún con planos más elevados. Las líneas de menor resistencia de los tres sistemas son:
[e478]


Primer sistema

Físico, mental y átmico.

El átmico fue el punto más elevado de realización en ese sistema.

Segundo sistema Astral, búdico y monádico.
Tercer sistema Mental, átmico y logoico.



Por lo tanto, observen la analogía existente entre el cuarto reino y la actuación de esta cuarta ley. Es de importancia vital en esta cuarta cadena.

En lo que se refiere a la evolución humana, esta cuarta ley es de primordial importancia en la actualidad. El objetivo del esfuerzo humano es
[i585] dual, consistiendo en ser controlado por esta ley y también en manejarla para prestar servicio. Debido a esta ley la expresión sexual, tal como la conocemos, es transmutada y elevada; el sexo solamente es una demostración, en el plano físico, de la Ley de Atracción, y también la actuación de dicha ley en el reino humano y en todos los reinos inferiores. El amor hacia todo lo que respira y la atracción demostrada como servicio es semejante a lo expresado en la Tríada. La expresión del sexo, dos que se unen, se transmuta cuando los muchos se unen para prestar servicio, engendrando nuevos ideales y una nueva raza, la espiritual.

Aquí podría indicar un hecho numérico que sería de interés en lo que respecta a la cuarta jerarquía que, como se sabe, es la humana; sin embargo, si contamos las cinco jerarquías que han desaparecido, constituye en realidad la novena. Nueve es el número de la iniciación, el del adepto y el del hombre que funciona en su vehículo búdico.

El cuarto Rayo opera también en estrecha relación con la cuarta Ley, siendo el Rayo de Armonía o Belleza -Armonía por medio del control, ese control que involucra el conocimiento de la sabiduría. Es la armonía de lo similar; el equilibrador de todo por medio de la comprensión de las leyes del magnetismo que produce la coordinación de lo muy diverso en el uno homogéneo; el magnetismo gobierna la síntesis de los muchos aspectos en la unidad. Esta armonía se logra por intermedio del quinto plano, y el quinto Rayo de Conocimiento Concreto actúa como peldaño hacia el cuarto, pues muchos que trabajan en el quinto Rayo pasan eventualmente al cuarto. En este sistema el quinto Rayo es de suma importancia en el desarrollo de todos los egos. Todos debemos pasar algún tiempo en él antes de permanecer definitivamente en su Rayo monádico correspondiente. En la mayoría de las encarnaciones pasamos mucho tiempo en el quinto subplano de cada plano, regidos principalmente por el quinto Rayo. Luego todos
[i586] pasan al cuarto subplano y allí son gobernados por el cuarto Rayo, y en [e479] este período particular de la cuarta ronda en la cuarta cadena los egos en evolución pasan más tiempo en el cuarto subplano que en cualquier otro. Muchos encarnan directamente en este plano, y es allí donde comienzan a pensar en forma armoniosa.

Las leyes en los tres mundos
. Ahora consideraremos y estudiaremos brevemente las tres leyes más importantes que afectan al ser humano evolucionante, cuando vive su vida en los tres mundo. Estas leyes son:

    1. La ley de Fijación.
    2. La Ley del Amor.
    3. La Ley de Sacrificio y Muerte.

Dichas leyes son dominadas y controladas oportunamente por las tres leyes superiores del sistema -Leyes de Control Magnético, de Desintegración y de Cohesión. Hay una relación directa entre estas siete leyes y los siete Rayos o Vibraciones, y si estudiamos su analogía conoceremos el hecho de que la primera ley, la de Vibración, controla las seis que se expresan por medio de la segunda ley, la de Cohesión, así como el Logos solar se manifiesta actualmente por intermedio de Su segundo aspecto en este segundo sistema solar.

El primer Rayo de Voluntad o Poder es el primer aspecto omniabarcante del Todo, y en la tercera emanación, (79)
[i587] descendió al quinto plano junto con las otras Mónadas. Una sutil [e480] analogía existe entre las mónadas de Voluntad en el quinto plano, la quinta ley y el quinto Rayo.

El segundo Rayo o aspecto Amor-Sabiduría, controla los planos cuarto y sexto y domina a las Leyes de Cohesión y de control Magnético y también a la Ley astral de Amor. Existe un entrelazamiento directo entre los Rayos abstractos y las leyes de los planos donde ellos especialmente controlan.

        El tercer Rayo, el aspecto Actividad, controla las leyes de Desintegración y Muerte en los planos tercero y séptimo.

Por lo tanto será evidente para el concienzudo estudiante de la sabiduría que:

    1. El Aspecto Poder, ler. Rayo, 1ro. y 5to. planos y las Leyes de Fijación y Vibración forman un todo entrelazado.
    2. El Aspecto Amor, 2do. Rayo, 2do., 4to. y 6to. planos y las Leyes de Cohesión, de control Magnético y de Amor forman otra unidad.
    3. El Aspecto Actividad, 3er. Rayo, 3ro. y 7mo. planos y las Leyes de Desintegración, Sacrificio y Muerte forman otro grupo más.

Lógicamente, el primer Rayo controla por ahora los dos planos, pues el Aspecto Poder espera la llegada de otro sistema a fin de demostrar su pleno desarrollo. El segundo Rayo, Rayo sintético de nuestro sistema, controla
[i588] los tres planos; tiene preponderancia, porque constituimos principalmente Mónadas de Amor, y Amor es nuestra síntesis. El tercer Rayo, que predominó en el sistema pasado, Rayo sintético de dicho sistema, controla dos planos, uno de ellos es poco comprendido, pues así como el cuerpo físico no es considerado un principio, hay una esfera de actividad que no está incluida en nuestra enumeración, pues ya ha pasado y desaparecido. Las palabras esotéricas “La Octava Esfera” contienen alguna explicación al respecto.

Los cuatro Rayos menores de Armonía, Ciencia Concreta, Devoción y Orden Ceremonial, controlan en forma graduada todos los planos, pero en la actualidad ponen particular énfasis sobre la evolución del ego reencarnante en los tres mundos. Estos cuatro Rayos controlan, de modo sutil y peculiar, los cuatro reinos de la naturaleza -mineral, vegetal, animal y humano-, y al fusionarse en los tres Rayos de Aspecto (por ser el Rayo de Actividad del Mahachohan, el sintetizador de los cuatro inferiores en nuestro esquema planetario) tenemos la analogía de la fusión del hombre (el producto de los tres reinos inferiores y el humano) en el reino espiritual, el reino del superhombre. El cuarto Rayo y el cuarto Reino constituyen un punto de armonía para los tres inferiores;
[e481] luego los cuatro pasan a los tres mayores o Superiores. Esto es digno de un serio estudio y evidencia también la analogía que existe en el cuarto plano. El plano búdico, el reino humano y el cuarto Rayo de Armonía, Belleza o Síntesis tienen en nuestro sistema un punto de analogía, así como en la cuarta raza raíz es donde se observa primero la síntesis -la cual abre la puerta al quinto reino del Espíritu; la cuarta raza raíz desarrolló también la capacidad astral que hizo posible el contacto con el cuarto nivel o búdico.

En forma sutil (empleo esta palabra a falta de otra que traduzca mejor la afirmación de que la realidad parece ser una
[i589] ilusión) también los tres Rayos menores, Ciencia Concreta, Devoción y Ley Ceremonial, están vinculados a los tres reinos de la naturaleza, inferiores al humano, y a las tres leyes de los tres mundos inferiores.

El Rayo de Orden Ceremonial tiene un significado especial en la actualidad; controla la vida del mundo mineral y las etapas finales de la vida involutiva, en el punto donde se inicia el camino ascendente de la evolución. Por medio del Orden Ceremonial se obtiene el control de los constructores menores, de las fuerzas elementales y del punto de síntesis del plano más inferior de todos, el periodo de transición. En dichos períodos entra a la manifestación (como sucede ahora) el séptimo Rayo -Rayo de Ley y Orden, de distribución y formación exactas. Es el reflejo en el plano físico de los Aspectos Poder y Actividad actuando en forma sintética. Como sabemos, los Rayos 1, 3, 7, tienen una interacción. El séptimo Rayo aparece en combinación con las fuerzas de la evolución. Constituye la manifestación de Poder y Actividad en el plano más inferior de todos. Está aliado a las leyes de los planos tercero y séptimo, de Desintegración y Muerte, pues todos los períodos de transición son períodos de destrucción y construcción de formas y de quebrantamiento del antiguo orden a fin de poder construir nuevos y mejores cálices de vida.

El Rayo de Devoción
tiene una relación definida, aunque poco conocida, con el reino vegetal. Debemos recordar que está ligado a una ley subsidiaria de la Ley cósmica de Atracción. En el reino vegetal encontramos uno de los primeros y temporarios acercamientos entre la Mónada humana y la Mónada dévica en evolución. Las dos evoluciones hacen contacto en ese reino en forma paralela; siguiendo luego su propio camino, encuentran su próximo punto de contacto en el cuarto nivel búdico y la fusión final en el segundo.

Los Rayos concretos tienen un efecto especial sobre la evolución negativa de los devas, quienes forman parte del aspecto
[e482] femenino del divino Hombre hermafrodita, cuando trabaja sobre [i590] líneas de desarrollo más positivo. Los Rayos abstractos realizan un trabajo similar sobre la jerarquía humana positiva, tendiendo a lograr una actitud más receptiva. Esta jerarquía forma parte del aspecto masculino del divino Hermafrodita. Pero, en los tres Puntos del sendero de evolución, las Mónadas de Amor que actúan sobre las cualidades abstractas, entran en contacto con los devas de actividad que trabajan sobre las facultades concretas. La perfección de las dos evoluciones marca el punto de realización del divino Hombre celestial, constituye el perfeccionamiento de los dos centros principales la actividad creadora y el amor del Logos. En su aspecto inferior estos centros son conocidos como los centros de la procreación y el plexo solar, pero a medida que prosigue la evolución son transmutados a los centros de la garganta y del corazón. Luego, en síntesis dual, pasarán al tercer sistema, en el cual se desarrolla el aspecto Poder, entonces se completará los centros de la cabeza. Esta realización marca el triunfo de nuestro Logos que estará en condiciones de recibir la sexta Iniciación cósmica, así como ahora debe estar en condiciones, en este sistema, de recibir la cuarta.

El Rayo de Ciencia Concreta
tiene una relación peculiar con el reino animal, porque rige la fusión de ese reino con el humano. El planeta Venus, durante su quinta ronda, proporcionó el impulso que produjo la chispa mental en el hombre animal -hecho muy conocido. Constituye el quinto Rayo y tiene una vinculación muy interesante con la quinta Ley de Fijación. También sería conveniente estudiar la analogía que existe entre estos factores y la quinta raza raíz, la cual ha desarrollado fuerte y peculiarmente la mente concreta. La Ley de Analogía es exacta.

Teniendo esto como base, las tres leyes de la personalidad adquieren plena vida y pueden resumirse en los términos bien conocidos: “La Ley de Renacimiento y Muerte en los tres mundos.” La quinta ley rige un punto fijo de la personalidad el quinto principio.

[i591] La Ley del Amor en el cuerpo astral tiene también puntos que han de ser considerados. Existe un vínculo directo entre el cuerpo astral (amor en lo que respecta a la personalidad), el vehículo búdico (amor en lo que respecta a la Tríada) y las Mónadas de Amor. Más adelante esto se comprenderá mejor, pues constituye el canal principal para la ley básica del sistema, el Amor. Estos tres puntos marcan períodos de comunicación y también puntos de partida para realizar un nuevo esfuerzo durante la vida de la Mónada en evolución -de la personalidad a la Tríada, de la Tríada a la Mónada, de la Mónada de vuelta a su fuente. [e483]

5. La Ley de Fijación gobierna el plano mental y tiene su principal analogía en la Ley del Karma en los niveles mentales cósmicos. “Como un hombre piensa, así es él”, de acuerdo a sus pensamientos así son sus deseos y acciones, y también su futuro. Fija para sí el karma resultante. La palabra “Fijación” se ha elegido por dos razones: primero, porque la palabra implica la capacidad del pensador para modelar su propio destino y, segundo, porque implica una idea estabilizadora, pues a medida que la evolución progresa el Ego desarrolla la facultad de crear definidas y concretas formas mentales y, por medio de estos productos estables, de subyugar las fluctuaciones del cuerpo astral.

La ley del quinto plano o plano mental, es una de las más importantes que nos concierne en cualquier época, manifestándose mas plenamente en la próxima quinta ronda. En relación con esta cuarta ronda se podrían reunir los siguientes hechos respecto á su actuación.

Debido a esta ley la personalidad evolucionante construye, durante el transcurso de muchas vidas, el cuerpo causal; fija la materia inherente a ese cuerpo, colocada allí por el hombre y cristalizada a medida que transcurren las épocas. La cristalización se completa antes de la cuarta Iniciación teniendo lugar la inevitable desintegración, resultado de la cristalización de todas las formas, liberándose
[i592] la vida que las habita a fin de que progresen. Sin embargo, aunque todas las formas, que finalmente han de desaparecer, constituyen obstáculos y limitaciones, son necesarias para el desarrollo de la raza. Oportunamente el cuerpo causal de la raza se desintegra.

Dicha ley gobierna la cristalización de todas las formas antes de su destrucción durante el proceso evolutivo.

Establece el momento del renacimiento, pues es una ramificación subsidiaria de la Ley del Karma. Cada una de las siete leyes subsidiarias está vinculada a una de las leyes cósmicas o a la Ley kármica de Sirio. Debemos recordar siempre que la meta logoica es alcanzar la conciencia del plano mental cósmico y que el Logos de Sirio es para nuestro Logos solar lo que el Ego humano es para la personalidad. La Ley del Karma o de Fijación cósmica es la ley del plano mental cósmico y controla la ley correspondiente en nuestro sistema.

En la quinta ronda esta ley actuará como divisoria, cristalizando momentáneamente a las Mónadas humanas, separándolas en dos grandes grupos, a medida que evolucionan. Entonces un grupo (que incluirá también a aquellas que alcanzarán la meta) ya no estará regido por dicha ley, quedando sujeto a la Ley de Control Magnético. El otro permanecerá bajo su gobierno en una condición
[e484] estática. hasta que en un periodo posterior aparezca una nueva oportunidad: viejas formas se desintegrarán, y en el quinto periodo de otro mahamanvántara vendrá la oportunidad esperada, donde nuevamente podrán entrar en la corriente evolutiva los espíritus aprisionados y ascender otra vez a su fuente de origen.

En sentido oculto esta ley nos concierne muy íntimamente. Desempeña una parte importante en manos de los Señores de la Llama y es uno de Sus principales factores para ejercer control en los tres mundos. Observen aquí el hecho interesante de que Venus es el sexto planeta (esotéricamente el segundo), se halla en su
[i593] quinta ronda y, por consiguiente, está más avanzado que nosotros en todo sentido.

Esta ley manifiesta la cualidad, momentáneamente estática, del amor; esto es lógicamente así cuando se la considera desde el punto de vista del tiempo, el gran alucinador. En el sendero de involución dicha ley vuelve a actuar con los átomos permanentes en los tres mundos, construyendo el material alrededor de esos átomos en conexión con los devas constructores y los Egos reencarnantes. Los devas son el aspecto madre, los constructores del cuerpo, y los Jivas el aspecto hijo; sin embargo, los dos no son mas que uno y el resultado es el divino hombre hermafrodita. (80)

6. La Ley del Amor. En este breve resumen no es fácil encarar el tremendo problema que el amor desempeña en el esquema evolutivo de las cosas tal como lo comprende el hombre tridimensional. Podría escribirse un tratado sobre esto sin agotar el tema. Mucha luz se obtendrá si podemos meditar profundamente sobre las tres expresiones del Amor: el Amor expresado por la Personalidad, por el Ego y por la Mónada. La Personalidad desarrolla el amor gradualmente por medio de las etapas del amor al yo, pura, simple y totalmente egoísta, el amor a la familia y a los amigos, a los hombres y mujeres, hasta llegar a la etapa del amor a la humanidad o a la conciencia del amor grupal, característica predominante del Ego. Un Maestro de Compasión ama, sufre y permanece con los de su clase y sus allegados. El Ego desarrolla gradualmente el Amor a la humanidad hasta llegar al amor universal -no expresa solamente amor a la humanidad sino también a todas las envolturas dévicas y a todas las formas de manifestación divina. La personalidad expresa el amor en los tres mundos, el Ego expresa el amor en el sistema solar y todo su contenido; mientras que el amor expresado por la Mónada demuestra en alguna medida el amor cósmico, abarcando mucho de lo que se halla fuera de todo el sistema solar.

[e485] [i594] El título “Ley del Amor” es, después de todo, una expresión demasiado genérica para ser aplicada a una ley que rige un plano, pero bastará por ahora, pues imparte el tipo de idea que se necesita para nuestra mente. En realidad, la Ley del Amor es sólo la Ley del sistema que se expresa en cada plano. El amor fue el motivo impulsor para la manifestación, y mantiene todo en secuencia ordenada; conduciéndolo hacia el sendero de retorno al seno del Padre y, oportunamente, perfecciona todo lo que existe. Construye las formas que acuna momentáneamente la vida interna oculta, siendo la causa de la desintegración de esas formas y su total destrucción a fin de que la vida pueda seguir progresando. El amor se manifiesta en cada plano como el apremio que impulsa a la Mónada evolucionante hacia su meta; es la llave del reino dévico y la razón de la fusión eventual de los dos reinos en el divino hermafrodita. Actúa a través de los rayos concretos en la construcción del sistema y en la erección de la estructura que alberga Espíritu, actuando por intermedio de los rayos abstractos para el desarrollo pleno y potente de esa divinidad inherente. Expresa, por medio de los rayos concretos, los aspectos de la divinidad y construye la persona que oculta al Yo uno; el amor se manifiesta por intermedio de los rayos abstractos desarrollando los atributos de la divinidad, desenvolviendo plenamente el reino de Dios interno. En los rayos concretos el amor conduce al sendero del ocultismo; en los rayos abstractos conduce al sendero del místico. Conforma las envolturas e inspira la vida; produce la vibración Logoica que impulsa a ir adelante, impeliendo a seguir su camino llevando todo a la manifestación perfecta.

En el primer sistema, la nota fundamental fue Actividad, Deseo de Expresión e Impulso de Moverse. Esta actividad produjo ciertos resultados, ciertos efectos permanentes, formando el núcleo del sistema actual. La actividad ordenada constituye la base de este sistema de Amor
[i595] ordenado, que conduce al tercer sistema, donde la Actividad ordenada, impulsada por el Amor ordenado, da por resultado el Poder amoroso ordenado.

El sexto Rayo de devoción y la sexta ley de amor tienen una estrecha relación, produciéndose en el sexto plano la actuación poderosa de la Tríada inferior, la Personalidad, a Ley del Amor. En el plano astral, el hogar de los deseos, se originan esos sentimientos que llamamos amor personal, demostrado como pasión animal en el tipo más inferior del ser humano; a medida que la evolución prosigue, se muestra como expansión gradual de la facultad de amar, pasando por las etapas del amor al compañero, amor familiar, a los allegados, hasta el amor por el propio medio ambiente; más tarde el patriotismo es reemplazado por el amor
[e486] a la humanidad, a menudo la humanidad lo personifica en uno de los Grandes Seres. En la actualidad el plano astral es el más importante para nosotros, pues en el deseo -no perfeccionado ni trasmutado- reside la diferencia entre la conciencia personal y la del Ego. (81)

Esto puede observarse con mayor claridad en el sexto esquema, el de Venus, el esquema del amor. Desde un punto de vista el esquema venusiano es el segundo y desde otro, el sexto. Depende de si el razonamiento se realiza de la circunferencia al centro o a la inversa. Dicho esquema constituye el hogar del Logos planetario de sexto Rayo. Esto puede parecer contradictorio, pero en realidad no es así; debe recordarse el entrelazamiento, desplazamiento y cambio gradual que tiene lugar a su debido tiempo en todos
[i596] los Rayos. De la misma manera la cadena terrestre desde un ángulo es la tercera y desde otro la quinta.

En la sexta cadena de cada esquema, esta sexta ley y el sexto Rayo tienen un significado muy importante, mientras que la séptima cadena de cada esquema es siempre sintética -Amor y Actividad en equilibrio perfecto. El mismo efecto puede ser demostrado en la sexta Ronda. En ella, la cadena actual del esquema terrestre, la sexta ley se manifestará con gran claridad y fuerza como amor fraternal, amor transmutado del astral al búdico. Una analogía similar puede observarse en la sexta raza raíz y en la sexta subraza. Del resto de la quinta subraza de la quinta raza raíz, construida bajo el quinto Rayo de Conocimiento Concreto y con la ayuda de la quinta Ley de Fijación, emergerá la sexta subraza de amor fraternal -amor demostrado en la comprensión de la vida una, latente en cada Hijo de Dios.

7. La Ley de Sacrificio y Muerte. Esta ley se vincula con la tercera, la Ley de Desintegración, siguiendo la conexión que siempre existe entre el plano átmico y el físico. La Ley de Desintegración controla la quíntuple destrucción de formas en los cinco
[e487] mundos inferiores, y la Ley de la Muerte controla similarmente los tres mundos. Es subsidiaria de la tercera. En los cuerpos sutiles la Ley de Sacrificio es la Ley de la Muerte, similar a lo que llamamos muerte del cuerpo físico. Esta ley rige la gradual desintegración de las formas concretas y su sacrificio por la vida evolucionante; su manifestación está estrechamente ligada al séptimo Rayo. Éste controla ampliamente, manipula, geometriza y domina el aspecto forma, rigiendo las fuerzas elementales de la naturaleza. El plano físico es la ejemplificación más concreta del aspecto forma; mantiene la vida divina aprisionada o [i597] enredada en su grado más denso, y hoy actúa de acuerdo con la séptima Ley. En forma misteriosa dicha ley es opuesta a la primera o Ley de Vibración. Resulta por ahora algo casi incomprensible para nosotros la oposición de Vulcano y Neptuno. Después de todo, la forma de expresión más densa en el plano físico sólo es una especie de síntesis, así como la forma más sutil de expresión en el plano más elevado sólo es unidad o síntesis de tipo más refinado. Una constituye la síntesis de la materia, la otra la síntesis de la vida.

Esta ley rige la séptima cadena de cada esquema; cada cadena, cuando ha logrado la máxima expresión en el esquema, es regida por la Ley de la Muerte, sobreviniendo la oscuración y la desintegración. En sentido y analogía cósmicos, es la ley que gobierna la llegada del pralaya al finalizar un sistema. Destruye la cruz del Cristo cósmico y deposita al Cristo en la tumba durante un período de tiempo.

El principio de mutación.
Para finalizar la precedente información sobre las leyes, es muy necesario reconocer el extremado peligro que significa llegar a establecer dogmas sobre estas cuestiones y el riesgo que implica sentar reglas rígidas e inamovibles. Gran parte debe quedar inexplicado e inabordado y mucho sólo servirá para que surjan interrogantes en nuestras mentes. Por ahora, la captación es imposible. Hasta que no poseamos la visión cuadridimensional, lo único que podemos hacer es dar indicaciones,    obtener una visión pasajera de la complejidad y entrelazamiento del sistema, y sólo será posible aferrarnos al concepto mental de que los rayos, esquemas, planetas, cadenas, rondas, razas y leyes forman una unidad; desde el punto de vista humano es increíblemente confuso, y la clave para su solución parece tan oculta como inútil; sin embargo, desde el punto de vista logoico,
[i598] el todo se mueve al Unísono y es geométricamente exacto. A fin de dar una idea de la complejidad del ordenamiento, quisiera señalar aquí que los mismos Rayos circulan y la Ley del Karma controla el entrelazamiento. Por ejemplo, el primer Rayo puede circular alrededor de un esquema (si es el Rayo principal del esquema) con su [e488] primer subrayo manifestándose en una cadena, el segundo en una ronda, el tercero en un periodo mundial, el cuarto en una raza raíz, el quinto en una subraza y el sexto en una rama de la raza. Expongo esto como ilustración y no como la afirmación de algo que está en manifestación actualmente. Esto nos da una idea de la vastedad del proceso y de su maravillosa belleza. Resulta imposible pasar a través de algún Rayo y visualizar o concebir de alguna manera su belleza; sin embargo, para quienes están en niveles más elevados y poseen una visión más amplia, el esplendor del diseño es evidente.

Su complejidad aumenta para nosotros porque aún no comprendemos el principio que rige esta mutación. Ni siquiera es posible, aún para la mente humana más elevada en los tres mundos, presentir y aproximarse a ese principio. Por mutación quiero significar el hecho de que se hacen constantes cambios y traslados e interminables entrelazamientos e intervinculaciones y también un incesante flujo y reflujo en la dramática interacción de las fuerzas que representan la síntesis dual del Espíritu y de la materia. Hay una constante rotación en los Rayos y planos, de acuerdo a su relativa importancia desde el punto de vista del tiempo, el cual está más íntimamente asociado a nosotros. Pero podemos estar seguros que hay algún principio fundamental que dirige todas las actividades del Logos en Su sistema y, por medio de la lucha para descubrir el principio fundamental sobre el cual descansan nuestras vidas microcósmicas, podemos descubrir aspectos de este principio logoico inherente. Para nuestra consideración esto nos abre una amplia perspectiva y
[i599] aunque pone de relieve la complejidad del tema, demuestra también la divina magnitud del esquema con su complicada magnificencia. La razón por la cual la cuarta ronda, la principal se debe a que sucedieron en ella dos cosas -fue implantada la chispa de la mente y fue abierta la puerta que conduce del reino animal al humano; más tarde, se abrió otra puerta en el Sendero que conduce del reino humano al espiritual -nuevamente una razón dual. La quinta es una ronda mayor porque marca una etapa de la evolución donde están nítidamente diferenciados, en dos grupos, los que han alcanzado la meta y los que no lo harán; la séptima es una ronda importante porque marcará la fusión de las dos evoluciones, la humana y la dévica.

Las razas raíces principales son elegidas de acuerdo a la Ley de Analogía o Correspondencia. Durante la tercera raza raíz tuvo lugar la tercera Emanación, la fusión y el punto de contacto entre la Tríada espiritual y el cuaternario inferior. La quinta raza raíz marca el punto donde manas superior y manas inferior se aproximan, y la mente concreta, alcanzando el elevado desarrollo
[e489] de esta ronda, es reemplazada por la intuición, que proviene de arriba. Aquí también existen dos razones. La séptima raza raíz nuevamente logra una doble realización, la actividad del amor, base del tercer sistema de Voluntad o poder.

Los tres Rayos principales, por ser duales, se explican por sí mismos. Actualmente constituyen la forma de expresarse de los tres aspectos, y se manifiestan regidos por sus correspondientes fuegos, que manipulan los asuntos mundiales por intermedio de los departamentos, regidos en nuestro planeta por el Señor Maitreya, el Manu y el Mahachohan. Los tres planos superiores fácilmente muestran su singular posición -en el segundo plano tenemos el hogar de las Mónadas de Amor, en el quinto plano moran sus reflejos, los Egos reencarnantes, y
[i600] en el plano físico hallaremos que se alcanza la mayor densidad de la vida del Espíritu.

Este principio de mutación rige cada departamento mediante a Ley de Analogía; ciertas cosas pueden ser enunciadas respecto al sistema, y sus partes componentes serán iluminadoras si recordamos que son realidades actuales. Permítaseme ilustrar nuevamente: se nos ha dicho que los tres Rayos mayores en esta época son el primero, el segundo y el séptimo. Pero más tarde los Rayos actualmente mayores pueden llegar a ser subsidiarios y ocupar su lugar, aunque para este sistema solar el segundo Rayo, por el Rayo sintético, será siempre un Rayo mayor. Quizás hallemos aquí una insinuación sobre este gran principio, aunque debemos tener cuidado de no llevarla a una conclusión demasiado extrema. Para este sistema los Rayos mayores serán siempre duales -los Rayos positivo-negativo, los Rayos masculino-femenino-, siendo éste el sistema dual. Los Rayos mayores para el tercer sistema serán los de triple manifestación.

Quizás la siguiente clasificación resultará interesante si se la considera relativa en cuanto contiene información para la época actual, así como también que está sujeta a evolucionar y cambiar:

7 Rayos Mayores 1-2-7. Cuatro subsidiarios que convergen en el quinto.
7 Principios Tres Mayores Mónada, Ego y Personalidad, sintetizando en varias etapas los cuatros subsidiarios
7 Cadenas Mayores 1-4-7  
7 Planos Mayores 2-5-7  
7 Manvantaras Mayores 3-4-7  
7 Rondas Mayores 4-5-7  
7 Razas Raíces Mayores 3-5-7  
7 Subrazas Mayores 1-5-6  
7 Iniciaciones Mayores 1-4-5 desde el punto de vista de la realización humana, y 1-5-7 desde un ángulo superior.


II. LOS DEVAS Y ELEMENTALES DE LA MENTE


1. EL REGIDOR DEL FUEGO -AGNI.



a. Agni y el Logos Solar.


[e490] [i601] Hasta ahora hemos estudiado la primera parte de este tratado, que se ha ocupado paralelamente de los fuegos internos macro y microcósmico del sistema. En la segunda parte estudiaremos el fuego de la mente, que conjuntamente con las nueve preguntas de introducción, constituye la parte principal de la obra. En ella hemos considerado la naturaleza y función de la mente y el rayo egoico. Nos hemos ocupado también del aspecto forma del pensamiento, de su manifestación material y de su sustancia.

Pasamos ahora a considerar al Regidor del Fuego, AGNI; a estudiar la vitalidad que energetiza y la Vida que anima; a analizar el Fuego que impulsa, impele y produce la actividad y la organización de todas las formas. La comprensión de esto revelará el hecho de que lo que estamos considerando es “la Vida y las vidas” (82-83) -denominado
[i602] en La Doctrina Secreta, Agni, el Señor del Fuego, el Creador, [e491] el Conservador y el Destructor y los cuarenta y nueve fuegos por medio de los cuales se manifiesta-, el fuego solar en si, la esencia del pensamiento, la vida coherente de todas las formas, la conciencia en su aspecto evolucionante o Agni, la totalidad de los Dioses. Él es Vishnu y el Hijo de Su gloria; el fuego de la materia y el fuego de la mente mezclados y fusionados; la inteligencia que palpita en cada átomo y la Mente que anima al sistema; el fuego de la sustancia y la sustancia del fuego; Él es la Llama y lo que la llama destruye.

Quienes estudian La Doctrina Secreta en forma superficial tienden a considerar a Agni solamente como el fuego de la materia sin observar que constituye la totalidad -esto es especialmente así cuando se dan cuenta que Agni es el Señor del plano mental.(84) Agni es la vida que anima al sistema solar, y esa vida es la vida de
[i603] Dios, la energía del Logos y la manifestación de la radiación que vela al Sol central. Sólo cuando es conocido como Fohat, la energía de la materia; como Sabiduría, la naturaleza del Ego y sus móviles y como unidad esencial, puede llegarse a una correcta concepción respecto a Su naturaleza o ser. Agni no constituye el Logos solar en el plano mental cósmico, pues la conciencia egoica del Logos es algo más que Su manifestación física, sino la suma total de esa parte del Ego Logoico que se refleja en Su vehículo físico y [e492] es la vida de la Personalidad logoica, con todo lo que incluye esa expresión. Es para el Logos solar, en Su propio plano, lo que la personalidad coherente de un ser humano es para su Ego en el cuerpo causal. Éste es un punto muy importante que ha de ser comprendido, y si se medita sobre él aportará al estudiante mucha iluminación. Su vida fusiona y mezcla la triple naturaleza del Logos cuando está en encarnación física; Su fuerza coherente convierte en una unidad a la triple Personalidad logoica, pero el hombre únicamente puede llegar a conocer Su naturaleza esencial por el estudio del vehículo físico logoico -he aquí la dificultad-; sólo puede llegar a comprenderlo si considera Su emanación síquica tal como puede ser presentida y visualizada, echando una mirada retrospectiva sobre la historia de las razas. La personalidad del hombre revela su naturaleza a medida que transcurre su vida; su cualidad síquica se desarrolla a medida que pasan los años y, cuando desencarna, se habla de él en términos de cualidad buena o mala, egoísta o altruista; el efecto de su “emanación” durante la vida es lo que permanece en las mentes de los hombres. Sólo de esta manera puede expresarse la personalidad logoica; por consiguiente nuestro conocimiento de su naturaleza está limitado debido a nuestra cercana perspectiva y dificultado por el hecho de que somos partícipes de Su vida y partes integrantes de Su manifestación.

Únicamente cuando se comienza a actuar en el plano búdico, y se acrecienta
[i604] nuestro conocimiento de la vida espiritual y pasamos definidamente a través del portal de la iniciación al quinto reino, podemos “vivir en el aspecto subjetivo” y apreciar la diferencia que existe entre el cuerpo físico denso y el vital. A medida que nos polarizamos en el cuerpo etérico cósmico y ya no somos prisioneros de una densa envoltura material (pues los tres planos inferiores son sólo el cuerpo denso del Logos) llegamos a comprender plenamente la naturaleza síquica del Logos, porque entonces nos hallamos en el cuerpo que sirve de puente entre los cuerpos físico denso y astral del Logos. Cuando esto sucede comprendemos que la función del Señor Agni, constituye la vida vital del etérico cósmico, la vitalidad de los Hombres celestiales y la actividad de Sus cuerpos.

b. Agni y el Plano Mental.

Trataré de dilucidar aquí un punto muy importante al acentuar la estrecha relación entre Agni, la suma total de la fuerza de vida de la triple personalidad logoica, cuando actúa en el plano mental (que concierne íntimamente al hombre) y esa fuerza impulsora o voluntad inteligente manifestante que emana del plano
[e493] astral cósmico. Hay una serie de analogías muy interesantes que pueden compararse aquí, pudiendo indicar brevemente las líneas que se han de seguir a este respecto por medio de la clasificación siguiente

El 5to. plano cósmico Plano mental cósmico
El 5to. plano del sistema Plano mental
El 5to. subplano del físico Plano gaseoso
El 5to. principio Manas
La 5ta. Ley Ley de Fijación o Concreción
El 5to. Rayo Conocimiento Concreto
La 5ta. ronda Ronda de realización manásica. [i605]
La 5ta. raza raíz Aria. Desarrollo mental.
La 5ta. subraza Teutónica y Anglosajona. Mente concreta.
El 5to. grupo de Devas Devas del fuego del plano mental.
El 5to. Manvantara Tres quintas partes de los Manasaputras realizan su objetivo
El 5to. Esquema El Señor de ciencia concreta.
El 5to. Mahamanvantara (o sistema solar) El Logos Solar recibe su Quinta Iniciación
La 5ta. cadena Evolución principal –devas del fuego
La 5ta. Jerarquía Los Constructores mayores.
Las vibraciones de quinto orden Manásicas

 


Por lo tanto se evidenciará que cuando es considerado el sistema en orden inverso, contando el plano físico como el primero (como sucede siempre que se lo considera como el campo de evolución estrictamente humana), el tercer plano -el mental- entra el mismo grupo de analogías, por lo tanto se ha de considerar a Agni el factor energetizante del cuerpo físico denso del Logos el fuego de Su manifestación más concreta, vitalizando, calentando y manteniendo todo unido.

En este mahamanvantara existen tres jerarquías de gran importancia, la cuarta o Jerarquía creadora humana y las jerarquías dévicas quinta y sexta.

La cuarta Jerarquía en el esquema mayor es literalmente la novena, pues cinco jerarquías ya han desaparecido y se las considera como puras abstracciones. En este sistema la concreción y fusión de la forma y la energía en un todo coherente, concierne a nosotros. En la novena, décima y undécima Jerarquías reside la clave de la naturaleza de Agni, el Señor del fuego, la suma total de la vitalidad del sistema. Quien comprenda el significado de estos números y su relación recíproca como la triple división de una unidad en tiempo y espacio habrá descubierto [i606] una de las llaves que abrirá una puerta herméticamente cerrada hasta ahora. Los números de la realización, la potencialidad llevada a una plena actividad y la capacidad innata se demuestran mediante una [e494]

 

V CLASIFICACIÓN

AGNI-SEÑOR DEL FUEGO

Aspecto Fuego Resultado Manifestación Subjetiva Origen de la Energía Manifestación Objetiva
Primero,Voluntad Fuego Eléctrico Actividad del Espíritu La Vida Una Sol central espiritual Sistema solar (etérico y denso)
      Unidad    
      Espiritual    
      Dinámica    
      Coherencia    
      Síntesis    
Segundo, Amor- Sabiduría Fuego Solar Actividad de Conciencia Los siete Hombres celestiales El Corazón del Sol Los siete Rayos manifestándose a través de los siete esquemas planetarios.
    Egoísmo

Los siete Rayos

   
    Vitalidad Los siete Tipos de Mente    
    Magnetismo      
Tercero, Actividad Fuego por Fricción Actividad de la Materia Los siete fuegos El Sol físico Los siete planos
    Vitalidad Atómica El akasha    
    Energía      

 

[e495] fructificación perfecta. Toda potencialidad reside en el poder vitalizador y energetizador de Agni y en su capacidad para estimular, pues es la vida misma y la fuerza impulsora de la evolución, del desarrollo psiquico y de la conciencia, lo cual se halla oculto en estos guarismos y no en la evolución de la sustancia que sólo es el resultado causas síquicas. Los tres números constituyen la base de los cálculos cíclicos concernientes a los ciclos egoicos y a los ciclos de Vishnu, diferenciándose de los ciclos que tienen que ver con el tercer aspecto. Los estudiantes de ocultismo no han captado suficientemente el hecho de que la objetividad es el resultado inevitable de una vida interna subjetiva y consciente. Cuando esto sea mejor comprendido, los cuerpos en el plano físico por ejemplo, serán purificados, desarrollados y embellecidos por medio de una dedicación científica a fin de desarrollar la psiquis, el Ego y estimular la vibración egoica. Se tratará la causa y no el efecto, a ello se debe la acrecentada tendencia de la familia humana a dedicarse al estudio de la psicología y aunque recién se está investigando el cuerpo kama-manásico, no se ha llegado todavía hasta la conciencia egoica. Los Señores lunares han tenido su oportunidad; ahora Agni, como Señor solar de vida y energía, asumirá Su debida importancia en la vida humana.

c. Agni y los Tres Fuegos.

Al estudiar la manifestación de Agni en el sistema solar debe recordarse que estamos considerando su naturaleza esencial como fuego activo. Hemos visto que constituye la triple personalidad logoica, el triple Logos en sentido subjetivo, siendo el aspecto forma solo subsidiario. Quizá una clasificación aclararía este punto.
[i607]

[i608] Cada uno de estos tres aspectos del Fuego Uno, manifestados como Fuego Creador, Fuego Preservador y Fuego Destructor, será estudiado como fenómeno eléctrico y bajo los aspectos de luz, llama y calor; electricidad, radiación y movimiento; voluntad, deseo y acción. Únicamente de esta manera se alcanzará a comprender la verdadera naturaleza de Agni. Como personalidad logoica se manifiesta a través de tres envolturas que forman una unidad; sólo así se percibirá por qué en esta etapa de evolución el aspecto materia es el más importante.

El sistema constituye la envoltura física del Logos y, por lo tanto, la más fácilmente reconocible, pues estando aún el Logos centrado en Sus envolturas cósmicas, sólo puede revelarse por su Intermedio.

El hombre solamente llegará a comprender este misterio de la electricidad cuando se estudie a sí mismo y sepa que es un triple fuego que se manifiesta en varios aspectos.
[e496]

EL HOMBRE, UN FUEGO

Fuego monádico Fuego eléctrico Voluntad del Espíritu El Sol central espiritual
Fuego egoico Fuego Solar Conciencia Amor-Sabiduría El Corazón del Sol
Fuego de la personalidad Fuego por fricción Hombre físico Sol físico

Cada uno de estos fuegos puede ser estudiado en forma triple y bajo tres aspectos.

LA MÓNADA
Aspecto voluntad Fuego eléctrico Llama Voluntad espiritual.
Amor-Sabiduría Fuego solar Luz Amor espiritual.
Inteligencia activa Fuego por fricción Calor Inteligencia espiritual. [i609]

EL EGO
Voluntad Atma Fuego eléctrico La chispa. La Joya en el Loto. Voluntad consciente
Amor-Sabiduría Budi Fuego Solar Los Rayos.Loto de doce pétalos Amor consciente
Inteligencia activa Manas Fuego por fricción Sustancia.Atomos permanentes Actividad consciente

LA PERSONALIDAD
Voluntad Cuerpo mental Fuego eléctrico Mente inferior Pensamiento
Amor Cuerpo astral Fuego solar Kama Deseo
Actividad Cuerpo físico Fuego por fricción Prana Actividad

Trato aquí de poner de relieve el hecho de que en esta triple manifestación existe un nónuple desarrollo. Debe tenerse en cuenta siempre que el número siete rige la evolución de la sustancia y la construcción de la forma en el sistema solar, y el nueve el desarrollo de la conciencia dentro de esa forma de la psiquis. Esto se ve en el despliegue séptuple de la vida logoica por intermedio del esquema planetario y la naturaleza nónuple del desarrollo egoico.

Si el estudiante sustituye las palabras Mónada, Ego y personalidad, por los tres aspectos del Logos y recuerda que todo lo que conoce hasta ahora es lo más inferior de las manifestaciones logoicas -la personalidad-, será evidente por qué tantas cosas [e497] permanecen en el misterio hasta para los iniciados de grados elevados, pues ni siquiera el perfecto Dhyan Chohan puede penetrar el enigma del Logos fuera de Su sistema.(85) Ellos [i610] pueden conocer mucho respecto a Agni, el Señor del Fuego, pero hasta que no se pongan en contacto con aquello de lo cual Él constituye una emanación, reflejo o rayo, existe, un límite para lo que puede ser conocido.

Agni es Fohat, la triple Energía (emanada del Ego logoico) que genera al sistema solar, el vehículo físico del Logos, y anima a los átomos de la sustancia. Constituye la base del proceso evolutivo o la causa del desarrollo síquico del Logos, y es también esa cualidad que finalmente produce la síntesis divina, mediante la cual la forma se aproxima al requisito subjetivo y, después de ser inconscientemente dirigida y manipulada, es finalmente descartada.

Tal es la meta para el Logos como para el hombre; señala la liberación final para un ser humano, un Hombre celestial o un Logos solar.

Podemos dividir el proceso en tres períodos:

Primero.
El período en que el fuego de la materia (el calor de la madre) oculta, nutre y da nacimiento al Ego infantil. Éste es el período de la vida puramente personal, cuando el tercer aspecto domina y el hombre forma parte del velo de la ilusión.

Segundo.
El período en que el Ego o vida subjetiva dentro de la forma, pasa por ciertas etapas de desarrollo y adquiere cada vez mayor plenitud de conciencia. Es el periodo del desarrollo egoico, producido por la fusión y mezcla graduales de los dos fuegos. Constituye la vida de servicio y el sendero.

Tercero.
El período en que la conciencia egoica misma es reemplazada por la realización espiritual y el fuego del espíritu se fusiona con los otros dos.

Al principio la personalidad actúa como madre o aspecto materia, del germen de la vida interna. Luego
[i611] el Ego manifiesta su vida dentro de la vida personal y produce un fulgor que “se acrecienta cada vez más hasta el día perfecto”. (86) En ese perfecto día de revelación se verá lo que el hombre es en esencia, y el Espíritu inmanente se revelará. Esto podría estudiarse desde el punto de vista cristiano; Pablo no hacía más que enunciar una verdad oculta cuando hablaba de hechos referentes al nacimiento del Cristo dentro del corazón y al crecimiento de la vida superior a expensas de [e498] la inferior. También podría ser estudiado en líneas ocultistas no místicas, en el reconocimiento (por parte de la ciencia) de la vitalización de los átomos permanentes (los centros de fuerza de las envolturas o sustancias), en el desenvolvimiento del loto egoico y el despertar de sus pétalos, y en la revelación final de la joya en el loto.

Todo lo que puede decirse del hombre, puede repetirse también del Logos en una escala inconcebiblemente mayor. A medida que el hombre descubre las leyes de sus envolturas materiales -las leyes de la sustancia- va cerciorándose de la naturaleza de los fuegos del hombre externo o Fohat, cuando vitaliza al vehículo logoico; los fuegos de sus envolturas como también el fuego de la materia son aspectos de Agni. Cuando se cerciora de la naturaleza de la conciencia y de las leyes del desarrollo síquico, estudia la naturaleza de la vitalidad del hombre subjetivo y las leyes del ser Consciente, estudiando así a Agni cuando Se manifiesta como Luz e Irradiación fría, brillando a través del vehículo. Más tarde (pues no ha llegado aún el momento) cuando llegue a comprender la naturaleza de su Mónada, la vida espiritual o esencial, que desarrolla la conciencia por medio de las envolturas, descubrirá la naturaleza de Agni cuando Se manifiesta como electricidad pura. Sin embargo, aunque esto no es posible todavía, lo dicho respecto a las líneas de investigación que se han de seguir y la comprensión de lo que eventualmente se habrá
[i612] de realizar, puede inducir a los hombres a estudiar lo real y lo verdadero.

2. LOS DEVAS DEL FUEGO - LOS GRANDES CONSTRUCTORES.

He dividido los grupos de devas y elementales en Constructores evolutivos e involutivos -aquellos que en sí mismos son fuerza positiva y los que son fuerza negativa, los trabajadores conscientes y los inconscientes. Es absolutamente esencial que los estudiantes tengan en cuenta aquí que estamos estudiando el misterio de la electricidad; por consiguiente, deben recordar los hechos siguientes:

a. Observaciones de Introducción.

El misterio de la electricidad.
Los Constructores mayores constituyen el aspecto positivo de la sustancia o de los fenómenos eléctricos, mientras que los constructores menores el aspecto negativo.

Dos tipos de fuerza están representados en las actividades de estos dos grupos, y su interacción e intercambio produce la Luz o el sistema solar manifestado.

En su totalidad constituyen toda sustancia, la forma activa
[e499] inteligente construida con el propósito de proporcionar una morada para la vida central subjetiva.

Son también la suma total de los Pitris (87) o Padres del género humano considerado como la raza misma, el cuarto reino de la naturaleza, los Hombres celestiales en manifestación física. Esto es algo muy importante que debe recalcarse. Estas actividades dévicas en relación con la autoconciencia (característica distintiva de la humanidad) pueden ser mejor estudiadas considerando
[i613] en forma general los grupos, razas y vida del esquema, manifestación de uno de los Hombres celestiales. Al comparar el trabajo de los devas con su vida individual, el estudiante puede llegar a confundirse por hacer una ajustada yuxtaposición.

Constructores mayores son los Pitris solares, mientras que constructores menores son los antepasados lunares. Explicaré el significado oculto de la palabra “antepasados”, tal como se emplea en esoterismo. Literalmente significa el impulso inicial de la vida. Esa actividad subjetiva que produce objetividad y concierne a esos impulsos emanantes que vienen de cualquier centro positivo de fuerza e impelen al aspecto negativo a entrar en la línea de esa fuerza, produciendo así algún tipo de forma. La palabra “antepasado” se emplea en conexión con ambos aspectos.

El Logos solar
es el impulso inicial o Padre del Hijo en encarnación física, un sistema solar. Es la suma total de los Pitris en el proceso de proporcionar una forma. La unión del Padre (fuerza positiva) y de la Madre (fuerza negativa) produce esa llamarada central denominada forma, cuerpo de manifestación del Hijo. Un Hombre celestial tiene una posición análoga en relación con un esquema planetario. Es el germen central de vida o fuerza positiva que, a su debido tiempo, se manifiesta como un esquema planetario o una encarnación del Logos planetario. Del mismo modo, el hombre constituye la vida o energía positiva que, por medio de la acción sobre la fuerza negativa, crea cuerpos de manifestación mediante los cuales puede brillar o irradiar. (88) (89) (90)


[e500] Los Constructores (91) menores constituyen el aspecto negativo y son lanzados a la acción en formación grupal debido a que [i614] la fuerza positiva actúa sobre ellos, o por la acción de las Mentes conscientes del sistema. En la etapa actual de evolución -durante el período de Luz- es difícil para el ser humano (hasta que haya alcanzado la conciencia del Ego) distinguir los diversos tipos de fuerza y trabajar conscientemente con estos aspectos duales. Un Adepto de la Luz emplea fuerza para trabajar en la sustancia, considerada como aquello que es negativo; por ]o tanto, debe moverse esotéricamente y puede hacerlo porque ha realizado la unidad (en los tres mundos de Su esfuerzo) o alcanzado el punto de balance o equilibrio y, por lo tanto, puede balancear fuerzas y [e501] tratar con energías positivas y negativas, según convenga para beneficio del plan evolutivo. El Hermano de la Oscuridad, sabiendo que es en esencia una fuerza positiva, trabaja con sustancia negativa o con los Constructores menores para llevar a cabo sus propios [i615] objetivos, siendo incitado a ello por motivos egoístas. Los Hermanos de la Luz colaboran con el aspecto positivo de todas las formas -los devas constructores de tendencia evolutiva- a fin de realizar los propósitos del Hombre celestial, summum de la manifestación física planetaria.

Por consiguiente, se evidencia cuán necesario es comprender funciones de los devas de todos los grados. Sin embargo, es también importante que el hombre se abstenga de manipular estas fuerzas de la naturaleza hasta que se “conozca” a si mismo y a sus propios poderes y haya desarrollado plenamente la conciencia del ego; solo entonces puede, sin riesgo y en forma sabia e inteligente, colaborar en el plan. Por ahora, para el hombre medio y aún para el hombre avanzado, resulta peligroso intentarlo e imposible de realizar.

Agregaré algunas afirmaciones más sobre las cuales el estudiante puede meditar, antes de pasar a estudiar específicamente los grupos principales de devas constructores que más íntimamente conciernen al hombre en los tres planos de los tres mundos.

Los devas constructores (92) son los Ah-hi o Mente Universal.
[e502] Contienen en su conciencia al plan logoico [i616] y poseen el poder inherente para desarrollarlo en tiempo y espacio, constituyendo las fuerzas conscientes de la evolución.

No sólo personifican el Pensamiento divino, sino que son aquello a través de lo cual se manifiesta, siendo también su actividad actuante. Esencialmente son movimiento. Los constructores menores son especialmente la forma material que ha sido activada, y en su legión constituyen la sustancia de la materia (considerando como sustancia lo que fundamenta la materia).

Producen la concreción y dan forma a lo abstracto. Los términos dévicos “rupa” y “arupa” son relativos, pues las vidas y niveles amorfos existen únicamente desde el punto de vista del hombre en los tres mundos; las vidas amorfas funcionan en, y a través del cuerpo etérico del Logos y están formadas por materia de los cuatro planos superiores del sistema. Desde este punto de vista el plano mental nos proporciona una consideración interesante; sus tres subplanos superiores son positivos y centralizan la fuerza positiva del plano. Dicha centralización afecta a la sustancia negativa de los cuatro planos inferiores y además da lugar a:


    1. La formación de centros de fuerza en los niveles causales, siendo estos centros grupos egoicos en sus diversas divisiones.
    2. La concreción de la sustancia o la construcción del cuerpo físico denso del Logos.


En el plano físico del sistema solar puede verse un proceso análogo, que tiene lugar en lo que respecta al cuerpo
[i617] físico del hombre o su manifestación concreta. En su caso, el cuarto subplano es el punto focal de fuerza positiva. En ese plano se hallan situados los centros etéricos del hombre que tienen, en el proceso evolutivo y en el trabajo de dirigir la fuerza, relación con su cuerpo físico en forma similar a la de los grupos de Egos en el plano mental con el cuerpo físico denso del Logos. Ésta es una profunda indicación esotérica.

En las palabras “prana y cuerpo etérico” (o fuerza y forma vital) tenemos la clave del misterio de los Pitris solares y lunares y un indicio del lugar que ocupa el cuerpo físico en el esquema de las cosas.

Rupa con forma o cuerpo.
Arupa amorfo o sin cuerpo.


Hablando en general, el término rupa se aplica a todas las formas en los tres mundos mientras que el término arupa se aplica a todas las formas por medio de las cuales las existencias se manifiestan en los cuatro niveles del sistema solar y los niveles abstractos dei plano mental.

[e503] Los Pitris y devas solares, con todo lo que incluye el término, expresan sus fuerza más adecuadamente a través del hombre. Son el origen de su autoconciencia, y su acción sobre el aspecto negativo produce al Ego humano (en gran escala, considerado en su totalidad fuerza cósmica); su acción sobre el aspecto madre o negativo produce, en los niveles cósmicos, esa Unidad Autoconsciente, un Logos solar, que actúa por medio de Su vehículo físico. Desde el punto de vista cristiano, los grandes Constructores constituyen el Espíritu Santo o esa fuerza superior que fecunda la materia, mientras que los Constructores negativos o inferiores, corresponden a la Virgen María.

Los Pitris lunares y constructores menores, desde el punto de vista del sistema, se expresan plenamente en el reino animal. Cuando produjeron al hombre animal como impulso inicial, desempeñaron su función primordial, y (en escala menor y en conexión con uno solo de los Hombres celestiales) así como la Luna es un mundo moribundo y decadente, también en escala comparable al sistema y por lo tanto abarcando un vasto período de tiempo, el trabajo de los Pitris lunares está llegando lentamente a su fin, a medida que el poder ejercido por el tercer reino o animal, sobre el humano, está siendo
[i618] reemplazado por el poder espiritual; desaparecerá, en sentido esotérico, la analogía que existe en el sistema de la actividad pítrica lunar.

Los Pitris lunares, (94-95)
los constructores de los cuerpos lunares de los hombres y su analogía en los demás reinos de la naturaleza, constituyen la suma total del cuerpo físico denso del Logos o la sustancia de los planos mental, astral y físico (los cuerpos gaseoso, líquido y denso que forman una unidad: Su vehículo físico, considerado aparte del etérico). Son el producto de un sistema solar anterior, sus actividades datan de entonces. Dicho sistema representa para el actual lo que la cadena lunar representa
[e504] para el nuestro. Por eso el cuerpo físico no es considerado un principio (tanto para el hombre como para el Logos solar); de allí que la naturaleza inferior es considerada maligna y que el hombre debe “destruir su cuerpo lunar”. (96) El mal es aquello que pudiendo ser dominado y subyugado, se le permite regir. Lo positivo puede siempre manipular lo negativo. Cuando se sigue la línea negativa, la de menor resistencia que conduce a aquello que no es un principio, entonces tenemos el mal.

En el primer sistema solar fue perfeccionado el aspecto negativo de la sustancia, el aspecto Madre o materia. Los Pitris inferiores dominaban. En el actual sistema, la actividad de la fuerza reside en manos de los Pitris solares o devas mayores. Al final del mahamavantara, ellos habrán construido, de acuerdo
[i619] al plan, una envoltura o vehículo perfecto para que se exprese el Pensamiento divino, lo cual se realizará manipulando la sustancia negativa; utilizarán el calor de la madre para nutrir el germen del Pensamiento divino y llevarlo a la fructificación. Cuando el germen ha alcanzado la madurez, entonces el aspecto Madre ya no tiene objeto y el Hombre, esotéricamente, queda libre o se libera. Esta idea se lleva a cabo en toda la manifestación; los reinos de la naturaleza o de la forma (cualquiera sea) nutren el germen de aquello que constituye el próximo paso del proceso evolutivo, considerados como el aspecto Madre. Este aspecto es eventualmente descartado y sustituido. Por ejemplo, el tercer reino o reino animal, en las primeras etapas nutre y preserva el germen de lo que algún día será un hombre; la personalidad custodia aquello que algún día se desarrollará como hombre espiritual.

De esta manera, será evidente para los estudiantes, que el Hombre celestial, considerado como una Deidad solar, una Entidad autoconsciente, actúa con Su aspecto negativo por intermedio de la fuerza positiva, desde los niveles etéricos logoicos sobre los tres aspectos del físico denso logoico, llevando así a la madurez a los átomos y células de Su cuerpo, nutriendo el germen de la autoconciencia y aventando la llama hasta que cada ente se hace totalmente consciente del grupo y se da cuenta del lugar que le corresponde dentro del cuerpo colectivo. Cada ser humano, funcionando en los tres mundos, ejerce una acción similar sobre las células conscientes de sus cuerpos hasta que cada átomo logra eventualmente su meta. El Hombre celestial actúa necesariamente por intermedio de grupos egoicos, derramando fuerza positiva sobre ellos hasta que dejan de ser pasivos y negativos y pasan a ser potentes
[e505] y activos. El hombre actúa análogamente sobre sus cuerpos, a través de sus centros, y tiene cierta responsabilidad que, respecto a las vidas inferiores, por ley kármica deberá cargar. Esta es la base del proceso evolutivo.

a. Las Funciones de los Devas.

[i620] Habiendo enunciado ciertos hechos fundamentales respecto a los devas, considerados como la sustancia misma y el summum de la energía de la sustancia, llegamos a los detalles técnicos y a considerar en forma analítica estas fuerzas constructivas a medida que construyen la forma mental del Logos o el Sistema solar. De la consideración se desprenderá cierto conocimiento práctico:

Primero. Conocer cómo construir en materia mental en los tres mundos y cómo emplear a los devas del plano gaseoso del físico cósmico.

Segundo. Comprender cómo combinar los pares de opuestos y así dar cuerpo y forma al concepto.

Tercero.
Materializar en el plano físico la idea corporificada.

1. Manifestación de los aspectos logoicos. Se logra mediante una concisa consideración de las leyes del ser y del método seguido por el Logos cuando da forma a su concepto y lleva a cabo Su propósito o voluntad por medio de esa forma. En los tres planos del esfuerzo humano están reflejados los tres aspectos del Logos que producen la manifestación:



Plano mental... reflejo del primer aspecto. El plano del concepto, de la unión de Padre-Espíritu-Voluntad y Madre-Materia-Energía. Tal es el trabajo del Logos; esta unión produce al Hijo, pues el Pensamiento divino toma forma. El cuerpo del Ego se encuentra allí.

Plano astral... reflejo del segundo aspecto, el Hijo. La materialización prosigue por medio del deseo; la forma crece y evoluciona, llegando a ser más adecuada.

Plano físico... Manifestación. La forma mental (del hombre o del Logos) aparece en actividad. El Hijo ha nacido en el plano físico, la idea del Pensador (humano o divino) se convierte en un ente separado
[i621] de su fuente originaria, sin embargo, energetizado por la vitalidad que emana de él.

Todo ello es posible -hablando ahora desde el punto de vista humano- por la acción de los devas, quienes constituyen aquello que corporifica al pensamiento y le proporciona su energía separada, distinta del propósito que se desarrollará hasta llegar a la [e506] fructificación, cuando la forma sea adecuada como medio de expresión.

2. Fuerza dévica de la sustancia. Al considerar a los devas de los siete planos del sistema solar y especialmente a los que trabajan en los tres mundos, debemos tener en cuenta las siguientes enunciaciones:

1ra. Enunciación. - Existen devas que constituyen la fuerza dual de la sustancia del plano cósmico inferior, el físico cósmico. En lo que se refiere a los tres mundos, existen la fuerza y la sustancia dévicas (97) que componen el cuerpo físico denso del Logos, por eso el hombre está limitado, cuando actúa en esos planos, a esos devas considerados principalmente (desde niveles superiores) como que no forman parte integrante de los siete principios del Logos; a los que componen la forma gaseosa, líquida y concreta del Logos, los devas del fuego concreto, del agua y de la tierra en su aspecto más denso; a esos devas constructores automáticos y subconscientes, que realizan el trabajo del vehículo físico denso del Logos, de la misma manera que los constructores en el cuerpo del hombre trabajan automática e inconscientemente, produciendo las células y energetizando las funciones corporales. De allí el peligro que existe cuando el hombre juega con dichas fuerzas. Se halla demasiado cerca de ellas de muchas maneras: se identifica con las mismas, y hasta
[i622] que no haya alcanzado la conciencia del Ego, y establecido, con pleno conocimiento, su identidad con el aspecto Espíritu y no con la sustancia, está propenso a ser arrastrado por la fuerza ciega y convertirse en un alma perdida cuando ignorantemente y por curiosidad invade sus dominios.

El hombre se relaciona también con esos devas que están animados por la vida y el propósito que caracterizaron la evolución del primer sistema solar. Ésa es la vida de Dios, siendo ese propósito la actuación de Su voluntad, maligna desde nuestro punto de vista actual, pues, en lo que al hombre se refiere, los ha suplantado por un propósito y una meta diferentes. Por lo tanto, la identificación con el pasado, la retrogresión y los métodos antiguos son para el hombre un retroceso en el sendero de la evolución autoconsciente y conducen oportunamente al egotismo o a perder el principio
[e507] egoico, principio que diferencia al hombre humano o celestial del resto de la evolución.

2da. Enunciación.
- La esperanza para los devas y para el aspecto forma reside en el hecho de que cada uno de los subplanos del plano físico cósmico está sometido a la influencia directa de fuerzas cósmicas que se originan en los otros seis planos cósmicos. Es desconocido e inconcebible todo lo que se refiere a estas fuerzas, excepto las indicaciones vagas y generales de esas corrientes y fuerzas que puedan ser sentidas como emanando de los planos cósmicos.

E! plano mental
cósmico. Para nosotros se manifiesta en los tres tipos de fuerza que se observan en el plano mental del sistema. Éstos no han sido suficientemente estudiados, y son:

 
    1. La fuerza que actúa en todos los átomos permanentes manásicos y produce básicamente esa manifestación que denominamos los tres mundos.
    2. La fuerza que anima esos grupos de “lotos” [i623]

      denominados grupos o centros egoicos -conglomerados de cuerpos causales.


    3. La fuerza que vitaliza a todas las unidades mentales y que, desde allí, es distribuida a los otros átomos permanentes.


Estos tres tipos de fuerza tienen que ver con el aspecto sustancia -átomos permanentes, vehículo causal y entes mentales- y, por lo tanto, impresionan directamente a los devas que construyen estas formas empleando su propia sustancia, desarrollando así el plan divino. Estos tres tipos de fuerza, con intención síquica, afectan a la sustancia, siendo ellos mismos impulsados y activados de acuerdo al propósito divino desde niveles superiores. Emanan desde los niveles concretos del plano mental cósmico (siendo, por consiguiente, la fuerza que fluye a través de la unidad mental del Logos y se relacionan con el centro de fuerza que se halla localizado en el cuerpo mental logoico. Constituye la fuerza de Agni en Su primer aspecto. Fuego característico del plano mental cósmico, reflejado en el subplano gaseoso cósmico del plano físico cósmico -nuestro plano mental del sistema.

El plano astral cósmico. La fuerza de este plano actúa por medio de nuestro plano astral del sistema, el subplano físico líquido cósmico y está prácticamente sujeta a dos diferenciaciones, cada una de ellas ocultamente representadas por dos grandes grupos de devas:

Primero.
Los devas que constituyen la sustancia o fuerza del plano astral considerado como la suma total del deseo, del
[e508] sentimiento y de la sensación. Por lo tanto constituyen los centros y plexos nerviosos del cuerpo físico logoico, pues el plano astral del sistema es proporcionado por el sistema nervioso del cuerpo físico logoico. Es el cuerpo de más intensa vibración desde el punto de vista físico, y el vehículo por medio del cual todo es transmitido a esa parte del cuerpo físico logoico que corresponde al cerebro [i624] en el hombre. No puedo dar mayores aclaraciones sobre esto, pero las pocas palabras formuladas aquí abren un amplio campo de pensamiento y dan la clave de gran parte de lo que sucede y aflige tanto a la evolución solar como a la humana.

Segundo. Los devas que constituyen la suma total de la luz astral. Son los agentes de los señores kármicos, y ellos mismos son entidades dévicas de una evolución inconcebiblemente avanzada, quienes en su propia sustancia

    1. registran,
    2. producen los efectos de las causas,
    3. dirigen la fuerza.

Este grupo particular de devas emana de un gran centro de fuerza que nosotros, generalizando, le damos el nombre de sol Sirio. Sirio-kama-manas, plano astral cósmico y plano astral del sistema constituyen una cadena estrechamente entrelazada y la línea de menor resistencia para que pueda afluir un tipo particular de fuerza negativa.

El plano físico cósmico. Es la fuerza (externa e interna) del sistema solar mismo y su espacio circundante. Debería ser considerado como las fuerzas pránicas que fluyen a través del cuerpo etérico logoico (nuestros cuatro subplanos superiores) que son positivos para los tres inferiores (reflejo en la sustancia o en el aspecto Brahma de la unión Padre-Madre), impregnándolos y produciendo la manifestación puramente concreta. Ésta es la razón por la que el vehículo físico domina tanto durante las largas etapas de la evolución del hombre, pues la fuerza de este tipo de energía, lógicamente, se siente más fuertemente que cualquiera otra. Fuerza dévica y sustancia tan cercana a nosotros que nos engaña poderosamente. Encierra el misterio de maya y ha de encontrarse en ella el secreto de la ilusión. Aquí tiene el hombre la primer gran etapa de la batalla para lograr la plena autoconciencia e identificarse con el aspecto Dios y no con el
[i625] aspecto materia. También allí reside la razón esotérica por la cual el hombre lleva el apellido del padre y no el de la madre. Cuando el hombre ha dominado las esencias dévicas del plano físico, controla luego las del astral y domina a las esencias mentales. Habiendo realizado esto en su propia naturaleza, puede sin peligro convertirse en un mago y entrar en [e509] contacto, controlar y trabajar con los devas en conexión con los planes del Hombre celestial. En la comprensión de los tres tipos fuerza, el hombre hallará la clave del misterio de sus centros. Aquí se encuentra el secreto de la nota musical correspondiente a los centros coronario, cardíaco y laríngeo y su fusión con los centros inferiores para que los superiores emitan la nota y los inferiores produzcan sólo armonía. Respecto a la nota de la naturaleza, el Logos tiene que superponer una nota más elevada. A la nota natural del centro (que se descubre desarrollando el centro inferior, su reflejo o analogía) se le ha de agregar la nota dominante del centro superior y, en armonía dual, el centro vibra entonces en forma deseada. La nota es el resultado de la correcta actividad. Por esa razón los centros inferiores del hombre son (en las primeras etapas de su carrera) el factor controlador. Ha de aprender cuál es su nota, y desde ella llegar hasta la clave de la superior. Entonces la superior ocupa el lugar prominente y la inferior sólo sirve al propósito de proporcionar lo que se comprende por “profundidad” esotérica. ¿Por qué es así? Porque mediante dichas notas se entra en contacto con esos grupos de devas que constituyen la fuerza y la energía de los centros (centros de sustancia) y se los controla. Las envolturas materiales -física, astral y mental- son construidas mediante su actividad, dirigida por intermedio de los centros.

Estas ideas respecto a la fuerza y a las envolturas constituyen la base de la enseñanza astrológica, una de las claves para comprender La Doctrina Secreta. (98) Por lo tanto, debemos tener presente que
[i626] los Señores Devas, Agni, Varuna, Kshiti, (99) representan en la enseñanza exotérica el aspecto sustancia del cuerpo denso del Logos, mientras que el aspecto fuerza que fluye a través del cuerpo etérico del Logos es considerado bajo varios nombres tales como Shiva, Surya, Brahma. Sin embargo, los dos aspectos no son más que uno.

3ra. Enunciación. -. Lo último que trataré de aclarar aquí, y ello debe recordarse, es que en relación con los tres planos
[e510] inferiores y sus muchos grupos de devas, sus opuestos polares han de encontrarse en los grandes devas de los tres planos más elevados.

Divino ler. Éter Cósmico Fuego Primordial Plano Mental Fuego.
Monádico 2do. Éter Cósmico Akasha Plano Astral Luz Astral
Espiritual o Átmico 3er. Éter Cósmico Éter Plano Físico Éter.

El tipo particular de fuerza diferenciada que ellos representan, cuando son llevados a la unión recíproca, constituye la causa de la concreción o apariencia, en tiempo y espacio, del cuerpo físico denso. Esto debería ser cuidadosamente considerado, junto con el hecho muy interesante de que en el cuarto plano de nuestro sistema (el cuarto éter cósmico o plano búdico) tenemos la esfera de ciertos sucesos ocultos que sólo pueden ser insinuados, porque su verdadero significado es uno de los secretos de la iniciación. Constituyen un aspecto del plan del Logos con el que pueden entrar en contacto directo quienes han expandido adecuadamente su conciencia.

[i627] En el plano búdico o cuarto éter cósmico es donde:


    1. Los planetas sagrados desempeñan su función.
    2. El hombre actuará cuando oportunamente se libere del triple hombre inferior.
    3. El verdadero significado de las palabras “divino Hermafrodita” llegará a comprenderse.
    4. Predomina la fuerza vital, siendo uno de los planos de la procreación.
    5. El hombre por primera vez comprenderá y empleará su relación con los devas.
    6. Verá la fructificación del proceso evolutivo de los dos sistemas solares combinados.
    7. Tiene lugar la emanación de todos los Avatares planetarios.
    8. Los Hombres celestiales reciben la primera Iniciación.
    9. Se comprende el verdadero significado interno del “Sol”.


Nada más puedo decir, pero un detenido análisis de lo que he expuesto puede proporcionar cosas de gran significado a quienes estudian el macro y el microcosmos.

c. Los Devas y los Planos.

Notas preliminares. Hemos considerado en términos amplios y generales los diversos tipos de fuerza que animan a la sustancia dévica y su origen. Ahora podemos estudiar más específicamente los entes dévicos en sus distintos grupos, habiendo ya sentado los fundamentos en relación con ellos.

En esta parte del tratado los estudiantes han de recordar que no estamos considerando a esos constructores de desarrollo
[e511] involutivo que figuran en la literatura teosófica y ocultista como las esencias elementales. Nos ocupamos de los que están en el arco evolutivo, agentes del fuego cósmico, mientras que los constructores menores son específicamente agentes de las fuerzas solar y lunar. La fuerza solar contiene las variadas diferenciaciones de la triple fuerza cósmica al manifestarse dentro del sistema [i628] solar. La fuerza solar puede también ser denominada (en lo que se refiere a la facultad creadora y constructora del hombre) fuerza planetaria, pues cada ser humano (sea adepto u hombre común) construye y crea sus formas mentales -consciente o inconscientemente- dentro de las esferas planetarias en los tres mundos.

Ahora deberá hacerse un considerable número de clasificaciones, pues sólo es posible y conveniente exponer ciertos hechos, nombres y delineamientos que pueden ser demostrados únicamente por medio de la Ley de Analogía o Correspondencia, ley que proporciona la clave de la compresión. La diferenciación fundamental en el sistema solar es la siguiente:

Agni Fuego eléctrico Espíritu El Sol Energía.
Surya Fuego solar Vishnu El Sol central espiritual Luz
Brahma Fuego por fricción   El Sol físico (visible) Fohat.

Como fuego eléctrico el Logos es la manifestación de los siete aspectos de la Voluntad, el impulso o propósito espiritual.

Como fuego solar es la manifestación de los siete Rayos o la Luz de la Sabiduría, la Conciencia irradiando a través de la forma.

Como fuego por fricción es la manifestación de los siete Hijos de Fohat, los siete grandes fuegos o el calor activo de la sustancia inteligente.

Estos tres aspectos del Dios de Fuego y del fuego de Dios, constituyen las tres Entidades de la Trinidad logoica, y a su vez cada una se manifiesta por intermedio de otras siete Entidades formando manifestación total.

El séptuple fuego eléctrico. Los siete tipos de existencias espirituales o los siete Espíritus ante el Trono en Su fundamental esencia, fuerza o voluntad dinámica que reside detrás de toda manifestación. Constituyen en su propio plano, en sentido peculiar, la “Joya del Loto” logoico, [i629] de allí que nuestra inteligencia no pueda concebirlos en este sistema solar, pues no se revelan hasta que “el Hijo sea hecho perfecto” o la conciencia logoica haya despertado plenamente. Esotéricamente son los “Espíritus de la Oscuridad”.

El séptuple fuego solar. Los siete Hombres celestiales, la suma
[e512] total de la Luz, los siete Rayos de manifestación del Sol espiritual. En tiempo y espacio estos siete Rayos de Luz se convierten en nueve (los tres principales que con el tercero representan el siete), constituyendo esotéricamente los nueve pétalos del Ego logoico y, cuando se manifiesta en Su vehículo físico, los “Hijos de la Luz”.

El séptuple fuego por fricción. Los siete hermanos de Fohat. Las siete manifestaciones de la electricidad o los fenómenos eléctricos. Son los siete Señores Raja o Devas de los siete planos; los siete Fuegos o estados de actividad por los cuales se expresa la conciencia. Constituyen los vehículos de la conciencia y las siete vibraciones. Esotéricamente son los “Hermanos de la energía”.

Por lo tanto, será evidente que la suma total de la manifestación logoica tal como puede observarse que existe en tiempo y espacio es:

Siete Espíritus séptuple voluntad.
Siete Rayos séptuple cualidad o psiquis.
Siete Señores Devas la fórmula séptuple.

Los últimos son literalmente las siete espirillas o vibraciones de fuerza dentro del átomo físico permanente logoico. Es necesario recordar esto cuidadosamente y meditar sobre ello. Los siete Rayos constituyen la suma total de la naturaleza síquica del Logos cuando irradian a través de Su forma física -Sus siete cualidades, el cúmulo de deseos que ha expresado la naturaleza amor. Los siete Espíritus constituyen la suma total de Su aspecto Voluntad de ser, la Vida sintética de Su manifestación total, lo que determina la duración [i630] de la forma y su evolución durante todo el tiempo que el Ego logoico trata de existir físicamente.

Para extender aún más la similitud o analogía y tener presente la semejanza que existe entre el desarrollo micro y macrocósmico tenemos:

  1. Los siete Espíritus que encuentran Su incentivo originador
    1. en los niveles mentales inferiores cósmicos,
    2. en la “Joya en el Loto” logoico,
    3. en el plano átmico cósmico.
  2. Los siete Hombres celestiales se hallan en la línea de fuerza que proviene
    1. del plano astral cósmico,
    2. del loto logoico de nueve pétalos,
    3. del plano búdico cósmico (los siete Rishis de la Osa Mayor).
  3. Los siete Hijos de Fohat encuentran su fuerza vital que emana
    1. del plano físico cósmico, [e513]
    2. de los átomos permanentes logoicos (dentro del cuerpo causal),
    3. de los niveles mentales superiores cósmicos.


Sin embargo, estos tres son sólo expresiones de la Existencia Una, pues detrás del Logos, en encarnación física, se encuentra la Mónada Logoica, expresándose por intermedio del Ego logoico y su reflejo, la Personalidad logoica.

Todas estas Esencias espirituales son Entidades autoconscientes individualizadas; las “Vidas ardientes” son Existencias vitales, reales y conscientes. Así vemos al Logos que se manifiesta como Unidad, sin embargo es Tres en Uno; también vemos la triple Unidad que se diferencia en las siete grandes Vidas, conteniendo dentro de Si misma todas las vidas menores.

Ahora estudiaremos otra amplia diferenciación:
[i631]



    1. Los siete Fuegos forman los cuarenta y nueve Fuegos.
    2. Los siete Hombres celestiales se manifiestan por intermedio de cuarenta y nueve Rayos menores.
    3. Los siete Espíritus se presentan como cuarenta y nueve Existencias.

Sería inútil llevar este concepto más adelante en conexión con el aspecto Espíritu. Del Espíritu en sí nada podemos conocer, y sólo es posible mencionar los cuarenta y nueve(1) Manues solares (cada uno de los Hombres celestiales se expresa en el plano físico por intermedio de siete Manues). Por consiguiente, al considerar estos temas tan abstractos. únicamente nos ocuparemos de los siete Rayos de Luz u Hombres celestiales y de los siete Fuegos.

Cada uno de los siete Rayos de Luz se divide en siete, convirtiéndose en cuarenta y nueve aspectos de la naturaleza síquica logoica, tal como se expresa en el plano físico cósmico, y cada uno de los siete Fuegos se manifiesta como siete Fuegos menores, constituyendo los cuarenta y nueve Fuegos a los cuales se refiere H. P. B. en La Doctrina Secreta. (2) Cada uno de los siete Hombres celestiales se manifiesta por intermedio de siete Entidades menores que forman los centros síquicos del vahan o vehículo logoico. Cada uno de los siete Fuegos o Señores Devas de un plano se manifiesta por intermedio de siete devas menores que forman el fuego central y la conciencia de la sustancia de un subplano. Ahora nos referiremos a su interacción y trabajo mutuos, es decir, estudiaremos la materia cuando, siendo afectada, se construye con ella una forma por medio del Pensamiento divino o Voluntad.

[e514]
No tengo la intención de considerar los Fuegos superiores (los Señores de los cuatro planos superiores), pues sólo es de valor para nosotros [i632] estudiar el proceso de construcción de formas mentales en los tres mundos por medio de las esencias dévicas, las cuales son vitalizadas y manipuladas por los Constructores, los Dhyan Choanes, los Hombres celestiales, mediante la fuerza de sus Vidas, el conocimiento que poseen de la Voluntad o propósito logoico y el poder de Sus naturalezas síquicas. De esta manera, están abocados en Construir el cuerpo físico logoico y en llevar a cabo Sus planes en ese cuerpo, cumpliendo así el propósito para el cual Él encarnó. Su trabajo es mucho más importante pues lo realizan principalmente en los niveles cósmicos, pero de algún modo esto nos concierne a nosotros y es todo lo que podemos captar. En los tres mundos del esfuerzo humano el hombre realiza dos trabajos:

Primero.
La construcción de su cuerpo de manifestación, un cuerpo triple.

Segundo.
La construcción de formas mentales con materia mental, las vitaliza con el deseo y las mantiene dentro de su aura, construyendo de este modo un pequeño sistema propio.

El hombre y los Hombres celestiales trabajan con sustancia dévica, colaboran con los devas, manifiestan voluntad, cualidad síquica y actividad inteligente cuando realizan su trabajo, pero hay una diferencia entre ambos no sólo de grado sino de conciencia. Por lo general el hombre trabaja inconscientemente. Los Hombres celestiales trabajan conscientemente en niveles cósmicos la mayor parte del tiempo. He aquí una sugerencia respecto a la etapa de evolución de nuestros Logos.

Esto es realmente difícil, porque el tema es muy abstruso y profundo. Dejaremos de lado estas ideas fundamentales y nos abocaremos más específicamente al estudio de los devas, los cuales nos conciernen en forma más inmediata, o con los tres grupos que he delineado -los Agnichaitas, los Agnisuryas y los Agnishvattas. Éstos se relacionan principalmente con la evolución del cuerpo denso del Logos, los subplanos gaseoso, líquido y denso del
[i633] físico cósmico, o con los tres mundos del esfuerzo humano; con la radiación magnética del Logos a través de Su vehículo físico y con las emanaciones radiantes del Hombre celestial particular, que se expresa por medio de nuestro planeta. Finalmente se relacionan con la evolución de la conciencia (3) y en los tres mundos y, particularmente, con la individualización de la unidad de conciencia humana y la vitalización de [e515] centros en el cuerpo del Hombre celestial con el cual estamos peculiarmente relacionados.

Ahora consideraremos el tema referente a los devas del fuego del plano físico, esos grandes devas constructores que realizan los propósitos del Logos en su cuerpo físico denso. Aclaremos nuestras ideas esta materia lo mejor posible y la categoría de estos aparecerá a simple vista en la siguiente clasificación:

Nombre Plano Cósmico Plano del sistema Naturaleza Regente
Agnichaita 7º subplano físico cósmico Físico Concreción Kshiti
Agnisurya 6º subplano físico cósmico Astral Liquido Varuna
Agnisvatta 5º subplano físico cósmico Mental Gaseoso Agni

Los Agnichaitas son devas que construyen y erigen con materia del tipo más denso en relación con la manifestación logoica. Actúan en el séptimo subplano del plano físico cósmico y producen mayor concreción. En el cuerpo planetario de nuestro Logos planetario constituyen los constructores de la Tierra, la forma más densa del Logos y la suma total de la actividad y vibración de todo el sistema solar [i634] que se demuestra por medio de lo que llamamos sustancia sólida”.

Por lo tanto se evidencia que, de acuerdo a la ley, producirán un efecto peculiarmente poderoso en el subplano inferior del plano físico del sistema; de allí su denominación esotérica de “Agnichaitas del calor interno o central”. Constituyen la totalidad de las vibraciones inferiores en el vehículo físico cósmico.

Los Agnisuryas son los constructores en el sexto subplano del físico cósmico, nuestro plano astral del sistema. Como ya he señalado representan al sistema nervioso simpático del cuerpo físico logoico, exactamente como sus hermanos de la séptima vibración representan la suma total del sistema circulatorio o sanguíneo. Un indicio para el estudiante que se interese en descubrir la clave psicológica reside en la relación que existe entre los dos grandes grupos de devas que erigen y construyen la parte más objetiva de la manifestación logoica y los dos grupos de corpúsculos que, en su interacción, mantienen al cuerpo sano; existe también una analogía entre los devas del plano astral y los nervios sensitivos y motores del cuerpo físico. No me extenderé más sobre este concepto.

Estos devas tienen que ver, en sentido muy esotérico, con los plexos nerviosos del


    1. sistema solar (Sol físico), [e516]

    2. esquema planetario (planeta denso),
    3. cuerpo físico humano (cuerpo denso),



y constituyen, por lo tanto, un poderoso factor en la vitalización eventual de los centros del hombre. Los centros etéricos o los puntos focales de fuerza de un Hombre celestial, se hallan en el cuarto éter cósmico, el plano búdico. El plano astral está estrechamente ligado al búdico y cuando los centros etéricos de nuestro Hombre celestial, por ejemplo, llegan a su plena actividad, la fuerza es transmitida, por intermedio de su analogía astral,
[i635] al cuarto éter físico, en el cual existen los centros del hombre.

Los Agnishvattas son los constructores en el quinto subplano o gaseoso, del físico cósmico y -desde el punto de vista humano- constituyen los de mayor importancia, pues son los constructores del cuerpo de la conciencia en sí. Desde el punto de vista síquico de la fisiología oculta, tienen una estrecha relación con el cerebro físico, el asiento o imperio del pensador y, como en esta etapa todo lo que podemos conocer debe ser considerado en forma kama-manásica, se evidenciará que entre el sistema nervioso simpático y el cerebro hay una interacción tan estrecha que se convierte en un todo organizado. Esta analogía microcósmica es interesante, pero al estudiar ahora estos grupos de devas, los consideraremos principalmente en su trabajo como constructores del sistema y planetarios, dejando que el estudiante establezca por sí mismo la analogía humana, de esta manera aprenderá. Habiendo señalado ciertas líneas de pensamiento. tomaremos ahora uno por uno estos grupos y los consideraremos.

Los Agnichaitas - Devas del Plano Físico

Estos devas son la suma total de la sustancia del plano físico. Como sabemos, este plano se divide en dos partes:

Los cuatro éteres, cuatro subplanos.
Lo concreto comprobable o los tres subplanos densos. Tenemos aquí una subdivisión del séptimo subplano del plano físico cósmico lo cual hace que el plano de la manifestación inferior se divida en cuarenta y nueve subplanos o estados de actividad. Para los propósitos del trabajo activo, los devas del sistema se dividen en cuarenta y nueve grupos -los cuarenta y nueve fuegos. Los Agnichaitas a su vez se dividen también en cuarenta y nueve grupos reflejando de esta manera al todo.
[i636]



  1. El Señor Raja. Kshiti. La vida del plano físico.
  2. Tres grupos de Agnichaitas se ocupan de:
    1. La fuerza o energía de la sustancia física. Ese aspecto eléctrico que produce actividad.
    2. La construcción de formas. Produce la unión de la [e517] sustancia negativa y positiva, trayendo así a la existencia, en su significado exotérico y común, todo lo que se puede ver y tocar.
    3. El calor interno de la sustancia que nutre y causa la reproducción Los tres grupos constituyen estrictamente el aspecto madre.


Estos tres grupos también se subdividen en siete grupos que forman la materia de cada subplano, considerando a esa materia como el cuerpo de manifestación de uno de los siete devas por medio del Señor Raja del plano se manifiesta.

Estos siete grupos se dividen nuevamente en siete, formando cuarenta y nueve.

Los tres grupos funcionan de la manera siguiente:

Grupo A. En el primer subplano. Suma total de la materia atómica en el plano físico.

Grupo B. En los subplanos etéricos segundo, tercero y cuarto. Constituyen la sustancia de esos planos, los transmisores de prana, por intermedio de los cuales el prana fluye hacia los aspectos más concretos del vahan o vehículo denso logoico.

Grupo C. En los tres subplanos inferiores; los devas que constituyen la esencia de todo lo tangible, visible y objetivo.

Los estudiantes deben establecer una verdadera distinción entre los centros y el resto del cuerpo cuando analizan la construcción del cuerpo del Logos solar o de un Logos planetario.

[i637] Los centros están aliados o relacionados con la conciencia y compuestos de unidades autoconscientes -las Mónadas humanas. El del cuerpo está compuesto de sustancia dévica y sin embargo ambas forman una unidad. Por lo tanto, las unidades dévicas son numéricamente superiores a la humana, siendo también femenina y negativa la sustancia dévica, y masculina la Jerarquía humana. Por medio de la actividad positiva de los centros, la sustancia dévica negativa es influenciada, construida y energetizada. Esto es verdad que se refiere a un Logos solar, a un Logos planetario y a un humano.

Por eso tres tipos de fuerza actúan sobre, o a través de estos devas:


    1. La fuerza que energetiza a los devas del primer subplano, el atómico. Ésta emana directamente del primer aspecto de Brahma o Agni, considerado como una Entidad autoconsciente, la tercera Persona de la Trinidad logoica y por consiguiente, el Espíritu, el Alma y el Cuerpo mismo en Su Naturaleza esencial separada. [e518]
    2. La fuerza que energetiza a los devas constructores o grupos que construyen formas; esto proviene del segundo aspecto de Brahma, siendo el prana que surge del Sol físico y actúa bajo la Ley de Atracción.

    3. La fuerza que energetiza a los devas de los tres órdenes inferiores que emanan de Brahma en Su tercer aspecto. Así, mediante la fuerza dual o los aspectos de la materia misma. interactuando entre sí, se producen las formas más densas. Sin embargo, los tres tipos de fuerza funcionan come uno solo.



Grupo C. Agnichaitas. Al considerar los grupos de Agnichaitas debemos recordar que se trata de la manifestación del Logos, de la cual ya se ocupa la ciencia exotérica; en lo que respecta a este grupo, la ciencia ya está progresando bastante y acumulando conocimiento; resta ahora a la ciencia
[i638] reconocer la naturaleza entificada (4)(5) de la sustancia y así explicar la vida que energetiza la sustancia de los tres subplanos inferiores. Este reconocimiento, por parte de la ciencia, de que todas las formas están construidas de vidas inteligentes, tendrá lugar cuando la ciencia de la magia esté nuevamente en auge y las leyes del ser sean mejor comprendidas.

[e519] Es magia cuando una vida mayor maneja las vidas inferiores, cuando el científico comience a trabajar con la conciencia que anima a la sustancia (atómica o electrónica) y cuando controle conscientemente las formas construidas con dicha sustancia, conocerá gradualmente el hecho de que entes de todas graduaciones y distintas constituciones son utilizadas para construir lo visible. Esto no sucederá hasta que la ciencia haya admitido definitivamente la existencia de la materia etérica tal como la comprende el ocultista y establecido la hipótesis de que el éter posee distintas vibraciones. Cuando a la contraparte etérica de todo lo que existe se le adjudique el lugar que le corresponde y se la considere de mayor importancia en la escala del ser que el vehículo denso y que es esencialmente el cuerpo de la [i639] vida o vitalidad, la función del científico y del ocultista se fusionarán.

H. P. B. ha (6) dicho que el físico denso no es un principio; ciertamente se pasa por alto este punto en lo que se refiere hombre y al Logos. Su importancia no puede ser lo suficientemente comprendida pues su efecto consiste en transferir el punto de centralización o polarización en su cuerpo etérico, compuesto, el caso del hombre, de materia de los cuatro subplanos superiores del plano físico del sistema y, en el caso del Logos, de materia de los cuatro subplanos superiores del plano físico cósmico. El tema es de gran complejidad pues significa que debe comprenderse, desde el punto de vista del ocultista, que la vibración inferior la cual puede relacionarse es la etérica del sistema con cuatro vibraciones menores afines; en forma análoga, macrocósmicamente, la vibración logoica inferior con la cual se relacionan los adeptos avanzados es la etérica cósmica. Las tres vibraciones inferiores del sistema y del cosmos son el resultado de:

Vibración refleja
de parte de la sustancia negativa, pues los tres inferiores son negativos para los cuatro superiores.

Vibración sincronizada inherente a la sustancia negativa, restos de un sistema anterior que personifica el karma anterior del Logos y del hombre.

Vibraciones
reemplazadas gradualmente por la imposición de una nota más elevada, por consiguiente, tanto para el hombre como para el Logos forman ocultamente el “cuerpo de muerte”.

Esto nos conduce al tema que en realidad queremos dilucidar respecto a este tercer grupo de devas inferiores. En lo que se refiere al hombre son muy destructivos, pues constituyen la última
[e520] y por ende la poderosa vibración del sistema anterior, la actividad consciente de la materia densa. De allí que la afirmación [i640] de que el hombre está a “merced de los elementos” encierra una gran verdad. El fuego puede físicamente quemar al hombre y destruirlo se halla inerme ante la acción volcánica y no puede protegerse contra los estragos del fuego, salvo en las etapas iniciales de tal esfuerzo dévico. La importancia oculta de la lucha que el hombre libra contra los devas del fuego por ejemplo, es muy real, como puede observarse en la lucha que libra el cuerpo de bomberos en cualquier ciudad. Aunque todavía está lejano, llegará con toda seguridad el día en que el personal de dichos cuerpos será elegido por su capacidad para controlar a los Agnichaitas cuando se manifiestan destructivamente, y no emplearán el método del agua (es decir llamar a los devas del agua para neutralizar a los devas del fuego), sino que utilizarán el método de conjurar y poseerán conocimiento de los sonidos con el cual pondrán en acción fuerzas que controlarán a los elementos ígneos destructivos.

El tercer grupo de estos devas está muy relacionado con el control que ejerce el departamento del Manu y con los grandes devas asociados a dicho departamento en este planeta. Debido a la actividad que despliegan durante ciertos ciclos, cambian toda la superficie de la Tierra mediante la acción volcánica; continentes surgen y se sumergen; los volcanes están activos o pasivos, y así el mundo es purificado por el fuego. En su correspondiente sector estos Agnichaitas se mantienen activos, construyendo formas minerales por medio del fuego; son los alquimistas de las regiones inferiores, y mediante el contacto y el conocimiento de 'palabras' por las cuales son controlados, los futuros alquimistas científicos (en contradicción con los alquimistas idealistas del pasado) trabajarán con los minerales y con las vidas corporificadas en todas las formas minerales.

El secreto de la transmutación de los metales comunes en oro será revelado cuando las condiciones del mundo sean tales que al oro no se lo considere el metal patrono y por ende su libre fabricación no conducirá al desastre, y
[i641] cuando los científicos trabajen con el aspecto vida o con la vida eléctrica positiva y no con el aspecto sustancia o forma.

Hemos visto que el trabajo del grupo inferior de Agnichaitas consiste en construir continentes por medio del fuego, purificar por su intermedio durante ciclos alternados y fabricar los metales y los minerales. Se relaciona también con el cuidado de los fuegos del hogar, o esos fuegos que calientan, alegran y producen condiciones habitables en un planeta e incidentalmente en un hogar. Esto es de importancia vital, pues significa que están vinculados
[e521] por los fuegos básicos centrales de las entrañas de la Tierra, con el fuego básico central que nutre y calienta a las formas físicas de todos los reinos de la naturaleza y, en consecuencia, con el fuego kundalínico en la base de la columna vertebral del hombre individual.

No Es aconsejable extendernos más sobre sus funciones. Debe observarse que hay menos que decir en relación con el aspecto materia que sobre la conciencia y el aspecto hilozoístico de la manifestación. La razón consiste en que la ciencia exotérica está investigando, lenta pero firmemente, la naturaleza de los fenómenos y descubriendo por sí misma el carácter de la manifestación eléctrica. La lentitud del descubrimiento reside la seguridad. No es conveniente ni correcto todavía que la verdadera naturaleza de estos distintos poderes y fuerzas sea completamente conocida; por lo tanto sólo podemos indicar ciertas líneas amplias y generales. A su debido tiempo, cuando la familia humana esté centrada en la naturaleza superior y no en la inferior y cuando la fuerza de los planos superiores puedan imponerse con mayor facilidad sobre la inferior, los hechos relacionados con estas Vidas y estos Constructores, sus métodos de trabajo y las leyes de su ser serán conocidos. Hoy el conocimiento produciría dos resultados: primero, pondría a la familia humana bajo el poder (aún ciego y destructivo) de
[i642] ciertos elementos de naturaleza análoga a la del cuerpo físico. Esto traería como consecuencia la destrucción de la forma o se llegaría a la parálisis y a la demencia en gran escala. Segundo, se pondría el poder en manos de ciertos Hermanos del Sendero (7) izquierdo y de un determinado número de magos inconscientes (de los cuales hay bastantes que lo emplearían sólo para fines egoistas, malignos y materialistas. Por eso no es conveniente mas información acerca de esta sustancia física densa y de los que la corporifican. Los Agnichaitas del tercer grupo son todavía para el hombre una amenaza y sólo pueden ser manejados en forma grupal y en amplia escala por el guía del departamento del Manu mediante sus propios regentes -ciertos devas que poseen un desarrollo igual a la sexta Iniciación.

La Jerarquía oculta de nuestro planeta se dedica principalmente a desarrollar la autoconciencia en el hombre y a interpretar inteligentemente los acontecimientos de la Naturaleza; a colaborar sabiamente con las Fuerzas constructoras de la naturaleza, siendo
[e522] el objeto de su principal esfuerzo la vitalización y la actividad de los centros en el Hombre celestial de nuestro planeta y en los entes individuales de la familia humana.

La Jerarquía oculta es un gran centro de fuerza, pues los centros coronario, cardíaco y laríngeo del Hombre celestial, funcionan al unísono. Paralelamente a las actividades que desarrolla en la línea de la conciencia (y principalmente con la conciencia o inteligencia cuando se manifiesta en el tercero o cuarto reinos) se encuentra una gran jerarquía de devas que se dedica a desarrollar esa parte del cuerpo de un Hombre celestial que incluye los centros activos. Quizás alguna idea de lo que trato de exponer
[i643] podrá extraerse de una ilustración. La Jerarquía oculta se ocupa de abrir el Loto de nueve pétalos en el Hombre celestial y en el hombre (realizándolo por medio de la acción refleja entre el físico cósmico y el mental cósmico), mientras que la gran Jerarquía dévica se ocupa de los átomos permanentes, del cuerpo egoico y del desarrollo de las espirillas. De esta manera, el estudiante inteligente percibirá y comprenderá, macro y microcósmicamente, la función de los Agnichaitas de las hogueras.

Grupo B. Agnichaitas:
Al encarar el tema del Grupo B o segundo grupo de Agnichaitas nos ocuparemos de ese importante grupo de devas denominados en algunos libros “los devas de las sombras”. Su función es principalmente cuádruple y constituye la base del movimiento o actividad en todos los planos, actividad producida por la interacción de los aspectos negativo y positivo de Brahma, el Dios manifestado.

Primero, son los que construyen el cuerpo etérico de todas las existencias sensibles y principalmente el cuerpo etérico de todos los hombres.

Segundo, son los que trasmiten prana.

Tercero, desempeñan una función muy definida en el proceso evolutivo, la de vincular los cuatro reinos de la naturaleza, siendo esencialmente los que transmutan y transmiten lo inferior a lo superior. Construyen entre cada reino -mineral, vegetal, animal y humano- lo que, en cada caso, corresponde al antakarana o puente que une al manas superior con el inferior, el canal que transmite la vida desde el reino humano inferior al espiritual o superior. Se hallará que entre cada una de las diferentes etapas de conciencia (desde la subconsciencia pasando por la autoconciencia hasta la superconciencia) hay un período en que se establece el vínculo y se construye y erige el puente, llevándose a cabo por intermedio de
[i644] ciertos grupos de devas en todos los planos. Los tres grupos tienen su contraparte en el plano físico, y su trabajo se efectúa paralelamente en los niveles superiores. Debe recordarse que el [e523] trabajo de tender el puente de una etapa a otra o de un reino a otro se ha de realizar bajo las condiciones siguientes:



    1. Como resultado de un impulso que emana de lo inferior, se origina en el deseo activo de lo inferior por abarcar o entrar en contacto con lo superior. Esto es de gran importancia, pues todo progreso debe ser autoinducido, autoiniciado y el resultado de una actividad interna.
    2. Como resultado de la acción refleja de la etapa o reino superior, realizándose mediante la actividad de lo inferior, e invocando respuesta de lo superior. Debe recordarse que toda vibración es transmitida por ondas de sustancia viviente.
    3. Como resultado de un estímulo foráneo producido por la actividad de ciertos poderes conscientes interesados en el proceso del desarrollo evolutivo.


Estas condiciones pueden observarse durante el proceso en que el hombre recibe la iniciación y pasa del cuarto reino al reino espiritual. Sus esfuerzos deben ser autoinducidos o el resultado de su empeño autoconsciente; dichos esfuerzos obtendrán respuesta de su superconciencia, el aspecto átmico o Espíritu, y más adelante los custodios de los Ritos de Iniciación ayudarán a esta interacción dual. Sin embargo, los tres efectos se sienten en Espíritu-materia, siendo todo regido por la ley de vibración, que constituye textualmente la respuesta de la sustancia dévica a la fuerza que emana desde una fuente consciente o inconsciente.

Cuarto, estos “devas de las sombras” realizan ciertas actividades interesantes y variadas, pero
[i645] tan diversas que es casi imposible enumerarlas. Podríamos tratar brevemente de describir algunas de estas funciones, recordando que lo que puede decirse acerca de ellas en el plano físico, puede también atribuirse a sus analogías en todos los planos. Podemos dejar que el estudiante lo analice, encomendándole tener presente que aquí nos ocupamos de los devas del arco evolutivo, pudiendo clasificarse entre muchos otros, en los siguientes tipos:

ler. tipo. Los agentes especiales que se ocupan de la magia. Son peculiarmente susceptibles a las vibraciones constructoras de los siete rayos.

2do. tipo. El grupo de Agnichaitas que se manifiesta como electricidad en el plano físico. Este grupo comienza a ser controlado por el hombre quien lo dominará cada vez más.

3er. tipo. El grupo que constituye el aura de la salud, ya sea colectiva o individual, en los tres reinos intermedios de la naturaleza (vegetal, animal y humano). El hombre entra en contacto
[e524] con ellos por medio de la medicina, y ya empieza más o menos a reconocerlos. Uno de los grandes errores que ha cometido la familia humana ha sido administrar al hombre drogas minerales para propósitos medicinales. Esto ha dado por resultado una combinación de sustancias dévicas que no estaban destinadas a ello. La relación del hombre con los reinos inferiores, especialmente con el animal y el mineral, ha dado lugar a una condición peculiar en el mundo dévico, tendiente a complicar la evolución dévica. El empleo de alimentos animales (y en menor grado la aplicación de los minerales como medicina) ha producido una mezcolanza de sustancia dévica y de vibraciones que no se sintonizan entre sí. El reino vegetal está en una situación totalmente diferente, y parte de su karma consiste en proveer alimentos al hombre; esto ha dado por resultado una necesaria transmutación de la vida [i646] de ese reino a la etapa superior (la animal que es su meta). La transmutación de la vida vegetal ocurre necesariamente en el plano físico. De allí su disponibilidad como alimento. La transmutación de la vida animal al reino humano tiene lugar en niveles kama-manásicos. A eso se debe que no esté disponible, entendido esotéricamente, el animal como alimento para el hombre. Éste es un argumento en favor de la vida vegetariana que es necesario considerar.

4to. tipo. Un tipo muy importante de devas etéricos (en cuanto al hombre concierne) constituye definitivamente la sustancia de su centro. Ocupan esa posición por razones kármicas y son, desde muchos puntos de vista, algunos de los devas de las sombras más altamente evolucionados. Se caracterizan por su capacidad de responder, en manera especial, a una serie particular de vibraciones planetarias y, en su esencia fundamental y en la propia esfera peculiar, capacitan al hombre para que reaccione al estímulo de rayo. Cada centro está influenciado por uno de los planetas. En esto reside la capacidad que posee el hombre para eventualmente armonizar -por medio de sus centros- con la séptuple alma del mundo.

5to. tipo. Tenemos aquí un grupo muy importante de devas que están peculiarmente activos y dominan esotéricamente durante esta ronda; son los Agnichaitas que constituyen el centro, en la base de la columna vertebral, que vibra al ritmo del kundalini en sus variadas formas y manifestaciones. En dicho centro se despliegan eficazmente las dos polaridades, pues los pétalos del centro, asiento del kundalini y del fuego o vitalidad que los anima, son recíprocamente negativos y positivos. Este centro existe en una u otra forma en todos los seres sensibles, y de él depende en gran parte
[i647]

    1. la conciencia, en una de sus siete etapas, [e525]
    2. la continuidad de la existencia,
    3. la perpetuación de la especie o reproducción en cualquiera de los otros planos.


Sería interesante observar aquí que este centro constituye literalmente una cuádruple irradiación y la “Cruz del Espíritu Santo”, siendo su símbolo la cruz de brazos iguales. Este loto de cuatro pétalos es el resultado de la evolución. En el primer reino de la naturaleza, el mineral, a través del cual se manifiesta una entidad específica, dicho centro constituye una unidad en niveles etéricos, pues sólo puede verse un pétalo. En el reino vegetal, considerado como la expresión de una gran Existencia, dos pétalos están entrando en actividad. En el tercer reino, el animal, se hallará que el centro de la base de la columna vertebral tiene tres pétalos, mientras que en el hombre el loto vibra en forma cuádruple. En cada iniciación del gran Ser, que se manifiesta por intermedio de nuestro planeta, uno de esos pétalos se abre en los niveles etéricos, de manera que durante la individualización los cuatro se hacen activos y Su actividad autoconsciente es llevada al plano físico. La analogía puede verse ejemplificada en Su gran Iniciación, que tuvo lugar en la cuarta ronda y en la tercera raza raíz; la analogía entre el tercer reino y el cuarto y su producto, el siete esotérico, es una de las líneas de estudio que ha de seguir el ocultista.

Cuando los pétalos de los centros etéricos vibran o se produce una unificación en sustancia dévica, tiene lugar una aceleración en los niveles afines del cuerpo etérico cósmico del Logos planetario y del Logos solar. Se evidencian ciertas analogías en los pétalos del loto egoico de los diferentes entes de la familia humana y (en niveles cósmicos) en los cuerpos egoicos solar y planetario. Debe tenerse en cuenta también que dichos centros básicos, en los cuales se oculta el
[i648] fuego kundalínico, se encuentran en las Existencias a medida que actúan en cuerpos físicos en:

    1. Un Logos solar.
    2. Un Logos planetario.
    3. Esas Entidades que son la suma total de la conciencia cuando ésta se expresa a través de los diferentes reinos de la naturaleza -manifestándose por intermedio de ellas como un hombre se manifiesta mediante su cuerpo.
    4. El Señor de una cadena.
    5. El Señor de un globo.
    6. Ciertos Seres que constituyen la vida de grupos específicos. Son esotéricos, y Su función es uno de los secretos de la iniciación.
    7. El Hombre.
    8. Los animales.

[e526] Aquí, debe observarse que, en la manifestación logoica, uno de los esquemas planetarios forma el centro del cuerpo logoico que alberga al kundalini. Este esquema, cuyo nombre no puede ser revelado todavía, está totalmente controlado por los devas -allí se encuentran reunidos los dos grupos de devas, desempeñan su función de animar al cuerpo físico denso del Logos del mismo modo que el kundalini, en esta etapa, anima en el hombre a su vehículo físico denso. Más tarde, cuando el tercer esquema principal asimile la actividad vital de los cuatro inferiores, el fuego kundalínico se retirará y se transmutará en la actividad del centro laríngeo logoico.

En la manifestación planetaria, una de las cadenas realiza un trabajo similar en el proceso evolutivo del Logos planetario. Lo mismo puede decirse de uno de los globos de una cadena. Por lo tanto, en esta cuarta ronda puede verse por qué el fuego en la base de la columna vertebral (considerado en su significado esotérico y en relación con el Logos y los Logos, y no sólo con el hombre) desempeña una parte muy predominante al estimular
[i649] el Cuaternario logoico o Su yo inferior. Aquí reside el misterio del mal, el origen del actual sufrimiento y la base de la experiencia planetaria. El fuego kundalini en el cuerpo logoico realiza su actividad culminante cuando estimula Su cuerpo físico -nuestros tres planos inferiores del sistema y los cuatro pétalos de ese centro particular están entrando en plena actividad en esta cuarta ronda, Se ha de recordar que El constituye la suma total de todos los centros en manifestación y el conglomerado de los fuegos del kundalini en cada sector de la naturaleza. Las dificultades y al mismo tiempo la esperanza de nuestro planeta reside en este hecho. El centro etérico de nuestro Logos planetario por estar constituido de materia del cuarto éter cósmico (el plano búdico) estimula en la actualidad a Su cuaternario inferior, los tres mundos del esfuerzo humano; allí se halla la dirección que sigue la fuerza y en la próxima ronda (cuando las tres quintas parte del reino humano esté desarrollando el vehículo búdico) el Logos alcanzará Su punto de equilibrio y el fuego kundalínico será dirigido hacia arriba.

Esto encierra la clave de muchas cosas. Otra clave que explica las penosas condiciones imperantes en el mundo (especialmente en el aspecto sexual) reside en el hecho de que los entes de la familia humana que contribuyen a constituir este particular centro, frecuentemente se hipervitalizan; la vitalidad del vehículo físico les indica la línea de menor resistencia. En otras palabras: Las fuerzas dévicas que forman el centro y también su actividad, por ahora dominan excesivamente, y el poder que adquirieron en el
[e527] sistema solar anterior no ha sido transmutado todavía en poder espiritual.

En lo que antecede han sido considerados algunos de los devas de los éteres, pero, lógicamente, no se mencionaron a muchos otros. Se evidenciará la vastedad del tema si se recuerda que, cuando nos ocupamos de los devas, tratamos
[i650] con aquello que constituye la sustancia básica de la manifestación o Espíritu-materia, el aspecto madre o negativo de la dualidad divina y la suma total de todo lo que existe. Estamos tratando con la forma tangible, empleando la palabra “tangible” como aquello que puede ser captado por la conciencia en cualquiera de sus muchos estados. Debemos comprenden la total imposibilidad de catalogar las formas y aspectos de la sustancia dévica o de clasificar los millares de grupos y tipos. Estos tres grupos se hallarán en todos los planos y constituyen los receptores de fuerza. Una analogía similar existe entre estos tres grupos de devas, en el plano físico del sistema, y sus analogías en el plano físico cósmico. Brevemente indicaré que existen:

Grupo A El plano de Adi (Atómico del sistema) Evolución divina.
Grupo B Los tres mundos de la Tríada (Etérico logoico) Evolución espiritual.
Grupo C Los tres mundos (Físico denso logoico) Evolución humana.

Aquí hay muchas cosas de interés para el estudiante, pues esclarece la analogía entre la evolución de la sustancia y la evolución del espíritu.

Respecto a los devas del Grupo B, poco más puede agregarse. Sólo es conveniente hacer algunas generalizaciones.

Esto devas, especialmente los del cuarto éter, están tan estrechamente vinculados al hombre, que uno de los desarrollos más inmediatos consistirá en llegar a conocer su existencia y el consiguiente y gradual dominio de los mismos. Este dominio se producirá por varios motivos, pero sólo será total cuando el hombre pueda actuar en el cuarto éter cósmico, el plano búdico. Una de las cosas que la Jerarquía trata de realizar en esta etapa es demorar el despertar de la humanidad a esta comprensión pues ese acontecimiento necesitará [i651] grandes reajustes y, al principio, podrá producir aparentemente muchos efectos maléficos. El desarrollo del ojo físico se lleva a cabo de acuerdo a la Ley, e inevitablemente toda la raza humana logrará ese doble enfoque que permitirá al hombre ver las formas densas y las etéricas. En la etapa actual su incapacidad para hacerlo reside mayormente en la falta de vitalidad pránica. Tal resultado se debe principalmente a las malas condiciones de vida y al abuso de los alimentos. La tendencia general que existe por lograr condiciones de vida correctas y puras, [e528] el retorno a las costumbres más simples y sanas, la gran necesidad de higienizarse, de aire puro, de luz solar y el gran deseo por ingerir alimentos de frutos oleaginosos, darán por resultado, inevitablemente, una rápida asimilación de los fluidos pránicos. Esto producirá ciertos cambios y mejoras en los órganos físicos y en la vitalidad del cuerpo etérico.

Por lo tanto, a los que percibimos algo del Plan se nos insta a difundir el conocimiento de la Religión de la Sabiduría y, sobre todo, a romper con los preconcebidos dogmas de la preguerra. Debemos hacer notar aquí que la guerra fue un gran acontecimiento oculto y produjo un cambio vital en la mayoría de los planes y arreglos de la Jerarquía. Ha sido necesario hacer modificaciones y algunos sucesos tendrán que ser demorados mientras otros serán acelerados. Donde la guerra produjo sus más vastos efectos fue entre los devas de las sombras y, principalmente, entre los del cuarto orden. La trama etérica que protegía a ciertos grupos en los reinos humano y animal ha sido rasgada en varios lugares y los resultados de ese desastre deben ser contrarrestados. Otro efecto producido sobre los devas, como resultado de la guerra, puede verse entre los del Grupo A, que son (en un sentido oculto) los átomos físicos permanentes de todos los seres autoconscientes. La cuarta espirilla ha sido enormemente estimulada y su evolución se ha acelerado
[i652] en grado extraordinario, en tal forma, que en algunos de los hombres menos evolucionados, debido a la tensión del peligro y de la experiencia, les fue estimulada hasta más allá de lo que le corresponde a la humanidad común. Mediante el estímulo de la cuarta espirilla en las unidades de la cuarta Jerarquía creadora en esta cuarta ronda, en el cuarto globo y en este cuarto esquema, se ha efectuado un enorme impulso progresivo en el sendero evolutivo, lográndose uno de los grandes objetivos de la guerra. Un estímulo aún más tremendo se dio en la cuarta raza raíz durante la guerra de ese periodo, y el resultado fue que entraron en el Sendero de Iniciación muchos que ni siquiera normalmente ahora lo hubieran hollado. Un efecto similar puede esperarse en la actualidad; la Jerarquía se está preparando para hacerse cargo de muchas cosas de naturaleza extraplanetaria, debido a la casi inmediata disponibilidad de un número comparativamente grande de hijos de los hombres. No debe olvidarse que el estímulo de las espirillas afecta al aspecto materia o sustancia dévica. El hombre es literalmente sustancia dévica y un Dios, siendo de esta manera un verdadero reflejo del Logos solar. (8) (9) [e529]

[i653] Grupo A. Agníchaittas, Hemos visto que, en todos los planos, los grupos de devas pueden dividirse en tres [i654] grupos principales, aunque usualmente se estudia la capacidad dual de unidades de [e530] fuerzas involutiva y evolutiva. Hablando en general, estos grupos pueden ser considerados como:

    1. Representando al aspecto positivo o fenómenos eléctricos positivos.
    2. Representando al aspecto negativo.
    3. Constituyendo -en tiempo y espacio- la unión de los dos


[e531] aspectos y, durante la evolución, manifestando el tercer tipo de fenómeno eléctrico.

Puede hacerse otra agrupación de esta triplicidad que los alineará en el orden de manifestación tal como ha sido expuesto en Ia antigua cosmogonía, seguida al enumerar los grupos de los Agnichaitas.

Grupo A. Corresponde a las manifestaciones de la existencia como se observan en el plano superior, ese aspecto comprendido por el término Agni.

Grupo B. Corresponde al aspecto Vishnu-Surya.

Grupo C. Corresponde al aspecto Brahma o Logos creador.

La recapitulación fue hecha de esta manera, porque el concepto debe estar claramente definido.

Ya hemos considerado a los dos grupos inferiores de devas. Ahora debemos tratar el Grupo A, el más importante del plano físico desde el punto de vista de la creación y de la objetividad, pues constituye la vida de la materia misma y la inteligencia que anima a las formas de todo lo que existe en el plano físico
[i655] del sistema, no constituyendo una inteligencia autoconsciente, sino la conciencia tal como la comprende el ocultista.

Cada uno de los subplanos atómicos en el sistema solar está estrechamente interrelacionado con los demás; los siete subplanos atómicos de todos los planos forman una unidad y son esencialmente el plano físico cósmico, tal como se comprende esotéricamente el término. Los subplanos de los cuales este grupo es su fuente de origen, tiene con ellos la misma relación que el sexto principio con el séptimo. Por lo tanto, los devas del Grupo A son la fuerza creadora concentrada de los subplanos, el origen del aspecto objetivo de la manifestación física y la fuente de los siete Alientos del Logos creador en el plano físico. Pero debe recordarse que, en cada esquema, el impulso o voluntad creadora lo constituye el Logos planetario del esquema, quien crea Su cuerpo físico de manifestación de acuerdo a la Ley (su planeta físico denso), así como el hombre -regido por la misma ley- crea su cuerpo físico, o como el Logos solar (en el otro extremo de la escala) crea Su cuerpo, un sistema solar.

Esto ejerce una influencia definida y esotérica sobre el tema en discusión, y las diferencias esenciales, que existen entre los Hombres celestiales que tratan de manifestarse, se apreciarán en Sus esquemas y, por lo tanto, en los distintos tipos de devas por medio de los cuales actúan y con cuya esencia está hecha Su forma.

Esto podría expresarse de la siguiente manera: Así como cada hombre tiene un cuerpo que, por su forma y características
[e532] principales, se parece a otros cuerpos, aunque su calidad y rasgos distintivos personales sean únicos, del mismo modo cada uno de los Hombres celestiales construye un cuerpo de sustancia dévica o Espíritu-materia de la misma naturaleza que el de Sus hermanos y, sin embargo, distinto, matizado por Su peculiar colorido, vibrando a su ritmo particular y demostrando Su propia y singular cualidad. Esto se produce por medio de un tipo peculiar de esencia [i656] dévica que Él elige, o (explicándolo en palabras quizás más ocultas) involucra la respuesta de ciertos grupos peculiares de devas con Su propia nota. Contienen en sí mismos exactamente las partes componentes que Él necesita para construir Su cuerpo o esquema. Por lo tanto, se reconocerá que los devas del Grupo A, siendo lo que podríamos llamar los devas-clave, son de primordial importancia y, desde nuestro punto de vista actual, deben permanecer abstractos y esotéricos. Si esto lo consideramos de acuerdo a la Ley de Analogía y estudiamos la naturaleza esencialmente esotérica del plano del Logos (el primer plano llamado Adi) se evidenciará la razón de ello. Si los hombres evolucionados reconocieran o tan sólo establecieran contacto con los devas del Grupo A, el estudio de su naturaleza, coloración y tono revelaría a la humanidad desprevenida el color y el tono de nuestro particular Logos planetario. La raza no está todavía preparada para este conocimiento. Revelaría también, estudiando la Ley de Acción y Reacción, cuáles de los Egos encarnantes pertenecen al rayo de este Logos; las deducciones resultantes podrían conducir a los hombres a zonas peligrosas y pondrían el poder en manos de quienes no están aún preparados para manejarlo con inteligencia.

En consecuencia, el Grupo A de Agnichaitas debe permanecer siendo totalmente esotérico, y su verdadera naturaleza puede ser revelada sólo al Adepto de la gran Ley.

Es por eso que sólo se permite dar muy pocas indicaciones, las que tratan simplemente de las relaciones del hombre con dichas entidades; éste se vincula principalmente con ellas porque su átomo físico permanente está directamente energetizado por las mismas, pues él es parte de su naturaleza y ocupa un lugar en su forma. Será evidente, para cualquier estudiante que, si los átomos permanentes del hombre se hallan dentro de la periferia causal, los devas de los tres mundos, en los subplanos atómicos, han de trabajar en la más estrecha colaboración, debiendo existir unidad de propósito y de plan.

Los devas de los niveles atómicos de todos los planos de nuestro esquema trabajan en estrecha asociación:
[i657]

    1. Entre si, formando de este modo, siete grupos, suma total del aspecto Brahma de nuestro sistema planetario. [e533]
    2. Con los Siete grupos que constituyen la materia atómica del esquema, nuestro polo opuesto.
    3. Con el grupo particular de ese esquema que Constituye uno de los vértices del triángulo del sistema del cual nuestro esquema, conjuntamente con el opuesto, constituyen los otros dos vértices.
    4. Con los correspondientes grupos, en menor grado, en todos los esquemas del sistema.
    5. Con el esquema que corresponde al primer aspecto o plano de Adi.
    6. Con esos devas que forman la sustancia-espíritu de la manifestación de ese Rishi particular de la Osa Mayor, prototipo de nuestro particular Logos planetario.
    7. Con los devas que forman la sustancia de una de esas existencias esotéricas a las cuales se refiere La Doctrina Secreta (10) como “Las esposas de los siete Rishis” o las siete hermanas, las Pléyades. Una de estas siete hermanas tiene una estrecha relación con nuestro Hombre celestial y, por lo tanto, tenemos la interesante interacción cósmica siguiente:
      1. Uno de los siete Rishis de la Osa Mayor.
      2. Una de las siete Hermanas, una Pléyade.
      3. El Hombre celestial de nuestro esquema.

Dicha interacción será triple y, en lo que a nosotros concierne, justamente ahora involucrará la transmisión de la fuerza vital que circula en la sustancia dévica a través de la materia atómica de nuestros planos. Esto afectará materialmente a algunos seres humanos más que a otros, de acuerdo a su rayo y naturaleza, y este efecto se demostrará en [i658] la vivificación de las espirillas de los átomos permanentes y de los centros.

Agnisuryas - Devas del Plano Astral.

Iniciamos aquí el estudio de esos grupos de devas que constituyen la sustancia del plano astral, los Agnisuryas. Podrían considerarse de la siguiente manera y, empleando términos sinónimos, obtenerse una idea general de su función antes de iniciar su diferenciación en grupos y estudiar su relación con:

  1. Las diversas entidades, el alma de los diversos reinos o grupos, como ser los reinos animal y humano y esos superiores al hombre en la escala de la conciencia -el Logos planetario. [e534]


  2. El hombre mismo.
  3. El plano en su totalidad.



Debemos considerar a estos devas:

Primero, como sustancia del plano astral en sus siete grados.

Segundo, como ese aspecto de la manifestación logoica que corresponde al subplano líquido en el plano físico del sistema.

Tercero, como el vehículo del Señor deva Varuna.

Cuarto, como las vidas animadoras de esa materia involutiva del plano astral que llamamos esencia elemental y como la vitalidad que energetiza a los elementales del deseo que existe en todo lo sensible. Considerados bajo este aspecto, especialmente en relación con el hombre, constituyen la analogía en el plano astral de los “devas de las sombras”, pues el cuerpo de deseo de todos los seres humanos está compuesto de materia del segundo, tercero y cuarto subplanos del plano astral. Esto es algo que debe ser cuidadosamente considerado y será iluminador establecer la analogía entre el cuerpo etérico o el vehículo de prana, que vitaliza al físico denso y
[i659] el cuerpo astral del hombre, además del método que se emplea para vitalizarlo.

Quinto, desde el punto de vista del plano físico, como suma total de la actividad material (aunque subjetiva) que produce lo tangible y lo objetivo. Así como el sistema solar es un “Hijo de la necesidad” o del deseo, así el cuerpo físico de todo lo que existe es el producto del deseo de una entidad superior o interior, dentro del sistema.

Sería oportuno señalar aquí las líneas a través de las cuales la energía -ya sea manásica, pránica o astral- penetra en el sistema y llega hasta un plano determinado, encontrando así su camino hacia todas las unidades de conciencia, desde un átomo hasta un Logos solar.



El plano físico denso está energetizado por medio de

      1. el cuerpo etérico planetario,
      2. el plano mental, o el subplano gaseoso cósmico,
      3. el plano átmico, o el tercer éter cósmico
      4. el plano adi o el primer éter cósmico.


y, como consecuencia (por medio del átomo permanente logoico), penetra una afluencia similar de fuerza desde los niveles cósmicos.



El plano astral
es energetizado por medio de

      1. el plano búdico, el cuarto éter cósmico,
      2. el plano monádico, el segundo éter cósmico,
      3. el plano astral cósmico, llegando así al Corazón de todo Ser. [e535]


El plano mental
es energetizado por medio de

      1. el plano átmico, el tercer éter cósmico,
      2. el plano adi, el primer éter cósmico,
      3. el plano mental cósmico, siendo innecesario para nosotros ir más allá de éste.

El estudiante cuidadoso observará que dichos planos podrían ser considerados, en lo que respecta a los tres mundos
[i660] como que manifiestan dos tipos de fuerza, primero, una fuerza que tiende a la diferenciación tal como en el plano mental (el plano de la inherente separación); y en el plano físico (el plano de la verdadera separación); segundo, una fuerza que tiende hacia la unidad, como acontece en el plano astral y en el plano de la fundamental armonía, el búdico. Debe recordarse que estamos considerando a la fuerza cuando afluye a través de, o compenetra a, la sustancia dévica. Una sugerencia de la verdad reside en el hecho de que, en la actualidad, el cuerpo astral del hombre es positivo en lo que respecta al plano físico, negativo en lo que concierne al mental y positivo respecto al plano búdico. A medida que la evolución continúa el cuerpo astral llegará a transformarse en positivo respecto al mental, demostrando así que es invulnerable a las influencias de las corrientes mentales y a los procesos separatistas de dicho plano; negativo respecto al plano búdico o receptivo a las fuerzas de ese plano. Cuando se haya logrado el equilibrio y las fuerzas estén equitativamente balanceadas, el cuerpo astral ha de convertirse en transmisor desde el plano búdico o el cuarto éter cósmico, por intermedio del gaseoso, hasta el físico denso. Este concepto debe estudiarse en conexión con la consumación por medio del fuego de la trama etérica del planeta, así podrá obtenerse el esclarecimiento. En el plano astral no existe textualmente una división tal como la encontramos en los planos mental o físico. Ambos se dividen en dos; el mental se dividió en superior e inferior, rupa y arupa, concreto y abstracto, y el físico en niveles etéricos y subplanos densos.

Por consiguiente existe una analogía entre ambos. La razón de que exista una aparente división (considerando aparte la cuestión de los estados de conciencia del ser humano) se debe a la etapa de desarrollo de los grandes devas que personifican y animan al plano, quienes se manifiestan a través de éste como un hombre se manifiesta por medio de su cuerpo. Varuna, el Señor del plano astral, ha realizado un control consciente más unificado que Sus hermanos de
[i661] los planos mental y físico. Viene a la manifestación vinculado a uno de los Hombres celestiales, el Señor de un Rayo mayor. Los otros dos están vinculados con los Señores de un Rayo menor. Esta información encierra un indicio sugestivo para los estudiantes podríamos justificadamente preguntar ¿si esto es así, [e536] por qué aparentemente se manifiesta en forma tan desastrosa con respecto al hombre? Hay varias razones que lo justifican, una de ellas se funda en que la fuerza que fluye a través del vehículo del gran deva, el plano, es más fuerte que en los otros dos casos debido a Su etapa más avanzada de desarrollo, y también a que el Logos Mismo está polarizado en Su cuerpo astral. La otra razón consiste en que tiene un vínculo particular con el Regente del reino animal y, como el ser humano no se ha disociado de su naturaleza animal ni ha aprendido a controlarla, también está influenciado por esta tremenda fuerza. Hay otras razones ocultas en el karma de nuestro Hombre celestial, pero bastan las mencionadas.

1. Las funciones de los Agnisuryas. Los devas del plano astral están especialmente vinculados al hombre en la actualidad debido a la polarización astral y al papel que desempeña el deseo y el sentimiento en su evolución. La conciencia se expande por medio del contacto, por la apreciación inteligente de aquello con lo que se hace contacto y por la comprensión de lo que ha de conseguirse por medio de un contacto específico. Aquello con lo que ha de hacerse contacto depende de la vibración recíproca y, en consecuencia, el deseo (la búsqueda de sensaciones) y el sentimiento (el reflejo de ese deseo) es de real importancia, poniendo constantemente al hombre en contacto -aunque él no se dé cuenta- con la sustancia dévica de cualquier tipo. Aunque el hombre haya alcanzado una etapa evolutiva relativamente elevada, la expresión de esa etapa de realización se observa en el tipo de no-yo con el cual hace contacto; únicamente cuando es un iniciado
[i662] comienza a acercarse y a conocer el significado de la unidad esencial que reside en el corazón del Ser y a comprender la unidad del Alma Universal y la Unidad de esa Vida subjetiva que se oculta detrás de cada forma. Debe recordarse que el aspecto materia se encuentra en todos los planos; sin embargo, las formas existirán hasta trascender el “círculo no se pasa” solar y evadir el Logos Su actual limitación. Por eso los devas del plano astral asumen un lugar muy importante en los tres mundos.

Anteriormente, los hemos considerado en un aspecto quíntuple, dividiéndolos en cinco grupos. A esta altura del estudio, nos limitaremos a considerar la relación que existe entre los entes autoconscientes tales como el Hombre y el Logos planetario y dicha sustancia dévica. Existe una gran diferencia entre el hombre y su prototipo, un Hombre celestial.

El plano astral desempeña una parte muy real en la evolución del hombre, teniendo una estrecha relación con uno de sus principios. Materia y vibración astral son uno de los factores que controlan la vida de la mayoría de la gente. Para el Hombre celestial
[e537] la materia astral corresponde a la parte líquida del cuerpo físico del hombre, por lo tanto no constituye para Él un principio.

El plano astral es para el hombre el principal campo de batalla y la zona más intensa de su campo de sensación -la sensación mental esotéricamente comprendida, es por ahora sólo una posibilidad. El cuerpo astral es el lugar de la vibración más violenta del hombre y las vibraciones constituyen la causa poderosa de su actividad en el plano físico. El hombre debería comprender en la actualidad, que los devas del plano astral controlan casi totalmente lo que hace y dice, y que la meta de su evolución, la meta inmediata, consiste en liberarse de su control a fin de que él, el verdadero Ego o Pensador, pueda convertirse en una influencia predominante. Para ser más explícitos y a fin de ilustrar esto diré que las pequeñas vidas elementales que forman el cuerpo emocional y la vida
[i663] positiva de cualquier deva evolutivo vinculado (debido a vibraciones similares) a un hombre determinado le proporciona un cuerpo astral de poder coherente y positivo, que todavía controla prácticamente a la mayoría. El hombre generalmente hace lo que sus deseos e instintos le sugieren. Si este deva evolutivo es de orden elevado (como en el caso de un hombre altamente desarrollado) la vibración será elevada y los deseos e instintos, en consecuencia, buenos y exotéricamente correctos. Sin embargo, si el hombre se deja controlar por ellos, es porque permanece bajo la influencia dévica y debe liberarse. Si la vida dévica es de orden inferior, el hombre demostrará instintos bajos y viciosos y deseos viles.

Si estas observaciones son correctamente interpretadas se comprenderá algo de lo que se quiere significar cuando se habla de la evolución dévica como “evolución paralela” a la del hombre. En los tres mundos las dos líneas de evolución son paralelas, pero conscientemente no deben ser una sola. En los planos de la Triada se las conoce como unidad que produce al divino Hermafrodita u Hombre celestial -los entes humanos autoconscientes personifican los tres aspectos de la divinidad, mientras que las unidades dévicas conscientes personifican los atributos divinos. Ambos, fusionados, forman el cuerpo de manifestación los centros y la sustancia del Hombre celestial. Grande es el misterio, y mientras el hombre no conozca su lugar dentro del todo consciente, debe reservar su opinión en cuanto a su significado Por lo tanto será evidente que en vista de la relación existente entre el plano astral, y su trabajo unificado, y el plano búdico, con la consciente armonía que allí se experimenta, el cuerpo astral del hombre clama por un estudio y comprensión más estrechos. Por su intermedio se hallará un vínculo con el plano búdico y se producirá una actividad armoniosa
[e538] en el plano físico. Respecto a esto, el estudiante de ocultismo deberá estudiar cuidadosamente: [i664]

    1. El sol físico y su relación con el prana y el cuerpo etérico.
    2. El sol subjetivo y su relación con el plano astral, con el principio kama-masánico y el cuerpo astral.
    3. El sol central espiritual y su relación con el Espíritu o atma del hombre. (11)
    4. El corazón del sol y su relación con los cuerpos mentales, inferior y superior, que producen esa manifestación peculiar denominada cuerpo causal. A este respeto se ha de recordar que la fuerza que fluye desde el corazón del sol actúa a través de un triángulo formado por el esquema venusiano, la Tierra y el Sol. Era de esperar, de acuerdo a la ley, que se formara otro triángulo involucrando a dos planetas; los triángulos varían de acuerdo al esquema implicado.

Cósmicamente, existe una serie muy interesante de triángulos que será descubierta por quien estudie la astrología esotérica y los ciclos ocultos. Dichos triángulos se originan en el sol central de nuestro grupo particular de sistemas solares, cuya serie involucra a las Pléyades. Esta realidad no será conocida hasta la última década del siglo actual ni lo reconocerá la ciencia hasta el momento en que ciertas líneas de conocimiento e investigación lleven a los científicos a una comprensión de que existe un tercer tipo de electricidad que siempre equilibra y forma el ápice del triángulo, pero el momento no ha llegado todavía.

Todo lo que se dice aquí está expresado en términos de grupos dévicos y fuerzas dévicas que forman (en su conjunto) una sustancia que responde a una vibración análoga. Ciertos nombres definidos lo expresan esotéricamente. Por lo tanto, es posible transmitir sin ningún peligro, información de carácter incomprensible para el profano en una frase como la siguiente: “El triángulo de ... y del Grupo... de los Agnisuryas se formó y en el girar de la Rueda se produjo el tercero.” Esto imparte a la mente del ocultista el conocimiento
[i665] de que en la afluencia de fuerza desde una constelación particular completamente foránea a nuestro sistema, por medio de un esquema planetario específico y a través del cuerpo astral del Logos planetario, se produjo cierta condición que trajo la aparición del tercer reino de la naturaleza, el sensitivo y consciente reino animal. Frases similares encierran también el significado de la relación dévica que existe con la individualización del hombre, pero no es de ningún valor revelarlas; lo anterior sólo se menciona a fin de lograr tres cosas:

    1. Demostrar parcialmente la naturaleza y extensión de las fuerzas que fluyen a través de nuestro sistema.[e539]
    2. Mostrar el estrecho vínculo que tenemos con la evolución dévica.
    3. Destacar la naturaleza triangular y la interrelación de todo lo que acontece.

Sería conveniente hacer resaltar un punto relacionado con los devas de los planos inferiores (con los cuales el hombre está peculiarmente vinculado). Pueden ser divididos en ciertos grupos, que indican el lugar que les corresponde en la escala de la conciencia. Quizás se pregunten por qué nos ocupamos únicamente de los grupos de devas que se encuentran en los tres mundos. Esotéricamente comprendido, dichos devas (del tipo que estamos considerando) se encuentran sólo en el cuerpo físico denso del Logos -la sustancia de los tres subplanos inferiores del físico cósmico. El Antiguo Comentario al respecto dice lo siguiente:

“Las esferas de fuego tratan de ubicarse en los tres inferiores. Se originan por medio de la quinta, sin embargo se fusionan en los planos de la yoga. Cuando las esencias ígneas compenetran todo, entonces ya no existe la quinta, la sexta ni la séptima, sino únicamente las tres que brillan por medio del cuarto.”

Por lo tanto, para los propósitos de este estudio, los devas sólo se encuentran en los tres mundos. Más allá de estos tres planos, tenemos los tres aspectos de [i666] los tres mayores que se manifiestan por intermedio del cuarto y, en consecuencia, las esferas de los Logos planetarios en el plano búdico. Sintetizan todo lo que ha ido desarrollándose por medio de la manifestación densa. Desde el punto de vista de la filosofía esotérica, el plano físico cósmico, en el cual todo nuestro sistema tiene su lugar, debe ser estudiado de dos maneras:

    1. Desde el punto de vista de los Hombres celestiales que abarcan las evoluciones de los cuatro planos superiores, los niveles etéricos. Sobre éstos prácticamente nada podemos saber hasta después de la iniciación, momento en que la conciencia del ser humano es transferida gradualmente a los planos etérico cósmicos.
    2. Desde el punto de vista del ser humano en los tres mundos. El hombre constituye la evolución culminante en los tres mundos, así como los Hombres celestiales la constituyen en los cuatro superiores.

En los tres mundos tenemos las evoluciones paralelas, dévica y humana en su gran variedad de grados, lógicamente que la humana nos concierne más íntimamente, aunque ambas evolucionan mediante la interacción. En los cuatro mundos superiores tenemos a esta dualidad considerada como unidad, considerándose sólo el
[e540] aspecto de la evolución sintética de los Hombres celestiales. Sería de gran beneficio para nosotros si pudiéramos comprender algo del punto de vista de los grandes devas que colaboran inteligentemente en el plan evolutivo. Poseen Su propio método de expresar estas ideas, que consiste en el color que puede oírse y sonido que puede verse. El hombre invierte el proceso, ve los colores y oye los sonidos. Aquí hay un indicio sobre la necesidad de emplear símbolos porque imparten verdades e instrucciones cósmicas y pueden ser captados por los seres avanzados de ambas evoluciones. Debe tenerse en cuenta, como ya se indicó anteriormente, que: [i667]

    1. El hombre manifiesta los aspectos de la divinidad. Los devas manifiestan los atributos de la divinidad.
    2. El hombre está desarrollando la visión interna y debe aprender a ver. Los devas están desarrollando el oído interno y deben aprender a oír.
    3. Ambos son todavía imperfectos y el resultado es un mundo imperfecto.
    4. El hombre evoluciona por medio del contacto y de la experiencia. Se expande. Los devas evolucionan disminuyendo el contacto. La limitación es la ley que los rige.
    5. El hombre aspira a adquirir autocontrol. Los devas se desarrollan cuando son controlados.
    6. El hombre es inherentemente Amor, Fuerza que produce coherencia. Los devas son inherentemente inteligencia, fuerza que produce actividad.
    7. El tercer tipo de fuerza, el de la Voluntad, el equilibrio balanceador de los fenómenos eléctricos, ha de actuar equitativamente en ambas evoluciones y a través de ellas, pero en una se demuestra como autoconciencia y en la otra como vibración constructiva.


En el Hombre celestial estos dos grandes aspectos de la divinidad están equitativamente mezclados y durante el mahamanvantara los Dioses imperfectos se hacen perfectos. Se destacan estas diferencias amplias y generales porque arrojan luz sobre la relación entre el Hombre y los devas.

Los devas del plano físico, aunque están divididos en los grupos A. B. C. corresponden al grupo de los “Devas de Séptimo Orden”. El séptimo orden está peculiarmente ligado a los devas de primer orden del primer plano. Reflejan la mente de Dios, de la cual el primer orden constituye su expresión y la manifiesta a medida que se ha ido desarrollando desde el
[i668] plano arquetípico. Dichos devas están directamente influenciados por el séptimo [e541] Rayo, y el Logos planetario de ese Rayo trabaja en estrecha colaboración con el Señor Raja del séptimo plano. Debido a que la meta de evolución de los devas es desarrollar el oído interno, se comprenderá por qué los sonidos mántricos y las modulaciones rítmicas constituyen el método para entrar en contacto con ellos y producir los distintos fenómenos. Los trabajadores del sendero de la izquierda emplean a estos devas para practicar el vampirismo y la desvitalización de sus víctimas. Actúan sobre los cuerpos etéricos de sus enemigos y, por medio del sonido, afectan a la sustancia dévica, produciendo así los resultados deseados. El mago blanco no actúa en el plano físico con sustancia física, sino que transfiere Sus actividades a un nivel superior y de allí que manipula deseos y móviles, trabajando por intermedio de los devas de sexto orden.

Los devas de sexto orden
corresponden al plano astral y están muy ligados con las fuerzas que producen los fenómenos que llamamos amor, impulso sexual, instinto o anhelo, y móvil impulsor que se manifiestan luego en el plano físico como una actividad determinada. La vibración positiva, iniciada en el plano astral, produce resultados en el plano físico y es por eso que el Hermano Blanco, si acaso trabaja con los devas, lo hace sólo en el plano astral y con el aspecto positivo.

Como es de esperarse, estos devas de sexto orden están estrechamente vinculados con los de segundo orden en el plano monádico y con el centro cardíaco de determinado Hombre celestial a cuyo Rayo pertenezcan. Están ligados también a las fuerzas dévicas del plano búdico; en estos tres grandes órdenes de devas tenemos un poderoso triángulo de fuerza eléctrica -los tres tipos de electricidad descritos en los libros de ocultismo. Debe tenerse en cuenta que el tipo de fuerza
[i669] equilibradora (aún desconocido en la actualidad) fluye desde el plano búdico, encontrándose allí el ápice del triángulo.



IMAGEN


Estos tres órdenes son (en el actual sistema solar) los más poderosos, especialmente en la presente cuarta ronda. Influencian particularmente al cuarto reino de la naturaleza y fundamentan la búsqueda del equilibrio, a fin de lograr la armonía, la unión y el yoga, que caracterizan al hombre en todos los niveles; su manifestación inferior la constituye el instinto sexual tal como lo conocemos, y la anterior el anhelo de unirse a Dios.

[e542] Los devas de sexto orden están influenciados especialmente por el Señor del sexto Rayo del Idealismo Abstracto; este vínculo posibilita el desarrollo de la idea arquetípica hasta llegar al plano físico. La sexta Jerarquía creadora también está especialmente relacionada con este orden particular de devas, y a través de esta influencia dual se produce esa manifestación física definidamente objetiva -un tipo de fuerza actúa por intermedio de la manifestación etérica y otro por intermedio del físico denso.

Esto constituye aún un misterio insoluble para el estudiante, pero mucho podrá descubrirse en el significado que encierran los números. Este ángulo del tema debe ser estudiado a fin de desentrañar el verdadero significado de los devas de sexto orden cuyo símbolo es la Estrella de seis puntas, dispuesta en un ángulo particular y en plena manifestación. La estrella de seis puntas es el signo de que un “Hijo de la necesidad”
[i670] (ya sea un Dios o un hombre) ha deseado encarnar físicamente. Los devas de sexto orden, los Agnisuryas, constituyen el factor principal para lograrla. En la sexta ronda dichos devas comenzarán a hacer sentir su presencia en forma más poderosa, pero la fuerza de su vibración será gradualmente dirigida, hacia arriba y no hacia abajo, al plano físico. Esto involucrará la transmutación del deseo en aspiración y producirá, oportunamente, la liberación del Logos planetario poniendo fin a un manvantara o Su ciclo de encarnación física. Al retirarse la fuerza del deseo también cesa la existencia física del hombre. El Antiguo Comentario expresa esta verdad en las siguientes palabras:

“Los de sexto orden se retiran dentro de si mismos; se dirigen a los de quinto orden, dejando solos a los de séptimo orden.”

Continuando el estudio sobre estos órdenes dévicos, debemos señalar que los tres órdenes inferiores -el quinto, el sexto y el séptimo- se relacionan estrechamente con la luna. Son los agentes constructores que (trabajando en la materia involutiva de los tres mundos) construyen los tres cuerpos inferiores del hombre encarnante. Constituyen una rama especial de los Pitris lunares, pero debe recordarse que funciona en nuestro esquema particular y está estrechamente ligada a nuestro Logos planetario. Grupos de tales Pitris se encuentran en todos los esquemas donde haya hombres encarnados; otros esquemas difieren algo de los nuestros, ya que el “Misterio de la Luna” está relacionado con una condición esotérica peculiar que concierne a nuestro Logos planetario.

Donde el hombre se halle encarnado se encontrarán los Constructores de sus cuerpos, los cuales diferirán en:

    1. Grado de vibración.
    2. Etapa de desarrollo. [e543] [i671]
    3. Nivel de conciencia.
    4. Fuerza fohática, magnética y dinámica.


Además se ha de recordar que en cada ronda cambia la sustancia o evolución dévica; ellos también evolucionan y, por lo tanto, el tema de los devas, en su aspecto dual, como sustancia negativa y positiva que produce objetividad, debe ser estudiado en forma triple si queremos llegar a tener un verdadero concepto. Por consiguiente, los devas -suma total de la sustancia- deben ser considerados desde el punto de vista de:



La evolución de la ronda.

Un Logos planetario, puesto que forma Su cuerpo de manifestación, un esquema.

El reino humano.

Si esto no se considera desde dichos puntos de vista se obtendrá un concepto estrecho y erróneo. En el futuro, como podrá observarse mediante el estudio de La Doctrina Secreta, (12) el Logos en Su naturaleza septenaria será visto como el Macrocosmos para el Hombre, mientras que el Microcosmos, el Hombre mismo, será visto también como el Macrocosmos para los tres reinos inferiores. Ésta es simplemente una manera de estudiar la evolución de la Entidad consciente -Dios, el Hombre o la vida inferior- por medio de la sustancia dévica; involucra el estudio de la interacción positiva y negativa. Nuevamente, como dice El Antiguo Comentario:



“Cuando el Padre se acerca a la Madre, aquello que ha de ser toma forma. La unión de ambos oculta el verdadero misterio del Ser.
Cuando los dos grandes devas se buscan, encuentran y fusionan, se cumple la promesa de la vida.
Cuando aquel que ve y conoce permanece entre sus progenitores, entonces puede verse la fructificación del conocimiento y se conoce todo lo que existe en los planos de la conciencia.
Cuando se ve que Anu, el infinitesimal, contiene a Ishvara en Su poder, cuando las esferas y ciclos inferiores se expanden en el
[i672] circulo de los Cielos, entonces la Unidad esencial será conocida y plenamente manifestada.
Cuando el Uno que contiene la vida se transforma en el tres, tras del cual se oculta esa vida; cuando el tres por rotación se convierte en el siete y el diez; cuando los trescientos mil millones de vidas dévicas repiten la rotación; cuando se llega al punto central y éste revela al tres, al nueve y a la JOYA radiante interna, entonces el circulo de manifestación se habrá consumado y el Uno se convierte nuevamente en el diez, el siete, el tres y el punto.”


Aquí reside la clave del matrimonio místico; el estudio de estos pares de opuestos le revelará mucho al estudiante de ocultismo [e544] -le revelará el proceso en tiempo y espacio, mediante el cual esta unión y su fruto son consumados, observando la creación resultante del divino Hermafrodita en Su elevado plano.

Debemos recordar siempre con claridad que en esta parte del tratado estamos considerando los devas evolutivos, Vida positiva que anima a la materia involutiva o sustancia dévica. Por lo tanto, la analogía del matrimonio místico, Espíritu y materia, puede verse actuando en la sustancia dévica, por medio de la interacción de las vidas dévicas positivas y negativas. La sustancia misma representa una dualidad esencial; las formas repiten la misma dualidad y, cuando llegamos al hombre, tenemos allí una dualidad más un tercer factor. Estos tres órdenes de sustancia dévica -el quinto, sexto y séptimo inferiores- constituyen un grupo muy misterioso en lo que se refiere al hombre. (13)
[i673] Raras veces se menciona en la literatura ocultista, pero contienen en sí el secreto de nuestra individualización planetaria. Este grupo tuvo mucho que ver con el “pecado de los sin mente” y está muy estrechamente asociado con el hombre animal. Al poder y al control que ejercían estos pitris puede atribuírsele gran parte de los primeros acontecimientos desastrosos a los cuales se refiere La Doctrina Secreta, como el “pecado” mencionado, y también los “fracasos” iniciales al intentar la construcción de vehículos apropiados para los Espíritus que deseaban encarnar. También puede hallarse aquí el origen de ese enigmático antagonismo denominado “los senderos de izquierda y derecha”, cuyas condiciones (dentro del cuerpo logoico, siendo por consiguiente parte de la conciencia divina) se originaron en el remoto “espacio de tiempo” en que los hijos de Dios buscaban una forma. También se relaciona con una condición especial existente en el cuerpo astral de nuestro Logos planetario y con Su historia, oculta en la luz astral.

[e545] Esto concierne a aquello que el Logos planetario ha de superar y a la mayoría de los problemas que enfrenta el ocultista, incluso el “pecado de los sin mente”, el fracaso de la época atlante, y también ese misterioso “fracaso” de Buda (que tiene un significado planetario, insinuado en La Doctrina Secreta) (14) pueden ser atribuidos a la condición de la sustancia dévica de la cual están construidos el cuerpo astral de nuestro planeta y los cuerpos astrales de todas las formas. Es uno de los Señores mencionados como señor de menor grado y más “apasionado” que los tres superiores. Ni siquiera ha completado Su trabajo, pues aún [i674] no ha controlado plenamente la sustancia dévica en sus distintos grados de vida. La evolución dévica tiene mucho que hacer todavía.

Si este concepto se amplía hasta abarcar el sistema solar, evidenciará que los vehículos astrales de los diferentes Logos planetarios difieren. Dicha diferencia depende necesariamente de Su vida astral cósmica que afecta directamente al astral del sistema, subplano físico líquido del físico cósmico. Esto es algo muy poco comprendido. Como ya sabemos, el cuerpo físico denso del Logos planetario tiene una triple condición -densa, líquida y gaseosa- y el plano cósmico correspondiente actúa directamente sobre cada una. Algún día se sabrá que las condiciones de los distintos planetas físicos dependen de este hecho.

Cuando la naturaleza síquica del Logos planetario sea comprendida (conocimiento que se adquiere después de la iniciación, pues es parte de la Sabiduría) se encontrará que la naturaleza de los diferentes esquemas, en lo que se refiere a su aspecto acuoso, por ejemplo, está conectada a un estado astral particular. A medida que el iniciado progresa en sabiduría, comprende intuitivamente la naturaleza esencial de los siete grupos o del Septenario logoico, la cual se refiere a su color o cualidad, el que depende de la naturaleza síquica de un Logos planetario determinado, pudiendo estudiar el iniciado en cierta medida Su naturaleza emocional o de deseo. Esto conducirá oportunamente a una consideración científica del efecto que dicha naturaleza produce sobre Su cuerpo físico denso y, especialmente, sobre esa parte llamada plano astral, subplano líquido del plano físico cósmico. Un reflejo de ello (o un desarrollo posterior si se prefiere este término) se encuentra en las partes líquidas del planeta físico.

El séptimo subplano del plano físico cósmico puede ser
[e546] subdividido en siete, constituyendo nuestros siete subplanos [i675] físicos. La posesión de este conocimiento permite que el mago realice su trabajo. Dado cierto fenómeno físico -el peso del agua en un planeta por ejemplo-, un iniciado de grado superior puede hacer deducciones, basándose en ello, sobre la cualidad de la excelsa Vida manifestada por intermedio de un plano. Llega a dicha conclusión a través de un razonamiento que abarca el subplano líquido (sexto) del plano físico del sistema:

    1. Al subplano líquido del físico cósmico, nuestro plano astral del sistema.
    2. Al cuarto éter cósmico, el plano búdico.
    3. Al segundo éter cósmico, el plano monádico o el plano de los siete Hombres celestiales.
    4. Al plano astral cósmico, entrando así en contacto con la naturaleza de deseos de Dios.


Lógicamente, el método involucra un vasto conocimiento de la sustancia dévica y exige una comprensión intuitiva de sus órdenes y grupos -las notas clave de esos órdenes y de los planos- y también de la triple naturaleza de la sustancia y además saber cómo trabajar con el tercer tipo de fuerza eléctrica, el tipo de energía que pone al hombre en contacto con los fenómenos foráneos al sistema. De allí que dicha fuerza siga siendo desconocida y, por ahora, sólo los iniciados superiores pueden hacer contacto con ella.

Nuevamente se verá por qué los Agnisuryas son de tan suprema importancia; personifican una fuerza que es una emanación directa del plano astral cósmico, que revela -cuando está tríplemente fusionada- la naturaleza de deseo de nuestro Hombre celestial y de cualquier Logos planetario particular. En los opuestos, denominados por los teólogos “Cielo e Infierno”, tenemos dos de estos tipos de fuerza, y en este concepto tenemos además una de las claves para el plano astral.

2. Resumen. Antes de entrar a considerar
[i676] esos devas que se ocupan de la construcción del cuerpo causal del hombre y son el grupo de enlace entre la Triada y el Cuaternario, tanto en el hombre como en el Logos, enumeraremos brevemente los grupos principales de Agnisuryas que se hallan en el plano astral del sistema, pues forman, en su totalidad, el cuerpo de manifestación del gran deva o Señor Raja del plano correspondiente.

Primero. El Señor Raja, gran deva Varuna, Vida central de la sustancia del plano astral de nuestro esquema planetario, que a su vez es la avanzada de la conciencia de ese Deva mayor que personifica a la sustancia del plano astral solar, el sexto subplano
[e547] del plano físico cósmico, quien, a Su vez, refleja también a Su prototipo, esa gran Entidad cósmica que anima al plano astral cósmico.

Segundo. Los siete grandes devas,
fuerza positiva de cada uno de los siete subplanos del plano astral del sistema.

Tercero. Varios grupos de devas,
que realizan diferentes funciones, llevan a cabo diversas actividades y producen resultados constructivos. Pueden ser enumerados, teniendo presente que sólo tratamos con algunos de los muchos grupos existentes, habiendo un sinnúmero de ellos cuyo nombre es absolutamente desconocido para el hombre y, si fueran mencionados, serían ininteligibles:



    1. Aquellos devas que forman la sustancia atómica permanente de todas las mónadas, ya sea en encarnación física o fuera de ella. Se dividen en siete grupos de acuerdo al Rayo de la Mónada.
    2. Aquellos devas que forman el aspecto “líquido” del cuerpo físico de los Logos planetario y solar. Constituyen miríadas, e incluyen a las existencias dévicas desde las que animan al plano astral y a las corrientes astrales de naturaleza religiosa y aspiracional superior, hasta los pequeños espíritus [i677]

      del agua, reflejo de dichas entidades astrales precipitadas en materia física acuosa.


    3. Un grupo de devas que constituyen el cuerpo de deseos de esa gran entidad que anima al reino animal. Son la total manifestación kámica (divorciada de la mentalidad) del deseo animal en su aspecto impulsor e incentivador.
    4. Ciertos devas que -por ser de tercer orden- constituyen el Cielo del cristiano o creyente ortodoxo común de cualquier credo. Otro grupo -de séptimo orden- constituye el infierno para el mismo tipo de pensador.
    5. Aquellos devas que constituyen la vida astral de cualquier forma mental. Nos ocuparemos de esto más adelante cuando estudiemos la construcción de formas mentales.
    6. Un misterioso grupo de devas íntimamente relacionados en la actualidad con la expresión sexual de la familia humana en el plano físico. Grupo que en esta oportunidad ha sido impulsado a la existencia, y personifica el fuego de la expresión sexual tal como lo comprendemos, impulso o instinto que se halla detrás del deseo sexual físico. Dominó en la cuarta raza raíz, época en que las condiciones sexuales alcanzaron una etapa de increíble horror desde nuestro punto de vista. A dichos devas se los va controlando gradualmente y, cuando el último lemuriano haya pasado a la quinta raza raíz, este grupo, lenta y totalmente, habrá desaparecido del sistema solar. Se halla relacionado con el “fuego” pasional del Logos solar y con uno de Sus centros en particular; dicho centro [e548]

      está paulatinamente entrando en la oscuridad y su fuego será transferido a un centro más elevado.

    7. Hay también un grupo de devas vinculados a la Logia de Maestros, cuyo trabajo consiste en construir las distintas formas de aspiración, que puede lograr el hombre común. Se clasifican en tres grupos, vinculados con la ciencia, la religión y la filosofía, y por intermedio de los grupos de sustancia dévica, quienes dirigen estos tres sectores llegan hasta los hombres. Constituyen uno de Sus [i678]

      canales para trabajar. El Maestro Jesús se halla especialmente activo en esta línea, trabajando en la línea científica en colaboración con ciertos adeptos, que -mediante la deseada unión entre la ciencia y la religión- tratan de destruir por una parte el materialismo occidental y por otra la devoción sentimental de la mayoría de los devotos de todos los credos. Esto es posible ahora debido a que está saliendo el sexto Rayo y entrando el séptimo. Los estudiantes deben tener presente cuando estudian los planos -la sustancia y energía de los planos-, que éstos cambian continuamente pues se hallan condicionados por el flujo y el reflujo. La materia de todos los planos circula y, cíclicamente, ciertas partes están más energetizadas que otras; de este modo se halla sometida a una triple influencia o -empleando otras palabras- la sustancia dévica está sujeta a un estímulo cíclico triple:

      1. El estimulo de rayo, depende del rayo que se halle en el poder. Es intersistemático y planetario.
      2. El estímulo zodiacal, proveniente de fuera del sistema, siendo también cósmico y cíclico.
      3. El estímulo solar, impacto de la fuerza o energía que proviene directamente del sol sobre la sustancia de un plano; emana del “corazón del Sol” y es particularmente potente.


      Todos los planos se hallan sujetos a esta triple influencia pero, en el caso de los planos búdico y astral, la fuerza de este tercer estímulo es enorme. Los adeptos -trabajando juntos con los grandes devas- utilizan la oportunidad cíclica para lograr resultados definidamente constructivos.

    8. Un grupo de devas estrechamente conectado con los misterios de la iniciación. Constituyen lo que se llama esotéricamente el “Sendero del Corazón” y son el puente entre los planos astral y búdico. De ninguna manera están [i679]

      vinculados con los átomos permanentes del cuerpo causal, pero están totalmente asociados con la hilera central de pétalos del loto egoico o con los “pétalos de amor”. Por una parte la fuerza interactúa entre los tres pétalos, y por otra sobre los devas que forman el “Sendero del Corazón” [e549]

      los cuales son el puente de materia astral-búdica por el cual los iniciados de cierto tipo místico realizan el “gran acercamiento”.


    9. Devas de todo grado y capacidad vibratoria, quienes constituyen todos los tipos de deseo.
    10. Los devas de fuerza transmutadora. Constituyen un grupo peculiar de devas que personifican los “fuegos de transmutación” y tienen varios nombres, como por ejemplo:


      Las hogueras de purificación.
      Los elementos fundidores.
      Los dioses del incienso.



Por ahora resulta imposible e igualmente inútil enumerar otros; se ha considerado conveniente llevar al conocimiento de los estudiantes estos innumerables tipos de sustancia dévica debido a la importancia primordial que tiene el cuerpo astral en los tres mundos. Dominando estas vidas dévicas, “transmutando el deseo” en aspiración y por medio de los fuegos purificadores del plano astral, el hombre oportunamente adquirirá conciencia búdica.

El reconocimiento del poder purificador de los fluidos ocultos -agua y sangre- ha hecho que los cristianos (aunque erróneamente interpretado) den tanta importancia a ambos.

3. LOS ANGELES SOLARES - LOS AGNISHVATTAS.

Observaciones de Introducción.

Iniciamos aquí el estudio de los Agnishvattas o devas del Fuego en el plano mental,
[i680] introduciéndonos así en el maravilloso tema relacionado con nuestra evolución planetaria; contiene uno de los significados más esotéricos para el hombre, pues dichos Angeles (15) solares conciernen a la propia naturaleza esencial del sol y constituyen el poder creador mediante el cual trabaja. Esto es de máximo interés e importancia para todo propósito práctico y para [e550] elucidar la evolución espiritual del hombre, y merecería ser una de las partes del tratado más ampliamente estudiada. El hombre siempre se interesa profundamente en sí mismo y, antes de llegar a desarrollarse debidamente, debe comprender científicamente las leyes de su propia naturaleza y la constitución de su propia “manera de expresarse”. También ha de comprender algo de la interrelación de los tres fuegos a fin de poder “resplandecer” en el futuro.

La cuestión de estos Dhyanes del Fuego y su relación con el hombre es un misterio muy profundo, y todo el tema está tan entretejido de leyendas intrincadas que desespera a los estudiantes lograr la deseada y necesaria claridad mental. No será posible todavía disipar completamente las nubes que velan el misterio central, pero quizás por medio de la apropiada clasificación y síntesis y una precavida amplificación de los datos impartidos, las ideas del estudiante consciente puedan ser menos confusas.

Hay dos enunciaciones en La Doctrina Secreta que el lector ocasional pasa por alto, pero si
[i681] se medita debidamente sobre ellas, encierran mucha información Observemos las dos enunciaciones:

    1. Se requieren dos principios vinculadores. Para ello es necesario el fuego espiritual viviente del principio medio proveniente de los estados quinto y tercero del Pleroma. Dicho fuego es propiedad de los Triángulos.
    2. Estos Seres son Nirvanas de un Mahamanvantara anterior.

Hemos considerado algo respecto a los devas de tendencia evolutiva burdamente agrupados y también sobre los Pitris lunares. (16) Éstos se dividen en cuatro grupos y se ocupan de la construcción del cuerpo físico dual del hombre, de sus cuerpos astral y mental inferior, energetizados por la fuerza de los Pitris a través de los átomos permanentes. Pero para los propósitos de la naturaleza subjetiva del hombre, deben ser estudiados los tres grupos -etérico, astral y mental inferior. El trabajo de los Agnishvattas (los
[e551] principios autoconscientes, los Constructores o erectores del cuerpo egoico en los niveles mentales superiores) consiste en unificar los tres principios superiores -atma, budi, manas- y los tres inferiores, y así llegar a ser en realidad el principio medio del hombre. Ellos mismos tienen su origen en el principio medio logoico. (17) De esta manera se completa el Siete esotérico. Como sabemos el cuerpo físico en su más densa manifestación, considerado esotéricamente, no es un principio.

Los devas de los niveles mentales inferiores, en lo que respecta al
[i682] hombre, trabajan por intermedio de la unidad mental y, generalizando, están divididos en cuatro grupos, siendo, en efecto, la primera condensación del triple cuerpo inferior del hombre. Forman parte de su cuerpo lunar. Se hallan directamente vinculados con las esencias espirituales más elevadas y representan la manifestación de fuerza más inferior que emana del plano mental cósmico, vinculándose con la Jerarquía humana por medio de las unidades mentales. Constituyen los devas gaseosos del cuerpo físico Logoico. No nos ocuparemos de ellos muy detalladamente aquí, pues a medida que estudiemos el tema del quinto principio se irán aclarando ciertos puntos; se obtendrán más datos del trabajo que realizan, en conexión con el hombre, a medida que proseguimos. Mayor información sólo traería complicaciones.

Comprendamos con toda claridad qué es lo que estamos tratando: Vamos a considerar:

  1. Ese quinto estado de conciencia llamado plano mental.
  2. La sustancia de ese plano tal como existe en su aspecto dual, rupa y arupa. (18)
  3. Las vidas que animan a la materia, especialmente en su relación con el hombre.
  4. Los Egos o entes autoconscientes que constituyen el punto medio en la manifestación.
  5. La construcción del cuerpo causal, la apertura del Loto egoico y la construcción de esos grupos que llamamos egoicos.
  6. La individualidad de esas Existencias denominadas
    1. Agnishvattas,
    2. Manasadevas.
    3. Dhyanes del Fuego,
    4. Ángeles solares o Pitris solares,
    5. Asuras,


[e552] y muchos otros nombres con que se las menciona en los libros ocultistas.

[i683] Existe gran confusión en la mente de los estudiante respecto a la diferencia existente entre los Agnishvattas que encarnaron en el hombre, y aquellos que simplemente fueron responsables de la implantación de la chispa manásica o mental en el hombre animal. Esto nos introduce en el tema de la individualización y de la encarnación de ciertas existencias espirituales, a quienes -cuando poseen cuerpo- se los denomina Avatares, Budas de Actividad o manifestaciones directas del Logos. Todo el misterio se halla oculto en la relación que existe entre las Mónadas individuales que forman los diversos centros en el cuerpo de un Logos planetario y la Entidad autoconsciente de ese Logos planetario. El estudiante debe recordar el hecho de que el plano mental es el primer aspecto del cuerpo físico denso del Logos planetario, siendo el plano búdico un plano etérico cósmico y donde se encuentran los centros etéricos de un Hombre celestial.

Desde el plano búdico (en sentido planetario o solar) provienen la vitalidad y el impulso que energetizan al vehículo físico denso a fin de realizar una actividad coherente e intencionada; por consiguiente, en el plano mental es donde primero se siente este impulso y se establece el contacto entre ambos. Aquí hay un indicio que servirá a un propósito si se medita sobre él. El estudiante debería estudiar el lugar y el propósito del plano mental y su relación con el Logos planetario y el Logos solar. A medida que investiga más estrechamente la naturaleza de su propio cuerpo etérico, debe ampliar ese conocimiento hasta los niveles superiores esforzándose por comprender la constitución de la esfera mayor de la cual es una parte. Cuando la naturaleza de sus centros y la acción efectiva sobre su propio cuerpo físico denso sean mejor captadas, llegará a comprender más plenamente el correspondiente efecto producido en el cuerpo del Logos.

En el plano mental (reflejo en los tres mundos de los estados tercero y quinto del Pleroma) se siente toda la fuerza de la vitalidad etérica. Un indicio respecto a su
[i684] significado se podría hallar en el hecho de que el cuerpo etérico del hombre recibe prana y lo trasmite directamente al cuerpo físico; la vitalidad de la estructura física se ha de medir en gran parte por la condición y acción del corazón. El corazón hace circular la vitalidad hacia las miríadas de células que constituyen el cuerpo físico denso; se observa algo análogo en el hecho de que estos devas del fuego son “el Corazón del cuerpo Dhyan chohánico”, (19) porque su energía procede del sol espiritual así como la energía de los devas [e553] pránicos del cuerpo etérico viene del sol físico. Esta energía de los Agnishvattas se manifiesta en el plano mental, el subplano gaseoso del físico cósmico, así como la energía de los centros etéricos del cuarto subplano etérico se manifiesta primero y potentemente en la materia gaseosa del cuerpo físico. A esto se debe que los Hijos de la Sabiduría, que personifican el principio búdico, la fuerza de la vida o el aspecto amor, sean conocidos en el quinto plano como principios autoconscientes; budi emplea a manas como vehículo; los escritores esotéricos frecuentemente hablan en términos de vehículo. El Ego o la Entidad autoconsciente es en esencia y en verdad Amor-Sabiduría, pero se manifiesta principalmente como conciencia inteligente.

Debemos estudiar cuidadosamente la afirmación concerniente a kama-manas que trata de las condiciones que producen la individualización, permitiendo venir al Ser autoconscientemente a esas Mónadas que procuran expresarse plenamente. La afirmación es la siguiente:

Sólo cuando el centro cardiaco de un Hombre celestial (cada uno en su correspondiente ciclo y cada uno cíclicamente diferente) se vitaliza y alcanza cierta capacidad vibratoria es posible que las Mónadas, de acuerdo a la ley, se individualicen.

Repito, sólo cuando el triple cuerpo físico denso de un Logos planetario (tal como lo expresan nuestros tres mundos, los planos mental, astral y físico denso) ha alcanzado
[i685] la vibración correspondiente y repetido el desarrollo cíclico del mahamanvantara anterior, se produce ese contacto vibratorio que hace que los grupos egoicos en el plano mental resplandezcan. Ello da lugar a la manifestación de los impulsos del corazón del Hombre celestial, y de esta manera impele a la objetividad a esas Mónadas (energetizadas por la vida del Corazón) que forman diversos centros. En El Antiguo Comentario se dice:



“Cuando el Corazón del Cuerpo palpita con energía espiritual y cuando su contenido séptuple vibra por el impulso espiritual, la corriente se extiende y circula, y la divina manifestación se convierte en Realidad; el Hombre divino encarna.”


En el plano físico la analogía la constituye el estímulo de la vida que se siente entre el tercero y cuarto mes del período prenatal, cuando el corazón del niño vibra con vida y la existencia individual se convierte en posibilidad.

Esta vibración de vida emana del alma de la madre (analogía del Pleroma o alma universal) y coincide con el despertar de la tercera espirilla del átomo físico permanente del niño. Debe tenerse presente que así como en cada ronda todas las etapas precedentes son rápidamente recapituladas, y en el período prenatal,
[e554] durante el proceso formativo, el feto recapitula la historia de los reinos precedentes, del mismo modo puede verse un procedimiento similar en el sistema solar. Cuando cierto punto ha sido alcanzado y los tres planos inferiores vibran o son energetizados, la encarnación cósmica se convierte en una posibilidad; el “Corazón” despierta ocultamente y nace el “Hijo de Dios”, la expresión del deseo y del amor del Logos. (20) (21) La encarnación cósmica de ciertos excelsos Seres llega a la consumación, y uno de sus indicios es la aparición de grupos egoicos [i686] en niveles mentales y la individualización resultante. El método y el tiempo pueden variar de acuerdo a la naturaleza de cualquier Logos planetario particular, pero para todos y cada uno el “Corazón del Cuerpo” ha de vibrar con la vida que despierta, antes que la respuesta venga desde lo inferior. Los Pitris lunares también han de llevar a cabo su trabajo en nuestro esquema y sistema antes que los ángeles solares, vibrando ante la expectativa, tomen posesión de las formas preparadas por su esfuerzo y las estimulen para adquirir vida autoconsciente y existencia separada. Así los cuatro grandes esquemas en el sistema solar, los vehículos para cuatro de los Logos planetarios (que constituyen el Cuaternario logoico), han de alcanzar cierta etapa de capacidad vibratoria y de conciencia antes de que un acontecimiento similar pueda ocurrir en toda su magnitud en el sistema solar, sintetizándose los cuatro inferiores y los tres superiores. El corazón logoico vibra y la respuesta llega de todos los esquemas, debido a que tres espirillas vibran en cada uno de ellos, pero el Hijo de Dios no es todavía plena y cósmicamente autoconsciente. Cuando llega la respuesta, los centros despiertan. Un centro logoico responde plenamente al estímulo del corazón, y es Venus, quien está pasando por la última ronda.

El estudiante comete un error si disocia nuestro sistema solar del anterior y considera que el pralaya, al finalizar este mahamanvantara, será la última y total consumación de todas las cosas. En el sistema precedente, el plano físico cósmico alcanzó cierta capacidad vibratoria, y los devas de las hogueras internas llegaron (relativamente hablando) a obtener un alto grado de evolución; entonces resplandecieron los “fuegos de la materia”. Ciertas Existencias alcanzaron la autoconciencia en el sistema anterior, son los “nirvanas” de los cuales habla H. P. B. (22) Como es de esperar, están caracterizados por la inteligencia activa, realizada y desarrollada por medio de la evolución materialista durante un
[e555] mahamanvantara anterior. Son [i687] los Manasadevas y, en su totalidad, los vehículos de la Mente divina, las fuerzas dhyan-chohánicas, el conjunto de los Ah-hi. Ciertas eventualidades son posibles debido a que en el actual sistema solar está predominando la vibración del plano astral cósmico, la cual llega por medio del cuarto éter cósmico (donde se hallan, como anteriormente se ha indicado, los centros etéricos de los Logos planetarios) y de nuestro plano astral del sistema. Los “Hijos del deseo”, logoicos o humanos, pueden aprender ciertas lecciones, pasar ciertas experiencias y agregar la facultad de amor-sabiduría a la inteligencia previamente adquirida.

Nuestro Logos solar y los Hombres celestiales están polarizados en el plano astral cósmico, y el efecto que produce Su energía vital al afluir a través del “Corazón” del sistema, puede observarse en la actividad que despliega el plano astral y en la parte que el sexo y la pasión desempeñan en la evolución del hombre. Al finalizar este mahamanvantara habrá nirvanas preparados para manifestarse en el tercer sistema venidero, y constituirán, en esencia, “amor inteligente activo”, debiendo esperar hasta que los cinco planos inferiores del sistema hayan alcanzado la etapa vibratoria que les permitirá entrar en dicho sistema, así como los nirvanas del actual sistema debieron esperar que los tres planos inferiores fueran capaces de vibrar en respuesta. Estamos hablando aquí en términos de Hombres celestiales. En el esquema terrestre su analogía se halla oculta en el advenimiento de los Egos en la tercera ronda, en la tercera raza raíz y en la tercera cadena. La individualización, tal como la entendemos, no fue posible hasta lograr el “tercer estado del Pleroma”, ya sea universalmente en lo que se refiere al Hombre celestial o en conexión con la unidad humana.

Si se considera este tema de abajo hacia arriba el animal del tercer reino es el que debiera individualizarse. Viéndolo de arriba hacia abajo es el quinto reino, el espiritual, que anima al tercero y produce el cuarto o el reino humano autoconsciente. Esta enumeración
[i688] debería ser estudiada porque encierra un misterio y aunque el verdadero significado oculto no será revelado hasta la tercera Iniciación mayor, ni totalmente comprendido hasta la quinta, sin embargo, siempre puede afluir la luz sobre tema tan difícil. Del mismo modo, en el próximo sistema solar, la individualización (término inadecuado para ser aplicado a un estado de conciencia inconcebible aún para un iniciado de tercera Iniciación) no será posible hasta la segunda o la sexta etapa del Pleroma. Entonces, la conciencia resplandecerá en el plano monádico, que constituirá el plano de la individualización. Todos los estados de conciencia inferiores a ese nivel elevado serán para el Logos lo que es para Él ahora la conciencia de los tres mundos Así como el cuerpo [e556] físico del hombre no es un principio en la actualidad, todos los planos inferiores al cuarto éter cósmico tampoco son considerados un principio por el Logos.

Nuestros Angeles solares o devas del fuego actuales, ocuparán entonces una posición análoga a la de los Pitris lunares en la actualidad, pues todos formarán parte de la conciencia divina y, sin embargo, serán esotéricamente considerados como que se hallan “por debajo del umbral” de la conciencia. El hombre tiene que aprender a controlar, guiar y utilizar las sustancias dévicas de las cuales están compuestos sus cuerpos inferiores; esta meta implica el desarrollo de la plena autoconciencia, lograda por intermedio de los ángeles solares o constructores y vitalizadores del cuerpo egoico; mediante éstos la autoconciencia se convierte en una realidad. En el próximo sistema solar, tampoco representarán el tipo de conciencia a que aspira el hombre, pues tendrá que aspirar a más grandes realizaciones y, nuevamente en sentido oculto, “apoyando sus pies sobre ellas” las logrará aún mayores. En el actual sistema solar, debe ascender apoyando sus pies sobre la serpiente de la materia. Dominando la materia se eleva y se convierte en una serpiente de sabiduría. En el próximo sistema solar, ascenderá por medio de la “serpiente de sabiduría”, y dominando
[i689] y controlando a los Agnishvattas logrará algo que ni aún la mente iluminada del más elevado Dhyan Chohan puede concebir.

a. El Quinto Principio.

Los Angeles solares son los Pitris, los Agnishvattas, los grandes devas de la Mente, los constructores del cuerpo del Ego y productores de la individualización o logro de la conciencia.

Algunas afirmaciones amplias y generales fueron expuestas a fin de abocarnos a esta materia estupenda y práctica, en un esfuerzo por vincular con el pasado y el futuro al actual sistema solar en su aspecto manásico fundamental.

        La parte que ahora abordaremos concierne al desarrollo de los divinos Manasaputras, considerados como un todo colectivo conteniendo a la Mente divina y también a la Mónada individual que responde a Su vida y forma parte del cuerpo de estos Dhyan Budas.

a. Considerados cósmicamente. Aquí tiene cabida una frase oculta. Encierra la clave del misterio de los quíntuples Dhyanes:



“Los Tres superiores cíclicamente al unísono trataron de conocer y ser conocidos. Los Tres inferiores (sin contar al octavo) nada sabían ni veían, sólo oyeron y tocaron. El cuarto no tenía lugar. El Quinto (que es también el cuarto) formó en el punto medio una TAU cósmica, que fue reflejada sobre el Séptimo cósmico.”



[e557] H. P. B. afirma (23) (24) que cuando la Mónada se individualiza tiene más conciencia espiritual que la misma en su propio plano, el segundo. Debe recordarse aquí que los Logos planetarios encarnan sólo físicamente en nuestro sistema; sus cuerpos de individualización se hallan en el planos mental cósmico, por consiguiente, les resulta imposible [i690] expresarse plenamente durante la manifestación. Por lo tanto, durante la manifestación, el hombre es apenas capaz de expresarse a sí mismo plenamente cuando adquiere la “conciencia de los lugares elevados”. Antes de estudiar este quinto principio debemos señalar que los Manasaputras divinos, en su propio plano, deben ser considerados desde el punto de vista de la encarnación física, mientras que el hombre puede ser considerado desde lo que para él constituye un aspecto espiritual. (25)

La individualización humana o la aparición de los entes autoconscientes en el plano mental, involucra un desarrollo mayor, porque se sincroniza con la apropiación, por el Logos planetario, de un cuerpo físico denso; este cuerpo está compuesto de materia de nuestros tres planos inferiores. Cuando los centros etéricos de los Manasaputras en el cuarto plano etérico cósmico se vitalizan, producen una acrecentada actividad en el plano mental del sistema, el gaseoso cósmico, y la conciencia del Hombre celestial y Su energía vital empiezan a hacerse sentir. Simultáneamente, de acuerdo a la Ley, la fuerza mental o energía manásica afluye desde el quinto plano cósmico, el mental cósmico. Esta energía dual, al entrar en contacto con aquello que es inherente al cuerpo físico denso del Logos, produce analogías en los centros de ese plano y aparecen los grupos egoicos. Contienen fusionados en potencia los tres tipos de electricidad, constituyendo ellos mismos fenómenos eléctricos. Están compuestos de esos átomos o tipos de vidas que forman parte
[e558] de la cuarta Jerarquía [i691] creadora, el conjunto de Mónadas puramente humanas. Similarmente, esta triple fuerza, producida por la apropiación consciente del Hombre celestial, anima a la sustancia dévica, y el cuerpo físico denso del Logos planetario se manifiesta objetivamente. Esto es lo que se quiere significar en la enunciación de que los devas se encuentran únicamente en los tres mundos. Afirmación análoga a aquella donde se expresa que la humanidad se halla sólo en los tres mundos, sin embargo, las mónadas humanas, en sus siete tipos, se encuentran en el plano del espíritu -el plano de la dualidad- así como también las mónadas dévicas.

Los estudiantes deberían recordar que estos temas esotéricos pueden expresarse de doble manera:

En términos de los tres mundos, o desde el punto de vista del cuerpo físico denso logoico.

En términos de fuerza o energía, o desde el punto de vista del cuerpo logoico pránico o de vitalidad, los cuatro éteres cósmicos.

Lo que comprendemos por quinto principio sólo es la expresión en el plano causal de esa fuerza o energía que emana del cuerpo causal logoico en el quinto plano cósmico, por intermedio de la analogía logoica de la unidad mental. (Dichas analogías implican un concepto mucho más avanzado que el que puede tener un iniciado en la actualidad.) En la quinta ronda, el significado interno será más evidente para el discípulo. A medida que la voluntad logoica se transmuta gradualmente en deseo, produciéndose así la encarnación física, tiene lugar un enorme descenso de fuerza vitalizadora desde el quinto plano cósmico hasta llegar a nuestro quinto plano, el mental. Esta fuerza es la que, en el exacto momento cíclico, en tiempo y espacio y en los tres mundos, produce ciertos acontecimientos, Su cuerpo físico denso. El primero es la apropiación, por el Logos, de ese vehículo físico denso y el surgimiento a la manifestación
[i692] del Sol físico y de los planetas físicos. Aunque desde nuestro ángulo esto abarca un período de tiempo inconcebiblemente vasto, para el Logos es sólo el breve período de gestación que sufren todos los cuerpos. Otro acontecimiento importante lo constituye la apropiación, por los distintos Prajapatis (26) u Hombres celestiales, de sus cuerpos físicos -también en distintas épocas de acuerdo a su etapa evolutiva. Esto por lo general sucede primero [e559] a los tres, luego a los siete. Una idea del significado de esta diferencia se podrá vislumbrar cuando se estudie el proceso de la encarnación del ego.

Por lo tanto, ¿ qué encontramos? Ante todo, el impulso o la voluntad de ser que emana del plano mental; luego, deseo que emana del plano astral, produciendo la manifestación en el físico denso.

Esta idea debe extenderse a los tres Logos o Aspectos logoicos, entonces tenemos la clave del misterio de los nueve Sephiroth, la triple Trimurti.

Puede además observarse el otro acontecimiento -la apropiación, por las Mónadas individuales de sus cuerpos de manifestación, en un período aún posterior en tiempo y espacio.

La afluencia de esta fuerza de energía, que emana del quinto Principio logoico, da lugar a dos cosas:

La apropiación, por el séptuple Logos, de Su cuerpo físico denso. La aparición de los cuerpos causales de las Mónadas humanas, en el quinto plano del sistema.

La encarnación para la Vida mayor.

La individualización para las vidas menores. Debe reflexionarse sobre esto.

[i693] Será evidente para todos los pensadores por qué el quinto principio hizo vibrar el tercer aspecto para que entrara en actividad autoconsciente.

b. Considerados hilozoísticamente. (27) Continuando nuestra consideración del quinto Principio logoico, lo analizaremos en su aspecto hilozoísta. Hemos visto que puede ser, considerado como la fuerza, la energía o la cualidad que emana de la unidad mental logoica en el plano mental cósmico; necesariamente esto tiene un efecto definido en el quinto plano del sistema y en el quinto subplano del plano físico, el gaseoso. Antes de tratar en detalle el tema de los Agnishvattas, tres puntos deben tenerse en cuenta.

Primero,
se ha de recordar que todos los planos de nuestro sistema, considerados como sustancia dévica, forman las espirillas en el átomo físico permanente del Logos solar. Esto ha sido ya
[e560] señalado antes, pero es necesario que volvamos a insistir sobre este punto. Toda conciencia, toda memoria y toda facultad están depositadas en los átomos permanentes. Aquí estamos tratando de esa conciencia; sin embargo, el estudiante debe tener en cuenta que en los subplanos atómicos se centraliza la conciencia logoica (por muy alejada que esté de la Realidad). Este átomo permanente del sistema solar, que tiene la misma relación con el cuerpo físico logoico que el átomo permanente humano con el del hombre, es un receptor de fuerza y, por lo tanto, recibe emanaciones de fuerza de otra fuente foránea al sistema. Una idea de la naturaleza ilusoria de la manifestación, tanto humana como logoica, puede extraerse de la relación que existe entre los átomos permanentes y el resto de la estructura. El [i694] cuerpo físico humano no puede existir separado del átomo permanente.

Igualmente las formas y los reinos difieren de acuerdo a la naturaleza de la fuerza que fluye a través de ellos. En el reino animal lo que corresponde al átomo permanente, responde a la fuerza de carácter involutivo que emana de un grupo determinado. El átomo permanente humano responde a la fuerza que emana de un grupo en el arco evolutivo y del Rayo de un Logos planetario particular, en Cuyo cuerpo la Mónada humana tiene un lugar definido.

Segundo,
por lo que antecede, será evidente que en este período de afluencia y desarrollo manásicos nos concierne la adquisición de la plena vitalidad y la entrada en actividad de la quinta espirilla logoica; esta vitalización se manifiesta en la intensa actividad del plano mental y en la triple naturaleza de los fenómenos eléctricos que en él se observa.

a. El subplano atómico átomos manásicos permanentes. Positivo
b. El cuarto subplano unidades mentales Negativo.
c. Los grupos egoicos cuerpos causales Neutro o equilibrio.

Esto se halla en proceso de manifestación durante el transcurso de la evolución. Tratamos aquí del aspecto sustancia y consideramos a la energía en sus diversas manifestaciones. La respuesta de la sustancia dévica a la afluencia de fuerza en el plano mental tiene un triple efecto en conexión con el Logos o el Septenario:

    1. Produce una actividad muy acrecentada, en los centros logoicos, en el cuarto éter cósmico, debido a la acción refleja que se siente arriba o abajo del plano de actividad.
    2. Estimula los esfuerzos de las especies más desarrolladas del tercer reino, produciéndose en ello un efecto [i695] dual, pues [e561] aparece el cuarto reino de la naturaleza en el plano físico y las Tríadas se reflejan en los cuerpos causales que se encuentran en el plano mental.
    3. Como ya se ha dicho, el físico denso está ligado y coordinado con los cuerpos etéricos de los Logos solar y planetario. En consecuencia los tres planos inferiores se sintetizan con los cuatro superiores, y los devas de un mahamanvantara anterior o ciclo solar, entran en conjunción con aquellos que pertenecen a un nuevo orden y esperaban las condiciones adecuadas. La encarnación física del Logos se completa. Los tres reinos inferiores, que son negativos a la fuerza superior, la atracción mutua de ambos y su interacción, traen a la existencia al cuarto reino o humano. Los tres fuegos: de la mente, del Espíritu y de la materia se unen, iniciándose el trabajo de la plena autoconciencia.


Por último, el estudiante debería reflexionar muy cuidadosamente sobre el significado de los números tres, cuatro y cinco en la evolución de la conciencia. Hasta ahora, la numerología ha sido estudiada principal y correctamente desde el aspecto sustancia, pero no desde el punto de vista de la energía consciente. Los estudiantes, por ejemplo, consideran generalmente a la Tríada como el triángulo formado por los átomos permanentes manásico, búdico y átmico; el cubo representa al hombre material inferior y la estrella de cinco puntas frecuentemente se interpreta en forma materialista. Todos estos puntos de vista son necesarios y deben preceder al estudio del aspecto subjetivo, pero el énfasis se pone más bien sobre lo material; sin embargo, el tema debe ser estudiado psicológicamente. Los números citados en este sistema solar, son los más importantes desde el punto de vista de la evolución de la conciencia. [i696] En el sistema anterior, los números seis y siete encerraban el misterio. En el próximo sistema, serán el dos y el uno. Esto se refiere al desarrollo síquico. Permítaseme ilustrar: La estrella de cinco puntas en el plano mental significa (entre otras cosas) la evolución, por medio de los cinco sentidos, en los tres mundos -factibles también de una quíntuple diferenciación- del quinto principio, la adquisición de la autoconciencia y el desarrollo de la quinta espirilla.

En el plano búdico, cuando este número resplandece en la iniciación, significa el pleno desarrollo del quinto principio o cualidad -el ciclo completo del Ego en los cinco Rayos regidos por el Mahachohan- la asimilación de todo lo que ha de aprenderse respecto a ellos y la obtención no sólo de la plena autoconciencia, sino también de la conciencia del grupo al cual pertenece el
[e562] individuo. Implica también el pleno desenvolvimiento de cinco pétalos egoicos, quedando dos, los cuales se abrirán antes de la iniciación final.

Durante las iniciaciones que se llevan a cabo en el plano mental la estrella de cinco puntas aparece resplandeciente sobre la cabeza del iniciado. Significa que las tres primeras iniciaciones se reciben por intermedio del vehículo causal. Se ha dicho que las dos primeras se llevan a cabo en el plano astral, lo cual es correcto, pero ha dado lugar a una mala interpretación. Se sienten grandemente en los cuerpos físico, astral y mental inferior, controlándolos. Debido a que se siente el efecto principal en esos cuerpos, el iniciado puede interpretarlo como que ha tenido lugar en los planos correspondientes, pues el efecto es muy vivido y estimula ampliamente al cuerpo astral. Debe recordarse siempre que las iniciaciones principales se reciben en el cuerpo causal o -cuando están desvinculadas de ese cuerpo- en el plano búdico. En las dos iniciaciones finales, que liberan al hombre de los tres mundos y lo capacitan para actuar en el cuerpo vital logoico y a manejar la fuerza que anima a ese
[i697] vehículo, el iniciado se convierte en la estrella de cinco puntas, que desciende sobre él, se fusiona con él y se lo ve en el centro de la misma. Este descenso lo produce la actividad del Iniciador, que maneja el Cetro de Poder, poniendo al hombre en contacto con ese centro en el Cuerpo del Logos planetario del cual es una parte, ello se efectúa conscientemente. Las dos iniciaciones llamadas sexta y séptima tienen lugar en el plano átmico; la estrella de cinco puntas “resplandece desde dentro de sí misma” según una expresión esotérica, y se convierte en la estrella de siete puntas, la cual desciende sobre el hombre, entonces él penetra en la Llama.

La iniciación y el misterio de los números conciernen principalmente a la conciencia, pero no fundamentalmente a la “capacidad de actuar en un plano” ni tampoco a la energía de la materia, como podría deducirse de lo que expresan tantos libros ocultistas. Se ocupan de la vida subjetiva, la vida como parte de la conciencia y autorrealización de un Logos planetario o Señor de un Rayo, y no de la vida en la materia tal como la comprendemos El Hombre celestial funciona en Su vehículo pránico, encontrándose allí Su conciencia en lo que a nosotros atañe en este sistema; trabaja conscientemente por intermedio de Sus centros.

Resumiendo:    Hay una etapa en la evolución de la conciencia en que el tres, el cuatro y el cinco se mezclan y fusionan perfectamente. De esto surge una confusión debido a dos causas, siendo ambas el punto de realización individual del estudiante. Interpretamos y matizamos las afirmaciones de acuerdo al estado de
[e563] nuestra conciencia interna. H. P. B. menciona esto (28) cuando trata de los principios; también la interpretación de estos números varía de acuerdo a la clave empleada. Se entra en el reino espiritual o quinto, cuando las unidades del cuarto reino han conseguido vitalizar la quinta espirilla en todos los átomos del triple hombre inferior; cuando [i698] han desarrollado tres de los pétalos egoicos y están en proceso de desarrollar el cuarto y el quinto y cuando van adquiriendo conciencia de la fuerza pránica del Hombre celestial.

c. Los Ángeles solares y el quinto principio. Podemos estudiar ahora a las Entidades relacionadas con ese quinto principio y el efecto que produce sobre la evolución de la conciencia.

En lo que al hombre se refiere, los Ángeles solares o Agniswhattas, producen la unión de la Tríada espiritual o Yo divino, con el Cuaternario o yo inferior. En lo que se refiere al Logos solar o planetario, producen condiciones por las que el etérico y el físico denso se convierten en una unidad.

Representan un tipo peculiar de fuerza eléctrica; su trabajo consiste en mezclar y fusionar y, sobre todo, son los “fuegos transmutadores” del sistema y esos agentes a través de cuyos cuerpos flamígeros pasa la vida de Dios cuando desciende de lo superior a lo inferior y cuando asciende de lo inferior a lo superior. Los grupos más avanzados están relacionados con esa parte del centro logoico coronario que corresponde al corazón, y aquí reside la clave del misterio de kama-manas. Los ángeles kámicos son vitalizados desde el centro “cardíaco” y los ángeles manásicos desde el centro logoico coronario, por intermedio del punto, dentro de ese centro, conectado con el corazón. Estos dos grupos predominantes son la suma total de kama-manas en todas sus manifestaciones. Los ángeles solares forman tres grupos que se relacionan con el aspecto autoconciencia y están energetizados y relacionados con la quinta espirilla del átomo permanente logoico, funcionando como una unidad.

Un grupo, el más elevado, está vinculado con el centro logoico coronario ya sea solar o planetario. Actúa con los átomos permanentes manásicos y representa la voluntad de ser en la encarnación física densa. Su poder se siente en el subplano atómico, y en el segundo subplano constituye la
[i699] vida y sustancia de dichos planos. Otro grupo está definidamente relacionado con los cuerpos causales de todos los egos y es de principal importancia en este sistema solar. Viene desde el centro del corazón y expresa esa fuerza. El tercer grupo, que corresponde al centro laríngeo, demuestra su poder en el cuarto subplano por intermedio de las unidades [e564] mentales. Es la suma total del poder del Ego para ver, oír y hablar (o emitir sonido) en sentido estrictamente esotérico.

Aquí se dará una indicación para aquellos que tienen el poder de ver. Estas constelaciones se relacionan con el quinto principio logoico en su triple manifestación: Sirio, dos de las Pléyades y una pequeña constelación que debe ser reconocida por la intuición del estudiante. Las tres rigen la apropiación por el Logos, de Su cuerpo denso. Cuando el último pralaya finalizó y el cuerpo etérico se hubo coordinado, se formó en los cielos, de acuerdo a la ley, un triángulo que permitió la afluencia de fuerza produciendo vibración en el quinto plano del sistema. Ese triángulo persiste aún y es la causa de la continua afluencia de fuerza manásica; está vinculado con las espirillas de la unidad mental logoica, y mientras persista Su voluntad de ser, la energía continuará afluyendo. En la quinta ronda se hará sentir su máxima potencialidad.

Considerando a las Entidades (79) que dieron el principio manásico al hombre, debemos recordar que son los seres que en manvantaras anteriores lograron la realización y -en esta ronda- esperaron el momento exacto
[i700] para entrar, a fin de continuar su trabajo. Un caso similar puede verse en la entrada -durante la época atlante- de Egos provenientes de la cadena lunar. La similitud no es exacta, ya que una condición particular prevalecía en la luna, y un propósito kármico particular los trajo a todos en esa época.

Se ha de recordar aquí que en la Luna, el quinto principio de manas incubó normalmente y se desarrolló gradualmente el instinto hasta fusionarse imperceptiblemente con manas, que es de naturaleza similar; en la ronda actual debido a una condición peculiar fue necesario un estímulo foráneo al planeta y este grupo especial de Pitris efectuó una transición de lo inferior a lo superior mediante un descenso de energía, por conducto del Primario de la Tierra, proveniente de un centro fuera del sistema.

Las tres rondas centrales, tanto en los planos como en los
[e565] principios, son las más importantes para la evolución de los entes autoconscientes de este sistema, y este afán por lograr la perfección del tres, del cuatro y del cinco señala, tanto para el Logos planetario como para el hombre, el ciclo de madurez. Los ciclos anterior y posterior indican el progreso hacia la madurez y la cosecha de los frutos de anteriores experiencias. Las tres Aulas podrían ser consideradas desde este ángulo y ubicar el periodo central en el Aula del Aprendizaje.

En todos los planetas dichos manasadevas trabajan siempre en tres grupos, pero variando los métodos empleados de acuerdo a la etapa de evolución del planeta en cuestión y el karma de su Señor planetario. Su método de trabajo en la Tierra puede ser estudiado en La Doctrina Secreta y tiene un interés muy significativo para los hombres en la actualidad. (30) Los tres grupos deben ser cuidadosamente considerados desde el punto de vista de su trabajo oculto, y son insinuados en las frases siguientes:

  1. Aquellos que rehusaron encarnar.
  2. Aquellos que implantaron la chispa de manas.
  3. Aquellos que tomaron cuerpo y modelaron el tipo.

[i701] El segundo grupo, el intermedio, puede subdividirse en dos grupos menores:

  1. Aquellos que implantan la chispa de manas,
  2. Aquellos que avivan y nutren la llama latente en los mejores tipos del hombre animal,

formando así nuevamente cinco. Estas afirmaciones han sido aceptadas en su valor intrínseco, pero se presta poca atención a su verdadero significado. Mucho se aprovecharía si el lector estudiara el tema desde el punto de vista de la energía y de la interacción magnética. Quienes rehusaron encarnar o energetizar con su vida las formas ya preparadas, actuaban de acuerdo a la Ley y su oposición a encarnar en estas formas se fundaba en la repulsión magnética. No podían energetizar las formas proporcionadas porque implicaba oponerse a aquello que esotéricamente es similar. La vida menor no era negativa a la Vida mayor. Allí donde fue implantada la Chispa tenemos la receptividad del aspecto negativo a la fuerza positiva y por lo tanto el progreso del trabajo. En todos los casos, tenemos sustancia dévica de una polaridad energetizada por otra polaridad con el objeto de producir -por mutua interacción- un equilibrio de fuerzas y obtener un tercer tipo de fenómeno eléctrico.

[e566] El tema de la llegada de los Señores de la Llama será dilucidado de ahora en adelante con el título de “Individualización”. Aquí tratamos únicamente del trabajo que realizan estas fuerzas chohánicas desde el ángulo del sistema y del cosmos. Estas entidades solares, siendo Esencias inteligentes liberadas, estuvieron en un pralaya de naturaleza secundaria cuando llegó su momento de reaparecer en la manifestación. Cuando se emitió la PALABRA que produjo en la Tríada el deseo por autoexpresarse y cuando el sonido de la manifestación inferior se hubo mezclado con ella y elevado a los Cielos, como lo expresan los libros esotéricos, [i702] se produjo un efecto que evocó una respuesta de ciertas constelaciones afines; éstas liberaron energía que se introdujo en el sistema solar, trayendo consigo aquellos ángeles solares que “descansaban en el Corazón de Dios hasta que el momento fuera llegado”. Su aparición en el plano mental causó la unión del Espíritu con la materia y de esta unión nació una Entidad autoconsciente, el Ego. En niveles cósmicos, tiene lugar un proceso análogo en relación con estas maravillosas Entidades, como ser el Logos solar y la Vidas septenarias.

Cuando la energía de un ser humano que trata de encarnar desciende desde el plano de intenso propósito, el plano mental, al vehículo físico en el quinto subplano o gaseoso, un estímulo algo análogo tiene lugar en el cuerpo logoico. Un proceso parecido también se efectúa en relación con esta energía del cuerpo humano al estimular la vida de una célula individual: ello provoca la relativa colaboración inteligente en el trabajo grupal y la capacidad de ocupar su lugar en el cuerpo colectivo. Lo mismo pasa con las mónadas humanas, las células del cuerpo logoico. Cuando la ciencia reconozca este hecho (lo cual demorará todavía algún tiempo) pondrá su atención sobre las esencias volátiles del cuerpo, principalmente en el centro cardíaco y su relación con estos elementos gaseosos. Se hallará que el corazón no sólo es la máquina que hace circular los fluidos de la vida, sino que también genera cierto tipo de esencia inteligente, factor positivo en la vida de la célula.

De esto puede obtenerse alguna idea respecto al proceso microcósmico, porque la individualización de los entes se realiza por un acontecimiento macrocósmico que produce efectos en el microcosmos.

Es necesario insistir aquí sobre un último punto. Esotéricamente comprendido, los cinco Kumaras o cinco Hijos de Brahma, nacidos de la Mente, son los que personifican esta fuerza manásica en
[i703] nuestro planeta; pero sólo reflejan (en la Jerarquía de nuestro planeta) la función de los cinco Kumaras o Rishis, Señores de los cinco Rayos que se manifiestan por intermedio de los cuatro planetas menores y el planeta sintetizador.

[e567] Estos cinco Kumaras constituyen los canales para esta fuerza, y uno de Ellos, el Señor del planeta Venus, personifica en Sí Mismo la función de la quinta Jerarquía. Esto explica la actividad de Venus en el momento de la individualización en esta ronda. En la próxima ronda, esta quinta Jerarquía utilizará del mismo modo a nuestro esquema terrestre, entonces veremos a manas, en plena fructificación, actuando sobre la familia humana. Esta quinta Jerarquía de Agnishvattas, en sus muchos grados, personifica el “principio Yo”, produce la autoconciencia y construye el cuerpo de realización del hombre. En tiempo y espacio y, en el plano mental, constituye el Hombre en su fundamental esencia, capacitándolo para construir su propio cuerpo de causas, desarrollar su propio loto egoico y liberarse gradualmente de las limitaciones de la forma que ha construido, y así entrar -a su debido tiempo- en la línea búdica de energía. En otras palabras, por medio de su trabajo el hombre puede llegar a ser consciente sin necesidad de utilizar el vehículo manásico, pues manas sólo es la forma por la cual se da a conocer un principio superior. La vida de Dios es influenciada cíclicamente por diferentes Jerarquías o fuerzas, las cuales construyen temporalmente su vehículo, la pasan a través de su sustancia, le dan de esta manera cierta cualidad o coloración y, por este medio, acrecientan su capacidad vibratoria hasta que, oportunamente, la vida se libera de las limitaciones jerárquicas. Entonces regresa nuevamente a su fuente eterna con lo que ha adquirido durante sus experiencias, más la energía acrecentada, resultado de sus diversas transiciones.

Tengamos cuidadosamente presente que los Rayos son el aspecto positivo en manifestación y descienden a la
[i704] materia negativa, la sustancia dévica o jerárquica, causando así ciertos indicios de actividad. Las Jerarquías constituyen el aspecto negativo respecto a los Rayos y responden al impulso de los mismos. Pero, dentro de cada Rayo y de cada Jerarquía, en el actual sistema, existe también una fuerza dual. Los Hijos de Dios son bisexuales. La sustancia dévica, por ejemplo, también es dual, pues los devas evolutivos son la energía positiva del átomo, de la célula o de la forma subhumana, mientras que los electrones o vidas menores dentro de la forma son negativos.

En esto y en la función de la quinta Jerarquía se halla oculto el enigma de los Manasaputras: nada más puede revelarse acerca de ello. El secreto de budi, el sexto principio o crístico, que concierne a estos Hijos de Dios, y el secreto de la Quinta Jerarquía, vehículo receptor de budi, no pueden ser mencionados fuera de los círculos iniciáticos. Uno oculta la posibilidad del desarrollo del Ego y el otro el karma de los Hombres celestiales, los cinco Kumaras.

[e568] El quinto principio de manas está personificado en los cinco Kumaras y, si el estudiante analiza el significado de los primeros cinco pétalos que se abren en el loto egoico, puede considerarse al borde del misterio. El quinto Rayo, el Rayo del quinto Kumara, responde poderosamente a la energía que fluye a través de la quinta Jerarquía. Como el estudiante de ocultismo ya sabe, el Señor del quinto Rayo mantiene ese lugar en la enumeración septenaria, pero de acuerdo a la quíntuple clasificación ocupa el tercer lugar o el del medio.

1. El Señor cósmico de Voluntad o Poder  
2. El Señor cósmico de Amor-Sabiduría  
3. El Señor cósmico de Inteligencia Activa 1
4. El Señor cósmico de Armonía 2
5. El Señor cósmico de Conocimiento Concreto 3
6. El Señor cósmico de Idealismo Abstracto 4
7. El Señor cósmico de Magia Ceremonial 5


[i705] Debe meditarse sobre esto y tener presente Su estrecha vinculación como transmisor de fuerza dentro de la cadena lunar, la tercera cadena, en relación con el tercer reino o reino animal, y la tercera ronda. Uno de los símbolos que puede encontrarse en los registros arcaicos en lugar de Su nombre o descripción es una estrella de cinco puntas invertida, con el Triángulo luminoso en el centro. Se observará que los puntos involucrados en este símbolo suman ocho -representan ese estado peculiar de conciencia que se produce cuando la mente es el matador de lo Real. Aquí se oculta el secreto del avitchi (31) planetario, así como el tercer esquema principal puede ser considerado como el avitchi del sistema; en un tiempo la Luna mantenía una posición análoga en relación con nuestro esquema. Esto debe ser interpretado en términos de conciencia y no de lugar.

Ciertas cosas sucederán en el punto medio de la quinta ronda. La quinta Jerarquía ascenderá a su pleno poder. Esto precederá al Día del Juicio y marcará una etapa de tremenda lucha, pues el vehículo manásico “manas” (que ellos personifican) luchará contra el traslado de la vida interna (budi). Por lo tanto, se desarrollará en una escala racial, involucrando a millones de seres simultáneamente, repetición de la misma lucha librada por el
[e569] hombre que trata de trascender la mente y vivir la vida del Espíritu. Éste será el Armagedón final, el Kurukshetra planetario, seguido por el Día del Juicio en el que serán expulsados los Hijos de Manas y regirán los Dragones de Sabiduría. Esto sólo significa que aquellos que posean un principio manásico ya sea superpoderoso o subdesarrollado, se los considerará fracasados y [i706] tendrán que esperar un período más conveniente para evolucionar, mientras que a quienes vivan la vida búdica, la cual acrecienta su fuerza -hombres espirituales, aspirantes, discípulos de diversos grados, iniciados y adeptos- se les permitirá seguir el curso natural de la evolución en el esquema actual.

El misterio de Capricornio se halla oculto en estos cinco y en las palabras bíblicas “los corderos y las cabras”. (32)
El cristiano se refiere a ello cuando dice que el Cristo reinará en la tierra mil años, durante los cuales será aprisionada la serpiente. El principio crístico triunfará por el resto del manvantara y la naturaleza material inferior y la mente entrarán en la pasividad hasta la próxima ronda en que se presentará una nueva oportunidad para algunos de los grupos descartados, aunque la mayoría será mantenida en suspenso hasta otro sistema. Algo similar volverá a tener lugar en la quinta cadena pero, como esto se relaciona con un centro del Logos planetario del que sabemos muy poco, no es necesario extendernos sobre él.

Las cadenas planetarias personifican a los centros y, a medida que éstos se van despertando y son estimulados, permiten venir a la encarnación física a ciertos tipos de manasaputras. El tipo regido por la energía de la quinta cadena es poco conocido, pues está todavía evolucionando en el quinto esquema, de manera que considerarlo sería perder tiempo. Se relaciona con el desarrollo del quinto pétalo egoico de un Logos planetario en Su propio plano y, por consiguiente, con la actividad de la quinta espirilla. Cuando llegue la hora, estas unidades de energía, provenientes de otro esquema, “entrarán” en una corriente de energía cósmica que pasará a través de un triángulo particular del sistema, en la misma forma que los egos entraron en esta ronda.

Debería observarse aquí que los ángeles solares, relacionados con la quinta Jerarquía, son naturalmente un factor potente en la evolución del quinto reino o espiritual; posibilitan esto porque no sólo
[i707] tienden un puente sobre la separación que existe entre el cuarto y el tercer reinos, sino que lo hacen también entre el cuarto y el quinto.

Es necesario que sigamos considerando esta cuestión del quinto principio por dos razones:

[e570] Primero, porque para nuestro propósito, el tema ha sido bastante dilucidado anteriormente en una de las partes de este tratado; segundo, porque no puedo en este momento revelar totalmente al manas cósmico y a las entidades que llegan con esa influencia. Lo que ha sido dado en La Doctrina Secreta y los detalles suplementarios suministrados aquí, bastarán para la investigación de los estudiantes de la próxima generación .Cada generación deberá producir a quienes son capaces de comprobar por sí mismos algún hecho subjetivo; emplearán lo exotérico y conocido como peldaños en el sendero del conocimiento perfecto. Adquirirán y divulgarán el conocimiento y, cincuenta años después de realizar su trabajo, los muchos reconocerán la verdad revelada por los pocos. Esto se puso en evidencia en el caso de H. P. B. En la actual corriente de esfuerzo será vindicada La Doctrina Secreta, quedando justificado su trabajo.

b. La Individualización.

a. El trabajo de los Ángeles solares. Consideraremos brevemente la construcción general del cuerpo del Ego enumerando sus partes componentes y teniendo presente que la forma está debidamente preparada antes de ser ocupada. Por el estudio de este cuerpo podemos obtener alguna idea y cierta iluminación respecto a la Individualización macrocósmica.

El cuerpo causal, llamado a veces (inadecuadamente) “karana sarira”, está localizado en el tercer subplano del plano mental, el plano abstracto inferior, donde el Rayo del tercer Logos proporciona la necesaria “luz para la construcción”. (Ello se debe a que cada subplano está especialmente influenciado por su Número, Nombre o Señor). Cuando llega el
[i708] momento de coordinar los vehículos de budi, ciertos grandes Seres, los Señores de la Llama o Manasadevas, por medio de una fuerza externa impulsora, entran en conjunción con la materia de ese subplano y lo vitalizan con Su propia energía. Constituyen un impulso nuevo y positivo que coordina la materia del plano, produciendo un temporario equilibrio de fuerzas. He aquí el significado de la condición “blanca” o trasparente, del nuevo cuerpo causal. Permanece con el ego recién nacido, primeramente para romper el equilibrio y luego para recuperarlo al final del proceso, produciendo una radiante forma de colores primarios.

Cuando llegan los Manasadevas para producir la autoconciencia y llevar a cabo la encarnación de los Egos divinos, cuatro cosas tienen lugar en ese plano. Si a éstas el estudiante agrega lo que ya he citado en diversos libros ocultistas referente al efecto de la individualización en el hombre animal y la aparición como
[e571] identidad autoconsciente en el plano físico, le proporcionará una hipótesis activa mediante la cual el hombre puede emprender científicamente su propio desarrollo. A continuación se mencionarán de acuerdo a su aparición en tiempo y espacio:

Primero.
Se inician en el tercer subplano del plano mental ciertos impulsos vibratorios –nueve en total- que corresponden a la quíntuple vibración de estos Manasadevas en conjunción con la cuádruple vibración iniciada desde abajo, inherente a la materia de este subplano, el quinto desde el punto de vista inferior. Esto produce “el loto egoico nónuple”, que en esta etapa está muy cerrado, con los nueve pétalos plegados uno sobre otro, siendo “luz” vibrante y centelleante pero no de brillo excesivo. Estos “capullos de loto” se agrupan de acuerdo a la influencia particular de los quíntuples Dhyanes, los que actúan sobre ellos, construyéndolos con Su propia sustancia y coloreándolos débilmente con el “fuego de manas”.

[i709] Segundo. Aparece un triángulo en el plano mental producido por la actividad manásica; este triángulo de fuego comienza a circular lentamente entre el átomo manásico permanente y un punto en el centro del loto egoico y desde allí a la unidad mental que ha aparecido en el cuarto subplano por medio del instinto innato, la cual se asemeja a la mentalidad. Este triángulo de fuego, formado por fuerza manásica, puramente eléctrica acrecienta su brillo para lograr una respuesta vibratoria tanto de lo inferior como de lo superior. Este triángulo es el núcleo del antakarana. El trabajo del hombre altamente desarrollado consiste en reducir este triángulo a una unidad y, por medio de su aspiración elevada (que es simplemente deseo transmutado, el cual afecta a la materia mental), lo dirige al Sendero, reproduciendo así, en forma sintética y más elevada, el “sendero” anterior por el cual descendió el Espíritu para tomar Posesión de su vehículo, el cuerpo causal, llegando desde allí al Yo personal inferior.

Tercero.
En cierta etapa de actividad vibratoria, el trabajo realizado por los Señores de la Llama, al producir un cuerpo o forma y una vibración que exige respuesta prácticamente da lugar a un acontecimiento simultáneo.

En la línea del triángulo manásico tiene lugar una afluencia que desciende desde budi hasta alcanzar un punto en el centro mismo del loto. Allí, por el poder de su propia vibración, se origina un cambio en la apariencia del loto. En el corazón mismo del loto y aparecen tres pétalos más que se cierran sobre la llama central, cubriéndola totalmente y permaneciendo encerrada hasta llegado el momento de revelar la “Joya en el Loto”. Como vemos, el loto egoico está compuesto de doce pétalos, nueve de los cuales
[e572] aparecen en esta etapa en forma de capullo, estando tres totalmente ocultos y secretos.

Al mismo tiempo los tres átomos permanentes están encerrados dentro del loto y el clarividente los ve como tres puntos de luz en la parte inferior del capullo, debajo
[i710] de la parte central. En esta etapa forman un triángulo que arde tenuemente. El cuerpo causal, aunque en estado embrionario, pero completo en su triple naturaleza, está preparado para entrar en plena actividad a medida que transcurren los eones. El aspecto materia, que concierne a la forma material del hombre en los tres mundos, o a su Yo personal inteligente activo, puede ser desarrollado y controlado por intermedio de la unidad mental del átomo astral permanente y del átomo físico permanente. El aspecto Espíritu se halla oculto en el corazón del loto, para ser revelado a su debido tiempo cuando los manasadevas hayan realizado su trabajo. La voluntad perdurable está allí eternamente. El aspecto conciencia que personifica el amor sabiduría del Ego divino, al revelarse por intermedio de la mente, se encuentra predominantemente allí, y en los nueve pétalos y en su capacidad vibratoria residen ocultas toda oportunidad, capacidad innata para progresar y habilidad para funcionar como una unidad autoconsciente, esa entidad denominada Hombre. (33) Mahadeva reside en el corazón, Surya o Vishnu lo revela en Su esencia como la Sabiduría del Amor y el Amor de la Sabiduría, y Brahma, el Logos Creador, hace posible esta revelación. El Padre en los >[i711] Cielos será revelado por el Cristo, el Hijo, mediante el método de la [e573] encarnación, siendo posible por el trabajo del Espíritu Santo. Todo esto se lleva a cabo por el sacrificio y la meditación de ciertas entidades cósmicas que “Se ofrendan Ellas Mismas” a fin de que el Hombre pueda ser. Dan de su misma esencia aquello que se necesita para producir el principio individualizador y lo que llamamos “autoconciencia”, a fin de que el Espíritu divino adquiera una vida más plena dentro de las limitaciones que proporciona la forma, mediante las lecciones aprendidas durante el largo peregrinaje y la “asimilación lograda en múltiples existencias”.

Cuarto. Cuando han ocurrido estos tres acontecimientos la luz y el fuego que circulan alrededor del triángulo manásico se retiran al centro del loto, y este “prototipo” del futuro antakarana, si puede expresarse así, desaparece. La triple energía de los pétalos, los átomos y la “joya” se han centralizado, porque ha de generarse el impulso que hace descender energía desde el nuevo vehículo causal hasta los tres mundos del esfuerzo humano.

Hemos tratado el método de la individualización mediante la introducción de los Señores de la Llama, pues es el método más importante en este sistema solar; cualquier método que se siga en los diversos esquemas y cadenas la individualización -durante la etapa intermedia- constituye la ley universal. Debido a que las condiciones kármicas tienen que ver con un Logos planetario, podrán efectuarse modificaciones y ponerse en acción a manasadevas cuya actividad puede no ser exactamente igual, pero los resultados son siempre similares, pues los Egos divinos en sus cuerpos causales poseen instrumentos análogos para trabajar.

El último punto de gran significado es que los Agnishvattas construyen los pétalos empleando Su propia sustancia –sustancia energetizada por el principio
[i712] del “Yo ismo” o ahamkara. Éstos energetizan a los átomos permanentes con Su propia fuerza positiva, para llevar, oportunamente, a su máxima actividad y utilidad a la quinta espirilla. Toda posibilidad y esperanza, todo optimismo y todo éxito futuro se hallan ocultos en esto.

Como hemos visto, el trabajo de los Agnishvattas en el plano mental dio por resultado un descenso de fuerza o energía desde la Mónada (o espíritu) y, en conjunción con la energía del cuaternario inferior, se produjo la aparición del cuerpo del Ego en el plano mental. En la luz eléctrica común tenemos una vaga ilustración del pensamiento que estoy tratando de expresar. La luz se crea por la aproximación de los dos polos. Mediante un tipo análogo de fenómeno eléctrico brilla la luz de la Mónada, pero tenemos que extender la idea a los planos más sutiles y tratar con siete tipos de fuerza o energía en conexión con un polo y con cuatro respecto al otro. Para el proceso de la individualización
[e574] existe una fórmula científica que explica este contacto dual, con sus diferentes tipos de energía, mediante un solo símbolo y guarismo, pero no puede ser revelado aquí.

Los Manasadevas están energetizados por la fuerza proveniente del plano mental cósmico -fuerza que ha estado siempre en actividad desde que se individualizó el Logos solar en kalpas muy remotos. Personifican en Su naturaleza colectiva la voluntad o propósito del Logos, y son los “prototipos” cósmicos de nuestros Angeles solares. Los ángeles solares del plano mental del sistema personifican esa medida de voluntad y propósito que el Logos puede manifestar durante una sola encarnación y que Ellos, en grupos, pueden desarrollar. Por consiguiente, trabajan por intermedio de grupos egoicos y principalmente, después de la individualización, sobre las unidades mentales de los entes separados que componen los grupos. Éste es Su trabajo secundario, el cual puede ser descrito parcialmente de la manera siguiente:

[i713] Primero, realizan la unión del Ego divino con el Yo personal inferior. Esto ya lo hemos tratado.

Segundo,
trabajan por intermedio de los entes mentales, plasmando sobre el átomo, por microscópica que sea, esa parte del propósito logoico que el individuo puede realizar en el plano físico. Al principio su influencia es asimilada inconscientemente y el hombre responde al plan ciega e ignorantemente. Luego, a medida que prosigue la evolución, su trabajo es reconocido por el hombre al colaborar conscientemente con el plan de la evolución. (34) Después de la tercera iniciación predomina el aspecto voluntad o propósito.

Debe señalarse aquí que la fuerza positiva de los Manasadevas produce la iniciación. Su función está representada por el Hierofante. Éste, viendo ante Sí el vehículo de budi, pasa el voltaje desde los planos superiores a través de Su cuerpo y, por medio del Cetro (cargado con fuerza manásica positiva), transmite al iniciado esta energía manásica superior a fin de que pueda conocer
[e575] conscientemente y reconocer el plan correspondiente al chakra o centro, que forma ese grupo por medio de un estímulo grandemente acrecentado. Esta fuerza, por conducto del antakarana, desciende desde el átomo manásico permanente y va dirigida a cualquier centro que el Hierofante -de acuerdo a la Ley- ve que ha de ser estimulado. Estabiliza la fuerza y regula su afluencia cuando circula a través del Loto egoico para que, al realizarse el trabajo de desenvolvimiento, pueda revelarse el sexto principio en el Corazón del Loto. Después de cada iniciación el Loto se abre algo más [i714] y la luz central comienza a resplandecer -luz o fuego que quema los tres pétalos del relicario, permitiendo que la plena gloria interna sea vista y se manifieste el fuego eléctrico del espíritu. Como esto se realiza en el segundo subplano del plano mental (sobre el que está ahora situado el loto egoico) tiene lugar un estímulo en la sustancia densa que forma los pétalos o ruedas de los niveles astral y etérico.

b. La individualización y las razas. Sí este tratado no sirve otro propósito que llamar la atención de los que estudian ciencia y filosofía para que estudien la fuerza o la energía en el hombre y en los grupos, e interpreten al hombre y a la familia humana en términos de fenómenos eléctricos, mucho bueno se habrá logrado. La polaridad de un hombre, de un grupo y de un conjunto de grupos; la polaridad de los planetas y su relación entre sí y con el Sol; la polaridad del sistema solar y su relación con otros sistemas; la polaridad que tiene un plano con otro y un principio con otro; la polaridad de los vehículos más sutiles y la aplicación científica de las leyes de la electricidad a todo lo existente en el plano físico, traerá una revolución en este planeta sólo comparable a la efectuada en el momento de la individualización. Señalaría aquí cierto hecho significativo que los estudiantes deberían considerar cuidadosamente.

En la tercera raza raíz
(35) tuvo lugar la individualización. Acontecimiento que se hizo posible debido a ciertas condiciones y relaciones de polaridad y porque las leyes científicas fueron comprendidas y los Conocedores
[i715] aprovecharon una condición eléctrica particular para apresurar la evolución de la raza. Fue un estupendo tipo de fenómeno eléctrico que produjo las “luces que siempre [e576] arden”, resultado del conocimiento de la ley natural y su adaptación a la oportunidad.

En la cuarta raza raíz
la adaptación de la fuerza se inició de otra manera. Allí también se aprovechó el momento y la oportunidad para abrir la puerta al quinto reino, aplicando el método de iniciación forzada. Un tercer tipo de electricidad desempeñó su parte para producir este acontecimiento, y el efecto que produce este fenómeno eléctrico sobre los entes (siendo ellos mismos centros de energía) -científicamente considerados- indica que el hombre ya está preparado para la ceremonia de la iniciación y dispuesto para transmitir energía espiritual al mundo. Técnicamente cada iniciado es un transmisor de fuerza, por lo tanto su trabajo es triple y consiste en:



    1. Proporcionar un triple vehículo capaz de ofrecer la necesaria resistencia a la fuerza, recibirla y también retenerla.
    2. Transmitirla como energía al mundo al cual sirve.
    3. Almacenar cierta cantidad de la misma para un doble propósito:
      1. Proporcionar una reserva de fuerza para casos de emergencia y trabajo especial que puedan requerir los Grandes Seres.
      2. Actuar como dínamos para ese grupo inmediato que toda alma avanzada, discípulo e iniciado, reúne a su alrededor en cualquiera de los planos en los tres mundos.

En la quinta raza raíz podrá esperarse otro trascendente acontecimiento, qué sucederá en un futuro inmediato, y se inició conjuntamente con la energía que culminó oportunamente en la guerra mundial. El primer efecto que se produce al aparecer un nuevo estímulo eléctrico, proveniente de centros que se hallan
[i716] fuera del sistema, consiste en causar primeramente una destrucción que conduce a la revelación. Lo que está aprisionado debe ser liberado. Así acontecerá en la actual raza raíz, la quinta. Ciertas fuerzas cósmicas ya están actuando y aún no se evidencia el pleno efecto de su energía. La Jerarquía aprovechará esta fuerza entrante a fin de impulsar los planes planetarios. En todos los casos el efecto producido por el fenómeno se siente en cualquiera de los reinos además del humano. Durante el período de individualización es evidente que tuvo lugar un grandioso estímulo en el reino animal, estímulo que ha persistido y conducido a ese fenómeno denominado “animales domésticos” y su etapa de inteligencia relativamente elevada comparada con la de los animales salvajes. En los días atlantes, la apertura de la puerta que conduce al quinto reino, o etapa de conciencia búdica, produjo un profundo efecto en el reino [e577] vegetal. Dicho efecto puede observarse en los resultados obtenidos por Burbarh, siendo de la misma naturaleza que el proceso iniciático en el hombre e involucrando la rápida adquisición de una perfección relativa.

En el trascendental e inminente acontecimiento, la gran revelación que se aproxima, la Jerarquía aprovechará nuevamente el momento y la energía para producir ciertos acontecimientos que tendrán lugar principalmente en el reino humano, pero también se observará como regeneración de fuerza para el reino mineral. Cuando la energía se sintió por primera vez en el reino humano, produjo esas condiciones causantes de la tremenda actividad que desembocó en la guerra y también de la actual tensión mundial; en el reino mineral afectó a algunos minerales y elementos, y aparecieron las sustancias radiactivas. Esta característica (o radiactividad) de la pechblenda (o pecblenda, mineral de uranio) y demás unidades involucradas, constituye comparativamente un nuevo desarrollo de acuerdo a la ley evolutiva y, aunque latente, sólo
[i717] necesitó la extracción del tipo de energía que ya comienza a afluir en la tierra. Esta fuerza comenzó a afluir a fines del siglo dieciocho y no se siente aún su pleno efecto, pues pasarán centenares de años antes de que desaparezca. Por su intermedio será posible hacer ciertos descubrimientos, y durante su vigencia vendrá el nuevo orden. Los Grandes Seres que conocen el tiempo y el momento, harán que se produzca en nuestra raza raíz esos acontecimientos que se sucedieron en la tercera y cuarta razas.

c. Métodos de individualización. Hemos visto ya que el método característico de individualización en este sistema solar es el resultado de la fuerza que emana del plano mental cósmico, impeliendo a la actividad a esos entes cuya función consiste en formar el cuerpo egoico, construyéndolo con su propia sustancia viviente en el plano mentaI, y, por medio de sus propias cualidad y naturaleza, dotan a los entes humanos del plano físico con la facultad de autoconciencia, produciendo así al Hombre. Su trabajo consiste en energetizar a las unidades mentales de los hombres, en coordinarlas por medio de la fuerza que ellas personifican y en energetizar los cuerpos del triple hombre inferior para que a su debido tiempo puedan expresar inteligentemente la voluntad y el propósito del Pensador inmanente. Llevando a cabo esta función, en el caso de la familia humana, se producen ciertas condiciones en los planetas y en el sistema.

Los cuerpos denso y etérico del Logos y de los Logos planetarios se fusionan, proporcionando así un coherente vehículo de expresión de dichas Entidades cósmicas.

Cuando el ser humano obtiene la autoconciencia llega a su
[e578] consumación la plena conciencia del Logos involucrado. Es el momento de la fructificación y (desde cierto punto de vista esotérico) marca la realización del Septenario perfecto. Los tres reinos involutivos o elementales, y los tres subhumanos [i718] hallan su séptimo principio en el cuarto reino de la naturaleza 3 + 4 = 7. Cuando la vida de Dios ha circulado a través de los siete reinos, se adquiere la plena autoconciencia, desde un punto de vista relativo, y el Hijo está por alcanzar la realización. Entonces esta perfección relativa debe lograrse también en otras etapas, en las que la autoconciencia separada de las Entidades implicadas (humanas o planetarias), debe eventualmente fusionarse con la conciencia universal.

También son estimulados ciertos centros en los cuerpos logoico y planetario, y los Rayos (si se puede expresar así) se hacen radiactivos. Esta radiación traerá oportunamente la actividad grupal consciente que lleva a la interacción planetaria que, de acuerdo a la Ley de Atracción y Repulsión, traerá una eventual síntesis.

En niveles cósmicos o fuera del sistema, el proceso de individualización produce la actividad correspondiente en el cuerpo egoico del Logos, por eso se acrecienta la vibración en ese centro del cuerpo de AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE, y que nuestro Logos lo representa. Produce también una reacción o “reconocimiento oculto” en el prototipo del Septenario, los siete Rishis de la Osa Mayor, y esta reacción en círculos cósmicos persistirá hasta el fin del Mahamanvantara, cuando el Logos se libere (aunque momentáneamente) de la existencia en el plano físico.

Esto también produce una liberación cíclica de fuerza desde el plano mental cósmico. En la actual ronda, la cuarta, la fuerza máxima de este ciclo se sintió en la tercera raza raíz. En la próxima ronda y en la cuarta raza raíz, durante un período muy breve, un nuevo ciclo alcanzará su cenit y volverá a abrirse la puerta de la individualización a fin de permitir la entrada de ciertos Egos muy avanzados que tratan
[i719] de encarnar para realizar un trabajo especial. Esta ronda no proporcionará cuerpos adecuados a su necesidad. La próxima podría hacerlo si los planes se llevan a cabo como fueron proyectados. En este caso, los Manasadevas correspondientes no individualizarán a hombres animales como en la ronda anterior, sino que estimularán el germen mental en esos miembros de la actual familia humana, que como dice H. P. B., aunque aparentemente son hombres, no poseen la chispa de la mente. (36) En los próximos setecientos años, estas razas [e579] aborígenes inferiores prácticamente morirán y -en esta ronda- no reencarnarán, siendo por lo tanto rechazados. En la ronda siguiente la oportunidad volverá a presentarse y los Manasadevas reiniciarán el trabajo de formar núcleos individualistas para el desarrollo de la autoconciencia. Los Egos que esperan la oportunidad lógicamente no entrarán hasta que el tipo humano de esa era esté suficientemente refinado para su propósito. Su tarea consiste en desarrollar el sexto pétalo del Loto egoico logoico, siendo de tal naturaleza que apenas podemos imaginarlo. Se hallan en la línea de los Budas de Actividad, quienes se han liberado para el actual mahamanvantara, mientras que los Egos ya mencionados tienen todavía algo que evolucionar. Podrían “entrar” sólo a mediados de la quinta ronda y constituyen un grupo de iniciados que detuvieron su propia evolución (hablando técnicamente) a fin de realizar un trabajo especial en el planeta Vulcano; por lo tanto deberán volver para continuar y terminar aquello que quedó sin realizar. Dados los resultados de su experiencia en Vulcano, el vehículo físico debería ser de tal calidad que en estos momentos y en la actual ronda producirían un desastre si encarnaran.

En la individualización de la próxima ronda se observarán indicios del tercer método -el del próximo sistema.
[i720] Dicho método ha sido descrito como de “abstracción oculta”. Se relacionará con la extracción de la vitalidad latente en el tipo más inferior de los seres humanos que existan en esa época (mediante el conocimiento de la constitución etérica del cuerpo) y temporariamente se les aplicará el fuego latente a fin de acrecentar la actividad del germen o chispa mental, efectuándose por la acción dinámica de la voluntad. Esta fraseología parecerá incomprensible y casi sin sentido si se la considera en términos de conciencia y de espiritualidad, pero cuando el estudiante analiza el fenómeno en términos del plano físico cósmico y, desde el punto de vista de los subplanos gaseoso y etérico, entonces verá que en todos estos fuegos septenarios existe siempre en realidad el fuego de la materia y que esas diversificaciones séptuples de los fenómenos eléctricos pueden afectarse recíprocamente.

Durante el mahamanvantara pueden observarse los tres métodos de individualización empleados en nuestro esquema planetario en:

    1. La cadena lunar, se empleó el método de la evolución gradual de la autoconciencia por ley natural.
    2. La cadena terrestre se emplea el método de lograr la autoconciencia con la ayuda de agentes foráneos. Método característico de este sistema.
    3. Las próximas ronda y cadena se emplearán en forma [e580]

      embrionaria el método de abstracción por el poder de la voluntad.


Los he considerado desde el punto de vista de nuestro propio esquema. En todos los esquemas en que se encuentra el hombre, en un período u otro, se entrará en contacto con estos tres métodos, los cuales señalan el control gradual que ejerce el Logos en los niveles cósmicos de Su triple naturaleza inferior. En el primero, la analogía reside en la conciencia latente de la materia y actúa por la Ley de Economía. Tiene que ver principalmente con la Autoconciencia del Logos [i721] en Su cuerpo físico denso y Su polarización dentro del mismo. Igualmente puede decirse del Hombre celestial; el misterio del mal reside parcialmente en la disposición de ciertas entidades cósmicas (particularmente nuestro Logos planetario en la cadena lunar) para continuar polarizadas en el cuerpo físico etérico después de haber dominado, por supuesto, al aspecto materia u obtenido el control del tercer Fuego en un sistema anterior. He aquí otro indicio para el estudiante inteligente respecto al mal actual en este planeta.

La segunda analogía concierne a la latente “conciencia de deseo” y actúa bajo la Ley de Atracción, ley de este sistema que se refiere a la capacidad del Logos para “amar sabiamente”, en el sentido oculto del término; tiene relación con la polarización del Logos en Su cuerpo astral y produce el fenómeno llamado “actividad sexual” en todos los planos del sistema. En el sistema anterior la emancipación se efectuó por medio de la facultad de discriminación, aunque dicha palabra, tal como se la emplea hoy, sólo explica vagamente el proceso operado en el sistema en aquellos días. La fuerza engendrada durante dicho proceso inició esa vibración que persiste hoy en la materia. Lo evidencia el átomo de la sustancia por su inteligencia activa y selectiva capacidad discriminadora. En nuestro sistema, la emancipación tendrá lugar por medio del desapasionamiento esotérico; esto dejará también su impronta en la materia, coloreándola de tal manera que en el tercer sistema la sustancia primordial poseerá una segunda cualidad. En el próximo sistema el método del desapego por medio de la abstracción será lo que más se asemejará al proceso de liberación, pero es inútil que el hombre especule sobre ello pues su mente no puede concebirlo.

d. Los Avatares. Su naturaleza y trabajo. En la exposición precedente hemos vinculado el fenómeno de la individualización con la apropiación, por parte del Logos o un Logos planetario, de Su vehículo físico
[i722] y de Su existencia autoconsciente por intermedio del cuerpo físico. Aquí podríamos dilucidar un tema muy difícil y misterioso -el de los AVATARES, y aunque no podremos tratarlo [e581] en toda su magnitud, porque es uno de los misterios más ocultos y secretos, quizás podamos arrojar alguna luz sobre él.

Con el fin de obtener claridad y elucidar un tópico extremadamente difícil sobre todo para la mente occidental (teniendo en cuenta el hecho de que no ha llegado todavía a comprender racionalmente la reencarnación) sería conveniente dividir en cinco grupos los diferentes tipos de avatares, teniendo en cuenta que cada avatar es un Rayo emanado de una fuente puramente espiritual, y sólo una entidad autoconsciente adquiere el derecho para trabajar en esta forma particular por haber logrado la realización durante una serie de vidas anteriores.

    1. Avatares cósmicos.
    2. Avatares solares.
    3. Avatares interplanetarios.
    4. Avatares planetarios.
    5. Avatares humanos.

Como acabo de decir, un avatar es un Rayo de gloria refulgente y perfecta que se reviste de materia con el propósito de servir. En el sentido estricto de la palabra todos los avatares son almas liberadas, con la diferencia de que los avatares cósmicos y solares se han liberado de los dos planos inferiores de los planos cósmicos, mientras que los avatares planetarios e interplanetarios sólo se han emancipado del plano físico cósmico, los planos de nuestro sistema; el avatar humano ha logrado liberarse de los cinco planos del esfuerzo humano. En sentido estrictamente técnico e inferior, un Maestro encarnado físicamente constituye un tipo de avatar, porque es un “alma liberada” que ha elegido encarnar con un propósito específico, pero
[i723] de esto no nos ocuparemos. Podemos subdividir estos grupos a fin de aclarar más nuestras ideas.

1. Avatares cósmicos: representan la fuerza personificada proveniente, entre otros; de los siguientes centros cósmicos:

    1. Sirio.
    2. Una de las siete estrellas de la Osa Mayor, animada por el arquetípico Señor de nuestro tercer Rayo principal.
    3. Nuestro centro cósmico.

Representan a entidades tan alejadas de la conciencia del Hombre como el hombre lo está de la conciencia del átomo de sustancia. Millares de esos grandes ciclos denominados “cien años de Brahma”, han pasado desde que Ellos se aproximaron a la etapa humana, personificando la fuerza y la conciencia que se ocupa de la coordinación inteligente de los Cielos estelares.

Han realizado todo lo que el hombre puede concebir, tal como
[e582] trascender la voluntad, el amor y la inteligencia, y a esta triple síntesis le han agregado cualidades y vibraciones, las cuales no tenemos palabras para expresarlas, ni siquiera pueden ser visualizadas por nuestros adeptos más elevados. Muy rara vez aparecen en un sistema solar y sólo son reconocidos en los dos planos superiores. Sin embargo, dada la naturaleza material de nuestro sistema solar, Su advenimiento constituye literalmente la aparición, en forma física, de un Ser espiritual plenamente consciente.

Dichas Entidades, provenientes de Sirio, aparecen cuando el Logos solar recibe una iniciación, y están vinculadas peculiarmente con los cinco Kumaras y por medio de ellos (utilizados como puntos focales de fuerza) con el departamento del Mohachohan en todas las Jerarquías ocultas del sistema. Sólo una vez, en relación con la aparición en tiempo y espacio de los cinco Hijos de Brahma nacidos de la mente, un Ser de esa naturaleza ha visitado nuestro sistema. El efecto que produce la visita de un Avatar como el de Sirio, se considera que
[i724] es la culminación de la civilización y de la cultura, desde el punto de vista de todo el sistema, en un relámpago de tiempo.

Cuando se acerque el pralaya y produzca en el cuerpo del Logos lo que llamamos “Muerte”, entonces aparecerá un avatar desde el centro cósmico. Es el Segador cósmico y (para reducir lo dicho en palabras comprensibles) pertenece a un grupo que representa a la energía abstrayente del cosmos, de la cual existe una tenue analogía en el trabajo del aspecto “destructor” del Logos y en las fuerzas que producen la muerte física y la desintegración del cuerpo físico del hombre. No es posible decir más sobre estos asuntos fundamentalmente esotéricos, y el valor de lo que se ha dicho reside principalmente en llevar a la mente del estudiante la realidad de nuestra interrelación cósmica.

2. Avatares solares: Son de tres tipos, aunque en realidad hay muchos más. Son también visitantes que provienen de fuera del sistema y se ocupan principalmente de ciertos procesos del mismo, entre otros, la aplicación de la ley de causa y efecto o ley de karma. Personifican el karma de los kalpas pasados, en lo que respecta a nuestro Logos, dando el impulso inicial a los procesos de ajuste, expiación y reconocimiento en lo que concierne al sistema actual como un todo. Una Entidad como el “Avatar kármico” apareció en la segunda vibración logoica, vino impulsado por el segundo Aliento, ha permanecido hasta ahora y permanecerá, con nosotros, hasta que todos los esquemas hayan entrado en su quinta ronda y estén cercanos a su “Día del Juicio”. En ese momento podrá retirarse dejando que los Logos planetarios implicados cumplan el propósito kármico sin ser vigilados. El impulso vibratorio será entonces
[e583] tan fuerte y la comprensión del principio búdico tan conscientemente vívida, que nada podrá detener la marcha de los acontecimientos. Bajo Su dirección trabaja un número determinado de entidades cósmicas que, como se dice en La Doctrina [i725] Secreta, (37) tienen el privilegio de trasponer “el círculo no se pasa”; sin embargo no son avatares, pues Ellos Mismos evolucionan aplicando la ley del karma. Tal es Su trabajo y Su oportunidad para progresar. Un avatar nada puede aprender en el lugar donde aparece. Su trabajo consiste en aplicar la fuerza de cierto tipo de energía eléctrica a la sustancia en cualquiera de sus diversos grados, y lograr así resultados anticipados.

Otro tipo de Avatar solar, que aparece en los esquemas, tiene relación con el centro cardíaco de un Logos planetario, apareciendo en los planos superiores (nunca en los inferiores) cuando comienza a hacerse sentir la actividad del corazón y los procesos energetizantes producen tres cosas:

    1. Expansión de conciencia.
    2. Acrecentamiento de luz y brillo espirituales.
    3. Radiactividad planetaria.


Este fenómeno planetario (en conexión con el cuarto reino de la naturaleza) abre al hombre la puerta de la iniciación. Dichos avatares no tienen vinculación con determinada Jerarquía, sino con la totalidad del sistema. Producen la fusión de los colores y la síntesis de las unidades de sus grupos.

Cuando un Logos planetario recibe la iniciación puede aparecer un avatar, en el séptimo globo de Su esquema, proveniente de esa estrella o centro cósmico animado por el Rishi particular que (en la constelación de la Osa Mayor) es Su prototipo cósmico. Para la Entidad implicada esto significa tomar una forma física, pues nuestros planos superiores sólo constituyen materia desde Su punto de vista. Se ha insistido frecuentemente sobre esto pues su significado aún no ha sido captado suficientemente. Debido a la aparición de ese avatar, en el séptimo globo, el Logos planetario
[i726] puede mantener la continuidad de conciencia cósmica, aunque se halle en encarnación física; el avatar solar desempeña la misma función para el Logos planetario que el Gurú para Su discípulo. Posibilita ciertos acontecimientos por medio del estímulo y la protección de Su aura, y actúa como transmisor de energía eléctrica desde el centro cósmico. Debemos tener cuidado de no ajustarnos demasiado a la analogía, pues el verdadero trabajo que realiza no puede ser comprendido por el hombre. Dicho avatar tiene lógicamente un efecto directo sobre los centros del Hombre celestial, en [e584] consecuencia aunque sólo indirectamente, sobre los entes o mónadas humanas y sobre la Mónada en su propio plano. Tal influencia obtiene poca respuesta de la Mónada hasta después de la tercera Iniciación, cuando su vida consciente se hace tan fuerte que se aferra nuevamente a su expresión egoica en una sola dirección, despertando a la realización planetaria en otra. Este tipo de avatar aparece sólo en el momento de la iniciación de un Logos planetario. Éste recibe en el actual sistema de dos a cuatro iniciaciones.

3. Avatares interplanetarios. Tenemos aquí un grupo interesante de avatares. Se ocupan principalmente de tres cosas: primero, de supervisar la trasferencia de unidades de fuerza o grupos egoicos de un esquema a otro (no de entes individuales de una cadena a otra). Aparecen generalmente dos veces en las historia de un esquema y aunque no puedan tomar cuerpos físicos de materia más burda que la de las sustancias átmica y búdica, trabajan con los impulsos efectuados sobre la materia mental, realizando estas trasferencias grupales. Se subdividen en tres grupos:


    1. Aquellos que efectúan la transferencia de los esquemas menores o manifestaciones de Rayo, en el tercer Rayo; ocupándose de los resultados producidos por la fusión de los polos opuestos de los cuatro [i727]

      esquemas menores, hasta que sólo queda uno, transfiriendo luego la vida y la cualidad de lo que queda, al tercer Rayo.

    2. Aquellos que se ocupan de la transferencia e interacción de las fuerzas vitales entre los tres Rayos mayores.
    3. Aquellos que producen la última transferencia del sistema al finalizar la era.

Segundo, ciertos avatares provenientes de la cuarta Jerarquía creadora, por razones esotéricas inexplicables, abandonan la propia Jerarquía y aparecen en una de las Jerarquías dévicas. Esto sólo sucede una vez en la historia de cada esquema; ocurre en el momento en que es más densa la apariencia física y tiene relación con la transferencia del impulso dévico de un esquema a otro, vinculándose así con la aparición de los entes autoconscientes, pues son la primordial personificación de la latente autoconciencia del átomo de la sustancia dévica y establecen el tipo de devas en cualquier esquema determinado.

Tercero, sólo una vez en la historia de cada esquema aparece en niveles mentales un avatar de la constelación de Capricornio. Éste es el nivel más inferior en el cual se exteriorizan dichas deidades interplanetarias. Nada más puede decirse sobre esta cuestión. Aquí reside oculto “el misterio de la cabra”. Este avatar hace
[e585] su aparición en la tercera ronda de la tercera cadena y desaparece en la quinta ronda de la cuarta cadena.

Dichos avatares interplanetarios vienen como resultado de kalpas muy remotos, cuando las condiciones del sistema están suficientemente refinadas como para permitir su aparición. Son los nirmanakayas de un ciclo solar anterior que ahora aprovechan la oportunidad para efectuar (activamente y por medio de la manifestación física) cierto trabajo inconcluso.

4. Avatares planetarios. Emanan del Logos
[i728] planetario central de un esquema y personifican Su voluntad y propósito. Son de dos tipos. El primero constituye una manifestación, en niveles físico etéricos, del Logos planetario mismo durante un lapso específico. Significa que uno de los Kumaras toma definitivamente un cuerpo físico. Puede decirse que Sanat Kumara es uno de estos avatares que, con los otros tres Kumaras, personifica los cuatro principios cuaternarios planetarios. En un sentido muy real Sanat Kumara es la encarnación del Señor del Rayo Mismo; es el Observador Silencioso, el gran Sacrificio para la humanidad. (38)

En segundo lugar, como he indicado en el párrafo anterior, tenemos tres Entidades que personifican los principios planetarios. Son (hablando desde el punto de vista actual) la energía dinámica que mantiene unidos a cada uno de los tres reinos inferiores, considerando como unidades y no como diferenciaciones. Estas unidades están estrechamente relacionadas con el aspecto energía de las tres cadenas anteriores y sólo se necesitó el trabajo de un avatar interplanetario que les permitió (cuando se formó el triángulo que dio por resultado el período de individualización en los días lemurianos) tomar cuerpos etéricos y encarnar entre los hombres. Actúan como puntos focales para la energía del Logos planetario en Su propio plano. En sentido misterioso, el primer Kumara es la energía que produce la autoconciencia en la familia humana. Los otros tres Kumaras o los tres Budas de Actividad, actúan como puntos focales similares para la energía que anima a los tres reinos inferiores y produce sus diferentes grados de conciencia. No es posible expresar este gran misterio con más claridad, pero si el estudiante agrega estas pocas insinuaciones a las dadas anteriormente en La Doctrina Secreta, el misterio de los “Cuatro Santificados” puede ser parcialmente esclarecido desde el punto de vista de la energía y de la evolución.

Las épocas y momentos de su aparición varían de acuerdo
[i729] al karma particular del Señor de Rayo y lo que esté vinculado a estos grandes ciclos y períodos de encarnación no puede ser revelado a profanos y neófitos. [e586]

5. Avatares humanos. Ya han sido considerados totalmente por H. P. B. y nada más puede añadirse a su información, pues el momento no es propicio. (39) Lo mencionado tiene cabida aquí, porque concierne al misterio de la fuerza y de la conciencia; detrás del efecto y aparición de estos distintos avatares se halla oculta la máxima manifestación, en cuerpo físico denso, de un Logos planetario y de un Logos solar.

e. La individualización, una forma de Iniciación. Poco es lo que se puede agregar actualmente respecto a la individualización. Lo que aquí y en La Doctrina Secreta se ha expuesto no es más que una tentativa para expresar hechos profundos y significativos, en términos de pensamiento humano, sobre la existencia y la manifestación, valiéndonos de lo restringido del lenguaje. Desde un punto de vista más esotérico “el Hombre es un deva”, Espíritu y sustancia dévica unidos por la actividad de la energía dévica consciente. Reúne en sí los tres aspectos de la deidad. Mientras está en objetividad constituye:

    1. El Yo, el no-yo y el vínculo inteligente en un sentido muy vital.
    2. Shiva, Vishnu y Brahma en manifestación sintética.
    3. El medio por el cual la Voluntad de Dios, el Amor de Dios y la Mente de Dios se hacen inteligibles y evidentes.
    4. La fuerza eléctrica positiva, la fuerza eléctrica negativa y el medio equilibrador.
    5. La llama, el Fuego y la Chispa en manifestación esencial.
    6. El fuego eléctrico, el fuego solar y el fuego por fricción.

[i730] Pero sobre lo que se ha de insistir es que el hombre, en tiempo y espacio y en los tres mundos, manifiesta todos estos aspectos simultáneamente sólo al finalizar el proceso de evolución. Así como en el Macrocosmos Brahma manifiesta primeramente actividad, luego el segundo aspecto o intermedio, y finalmente evidencia el primer aspecto, voluntad o propósito, lo mismo sucede con el microcosmos.

El aspecto Brahma, en el cual se evidencia y predomina el aspecto del no-yo materialista. Esto abarca las etapas subhumanas y los primeros tres ciclos de la Vida de la Personalidad:

a. Primer ciclo estado salvaje.
b. Segundo ciclo hombre medio.
c. Tercer ciclo el triunfante hombre intelectual.


El aspecto Vishnu, en el cual predomina gradualmente el aspecto amor-sabiduría y surge por intermedio del aspecto Brahma.

[e587]
Abarca las das etapas finales de la vida de la personalidad humana y ese período de crecimiento egoico que incluye las dos Iniciaciones finales:



a. Primer ciclo        El Sendero de Probación.
b. Segundo ciclo    El Sendero de Iniciación (hasta la tercera Iniciación).
c. Tercer ciclo        El Sendero que abarca la cuarta y quinta Iniciaciones.

Ésta constituye una consumación momentánea pero, así como en el reino animal está latente y en estado instintivo la mente humana, y en el reino humano lo está el aspecto búdico, durante el ciclo final del esfuerzo humano, Atma o aspecto superior de la Mónada, también está latente y en estado instintivo. Esto deberá producir posteriores etapas de desarrollo. No existen lapsos en la evolución ni períodos en los cuales falte cualquiera de estos aspectos; todos se hallan presentes pero [i731] aparecen en forma alternada. Únicamente cuando el fuego de la materia arde vivamente y llega a irradiar, entonces el fuego de la mente puede surgir, aunque siempre es inherente a la misma. Sólo cuando los fuegos de la materia han alcanzado la etapa en que producen calor y luz energéticos, el fuego eléctrico del Espíritu puede aparecer en toda su gloria. Únicamente cuando estos tres arden juntos, se extingue el fuego de la materia por falta de combustible y, sólo cuando esto ocurre, el fuego de la mente (en niveles mentales) consume aquello que hasta entonces había animado. Cuando esto se realiza, el fuego del Espíritu puro (aumentado e intensificado por la esencia gaseosa del fuego de la materia o “fuego por fricción, coloreado y hecho irradiante” por el fuego de la mente) resplandece en perfecta gloria, de manera que lo único que se ve es una llama vibrante. Esta idea puede ser extendida desde el Hombre al Hombre celestial y también hasta el Logos en su relación cósmica.

La individualización
marca una etapa en el proceso de la intensificación del “fuego por fricción”. Se relaciona con la realización de Brahma y marca un punto en la energetización de la sustancia. Ciertas formas están preparadas para obtener autoconciencia. Dos Rayos cósmicos de distintas polarizaciones se atraen mutuamente.

La Iniciación
marca una etapa en la intensificación del “Fuego solar”. Se vincula con la realización de Vishnu, marcando un punto en la evolución de la conciencia, que va de la autoconciencia a la conciencia grupal o conciencia universal.

La identificación
con el conjunto de grupos podrá ser el término empleado para expresar las etapas finales del proceso evolutivo; más un período hacia el final del mahamanvantara cuando
[e588] todos los grupos comienzan conscientemente a cumplir la Voluntad eterna. Involucra un tipo de realización, inconcebible hoy para el hombre, pero concebible [i732] (aunque todavía no practicable) para los Chohanes de la Jerarquía que se hallan ahora en la Tierra. Trabajan conscientemente cumpliendo la Voluntad del Logos planetario en el planeta, pero aún así están muy lejos de comprender plenamente la Voluntad y el propósito del Logos a medida que actúa a través del sistema. Pueden tener vislumbres y una idea del plan general, pero los detalles son todavía irrecognoscibles.

c. La Encarnación.

a. Cósmica, planetaria y humana. Habiendo considerado la autoconciencia, a medida que se logra por intermedio de un tipo determinado de sustancia dévica proporcionada por los Agnishvattas para el cuerpo del Ego, entraremos ahora a estudiar la encarnación cósmica, planetaria y humana. Un indicio respecto a la constitución de los Pitris y Manasadevas solares puede llegarle al estudiante que reflexione respecto al lugar que ocupa el ente egoico en el cuerpo del Logos planetario y en el centro particular del cual es parte componente. Los Manasadevas y los Dhyan Chohanes que producen la autoconciencia en el hombre, constituyen en realidad la energía y la sustancia del Hombre celestial cósmico.

La palabra “encarnación” en su acepción radical significa expresar la verdad fundamental que implica tomar un cuerpo físico denso, y técnicamente debería ser aplicada sólo a ese periodo de manifestación que concierne a los tres subplanos inferiores del

    1. plano físico cósmico, en relación con un Logos solar y un Logos planetario;
    2. plano físico del sistema, en relación con el hombre.

Se ha conservado su significado respecto a las entidades cósmicas, pero cuando se considera al hombre, el término se aplica a la unificación del doble etérico con el cuerpo físico denso, o a la apropiación, por parte del hombre, del vehículo compuesto de la
[i733] sustancia del subplano superior del plano físico cósmico en sus aspectos más inferiores. Esta diferencia tiene cierto significado y debe recordarse. Dicha apropiación está regida por las mismas leyes que gobernaron la apropiación, por parte del Logos, de Su vehículo físico. A fin de tener una idea de lo que es este procedimiento, sería de valor considerar los distintos tipos de pralaya y meditar sobre los períodos que transcurren entre las diferentes encarnaciones. Desde el punto de vista de cualquier ente implicado, un pralaya es un período de pasividad, de cesación de toda actividad, que involucra objetividad, pero desde el punto de vista [e589] del gran todo, con el cual el ente puede estar implicado, un pralaya podría considerarse simplemente como una transferencia de fuerza de una parte a otra. Aunque el ente pueda estar temporalmente desvitalizado en lo que se refiere a su forma, sin embargo, la Entidad mayor persiste y sigue activa.

Consideraremos el tema primeramente desde el punto de vista humano y estudiaremos el pralaya en lo que afecta a la Mónada en encarnación. (40) Tenemos cinco tipos de pralaya de los cuales podemos muy bien ocuparnos. Primero debemos observar el hecho de que esta condición se refiere principalmente a las relaciones entre Espíritu y materia, donde se produce una condición en la sustancia por la acción del factor energetizante, el Espíritu. Por lo tanto, tiene que ver con la relación existente entre los devas mayores y los devas menores que representan la sustancia viviente cuando realizan la construcción de la forma
[i734] regidos por la Ley proveniente de la Voluntad de Dios. Será evidente para el estudiante, que se refiere a la relación del Espíritu Santo con la Madre en la producción del Hijo y a la relación del Hijo con la Madre. Si las ideas formuladas en este tratado han sido cuidadosamente seguidas, es obvio que al estudiar la cuestión del pralaya estamos estudiando la relación que existe (en tiempo y espacio) entre la energía positiva del Logos solar, del Logos planetario y del Hombre con la sustancia, única sustancia por la que le es posible manifestarse. Debido a esta relación se produce la existencia en los planos objetivos.

b. La naturaleza del pralaya. Podemos considerar al pralaya como el trabajo de “abstracción” y el método que pone a la forma bajo el aspecto Destructor del Espíritu, actuando siempre bajo la Ley de Atracción, de la cual la Ley de Síntesis es subsidiaria. La ley básica del sistema rige la relación de todos los átomos con el conglomerado de átomos, y del Yo con el no-yo. Desde el punto de vista ocultista es la más poderosa demostración de
[e590] fuerza en el sistema y si, inconcebiblemente, la ley cesara de actuar, instantáneamente el sistema y todas sus formas planetarias, humanas y no humanas dejarían de ser. Por un acto de voluntad los esquemas planetarios persisten; por un acto de voluntad el sistema ES; por un acto de voluntad egoica el hombre aparece. Cuando la Voluntad del Logos, del Hombre celestial y del Ego divino humano se abocan a otros fines, la sustancia de Sus vehículos es afectada y sobreviene la desintegración. Los cinco tipos de pralaya que conciernen al ser humano son los siguientes:

1. El periodo de pralaya entre dos encarnaciones. Es de naturaleza triple y afecta a la sustancia de los tres vehículos: físico, astral y mental, reduciendo la forma a su sustancia primitiva y disipando su estructura atómica. La energía del segundo aspecto (el constructor de la forma) se retira por voluntad del Ego,
[i735] y los átomos que componen la forma se disocian entre sí, retornando a la fuente de reserva de donde volverán a ser retirados cuando llegue el momento. Esto se produce gradualmente por medio de las etapas que ya conocemos:

La primera etapa consiste en retirar la fuerza vital del vehículo etérico del triple cuerpo físico (denso, líquido y gaseoso) y la consiguiente “corrupción", siendo “dispersado en los elementos”. El hombre objetivo desaparece y el ojo físico ya no lo ve aunque se halla en su cuerpo etérico. Cuando la visión etérica esté desarrollada, la idea de la muerte asumirá proporciones muy diferentes. Cuando la mayoría de la raza pueda ver a un hombre actuar en su cuerpo físico etérico, el abandono del cuerpo denso será considerado como una “liberación”.

        La siguiente etapa consiste en retirar la fuerza vital del cuerpo etérico y en desvitalizarlo. El etérico sólo es una extensión de un aspecto del sutratma o hilo, y este hijo es hilado por el Ego dentro del cuerpo causal en forma similar a como una araña teje su tela. Puede ser acortado o alargado a voluntad, y cuando ya se ha decidido la duración del período del pralaya, este hilo de luz o de fuego solar (observen la palabra solar) se retira y vuelve al subplano atómico donde seguirá vitalizando al átomo permanente, manteniéndose conectado dentro del cuerpo causal. Entonces los impulsos de vida, en lo que se refiere al plano físico, se centralizan dentro de la esfera atómica.

La tercera etapa consiste en retirar la fuerza vital de la forma astral para que se desintegre en forma similar y la vida se centralice dentro del átomo astral permanente. Ha adquirido una acrecentada vitalidad por medio de la existencia en el plano físico, y le ha dado color por medio de la experiencia astral.

La etapa final para el átomo humano consiste en ser retirado
[e591] [i736] del vehículo mental. Las fuerzas vitales, después de esta abstracción cuádruple, se centralizan totalmente dentro de la esfera egoica; el contacto con los tres planos inferiores sigue siendo posible por medio de los átomos permanentes, centros de fuerza de los tres aspectos de la personalidad.

En cada encarnación las fuerzas vitales han adquirido, por medio del empleo de los vehículos,

    1. una actividad acrecentada, almacenada en el átomo físico permanente,
    2. una coloración, almacenada en el átomo astral permanente
    3. una cualidad de fuerza o propósito activo, almacenada en la unidad mental,

actuando como facultad en el Devachan.

El Devachan (41) (42) es un estado de conciencia que refleja
[i737] la [e592] vida de la Personalidad, ese estado elevado que llamamos conciencia nirvánica, logrado por la acción egoica, reflejado tenuemente en los entes separados (y, por consiguiente, matizados por el placer egoísta y separatista) que se hallan grupalmente en dicho estado. En ese estado elevado de conciencia cada ente separado, por medio de la autorrealización, participa de la realización grupal, residiendo allí su felicidad, no sintiendo ya la separación sino únicamente unión y unidad esenciales. Por lo tanto, como puede naturalmente deducirse, no existe devachán para el salvaje o el hombre poco evolucionado, pues no les corresponde ni tienen mentalidad para comprenderlo; a ello se debe la rapidez con que vuelven a encarnar y la brevedad del período praláyico. En tales casos el Ego, en su propio plano, tiene muy poco que asimilar en el resto de las encarnaciones, de allí que el principio vida se retira rápidamente de la forma mental, impulsando al Ego a reencarnar casi inmediatamente.

Cuando la vida de la personalidad ha sido plena y rica, pero no ha alcanzado la etapa en que el yo personal puede colaborar conscientemente con el Ego, la personalidad atraviesa por períodos nirvánicos cuya duración depende del interés en la vida y de la capacidad del hombre para reflexionar sobre sus experiencias. Más tarde, cuando el Ego domina la vida de la personalidad, el hombre se interesa en cosas más elevadas, y el nirvana del alma se convierte
[i738] en su meta. Ya no le interesa el devachán. Empero, aquellos que están en el Sendero (ya sea el de probación o el de Iniciación) por regla general no van al devachán, sino que encarnan inmediatamente al girar la rueda de la vida, lo cual ahora sucede por la colaboración consciente entre el yo personal y el Yo divino o Ego.

2. El período entre ciclos egoicos. Aquí se oculta el misterio de las 777 encarnaciones que concierne al vínculo que existe entre
[e593] la unidad y su grupo en el plano egoico, antes de desarrollarse el quinto pétalo. Atañe al período del hombre comprendido entre la etapa del salvaje y la del discípulo, cuando es un hombre común, pero que todavía se halla en las dos Aulas. Aquí reside el misterio de todas las razas raíces; los ciclos egoicos coinciden con la construcción de las formas y civilizaciones raciales. Un hombre encarnará repetidas veces en las diferentes subrazas de una raza raíz hasta haber atravesado determinado ciclo, luego ha de pasar por un período praláyico, hasta que en una raza raíz posterior (y a veces muy posterior) responderá a su llamado vibratorio, que le hará sentir nuevamente el impulso egoico por encarnar. Como ejemplo de ello debemos recordar que la actual humanidad más avanzada no encarnó hasta la cuarta raza raíz. Estos ciclos constituyen uno de los misterios de la iniciación, aunque uno de los primitivos que se revelan en la segunda iniciación, y permiten al iniciado comprender su posición, percibir algo de la naturaleza de los impulsos kármicos y leer su propio archivo a la luz astral.

Estos deben ser considerados como los dos períodos praláyicos menores y conciernen principalmente a la vida en los tres mundos.

3. Después viene el período en que adquiere la liberación. En esta etapa, el hombre, el alma liberada, ha logrado de acuerdo a la ley, “abstraerse” de la materia de los tres mundos. Ha empleado sustancia dévica, ha trabajado con ésta y establecido todos los contactos
[i739] vibratorios posibles, adquiriendo todos los “conocimientos” y “revelaciones” que le corresponden; los devas ya no pueden mantenerlo prisionero. Es libre hasta que consciente y voluntariamente, pueda regresar, en otra ronda como miembro de una Jerarquía, a fin de continuar Su trabajo de servicio para la humanidad poco evolucionada de esa época lejana. Como esto se refiere a los siete senderos de oportunidad que se le presentan a un Maestro, no nos ocuparemos de ello. (43) Este es el gran pralaya humano.

4. Pralaya planetario. El hombre, después de estos acontecimientos cíclicos, forma parte consciente de su grupo y es un punto vibrante en un centro del cuerpo de un Hombre celestial, percibiendo conscientemente el lugar que le corresponde en el gran todo.

[e594] Esto significa que él ha de saber de qué centro es un punto de energía, debe conocer qué tipo de fuerza ha de transmitir y manipular desde niveles cósmicos y ha de estar en relación consciente con los otros seis centros de la Vida planetaria a la cual está asociado.

Este período de actividad consciente en sustancia etérica (de la cual está formado el cuerpo planetario) persiste de acuerdo al karma del Señor planetario, pues el ente está ahora conscientemente asociado al karma planetario y ayuda a cumplir la voluntad y propósito del Señor de su Rayo. En los planos superiores del sistema esta etapa persiste durante la vida de un esquema, a la cual sigue un período de pralaya que comienza antes de finalizar la séptima ronda de cualquier esquema, o de la quinta ronda si la Ley de Persistencia de un esquema actúa en ciclos quíntuples. Aquí
[i740] estoy hablando en términos amplios y generales; el karma de los entes difiere, y un hombre -de acuerdo sendero que elige después de la quinta iniciación- permanece en, y trabaja dentro de su propio esquema, pero pueden ocurrir cambios ocasionados por los siguientes factores:

    1. El karma planetario.
    2. La voluntad del Señor de su Rayo.
    3. Las órdenes que emanan del Logos solar y le son impartidas después de la liberación, vía el Logos planetario y por intermedio del Chohan de su Rayo.

Entonces es “abstraído”, de acuerdo a una misteriosa ley planetaria que sólo se aplica en niveles etéricos cósmicos, y transferido a su destino. Si interpretamos lo que antecede en términos de energía y de radiactividad, evitando los peligros de hacerlo en forma materialista, el significado se esclarecerá.

5. El gran pralaya. Este intervalo ocurre al finalizar cada cien años de Brahma, y destruye cualquier tipo de formas -sutiles y densas- en todo el sistema. Es un período análogo al que nos ocupamos de dilucidar, el retiro del hombre de su vehículo etérico y de su capacidad para actuar en el plano astral, disociado de su forma física dual. Podrá observarse que dentro del sistema el hombre pasa por un proceso similar cuando retira el cuerpo etérico del vehículo físico denso, al finalizar el mahamanvantara. Abarcará el período en que los cuatro Rayos menores se fusionan y mezclan, a fin de hallar la dualidad y sus polos opuestos. Oportunamente los cuatro se convierten en dos, los dos en uno, sintetizándose todos en el tercer Rayo mayor. Pero aún no ha llegado el momento, pues faltan incontables eones. Ello constituye la primer aparición del aspecto destructor vinculado a los esquemas
[e595] planetarios y marca el principio del [i741] período en que “el efervescente calor derretirá los “Cielos” y el Sol se transformará en siete soles. (44)

La analogía microcósmica puede observarse en el proceso siguiente. El átomo físico permanente absorbe toda la fuerza vital del cuerpo físico, de allí que aumente su calor y luz ingénitos, hasta que en la cuarta iniciación las siete espirillas están completamente vitalizadas y vibrantes. El calor interno del átomo más el calor externo del cuerpo egoico, donde el átomo está ubicado, producen aquello que destruye al átomo permanente. Momentáneamente, y justo antes de la destrucción, se transforma en un minúsculo séptuple sol debido a la irradiación y a la actividad de las espirillas. Lo mismo sucede con el sol físico del sistema; en forma similar se transformará en siete soles cuando haya absorbido la esencia vital de los planos totalmente evolucionados y de los esquemas planetarios que en ellos existen. La conflagración resultante es el trabajo final del aspecto Destructor. Marca el momento de desarrollo más elevado de la sustancia dévica en el sistema, la consumación del trabajo de Agni y de sus ángeles de fuego y la iniciación de Brahma. Entonces la sustancia atómica se individualizará (lo que, como ya sabemos, es la meta para el átomo), y después del gran pralaya, el próximo sistema solar empezará a manifestarse con el triple Espíritu, a través de la sustancia esencialmente caracterizada por el amor activo inteligente. Esto lógicamente resulta incomprensible para nuestras mentes de cuarta ronda.

Hemos considerado así los diversos tipos de pralaya, en lo que afectan al ente humano; cada ente encuentra oportunamente su camino hacia uno de los centros astrales cósmicos de esa determinada Entidad cósmica, el Señor que corresponde a su Rayo; por lo tanto, durante el gran pralaya, esos entes humanos, que han obtenido la realización y no pasaron a otros centros cósmicos lejanos, encontrarán allí su lugar.

Antes de ocuparnos de los pralayas planetario y cósmico, podríamos considerar las relaciones existentes entre los Agnishvattas
[i742] (que causaron la individualización del hombre animal en este planeta) y otros ciclos anteriores de evolución, y la razón por la cual solo los hemos tratado desde el punto de vista de un mahamanvantara y de un kalpa. No hemos considerado específicamente al grupo de Agnishvattas, Kumaras y Rudras relacionados con la Tierra, porque hemos tratado el tema desde el punto de vista planetario y no en relación con la familia humana. El estudiante que procura obtener una información detallada respecto a los Agnishvattas de la cadena terrestre, no tiene más que estudiar La [e596] Doctrina Secreta. Hemos procurado llevar el pensamiento del estudiante más allá de su pequeña esfera propia, hasta considerar el trabajo de los Manasadevas en el sistema solar. En cada esquema tienen Su lugar, pero en algunos -como en el esquema de Júpiter- recién ahora están comenzando Su trabajo y en otros -como en los esquemas de Vulcano y de Venus -casi Lo han terminado. Venus pasa por su última ronda y casi ha desarrollado a la perfección su cuarto reino, o hasta donde le es posible lograrlo en el sistema. En el esquema terrestre están en pleno trabajo, sólo en la próxima ronda demostrarán la culminación de Su actividad. Pasan cíclicamente a través de los esquemas de acuerdo a la Ley -Ley del Karma para el Logos planetario, pues se ocupan esencialmente de Su vida a medida que activan Sus centros. Llegan a un esquema en una oleada de energía manásica, proveniente del centro coronario del Logos, y al pasar a través de su centro cardíaco ocurren tres cosas:

    1. Se dividen en siete grupos.
    2. Se dirigen como corrientes de energía a algún esquema particular.
    3. Su contacto con un esquema produce la manifestación de la cuarta Jerarquía creadora y lleva a las Mónadas a adquirir forma en los tres mundos.

[i743] Las entidades que Se sacrifican por la Jerarquía humana (debemos observar aquí la veracidad del hecho de que emanan del centro coronario logoico o aspecto voluntad), son los verdaderos Salvadores que ofrendan Sus vidas por el bien de la raza. Constituyen para la totalidad de los esquemas lo que la Jerarquía oculta de cualquier planeta en particular es para el hombre del planeta implicado. Durante el pralaya se retiran (como todos los demás) de la manifestación y regresan a un centro cósmico del cual el centro coronario logoico no es más que un tenue reflejo, retornando enriquecidos por la experiencia recogida.

El Antiguo Comentario dice:

“El deva brilla con mayor luz cuando lo ha penetrado la virtud de la voluntad. Cosecha color, como el segador recoge el trigo y lo almacena para nutrir a la multitud. La mística Cabra reina sobre las huestes dévicas. Makara es y no es, sin embargo el vinculo persiste.”

Las rondas aparecen y desaparecen (excepto desde el punto de vista de un planeta determinado), los Manasadevas están siempre presentes, aunque su influencia no se hace sentir siempre.

Al considerar el pralaya planetario podríamos enumerar brevemente los siguientes períodos de pasividad que tienen lugar entre:
[e597]

Dos Globos de una Cadena. Abarca el período en que es abstraída la simiente de toda vida y transferida de una esfera a otra. El Manu de las Simientes de un globo recoge para Sí todas las fuerzas vitales como lo hace el Logos al final de un sistema; lo mismo ocurre también al finalizar una cadena y las mantiene pasivas en Su aura. Esto comprende el período de un manvantara o un día de Brahma.

Dos Cadenas.
Abarca el período de un mahamanvatara o un año de Brahma.
Hay muchas maneras de llegar a conocer los ciclos mayores, pero es innecesario provocar confusión citando guarismos complicados. Los Diez Prajapatis o Rishis o
[i744] los diez Logos planetarios se manifiestan por intermedio de Sus diez esquemas, en tiempo y espacio, difiriendo la hora de Su aparición. Cada uno se manifiesta como lo hace el Logos por medio de un septenario y una tríada, sumando el diez de la perfección.

Dos Sistemas Solares.
Abarca el período de cien años de Brahma; estudiando los ciclos planetarios se podrá llegar a comprender estos ciclos mayores. Sin embargo, la confusión del estudiante se debe a que dos de los esquemas cubren sus períodos cíclicos en cinco rondas, mientras que otros lo hacen en siete; un esquema contiene nada más que tres rondas, y aquí se oculta un misterio: durante la ronda interna un planeta tiene que recorrer nueve ciclos antes que se cumpla el propósito de su Señor.

Ciertos períodos menores de pralaya no se relacionan con el hombre, conciernen al átomo de materia, cuando se libera de cualquier tipo de forma en los reinos subhumanos. El pralaya es el resultado de la radiactividad llevada a su fin.

c. Tipos de renacimiento humano. Cuando hemos estudiado la manera de construir formas mentales y los agentes para construirlas, consideramos:

      1. La sustancia dévica con la cual se construyen.
      2. La energía que las anima y su fuente de origen.
      3. Su aparición en tiempo y espacio, o encarnación.
      4. Su desaparición o pralaya.
      5. Las entidades constructoras que producen estas formas, de manera triple, utilizan
        1. La meditación, acto preliminar a la construcción.
        2. La fuerza dinámica, o la energía positiva que se apodera de su polo opuesto (sustancia negativa) y la utiliza. [e598]

          [i745]

        3. El método para impartir color o cualidad que moldea lo que ha sido preparado.
        4. La vitalización secundaria que pone independientemente en movimiento a la forma mental así creada.

Consideraremos ahora el misterio del renacimiento o la encarnación de esas vidas que existen en materia sutil y que, sin embargo, tratan de adquirir forma de acuerdo a la ley; nos referiremos a su propósito específico en los niveles físico densos. Podemos considerar esto en relación con las entidades cósmicas que tratan de existir en el plano físico del cosmos, nuestros planos del sistema solar, o con los jivas reencarnantes impelidos por la Ley hacia la manifestación terrenal, a fin de adquirir (por medio de la vida sensoria) plena conciencia y mayores facultades y poder.

H. P. B. expresó que los renacimientos puedan dividirse en tres tipos: (45)

      1. Los de los Avatares.
      2. Los de los Adeptos.
      3. Los de los jivas que tratan de evolucionar.

    A quienes se esfuerzan por captar algo del misterio del renacimiento, sus leyes y propósito, y se confunden cuando consideran el misterio de Buda y el propósito secreto de esa enigmática Entidad, el Observador Silencioso, y a quienes encuentran casi insuperable el problema de comprender la posición de los Kumaras y Su relación con el Logos planetario, sería conveniente decirles que estudien y mediten sobre la diferencia que existe entre los principios inferiores y los tres superiores, el lugar y la posición que estos principios inferiores tienen en el cuerpo del Logos planetario y también que reflexionen respecto a las analogías que existen entre:

      1. El devachán del jiva reencarnante.
      2. El nirvana del Adepto. [i746]
      3. El pralaya de una Entidad cósmica, tal como el Señor de una cadena, el Señor de un esquema y el Señor de un Rayo.

    Me refiero a la analogía en su sentido esotérico, únicamente en propósito y experiencia, y no a la analogía detallada. Puede decirse que los tres estados constituyen períodos de desarrollo, largos ciclos de meditación e intervalos entre etapas de actividad. De allí el énfasis puesto sobre la práctica de la meditación en Oriente y en todas las escuelas ocultistas, porque constituye el medio que otorga al ente, en entrenamiento, la capacidad de adquirir el poder de:
    [e599]

      1. Abstraerse o liberarse de la forma.
      2. Crear.
      3. Dirigir la energía por un acto de voluntad.
      4. Actuar constructivamente en el futuro.

Por la meditación un hombre puede liberarse de la ilusión de los sentidos y de su atracción vibratoria; encuentra su propio centro de energía positiva y es conscientemente capaz de utilizarlo; por lo tanto se da cuenta que su verdadero Yo actúa libre y conscientemente más allá de los planos sensorios; penetra en los planes de esa Entidad mayor dentro de cuya capacidad irradiatoria tiene su lugar; entonces puede llevar a cabo conscientemente esos planes, a medida que llega a captarlos en las diversas etapas de realización y a ser consciente de la unidad esencial. Pero cuando un hombre ha llegado a liberarse de los objetos sensorios en los tres mundos, también se da cuenta de la necesidad de continuar meditando; esta forma de meditar -inconcebible para el hombre en los tres mundos- absorbe la atención del Adepto y durante dos grandes etapas, precediendo cada una a las dos Iniciaciones finales, la sexta y la séptima. No me refiero aquí únicamente a los Adeptos que “hacen el sacrificio” y eligen renacer para servir en el planeta, sino a todos los adeptos. La libertad de actuar en cualquier Sendero debe obtener se por la meditación
[i747]
    ocultista; la libertad de salir del “círculo no se pasa” también se obtiene de esta manera, y lo mismo sucede durante esa curiosa etapa de pasividad lograda por Quienes se han ofrecido servir como Jerarquía oculta en la próxima ronda. En Ellos se han de acumular las simientes síquicas del conocimiento, disponibles en la quinta ronda; esto Les exige mantener una actitud receptiva hacia los acontecimientos que se producen al final de cada raza raíz, cuando tiene lugar, en niveles más sutiles, un acopio de fuerzas síquicas, que acumularán Aquellos que están preparados para recibirlas. Su trabajo es análogo al del Manu de la Simiente, que trabaja por medio de un septenario, así como lo hacen esos acopiadores de fuerzas vitales síquicas.

    También para dichas Entidades cósmicas, como los Logos planetarios, transcurren períodos de meditación, llevados a cabo en los planos cósmicos y sólo se sienten sus efectos en nuestro plano. Meditan por medio de Sus cerebros físicos, por lo tanto, emplean sustancia como lo hace el hombre, pero el proceso se efectúa en el cerebro etérico. Debe reflexionarse sobre esto, porque oculta un misterio. También debe tenerse muy presente el hecho de que algunos de estos Señores de Rayo, son más eficientes en la meditación que otros y los resultados obtenidos en Sus esquemas son distintos.
    [e600]

    d. El futuro advenimiento del Avatar.

    EL AVATAR QUE VIENE

    “Desde el cenit hasta el nadir, desde el alba hasta el crepúsculo, desde el surgimiento al ser de todo lo que es y será, hasta entrar en la paz de todo lo realizado, brilla el orbe azul y el fuego radiante interno.
    Desde los áureos portales hasta los abismos de la tierra, desde el fuego llameante hasta la esfera de las tinieblas, cabalga el Avatar secreto llevando la punzante espada.
    Nada puede temer su acercamiento, ni nadie puede decirle que no se acerque. Cabalga Él sólo hacia la oscuridad de nuestra esfera, y aquello que trata de oponérsele ve en Su acercamiento un desastre y el caos extremos.
    [i748] Los Asuras ocultan sus rostros, y el abismo de maya se estremece hasta sus cimientos. Las estrellas de los eternos Lhas vibran a ese sonido -la PALABRA pronunciada con séptuple intensidad.
    Grande es el caos; el centro mayor con las siete esferas vibratorias se estremecen a los ecos de la desintegración. Los vapores que emanan de la completa oscuridad ascienden y se disipan. El ruido discordante de los elementos combatientes da la bienvenida a Aquel que viene, pero no Lo detiene. La lucha y las exclamaciones de la cuarta gran Jerarquía, mezclándose con la nota suave de los Constructores de la quinta y sexta Jerarquías, van a Su encuentro. Sin embargo, sigue Su camino, atravesando el círculo de las esferas y emitiendo la PALABRA.

    *
    *
    *
    *
    *
    *
    *


    Desde el nadir hasta el cenit, desde la víspera hasta que el Día sea con nosotros, desde el círculo de manifestación hasta el centro de la paz praláyica, se ve el azul que todo lo cubre, perdido en la llama de la realización.
    Ascendiendo desde el abismo de maya, regresando a los áureos portales de las tinieblas y de la oscuridad, retornando al esplendor del día, cabalga el Uno Manifestado, el Avatar, llevando la Cruz destruida.
    Nada puede detener Su retorno, nadie puede obstruir Su Sendero, pues viene por el camino elevado, conduciendo a Su pueblo. Llega el fin del sufrimiento, el fin de la lucha, la fusión de las esferas y la unión de las jerarquías. Entonces todo es reabsorbido dentro del orbe, el círculo de manifestación. Las formas de maya y la llama que todo lo devora son acaparadas por Aquel que cabalga en los Cielos y entra en el eterno Eón.”

    Extraído de los Archivos de la Logia.

    Hemos considerado el tema de los Avatares y las diferentes clases en que pueden ser divididos. Ahora nos extenderemos algo más respecto a los métodos por los cuales ciertas Existencias cósmicas y Entidades altamente evolucionadas aparecen entre los hombres para realizar una tarea específica; podrían ser inadecuada y brevemente resumidos de la manera siguiente:



    El método de ejercer influencia.
    El método de personificar a algún principio. [e601] [i749]
    El método que se observa en el misterio del Bodhisattva o Cristo.
    El método de encarnar directamente.

    Las palabras limitan grandemente y las frases citadas apenas insinúan su verdadero significado. En ello reside la seguridad para el estudiante, pues su significado real le sería incomprensible y lo desviaría, llevándolo a una errónea interpretación. Mientras un hombre no sea un iniciado aceptado no puede comprender el tema. El método más común es el primero. Los métodos de manifestación empleados quizás los comprenda mejor el estudiante si son interpretados en términos de fuerza y energía y si observa que tenues reflejos e imperceptibles analogías de los mismos procesos pueden hallarse entre los jivas que reencarnan. Cuando un hombre ha alcanzado cierto grado de desarrollo y puede prestar servicio al mundo, ocurre a veces que es influenciado por un gran adepto o -como en el caso de H. P. B.- por un Ser más elevado que un adepto. Un chela puede ser un centro a través del cual su Maestro puede hacer fluir Sus energías y fuerzas para ayudar al mundo; durante ciertas crisis importantes, los hombres han sido influenciados por más de uno de los Grandes Seres. (46) [i750] Lo que sucede en los planos inferiores es sólo un reflejo de procesos superiores, y en este concepto puede hallarse la iluminación. El Hombre es un centro de fuerza, ya sea para su Ego cuando ha evolucionado suficientemente o por conducto de éste, para su fuerza grupal; cuando [e602] está muy evolucionado puede ser conscientemente influenciado por un exponente de distinto tipo de fuerza, que se fusiona con su fuerza grupal o de Rayo, y produce resultados significativos en su vida terrena.

    Si un Ego es muy evolucionado puede elegir, en determinada encarnación, trabajar principalmente por medio de uno de los cuatro principios inferiores; cuando esto sucede, la vida del hombre en la tierra constituye, en forma significativa, un principio personificado. Parece pulsar una nota y emitir un tono. Se observará que su trabajo lo realiza exclusivamente en una línea. Es un fanático de alto grado, pero realiza grandes cosas para su subraza, aunque el cerebro físico no sea consciente del impulso egoico. Este proceso tiene una curiosa relación con la oscuración o la desaparición de la personalidad, pues el principio particular personificado actúa por medio del correspondiente átomo permanente, desarrollando en forma ultrarrápida sus espirillas, de ahí que el fin de su período de servicio llega a su fin. Sin embargo, éste es un hecho que se aprovecha cuando un superhombre o gran adepto se convierte en la personificación (durante una raza raíz) de un principio; las vestiduras o envolturas, de las cuales el átomo permanente es el núcleo (por medio de la fuerza innata de las espirillas desarrolladas), son conservadas por medio de fórmulas mántricas. La vibración se perpetúa durante ese lapso determinado en que él necesita la vestidura o envoltura. Aquí hay un indicio que puede ser de utilidad.

    Cuando un hombre se ha convertido en discípulo puede, si quiere, permanecer en el plano astral, seguir trabajando allí y -cuando lo desee y de acuerdo al reajuste realizado en su karma por
    [i751] su Guru- reencarnar físicamente de inmediato. En estos dos pensamientos hay una sugerencia sobre el misterio del Bodhisattva, siempre que el estudiante transfiera el concepto a los niveles etéricos del plano físico cósmico y recuerde que, en dichos niveles, el adepto trabaja totalmente como parte de un grupo y no como Entidad separada, como lo hace el ego en los tres mundos. Por lo tanto, la energía que fluye a través de Él puede provenir de:


    1. Un determinado centro que se halla en la plenitud de su fuerza en el cuerpo del Logos planetario.
    2. Una serie particular de vibraciones dentro de ese centro, o una parte de su fuerza vibratoria.
    3. La energía de un principio particular, ya sea uno de Sus propios principios superiores con el cual trata de influenciar en la tierra y encarnar para ese propósito específico, o la energía de uno de los principios logoicos planetarios, cuando fluye a través de Él por una espirilla o corriente de [e603]

      vida particular en el átomo permanente del Logos planetario.


    Cuando estos tipos de fuerza se centralizan en algún Adepto y Éste expresa nada más que esa fuerza extraña, el efecto se observa en el plano físico por la aparición de un avatar. Un avatar es, un adepto se hace, aunque frecuentemente la fuerza, la energía, el propósito o la voluntad de una Entidad cósmica utilizará los vehículos de un adepto a fin de entrar en contacto con los planos físicos. Este método, por medio del cual ciertas Existencias cósmicas hacen sentir Su poder, puede verse actuando en todos los planos del plano físico cósmico. Un ejemplo evidente puede observarse en el caso de los Kumaras que, impelidos por ciertas fuerzas planetarias y formando un triángulo del sistema, dieron un impulso al tercer reino cuando, al ponerlo en conjunción con el quinto, produjo el cuarto. Estos Kumaras, Sanat Kumara y [i752] Sus tres discípulos, habiendo realizado la iniciación más elevada posible en el último gran ciclo, aunque todavía (desde Su punto de vista) tienen que dar otro paso, Se ofrecieron al Logos planetario de Su Rayo como “puntos focales” de Su fuerza, de manera que por este medio pudiera acelerar y perfeccionar Sus planes sobre la Tierra dentro del ciclo de manifestación. Han aplicado tres de los cuatro métodos. Están influenciados por el Logos planetario, quien trabaja directamente como el Iniciador -en lo que al hombre concierne- por intermedio de Sanat Kumara y con los tres reinos de la naturaleza por intermedio de los tres Budas de Actividad -Sanat Kumara se relaciona así directamente con el Ego en el plano mental, y Sus tres Discípulos se ocupan de los otros tres tipos de conciencia, de los cuales el hombre es la síntesis. En el momento de la iniciación (después de la segunda Iniciación) Sanat Kumara se convierte en vocero y agente directo del Logos planetario. Esa gran Entidad habla por Su intermedio y durante un segundo (si tal término puede aplicarse a un plano en que el tiempo, tal como lo comprendemos, no existe) el Logos planetario del Rayo a que pertenece el hombre dirige conscientemente -vía Su cerebro etérico- Su pensamiento sobre el Iniciado “llamándolo por Su Nombre”.

    También los Kumaras constituyen principios personificados, pero a este respecto debemos recordar que la fuerza y la energía de uno de los principios del Logos afluyen a través de Ellos por medio de lo que corresponde a la Mónada en lo que se refiere a los Kumaras. Por Su intermedio, durante Su período de encarnación y sacrificio voluntarios, el gran Prototipo del Logos planetario empieza a hacer sentir Su presencia y la fuerza de la constelación de la Osa Mayor vibra débilmente sobre la Tierra. Durante la iniciación el hombre se da cuenta conscientemente de la Presencia del Logos
    [e604] planetario mediante el contacto autoinducido con su propio Espíritu divino. En la quinta Iniciación se percibe la amplitud de esta influencia grupal planetaria y [i753] la parte que debe desempeñar en el gran todo. En la sexta y séptima Iniciaciones siente la influencia del Prototipo planetario que le llega por conducto del Logos planetario actuando por intermedio del Iniciador.

    Este método de encarnación directa se aplicaba anteriormente cuando los Kumaras poseían forma física. Esto sólo puede decirse de algunos de Ellos; Sanat Kumara y Sus Discípulos tienen forma física, pero no han tomado cuerpos físicos densos. Trabajan en los niveles etéricos vitales y moran en cuerpos etéricos. Shamballa, donde Ellos moran, existe en materia física igual que los Kumaras, pero es materia de los éteres superiores del plano físico, y sólo cuando el hombre haya desarrollado la visión etérica, develará el misterio que hay detrás de los Himalayas. Por lo tanto, aunque Sanat Kumara es el Logos planetario, sin embargo, no lo es. Un reflejo de este método de encarnación directa puede observarse cuando un discípulo abandona su cuerpo y permite que su Guru o un chela más avanzado lo utilice.

    El misterio de los Bodhisattvas (47) ha sido tratado por H. P. B., y hasta que los estudiantes hayan asimilado y estudiado lo que ella ha dicho, nada más puede agregarse. Captar la verdad es un factor que siempre merece una nueva revelación.
    Un período muy interesante tendrá lugar cerca del año 1966, y persistirá hasta el fin del siglo; para ese entonces los Grandes Seres ya se están preparando. Concierne al esfuerzo que realizan cada cien años la Logia y los Personajes que pertenecen a ella. En cada siglo la Logia hace un esfuerzo en una línea determinada de fuerza, con el objeto de llevar adelante los fines de la evolución; el esfuerzo que realizarán en el siglo veinte será de mayor envergadura que el efectuado durante mucho tiempo y abarcará a un número de Grandes Seres. H. P. B. y un sinnúmero de chelas intervinieron en un esfuerzo similar durante el siglo diez y nueve; el que se ha de realizar en un futuro inmediato
    [i754] involucrará a varios de los Grandes Seres y al Mismo Maestro de Maestros; ahora podríamos referirnos a tres de los distintos métodos anteriormente mencionados, que se aplicarán para Su advenimiento.

    En la aparición del Bodhisattva Mismo, se evidenciará el misterio del Bodhisattva en su más pleno significado, y no nos corresponde extendernos aquí sobre ello. Baste decir que se utilizarán las vestiduras del GRAN SER, pero el tiempo demostrará si el Señor que viene las revestirá con un vehículo físico en ese evento particular, o si el plano astral será el campo de Su actividad. Si el estudiante
    [e605] reflexiona sobre las consecuencias que implica apropiarse de ellas, se arrojará mucha luz sobre los probables acontecimientos. Las vestiduras actúan con capacidad dual:

      1. Por estar excesivamente magnetizadas, tienen, por lo tanto, un efecto profundo y de gran alcance.
      2. Por actuar como punto focal para la fuerza del Señor Buda y establecer un vínculo con el Señor que viene, Le permitirán acrecentar Sus propios y maravillosos recursos, extrayéndolos de centros de fuerza, aún superiores, por conducto del Señor Buda.

    Esta fuerza se expresará en el plano astral, produciendo vastos resultados de naturaleza tranquilizadora, trayendo, por acción refleja, paz en la tierra. La transmutación del deseo en aspiración y la transformación del deseo inferior en superior constituirán algunos de los efectos, mientras que el resultado de la fuerza que afluye producirá grandes reacciones en los habitantes dévicos de ese plano. Mediante la vibración así iniciada muchos tendrán oportunidad (que no hubieran tenido de otro modo) de recibir la primera Iniciación. Luego, a fines del ciclo mayor, el Avatar que viene volverá a emplear las vestiduras
    [i755] y todo lo que ello implica, y tomará un cuerpo físico, demostrando así en el plano físico la fuerza del Logos al aplicar la Ley. Cuando Él venga al final de este siglo y haga sentir Su poder, lo hará como Instructor del Amor y de la Unidad, y Su tónica será regenerar por medio del amor. Debido a que actuará principalmente en el plano astral, Su trabajo se manifestará en el plano físico, estableciendo grupos activos en toda ciudad, grande o pequeña, y en todo país, que trabajarán agresivamente para lograr la unidad, la colaboración y la fraternidad en todos los sectores de la vida -económico, religioso, social y científico.

    Dichos grupos obtendrán resultados imposibles de lograr ahora, debido a la retención de la fuerza búdica, pero más tarde esta fuerza será liberada sobre la tierra por intermedio del Gran Señor, que actuará como un aspecto del Logos y un punto focal para la conciencia y la energía del Buda.

    Ésta es la probabilidad inminente que se tiene en cuenta al celebrarse anualmente, durante un siglo, el Festival Wesak. Sería conveniente que los estudiantes apoyaran los fines de la Jerarquía oculta concentrándose en forma similar, en el período del festival, iniciando así corrientes mentales de gran atracción, en el sentido oculto de este término.

    Un indicio de la proximidad de este acontecimiento lo constituirá la opción que se iniciará durante los próximos veinte y cinco años contra la delincuencia, el sovietísmo y el radicalismo
    [e606] extremos, que en la actualidad están siendo empleados por ciertas potestades para lograr objetivos contrarios a los planes del Señor. Se inaugurará la era de paz, agrupando en la tierra a las fuerzas que patrocinan la construcción y el progreso, y reuniendo consciente y deliberadamente los grupos que personifican en cada país (hasta donde puede ser visualizado) el principio de la Fraternidad. Estén atentos a [i756] los signos de los tiempos, y no se desanimen por el futuro inmediato. La aparición del Gran Señor en el plano astral (seguida o no por Su encarnación física) tendrá lugar al celebrarse determinado Festival Wesak, en él Buda pronunciará un mántram (conocido sólo por aquellos que están por recibir la séptima Iniciación), liberando esa fuerza que permitirá a Su gran Hermano cumplir Su misión. Por eso sería conveniente que en Occidente, en forma gradual, se haga conocer el Festival Wesak y su verdadero significado, ofreciéndose así la oportunidad a todos aquellos que están dispuestos a situarse en la línea de esta fuerza, a fin de ser vitalizados por ella y preparados para servir. La reacción mencionada se producirá también debido a la presión que ejercen los niños de hoy, muchos de ellos son chelas y algunos iniciados. Han venido para preparar el camino que han de recorrer Sus Pies.

    Cuando llegue el momento (cinco años antes de la fecha de Su descenso) se los hallará cumpliendo plenamente su servicio y sabiendo cuál es su trabajo, aunque ignoren lo que el futuro les depara.

    Cuando llegue el momento habrá casos (aunque ya han habido algunos) en que se observará la actuación de esta influencia, manifestándose de tres maneras. En todas las naciones de Oriente y Occidente habrá discípulos preparados y hombres y mujeres muy evolucionados desempeñando su tarea en las líneas asignadas, ocuparán puestos destacados, que les permitirá llegar hasta los muchos; poseerán también cuerpos suficientemente puros para ejercer influencia. Esto sólo será posible en aquellos que se han consagrado desde la infancia o han servido a la raza durante todas sus vidas o, por el karma generado en vidas anteriores, han adquirido ese derecho. Esta triple manera de ejercer influencias se manifestará:

    Primero. Plasmando en el cerebro físico del
    [i757] hombre las ideas, proyectos de trabajo, ideales e intenciones que (aunque emanan del Avatar) se los considerará sin embargo como propios, quien los ejecutará ayudado inconscientemente por la fuerza que afluye. Esto constituye literalmente una forma de telepatía mental superior, actuando en niveles físicos.

    Segundo. Influenciando al chela mientras desempeña su trabajo (por medio de conferencias, escritos y enseñanzas), e iluminándolo para que preste servicio. Será consciente de ello aunque
    [e607] incapaz de explicarlo; inspirado por Su Señor tratará de estar cada vez más dispuesto a servir, ofrendándose con total desinterés. Esto se llevará a efecto por medio del Ego del chela, la fuerza que fluye a través de su átomo astral permanente, siendo sólo posible realizarlo cuando se ha abierto el quinto pétalo.

    Tercero.
    Colaborando conscientemente en este tercer método de influenciar, el chela se ofrendará a sí mismo (con pleno conocimiento de las leyes de su ser y de su naturaleza), y abandonará y entregará su cuerpo físico al Gran Señor o a uno de Sus Maestros. Esto sólo es posible cuando el chela ha alineado sus cuerpos inferiores, aunque todavía debe desarrollar el sexto pétalo. Por un acto de voluntad consciente entrega su cuerpo y se mantiene apartado durante determinado tiempo.

    Estos métodos de ejercer influencia serán empleados principalmente por el Gran Señor y Sus Maestros al finalizar el siglo y, por esta razón, en todos los países encarnan discípulos que tienen la oportunidad de responder a la necesidad de la humanidad. De allí la urgencia de entrenar a hombres y mujeres a fin de que reconozcan científicamente el psiquismo superior, la verdadera inspiración y la mediumnidad. Dentro de cincuenta años será muy grande la necesidad de verdaderos síquicos y médium conscientes (como H. P. B. por ejemplo), si se llevan a la fructificación
    [i758] los planes del Maestro y se inicia el movimiento de preparación para el advenimiento de Aquel a Quien todas las naciones esperan. Muchos deben desempeñar su parte en esta tarea siempre que posean la perseverancia necesaria.

    Lógicamente, el primer grupo será el más numeroso pues no necesita poseer mucho conocimiento, pero implica mayor peligro que los otros dos -peligro de que tergiverse los planes y acontezca un desastre al ente implicado. El segundo grupo será menos numeroso, y el último consistirá en sólo un puñado o dos o tres en ciertos países. En este caso, resultará verídico que, por el sacrificio, el Hijo del hombre nuevamente recorrerá los caminos de los hombres, y Su encarnación física será un hecho. Muy pocos estarán a Su disposición porque la fuerza que Él posee requiere un instrumento particularmente flexible, pero ya se está haciendo la debida preparación.

    También algunos Maestros e iniciados emplearán el método de encarnación directa por el proceso de:

      1. El nacimiento físico.
      2. La apropiación de un vehículo o cuerpo adecuado.
      3. La creación directa por un acto de voluntad. Esto será muy raro. [e608]

    El segundo método, o intermedio, será el más frecuentemente empleado. Seis Maestros, cuyos nombres son completamente desconocidos para el estudiante ocultista corriente, han encarnado físicamente -uno en la India, otro en Inglaterra, dos en América del Norte y uno en Europa central, mientras que otro ha hecho un gran sacrificio y tomado un cuerpo ruso en el deseo de actuar como centro de paz ese desviado país. Ciertos iniciados de la tercera Iniciación han tomado cuerpos femeninos -uno en la India, que a su debido tiempo hará mucho para emancipar a las mujeres de la India, mientras que otro tiene un trabajo peculiar vinculado al reino animal, e igualmente está esperando el día de Su aparición.

    [i759] El Maestro Jesús tomará un vehículo físico y, con algunos de Sus chelas, llevará a efecto la reespiritualización de la iglesia católica, derribando la barrera que separa las iglesias Episcopal y Griega de la Romana. Si los planes progresan, como es de esperar, esto podrá suceder alrededor del año 1980. El Maestro Hilarión también vendrá y se convertirá en un punto focal de energía búdica en el vasto movimiento espiritista, mientras que otro Maestro está trabajando en el movimiento de la Ciencia Cristiana (Christian Science) a fin de inducirla a adoptar líneas más sólidas. Es interesante observar que dichos movimientos han puesto un fuerte énfasis sobre el corazón o aspecto amor, por lo tanto, podrán responder con más rapidez a la fuerza que afluirá durante el advenimiento, que los demás movimientos considerados muy avanzados.

    La “mente puede matar” el reconocimiento de lo Real, pues el odio entre hermanos aleja la corriente de la fuerza de amor. Los tres Maestros, estrechamente vinculados con el movimiento teosófico, ya están haciendo Sus preparativos y actuarán también entre los hombres, reconocidos por Sus seguidores y por quienes tienen ojos para ver. A esos chelas que están sometidos a la necesaria disciplina se les ofrecerá la oportunidad de trabajar en el plano astral y, si ellos así lo eligen, de encarnar inmediatamente, siempre que hayan logrado la continuidad de conciencia. El Maestro conocido por D. K. tiene proyectado restaurar -por medio de Sus estudiantes- algunos de los antiguos y ocultos métodos de curar, y también señalar:

      1. el lugar que ocupa el cuerpo etérico,
      2. el efecto que produce la fuerza pránica,
      3. el desarrollo de la visión etérica.

    Nada más puede decirse sobre los planes de los Grandes Seres. Su aparición no será simultánea, pues los pueblos no podrían resistir la enormemente acrecentada afluencia de fuerza; el reconocimiento de los Maestros y de Sus métodos dependerá de la intuición
    [i760] y del [e609] entrenamiento de los sentidos internos. No los anunciará ningún heraldo, y sólo Sus obras los proclamarán

    e. Impulso y encarnación. Quizás podría arrojarse alguna luz sobre la tan difícil cuestión de los jivas, adeptos y avatares encarnantes si el estudiante recuerda que:

    1. Un hombre común manifiesta el tercer aspecto de actividad inteligente en la vida de su personalidad y está desarrollando conscientemente el segundo aspecto o la manifestación egoica, en el plano físico.
    2. Un adepto manifiesta plenamente el segundo y tercer aspectos, y en su propia vida interna está en proceso de desarrollar el primer aspecto o de esforzarse por llevar la vida monádica a una actividad consciente en el plano búdico
    3. Un avatar manifiesta de acuerdo a su karma particular una de las dos cosas:
      1. La luz pura de La Mónada, traída al plano físico por Intermedio del Ego y de la personalidad perfecciona dos. La línea de fuerza se extiende directamente de los niveles monádico al físico.
      2. La luz del Logos en uno de sus aspectos, siendo consciente y directamente transmitida al plano físico por medio de la Mónada desde el Logos planetario, o también desde el Logos solar.

    En los dos primeros casos, el deseo de llevar una existencia sensoria, o de servir a la humanidad, son los factores que producen la manifestación física (uno por la fuerza de la evolución misma, el otro por un acto consciente de la voluntad). El deseo de llevar una vida sensoria es sólo el segundo aspecto latente que trata de expresarse por medio del no-yo; en el otro caso, el segundo aspecto manifestado emplea conscientemente la forma como medio para lograr un fin. En el caso
    [i761] de todos los avatares actúa el aspecto voluntad y produce la aparición -ya sea la voluntad del adepto perfecto como el Buda Mismo o (como en el caso del verdadero Avatar, quien ya lo es, pero no ha podido realizarlo) la voluntad del Logos planetario o del Logos solar, toma forma para un propósito especifico. Significa un despliegue de la facultad creadora más elevada que la manifestada por el Adepto al crear Su cuerpo de manifestación, el Mayavirupa. (48) Las frases “apropiación de un cuerpo físico” y [e610] “creación de un cuerpo físico” deben ampliarse para incluir no sólo nuestro plano físico, el séptimo subplano del físico cósmico, sino todos los planos del sistema solar.

    Las causas conjuntas que producen la encarnación son tres:

      1. El impulso egoico.
      2. La actividad de los Ángeles solares y lunares.
      3. El karma o el papel que la actuación anterior desempeña en la manifestación.

    Difícilmente podemos disociarlas, al considerar nuestro tema, dada la constitución innata del cuerpo egoico mismo y el papel que la conciencia inmanente desempeña al producirse la aparición por medio de un acto de la voluntad. Por lo tanto, reconsideremos brevemente lo que hemos aprendido acerca del cuerpo egoico y su constitución, y luego veamos los pasos dados por el Ego al obtener resultados en los tres mundos.

    Hemos visto que en el tercer nivel del plano mental se encuentra el loto egoico, por lo tanto, el estudiante debería imaginárselo de la manera siguiente:

    Oculto en el mismo centro o corazón del loto hay un punto brillante de fuego eléctrico de un tono blanco azulado (la
    [i762] joya en el loto), circundado y completamente oculto por tres pétalos herméticamente cerrados. Alrededor de este núcleo central o llama interna, están dispuestos los nueve pétalos en círculos de tres pétalos cada uno, formando en total tres círculos. Dichos pétalos, igual que los tres centrales, están formados por la sustancia de los ángeles solares -sustancia que no sólo es sensoria como la que compone las formas de los tres mundos y los cuerpos lunares, sino que tiene una cualidad adicional de “yoísmo” o autoconciencia, que permite al ente espiritual, situado en el centro, adquirir por su intermedio, conocimiento, percepción y autorrealización. Los nueve pétalos tienen un color predominantemente anaranjado, aunque los otros seis colores existan como secundarios en distintos tonos. Los tres pétalos internos son de color amarillo limón. En la base de los pétalos del loto están los tres puntos de luz que marcan el lugar de los átomos permanentes, el medio de comunicación entre los Ángeles solares y los pitris lunares. El Ego, por intermedio de estos átomos permanentes, de acuerdo a su grado de evolución, puede construir sus cuerpos lunares, adquirir experiencia y conocimiento en los tres planos inferiores y llegar a ser consciente. En una vuelta más alta de la espiral la Mónada, por intermedio de los pétalos egoicos y con la ayuda de los Ángeles solares, adquiere conocimiento y se hace análogamente consciente en niveles más excelsos.

    La luz interna que se halla en los átomos permanentes tiene un fulgor rojo apagado; por lo tanto tenemos tres fuegos
    [e611] manifestándose en el cuerpo causal -fuego eléctrico en el centro, fuego solar circundándolo como la llama circunda el núcleo central o esencia en la llama de una vela y fuego por fricción, que se asemeja al pabilo enrojecido que se encuentra en la base de la llama superior.

    Estos tres tipos de fuego en el plano mental -que se unen y unifican en el cuerpo egoico- producen con el tiempo irradiación o calor, que afluye por todas partes del loto produciendo esa forma esferoidal que observan los investigadores.
    [i763] Cuanto más evolucionado sea el Ego y estén más abiertos los pétalos, mayor será la belleza de la esfera circundante y más inmaculados sus colores.

    En las primeras etapas, después de la individualización, el cuerpo egoico tiene la apariencia de un capullo. El fuego eléctrico del centro no se percibe y los nueve pétalos están cerrados sobre los tres internos; el color anaranjado tiene un aspecto apagado, y los tres puntos de luz en la base sólo son puntos y nada más; tampoco se percibe el triángulo que se ve luego conectando dichos puntos. La esfera circundante es incolora y sólo es observada como vibraciones ondulantes (como las ondas en el aire o el éter) llegando escasamente más allá de la línea de pétalos.

    En el momento en que se recibe la tercera Iniciación tiene lugar una transformación maravillosa. La esfera externa, de amplio radio, fulgura con los colores del arco iris; las corrientes de energía eléctrica que circulan en ella son tan poderosas que escapan fuera de la periferia del círculo, asemejándose a los rayos del sol. Los nueve pétalos están totalmente abiertos, formando un gracioso engarce para la joya central, y su matiz anaranjado es ahora de una primorosa transparencia, salpicada de muchos colores, predominando el del rayo egoico. El triángulo que se halla en la base es vívido y chispeante y los tres puntos son pequeños fuegos fulgurantes, apareciendo ante la vista del clarividente como séptuples verticilos de luz, que hacen circular su luz entre los puntos de un triángulo que se mueve rápidamente.

    En el momento de recibir la cuarta Iniciación la actividad de este triángulo es tan grande que se parece a una rueda girando rápidamente. Tiene un aspecto cuadridimensional. Los tres pétalos en el centro se están abriendo, revelando la “joya radiante”. En esta iniciación, por la acción del Hierofante que maneja el Cetro de Poder eléctrico, los tres fuegos son estimulados repentinamente por un descenso de fuerza eléctrica o positiva, desde la
    [i764] Mónada y, en respuesta, su fulgor produce esa fusión que destruye toda la esfera, desintegra toda apariencia de forma y establece un momento de equilibrio o suspenso, en que los “elementos son consumados por el ardiente calor”. Entonces se conoce el momento de radiación más intensa. Luego -por la pronunciación de cierta [e612] Palabra de Poder- los grandes Ángeles solares absorben en sí mismos el fuego solar, produciendo así la desintegración final de la forma y, por ende, la vida se separa de la misma; el fuego de la materia retorna al depósito general, y ya no existen los átomos permanentes ni el cuerpo causal. El fuego eléctrico central se centraliza en atma budi. El Pensador o la entidad espiritual se libera de los tres mundos, funcionando conscientemente en el plano búdico. Entre las etapas de inercia pasiva (aunque autoconsciente) y de actividad radiante que produce un equilibrio de fuerzas, hay una larga serie de vidas.

    Al estudiar el tema de los jivas reencarnantes, hemos tocado tres tópicos:

    1. Los avatares, a fin de esclarecer la confusión que existe en las mentes de los estudiantes respecto a ciertos tipos de apariciones. Aquí sólo nos ocuparemos de los procedimientos aplicados por el hombre común.
    2. Los pralayas, a fin de despertar en la mente del estudiante la idea de los intervalos de pasividad dependientes de los períodos intermitentes de actividad.
    3. La aparición del cuerpo egoico y su composición general, a fin de que el estudiante comprenda que la evolución afecta también a ese cuerpo y no sólo a las formas del hombre en los tres mundos. Los efectos del proceso son interdependientes y, a medida que el yo inferior se desarrolla o que la personalidad se hace más activa e inteligente, se obtienen resultados en el cuerpo superior. Debido a que estos efectos son acumulativos y no efímeros, [i765] los resultados inferiores, el cuerpo egoico similarmente se hace más activo y la manifestación de su energía aumenta. Al finalizar el período evolutivo en los tres mundos se ve un constante intercambio de energía; la luz irradia sobre las formas inferiores, que reflejan la irradiación superior; el cuerpo egoico es el Sol del sistema inferior, y sus cuerpos reflejan sus rayos así como la luna refleja la luz del sol solar. Similarmente, el Sol egoico -por medio de la interacción- brilla con mayor intensidad y gloria. En los niveles superiores tiene lugar una interacción similar, durante un corto periodo de tiempo, entre la Mónada y su reflejo, el Ego, pero sólo en el próximo sistema solar esta interacción será llevada a una lógica conclusión.

Habiendo considerado, por lo tanto, muy brevemente estos tres tópicos, podemos ahora seguir estudiando el proceso seguido por el Ego cuando trata de manifestarse en los tres mundos. Esforcémonos por interpretar mentalmente los procesos en términos de energía y de fuerza.
[e613]

El Antiguo Comentario dice:

“Cuando la Chispa toca los cuatro pabilos, y cuando el Fuego espiritual en su triple esencia se encuentra con aquello que es combustible, surge la Llama. Fulgurando tenuemente al principio parece acercarse a la muerte, pero los pabilos arden y fulguran reteniendo el calor. Éste es el primer ciclo, y se denomina la rueda fulgurante.

El fulgor se acrecienta en una pequeña llama, y los cuatro pabilos arden pero no se consumen, pues el calor no es suficiente. La luz de estos tres fuegos es tan tenue que no ilumina la caverna. Sin embargo, Aquel que se acerca y vigila, siente la llama y el calor esenciales. Éste es el segundo ciclo, y se denomina la rueda que da calor.

La pequeña llama se convierte en una lámpara encendida. El fuego arde, el humo prevalece porque los pabilos arden intensamente y el calor es suficiente para destruirlos rápidamente. La lámpara ubicada en medio de la oscuridad, hace que se manifieste la densa oscuridad; la luz y el calor se perciben. Este tercer ciclo se denomina la rueda iluminada.

[i766] Los cuatro pabilos y la llama parecen ser uno; se ha desvanecido casi todo el humo porque lo que más se ve es la llama. La caverna se ilumina, aunque la lámpara todavía es aparente. El cuarto ciclo se denomina la hora de la rueda ígnea.

El ciclo final llega cuando la lámpara misma se ha consumido, destruida por la intensidad del calor. Aquel que vigila, viendo realizado el trabajo, aventa el punto central de fuego, produciéndose una repentina llamarada. Los pabilos nada son -la llama es todo. La Ciencia Sagrada dice que éste se denomina el ciclo de la rueda consumida.”

En esta simbología arcana está oculto (en términos de energía y de actividad radiante) todo el secreto de la energía egoica y del impulso que hace sentir su presencia en la sustancia de los planos inferiores; el estudiante debería interpretar las frases que anteceden tanto macrocósmica como microcósmicamente. En toda manifestación el impulso originador viene del primer aspecto que se halla oculto en el corazón del loto egoico, pero dicha Entidad actúa de acuerdo a la ley; en las primeras etapas (los primeros tres ciclos) el proceso tiene lugar bajo la Ley de Economía, ley de la sustancia misma; en los dos ciclos finales esta ley se fusiona (aunque no es reemplazada, pues aún es muy poderosa) con la Ley de Atracción, la ley fundamental del Yo divino. La incomprensión de esto ha dado lugar a la confusión que existe en las mentes de muchos metafísicos respecto a lo que se manifestó primero, si el deseo o la voluntad, y a la diferencia que existe entre ellos, y también entre impulso y propósito, instinto e intención. En las primeras etapas el hombre reencarna regido por la Ley, de Economía; sin embargo, aunque el aspecto voluntad está detrás del proceso, durante un largo período de tiempo la atracción de la sensación y reflejo en la conciencia, el deseo, produce el renacimiento. Dando la sensación una cualidad de la materia o
[e614] sustancia, el Yo al principio se identifica con la sensación. Luego, cuando el Yo empieza a identificarse consigo mismo y a reconocer la naturaleza del no-yo, la Ley de Atracción y de Repulsión se hace [i767] más activa, desplegándose la voluntad y el propósito conscientes. Debe recordarse aquí que existe una gran diferencia, en tiempo y espacio, entre el Logos o Macrocosmos y el Hombre o Microcosmos. El hombre corriente viene a la encarnación por medio del impulso egoico, basado sobre el deseo y la relación entre el segundo y el tercero o el Yo y el no-yo. El hombre traerá oportunamente (por medio de la evolución) la revelación del primer aspecto, y el impulso egoico (basado en la comprensión mental consciente del propósito en consideración) será el factor dominante, demostrándose por medio de una definida voluntad de actuar. En relación con el Logos, la primera etapa ha sido dejada muy atrás; la manifestación logoica se basa en la voluntad y el propósito y también en la actividad consciente inteligente. La razón de esto consiste en que el Logos y también los Logos planetarios están en el sendero de iniciación cósmica.

En consecuencia, aunque el impulso originador viene del punto central, al principio no se evidencia. En el momento de la individualización, el delineamiento confuso de una forma tal como la descrita anteriormente hace su aparición en niveles mentales, y (aunque todavía no ha sido reconocido por los estudiantes) se hace evidente que en los niveles mentales ha transcurrido un período destinado a prepararse para el inminente acontecimiento. Debido a la actividad de los Ángeles solares, los doce pétalos han tomado forma gradualmente, ya que el punto de fuego eléctrico en el corazón ha empezado a hacerse sentir, aunque todavía no se haya localizado. Entonces, los tres primeros pétalos se configuran y se cierran sobre el punto vibrante o “joya”, regido por el poder de la Ley de Atracción. Uno por uno otros nueve pétalos toman forma a medida que las vibraciones empiezan a afectar a la sustancia solar, siendo cada uno de los tres tipos de pétalos influenciados por uno de los Rayos mayores; éstos a su vez lo son por la fuerza proveniente de centros cósmicos.

[i768] Como ya se ha mencionado, dichos pétalos forman un capullo, estando cada uno herméticamente cerrado. Únicamente pueden observarse tenues vibraciones que palpitan en el capullo, apenas perceptibles como para testimoniar que es un organismo viviente. Puede verse sombrío y confuso al “circulo no se pasa”, el límite que ha de circunscribir la actividad de la Conciencia incipiente. Es un ovoide o esfera, muy pequeño todavía. El proceso de formación del loto egoico se ha ido desarrollando silenciosamente desde el momento en que el hombre animal inferior y los cuatro principios [e615] inferiores, alcanzaron un punto en que la energía (generada por él) podía empezar a hacerse sentir en niveles mentales. Cuando el fuego (el triple fuego de la sustancia misma) de las envolturas inferiores, ya preparadas, se hace radiactivo, la aparición nebulosa del tercer subplano del plano mental comienza a organizarse como resultado de la atracción descendente que ejerce lo inferior sobre lo superior y de la respuesta del aspecto Espíritu a la irradiación o atracción de la materia. Pero la individualización, tal como la entendemos, todavía no se ha efectuado. Este proceso de radiactidad de lo superior, abarca un largo período en que los Ángeles solares actúan en Su propio plano y los Pitris inferiores también en los Suyos; un grupo produce el núcleo del cuerpo egoico, y el otro el receptáculo para la vida de Dios o la Mónada en los tres mundos.

Luego llega un momento preestablecido en la vida del Logos planetario en que Sus centros se activan en forma particular, el cual coincide con la encarnación de las Mónadas y su descenso en los tres mundos. Se forma un triángulo en el sistema (pues los tres siempre producen los siete); mediante la liberación de la triple energía se coordina el trabajo de los Pitris solares y lunares, y el jiva correspondiente se apropia de los tres átomos permanentes que aparecen en la base del loto egoico. La individualización ha tenido lugar y el trabajo de unificación se ha completado; el cuarto reino
[i769] de la naturaleza es un 'hecho consumado; la Mónada se ha revestido de cuerpos materiales, apareciendo el ente autoconsciente en el plano físico. Si leemos lo que expone H. P. B. sobre las tres primeras rondas de nuestro esquema terrestre, considerando que se refiere al período de condensación del cuerpo causal en el nivel mental y abarca el periodo de tiempo que conduce a la aparición del hombre en la cuarta ronda, tal como es en la actualidad, puede arrojarse alguna luz sobre este difícil tema.

Podrá observarse que los lotos egoicos están agrupados, y cada uno forma parte de un grupo. A su vez estos grupos forman parte de un loto más vasto que personifica la conciencia de una Entidad mayor, cuya “joya” puede encontrarse en el segundo subplano. A su vez todos pueden dividirse en siete grupos fundamentales. Estos siete grupos o conjuntos de lotos egoicos, forman los siete tipos de conciencia de esas Entidades que son los siete centros de fuerza de nuestro Logos planetario. Estos siete, a su vez también se sintetizarán en niveles superiores, en tres centros superiores, hasta que toda la energía y fuerza que ellos representan es reunida y absorbida por el centro que corresponde al centro más elevado de la cabeza del Logos planetario. Cada Logos personifica a un tipo de energía cósmica y cada uno de Sus centros personifica a una de sus
[e616] siete diferenciaciones de ese tipo de energía. Cada uno de estos siete nuevamente se manifiesta por medio de grupos egoicos, los cuales también están compuestos por esos puntos de energía que llamamos Egos.

Tales innumerables grupos egoicos forman un todo radiante y entrelazado, aunque son diversos y diferentes en lo que respecta a su grado de desarrollo y color secundario. Así como los pétalos del loto egoico de los jivas encarnantes se abren con distintos colores y en diferentes períodos, así también los grupos egoicos se desarrollan diversamente en cuanto a tiempo y secuencia. Esto le da una apariencia maravillosa. Así como el Maestro puede
[i770] (estudiando el grupo o el loto mayor del cual forma parte) asegurarse de la condición en que se encuentran los entes humanos que constituyen el grupo, de la misma manera el Logos planetario puede hacerlo por medio de la identificación consciente (observen los términos) de la condición de los diversos grupos por cuyo intermedio Su trabajo puede ser realizado.

Será evidente así para el estudiante que la aparición de los Jivas encarnantes en el plano físico será regida:

Primero, por el impulso basado en la voluntad-propósito de la Vida que anima al conjunto de grupos pertenecientes a cualquier subrayo o a uno de los siete grupos mayores.

Segundo, por el impulso basado en la voluntad, coloreada por el deseo, de la Vida que anima al grupo egoico de un hombre.

Tercero, por el impulso basado en el deseo del Ego por manifestarse en el plano físico.

A medida que madura la identificación de un hombre con su grupo, el impulso del deseo se modifica, hasta que oportunamente es sustituido por la voluntad grupal. Si se medita sobre esto se evidenciará que los Egos no vienen a la encarnación uno por vez, sino de acuerdo al impulso grupal y por lo tanto en forma colectiva. Ésta es la base del karma colectivo y del karma familiar. El impulso individual que lógicamente es una reacción al impulso grupal, es el resultado del karma personal. Aunque se haya arrojado alguna luz sobre el tema de la reencarnación, quizá se ha dicho demasiado para acrecentar su magnitud y complejidad. El hombre común está limitado a emplear el cerebro físico y, por lo tanto, es incapaz de pensar en términos grupales.

El impulso egoico, en cualquier grupo o unidad grupal, se hace sentir por una palpitación o acceso de energía que emana del punto central. Esta actividad central la produce la actividad del Logos planetario quien actúa por intermedio de Ios grupos que se
[e617] encuentran en Sus centros y, de acuerdo con el [i771] centro estimulado, así serán afectados los grupos correspondientes. No nos podemos extender más sobre esto, pues el tema es estupendo y se halla más allá de la comprensión del hombre; solo es necesario que comprenda que en esta cuestión él depende del Logos planetario.

En consecuencia, del centro grupal surge el anhelo de emprender una renovada actividad, y ésta se propaga por todo el loto grupal hasta que los entes que responden a la vibración de ese rayo particular “despiertan” en sentido oculto. Durante todo el tiempo (en lo que se refiere a los jivas) éste ha sido el primer aspecto de fuerza, pasando desde un punto central a otros puntos centrales. En cada caso los núcleos positivos son afectados por el surgimiento del fuego eléctrico o energía. Cada punto implicado responde con una contracción primaria, seguida por un despliegue de energía que va hacia afuera o que se expande. Cada Entidad involucrada pronuncia una PALABRA. Este sonido se expande hasta convertirse en un mántram y los Ángeles solares vibran en respuesta. Aquí deben tomar nota de un punto muy interesante.

    1. El primer aspecto actúa por medio de la Palabra de Poder.
    2. El segundo aspecto actúa por medio de combinaciones mántricas.
    3. El tercer aspecto actúa por medio de fórmulas matemáticas.


Habiendo pronunciado la Palabra el primer aspecto, representado por el fuego eléctrico en el centro del loto, se sumerge en una pasividad y se convierte en una abstracción, en lo que respecta al ente autoconsciente El trabajo ha comenzado, la vibración necesaria ha sido iniciada y todo el proceso prosigue entonces de acuerdo a la ley. Los Angeles solares emprenden su actividad y hasta que su trabajo no haya alcanzado una etapa muy elevada, el aspecto Espíritu debe, en el cuerpo causal, convertirse en la analogía del Observador Silencioso. A medida que los Ángeles solares continúan pronunciando el mántram, base de su trabajo, los Pitris lunares responden
[i772] a ciertos sonidos de ese mántram (no a todos al principio), extrayendo de esos sonidos la fórmula bajo la cual su trabajo debe proseguir. De esta manera la Palabra es la base del mántram y el mántram es la base de la fórmula.

En cada encarnación se necesitan formas más refinadas; por lo tanto, las fórmulas son más complicadas y los sonidos, sobre los cuales están basadas, más numerosos. Con el tiempo las fórmulas se completan y los Pitris lunares no responden ya a los sonidos o mántram entonados en el plano mental. Esto indica la etapa de perfección y demuestra que los tres mundos ya no ejercen una

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76) El pecado de los sin Mente. D. S.. III, 187,192. Este pecado tiene que ver con el período de la Separación de los Sexos durante la primitiva tercera raza raíz, la Lemuria. El mismo hecho histórico se insinúa en La Biblia, Génesis VI, 2, 4. "Ellos (los sexos) ya se habían separado antes de que el rayo de la razón divina iluminara la región oscura de sus mentes, hasta entonces adormecidas, y pecaran, es decir, antes de haber cometido el mal inconscientemente, produciendo un efecto antinatural." D. S. IV. 242-248

 

77) En la actual ronda, la cuarta, el deseo o respuesta al contaco y a la sensación, es llevado a su más plena expresión. En la próxima ronda, la quinta, el quinto principio de la mente o manas, alncanzará su frutificación.

78) Observern la analogía que pued aplicarse aquí. En el segundo plano tenemos la Ley de Cohesión-amor. En el segundo plano de la Tríada en manifestación tenemos ls Ley de Control Magnético -amor. También tenemos más abajo, en el segundo plano de la Personalidad, la Ley de Amor. La exactitud de la analogía es muy interesante , y da lugar a hacer reflexiones.

79) Las Tres Emanaciones..."En el diagrama, los símbolos de los tres aspectos (del Logos) están ubicados fuera de tiempo y espacio y sólo sus corrientes de influencia descienden a nuestro sistema de planos... representan en su debido orden lo que generalmente se llama las tres Personas de la Trinidad.... Se verá que de cada uno es proyectada una emanación de vida o fuerza hacia los planos inferiores. Consecutivamente el primero es la línea recta que desciende desde el tercer aspecto; el segundo es esa parte del óvalo grande que está a la izquierda -la corriente que desciende desde el segundo aspecto hasta el punto más inferior de la materia; luego asciende por el lado derecho hasta el nivel mental inferior. Se observará que ambas emanaciones de vida divina, se oscurecen y velan a medida que descienden a la materia, hasta que en el punto inferior casi cuesta reconocerlas como vida divina, pero a medida que ascienden al pasar por su nadir aparecen con mayor claridad. La tercera emanación, que desciende del aspecto más elevado del Logos, difiere de las demás en el sentido de que no es oscurecida por la mateia a través de la cual pasa, sino que conserva sup pureza virginal y su esplendor inmaculado. Se verá que esta emanación desciende únicamente hasta el nivel del plano búdico (el cuarto plano); el vínculo entre ambas está representado por un triángulo dentro de un círculo, que representa el alma individual del hombre -el ego reencarnante. Aquí, el triángulo está formado por la tercera emanación y el círculo por la segunda... " El Credo Cristiano, por C. W. Leadbeater.

80) Véase pág. 69.

81) ¿Por qué consideramos este tema de los devas del sistema intermedio(así como podríamos considerar aquellos que están vinculados con los actuales budi y kama-manas) cuando nos ocupamos de las formas mentales? Por dos razones: La primera consiste en que todo lo que está dentro del sistema solar sólo es sustancia energetizada de los planos mental cósmico y astral, que ha sido empleada para construir formas mediante el poder de la ley de la electricidad; todo lo que se percibe sólo son formas animadas por ideas. La otra reside en que conociendo el proceso creador del sistema, el hombre oportunamente aprende a convertirse en un creador. Podríamos ilustrar esto diciendo que una de las principales funciones del movimiento teosófico, en sus diferentes ramas, consiste en construir una forma que a su debido tiempo podrá ser animada por la idea de Fraternidad.

82) La Vida y las Vidas. H.P.B. dice en La Doctrina Secreta: "El ocultismo no acepta nada inorgánico en el cosmos. La expresión empleada por la ciencia "sustancia inorgánica" significa simplemente que la vida latente que dormita en las moléculas de la llamada "materia inerte" es irreconocible. Todo es Vida y cada átomo, aunque sea de polvo mineral, es una Vida que está más allá de nuestra comprensión y percepción... Por lo tanto, la vida existe en tods partes del universo. . . allí donde existe un átomo de materia, una partícula o molécula, incluso en su condición más gaseosa, existe vida, aunque latente e inconsciente." D. S. I, 265, 274-275.

83) La Vida y las Vidas.

  1. Todo vive y es consciente, pero toda vida y conciencia no es similar a la humana. D. S. I, 105.
    1. La Vida es la única forma de existencia que se manifiesta en la materia.
    2. La materia es el vehículo para la manifestación del alma
    3. El alma es el vehículo para la manifestación del Espíritu.
    Por lo tanto, colaboran el primero, el segundo y el tercer Logos. Ilustración: La Vida del 3er. Logos, anima a los átomos de materia. La Vida del 2do. Logos, anima a las formas o conjunto de átomos. La Vida del 1er. Logos, anima a las formas compuestas.
  2. La Vida Una sintetiza esta triplicidad.

Apliquemos esto al Macro y al Microcosmos.

Fohat, Prana, Electricidad, Flúido Magnético, son términos empleados para designar esta vida vitalizadora.

El Microcosmos está animado y vitalizado por el prana, y sus actividades están controladas por el Pensador inmanente.

El Macrocosmos está animado y vitalizado por Fohat; sus actividades están controladas por esa Inteligencia que le da forma, denominada Logos.

 

84) ". . .Agni, es el origen de todo aquello que da luz y calor. Existen diferentes especies de Agni (fuego); pero "cualquier otro fuego que pueda existir, solo es ramificación de Agni, el inmortal" (Rig Veda, L. 59,I). La división primaria de Agni es triple. "Agni", se dice en Vishnu Purana, "tiene tres hijos, Suchi, Pavamana y Pavaka" (I,x). Suchi significa Saura o fuego solar; Pavamana significa Nirmathana, fuego producido por fricción, como cuando se frotan dos pedazos de madera, y Pavaka significa el vaidyuta o fuego del firmamento, por ejemplo el fuego de rayo o fuego eléctrico. Debo advertirles que estos tres fuegos se originan en las tres deidades principales de las cuales se habla en el Veda, es decir, Surya, el sol, que representa el fuego solar; Indra (y a veces Vayu), la deidad que produce la lluvia, y rpresena el fuego del firmamento y Agni, que representa el fuego terrestre, el fuego producido por la fricción (Nirukta, VII, 4); se ha de recordar que los tres son meras ramificaciones de un solo Agni; que a su vez es una emanación del Supremo Uno; como verá el lector, por la descripción alegórica dada en el Vishnu Purana, Agni es un hijo de Brahama nacido de la boca. Ahora bien, cada una de las tres formas de Agni tiene numerosas subdivisiones. El fuego solar se caracteriza por varias divisiones de acuerdo a la naturaleza de los rayos emitidos por la gran luminaria." The Theosophist, T. VII, 196.

85) H.P.B. en La Doctrina Secreta se refiere a "... la solución del enigma... ante el cual aún el Dhyan Chohan más elevado debe postrarse en silencio e ignorancia -El Misterio Inefable de aquello denominado por la vedanta, Parabrahman". D. S. II, 41.


86) La Biblia. Proverbios IV, 18.


87) Los Pitris Lunares. "Los grandes Choahanes pidieron a los Señores lunares, de los cuerpos aéreos: "Produzcan Hombres", "hombres de vuestra naturaleza". Dénles sus formas internamente. Ella (Madre Tierra) construirá las envolturas externas (cuerpos externos). Serán machos hembras, también Señores de la Llama... Cada uno fue a su tierra asignada: Siete de ellos, cada cual a en su parcela. Los Señores de la Llama se quedaron detrás. No quisieron ir. No quisieron crear." Estanza III, 12-13; D. S. III, 85, 87.

88) Los Pitris lunares crearon al hombre físico. D. S. I, 134, 204.

Existen en tres grandes categorías:

  1. Los más evolucionados. Constituyen en la 1er. ronda la suma total de los tres reinos y adquieren una forma human. D. S. I, 209. En las 2da. y 3ra. rondas constituyen la suma total de lo que oportunamente será humano. En la 4ta. ronda, constituyen, en su comienzo, los cuerpos etéricos de nuestra humanidad terrestre
  2. Aquellos cuyos cuerpos son ocupados por los Ángeles solares D. S. I, 209.
  3. Los tres reinos conocidos en la actualidad.


89) La Tierra da al hombre su cuerpo; los Dioses le proporcionan sus cinco principios internos... El Espíritu es uno D. S. I, 247.

  1. La Tierra le otorga el físico denso.
  2. Los Dioses lunares le proporcionan tres principios inferiores
    1. Cuerpo etérico.
    2. Prana.
    3. Kama-manas.
  3. Los Dioses solares le otorgan dos principios

  4. d. Mente inferior.
    e. Mente superior.
  5. La Mónada constituye los dos principios superiores unificados.

  6. f. Budi.
    g. Atma.

90) La totalidad de la forma. Dios Es "Uno, no obstante las innumerables formas que están en Él", así es también el hombre en la tierra, el microcosmos del macrocosmos. D. S. III, 191, III, 281; IV, 214-215. Todo está comprendido en el hombre. Él unifica en sí mismo todas las formas. El misterio del hombre terrenal es el misterio del Hombre celestial. La potencialidad de cada órgano útil a la vida animal está encerrada en el hombre, el microcosmos del macrocosmos. D. S. IV, 243.

91) Pitris. Los antepasados o creadores de la humanidad son de siete clases, tres de las cuales son incorpóreas y cuatro corpóreas. Generalmente se los denomina Pitris lunares o antepasados, y no deberán ser confundidos con los Pitris solares o Ángeles, que otorgan la mente al hombre y crean el cuerpo más o menos permanente del Ego o Yo superior.

92) Devas. "...él habría (1) dividido a los Devas en dos clases - denominándolos "Rupa-devas" y "Arupa-devas"- la "forma" u objetividad y lo "amorfo" o los Dhyan Chohanes subjetivos; (2) lo mismo habría hecho para su tipo de "hombres", pues hay Cascarones y "Mara-rupas" o sea cuerpos sujetos a la aniquilación. Ellos son:

1. Rupa-devas Los Dhyan Chohanes que tienen formas Ex hombres
2. Arupa-devas Los Dhyan Chohanes que no tienen formas Ex hombres
3. Pisachas (de dos principios) fantasmas
4. Mara-rupa Sujeto a la muerte (tres principios)  
5. Asuras -Elementales- que tienen forma humana Hombres futuros
6. Bestias -Elementales segundo tipo- elementales animales Hombres futuros
7. Rakshasas -Demonios- Almas o formas astrales de hechiceros Hombres que han alcanzado el ápice del conocimiento en el arte prohibido. Vivos o Muertos han engañado a la naturaleza ,por así decirlo, pero solo temporariamente -hasta que nuestro planeta entre en la oscuración, después de lo cual, quieran o no, han de ser aniquilados.

Estos siete grupos forman las divisiones principales de los Moradores del mundo subjetivo que nos circunda." The Mahatma Letters to A. P. Sinnet, pág. 107.

93) Rupa... con forma o cuerpo.

Arupa... amorfo o sin cuerpo.

Hablando en general, el término rupa se aplica a todas las formas en los tres mundos mientras que el término arupa se aplica a todas las formas por medio de las cuales las existencias se manifiestan en los cuatro niveles del sistema solar y los niveles abstractos del plano mental.

 

94) Los Pitris lunares o Barhishad tienen la siguiente función: D. S. III, 102.

1. Son los Antecesores del Hombre D. S. III, 109
2. Son los Modeladores de su forma.  
3. Poseyeron el fuego físico o creador.  
4. Revistieron únicamente a las mónadas humanas  
5. No pudieron hacer al hombre a su semejanza  
6. No pudieron proporcionarle mente D. S. III, 88
7. Construyeron su forma externa.  
8. Proporcionan el principio inferior. D. S. III, 96

95) Temporariamente, son los Conquistadores del Espíritu. D.S. III, 73.

a. El Espíritu se sumerge en las formas materiales.  
b. Las formas constituyen el campo de batalla  
c. El Espíritu matará oportunamente a las formas. D. S. III, 75.
d. Obsérvese el orden esotérico. D. S. III, 93, 96, 103, 117.

96) En la Voz del Silencio se dice:

"Antes de entrar en ese Sendero, debes destruir tu cuerpo lunar, purificar tu cuerpo mental y limpiar tu corazón."

97) Los Ángeles solares son de naturaleza dual.
"Manas es dual -lunar en la parte inferior, solar en la superior." D. S. IV, 63.

a. El aspecto solar es atraído hacia budi.

b. El otro desciende hasta el animal inferior, o es atraído por éste.

c. Los Ángeles solares formal el "Alma" o segundo Aspecto.

d. El "Alma" principal constituye Manas o mente. D. S. IV, 64, 202

98) Se hace referencia a la Clave Astrológica en la D.S. III, 38.

99) Agni, el Dios del Fuego en el Veda, es el más antiguo y reverenciado de los Dioses de la India. Es el triple aspecto del Fuego y, por lo tanto, la suma total de la manifestación. También se lo considera el Señor del plano mental (el 5to. plano) cuyo símbolo es el fuego.

Varuna, es el Dios del Agua, en el sentido de las aguas del espacio o las aguas de la materia. Tamabién se lo considera como Regente del plano astral (el 6to. plano) cuyo símbolo es el agua.

Kshiti, es el Dios de la Tierra, en el sentido de la sustancia densa y no de un cuerpo planetario, el Dios del plano físico, el séptimo plano.

1) Los cuarenta y nueve Manues constituyen los custodios y guardianes de los ciclos de la raza en un manvantara o Día de Brahma. Existen siete razas en un período mundial y siete períodos mundiales.

2)Ver D. S. II, 220.

 

3) Los Ángeles lunares han de alcanzar el plano de los Ángeles solares. D. S. I, 209.

Han de conquistar la inmortalidad. D.s. vi, 152-153.

La autoconciencia es su meta. D. S. I, 211; IV, 154.

 

4) La naturaleza "entificada" de toda sustancia es técnicamente conocida como hilozoísmo. H.P.B. dice al respecto: "El hilozoísmo, entendido filosóficamente, constituye el aspecto más elevado del Panteismo. Es el único medio posible para escapar del tonto ateísmo basado en el materialismo mortal y en los conceptos antropomorfos más tontos aún de los monoteístas, permaneciendo entre ambos, totalmente neutral. El hilozoísmo exige un Pensamiento divino absoluto que compenetraría a las innumerables fuerzas creadoras activas o "los Creadores", cuyas Entidades son impelidas por ese Pensamiento divino en el cual tienen su ser, proviniendo de él y a través del mismo..... Se sabe que existen tales "Creadores" activos y se cree en ellos, porque son percibidos y presentidos por el Hombre interno del ocultista" D.S. III, 162-163.


5) Un átomo es una abstracción entificada. D. S. II, 213-214.

  1. La entidad que da forma al sistema es el Logos
  2. La entidad que da forma a un plano es su Señor-raja. Como lo son Indra, Agni, Varuna, Kshiti.
  3. La entidad que da forma a un planeta es su Logos Planetario.
  4. La entidad que da forma en el Microcosmos es un Dhyan Choan.
  5. La entidad que da forma en el cuerpo causal es el divino Pensador.
  6. La entidad que da forma en un átomo físico es una vida elemental.


El Fuego se halla en todas las cosas. D.S.I, 61; III, 242

  1. La entidad que da forma es Fuego. D.S. I, 160-161.
  2. La materia de la forma está compenetrada por fuego. D.S. I, 132-133
  3. La mente en desarrollo es fuego cósmico. D. S. I, 134.

7) El Sendero de la Izquierda es el que recorre el Mago Negro y los Hermanos de las Sombras. Comienza por emplear las fuerzas de la naturaleza para fines egoístas; se caracteriza por el intenso egoísmo y separatividad, y termina en Avitchi, la octava esfera, el hogar de las almas perdidas, o esos cascarones del hombre inferior que se han separado de su principio vital, egoico o individual.

8) "De esta manera Dios mora en todo,

Desde los principios ínfimos de la vida, hasta llegar finalmente

Al hombre - la consumación de este esquema

Del ser, la completación de esta esfera

De vida: cuyos atributos

Han sido dispersados por el mundo visible, antes de

Pedir ser integrados, tenues fragmentos destinados a

Unirse en un todo maravilloso,

Cualidades imperfectas de la creación,

Que sugieren a una increada criatura,

Algún punto donde esos rayos dispersos deberían unirse

Convergiendo en las facultades del hombre. . .


Cuando toda la raza sea perfecta como lo es

El hombre; todo lo que atañe a la humanidad,

Y lo que el hombre ha producido, todo , hasta ahora, tiene su fin:

Pero en el hombre integrado comienza de nuevo

La tendencia hacia Dios. Los profetas pronosticaron

El acercamiento del hombre; así surge en el yo del hombre

Augustas anticipaciones, símbolos, figuras

De un tenue espledor aparecen ante él

En ese eterno círculo que la vida persigue.

Pues los hombres comienzan a pasar los límites de su naturaleza,

Y encuentran nuevas esperanzas y cuidados que rápidamente suplantan


Sus propias alegrías y penas; crecen demasiado grandes

Para los estrechos credos del mal y del bien que se desvanecen

Se eleva dentro de ellos cada vez más.

Tales hombres ya están sobre la tierra,

Serenos entre la ronda de criaturas semiformadas."

Paracelso, por Robert Browning.

9)
  1. El hombre es un animal, más un Dios viviente, dentro de su cascarón físico. D.S. III,90,265
    1. El Hombre constituye el Macrocosmos para el animal, por lo tanto, cotiene todo lo que se entiende por el término animal. D. S. III, 173,180.
    2. La divina conciencia es recibida del Dios viviente. D. S. III, 106
    3. El animal constituye la base y el contraste de lo divino. D. S. III, 103.
    4. La luz del Logos se despierta en el hombre animal. D. S. III, 55.
  2. El hombre es el Tabernáculo, el vehículo únicamente para su Dios. D. S. I, 235, 275; III, 293; V,73. Compárese D. S. III, 168-169. Léase Proverbios VIII. Estúdiese la descripción bíblica del Tabernáculo:
    1. El atrio externo, el lugar de purificación y sacrificio del animal.
    2. El Santo lugar, el lugar de consagración y servicio.
    3. El Sancto Sanctorum.
    El primero corresponde a la vida de la personalidad
    El segundo al del Ego o Yo superior.
    El último al de la Mónada o Yo divino
  3. El hombre contiene en sí mismo todos los elementos que se encuentran en el universo. D. s. II, 263; V, 214.
    1. Todo en la naturaleza tiende a convertirse en Hombre. D. S. III, 173.
    2. Todos los impulsos de la fuerza dual, centrípeta y centrífuga, están dirigidos hacia un punto -el Hombre. D. S. VI, 243.
    3. El hombre es el depósito... reúne en sí mismo todas las formas. D. S. III, 281
    4. La potencialidad de cada órgano útil para la vida animal está encerrada en el Hombre. D. S. VI. 243.
  4. El hombre tiende a convertirse en un Dios y luego en Dios, como todo átomo en el universo. D. S. I, 193.

  5. Compárese el átomo y el microcosmos, el hombre. D. S. I, 184.
    Cada átomo tiene siete planos del ser. D. S. I, 211. Compárese I, 207.
    1. Cada átomo contiene el germen del cual puede surgir el árbol del conocimiento. (Del bien y del mal, siendo por lo tanto la discriminación consciente.) D. S. IV, 154.
    2. Es la evolución espiritual del hombre interno inmortal que constituye el principio fundamental de las ciencias ocultas. D. S. II, 325.
    3. Átomos y almas son términos sinónimos en el lenguaje de los iniciados. D. S. II, 264-265.
  6. Seres humanos. . . esas Inteligencias que han alcanzado el equilibrio apropiado entre el Espíritu y materia. D. S. I, 149-150.
    Léase cuidadosamente también: D. S. I, 263; II, 120-121.
    1. En el arco desdendente el espíritu se hace materialista. D.S. II, 326; III, 183.
    2. En la vuelta intermedia de la base, ambas se unen en el hombre. D. S. I, 218, 266-267.
    3. En el arco ascendente el Espíritu se afirma a expensas de la materia.
    4. Esto es verdad respecto a los Dioses y a los hombres. D. S. III, 92-93.
    5. Por consiguiente el hombre es un compuesto de Espíritu y materia. D. S. III, 55.
    6. º
    7. En el hombre, la inteligencia vincula a ambos. D. S. III, 105-106
    8. º

Véase llamada D. S. III, 129. Compárese D. S. II, 362

10) D. S. IV, 116-119

11) D. S. III, 236

12) D. S I, 280; III, 172 180.

13) Sankaracharya y Buda. El gran sabio Sankaracharya es conocido por todos como guia principal del movimiento adváitico, iniciado después de la época del gran sabio conocido como Gautama Buda, guía de la doctrina de budi o budismo. Ambos son grandes Maestros de Compasión y pueden concebirse como los dos hemisferios del ardiente globo de luz ubicado en la montaña mental central a fin de impartir luz a Oriente y a Occidente. Si escuchamos a H. P. B., estos dos grandes Maestros están místicamente vinculados; comprender la naturaleza de estos dos seres es comprender que la naturaleza de todo el cosmos es divisible en dos hemisferios, siendo uno la tierra donde sale el sol del eterno pensamiento, y el otro "el Pilar que se halla hacia el Occidente sobre cuya faz el sol naciente del eterno pensamiento impele sus ondas más gloriosas". Para nosotros (pobres hijos del polvo de la tierra) representan los dos grandes poderes conocidos en los Puranas como Shiva y Vishnu, el sembrador y el cosechador universales que, por su interacción, se dice, mantienen el universo del progreso. Some Thoughts on the Gita, págs. 92-93.

14) Las Estanzas de la Doctrina Secreta, ponen de manifiesto estos fracasos.

D. S. III, 186-187, 192; IV, 242,248. El fracaso de Buda. D. s. vi, 28, 218, 219. La Doctrina Secreta se refiere a los Dioses Imperfectos en I, 218; II, 121; III, 211;V, 192.

15) Por lo tanto, los ángeles solares son entidades de orden espiritual elevado -con una conciencia refinada correspondiente a la sustancia materia con la cual están revestidos. A fin de relacionar esto con lo ya dicho, puede considerarse que los ángeles solares forman colectivamente al Señor Brahama de la isla del loto. Se les denomina con distintos nombres, espíritus planetarios, Asuras, etc., pero a fin de tener una idea adecuada respecto a su naturaleza puede decirse que la relación que tienen con el mundo espiritualmente regenerado y liberado de los Brahmines mundiales o Nirmanakayas, es la misma que existe entre ellos y la humanidad común. Los ángeles fueron esos Brahmines, que en Mahamanvantaras anteriores pasaron períodos excesivamente extensos, trabajando y sufriendo con el fin de fomentar la sabiduría en el mundo; de allí surgieron como ángeles de la matriz infinita de Aditi bajo su impulso kármico después de un período de Mahapralaya. Some Thougts on the Gita, pág. 137.

16) Todos los Pitris lunares son Espíritus de la Naturaleza. D. S. III, 109-110.

  1. Poseen o contienen el fuego del tercer aspecto. D. S. III, 87.
  2. Su trabajo prcede al de los Ángeles solares. D. S. I, 263.
  3. Se dividen en siete clases , igualemente que los ángeles solares. D. S. III, 99.
  1. Tres incorpóreas que constituyen los tres reinos elementales de la naturaleza y proporcionan al hombre sus cuerpos eérico, astral y mental
  2. Cuatro corpóreas que constituyen las formas de los cuatro reinos de la nuatrualeza. D. S. III, 97.
  3. D. S., 220-221

17) D. S. III, 88-89.

18) Para definicioes de rupa y arupa ver pág. 502.

19) Este nombre se le da en D. S. III, 100.

20) Compárese D. S. I, 209; III, 110,122, 260

21) Estos tres planos son las analogías de las tres espirillas inferiores en el átomo físico permenanete del Logos solar y del Logos planetario.

22) D. S. III, 88-89, 229

23) D. S. I, 206-208.

24) Ver D. S. I, 207-208.

25)

    1.    
    2.    
    3..    
    4.    
Reino________ _______ _ ________ _________Principio
    5.    
    6.    
    7.    
    8.    

Esto tiene dos significados, uno cósmico y otro del sistema; para arrojar luz sobre ese acontecimiento que concierne a nuestro propio esquema deben estudiarse las estanzas que se refieren a la llegada de los Señores de la Llama

26) Prajapatis. Los Progenitores, los que dan vida a todo lo que existe en la Tierra. Son los siete y los diez que corresponden a los siete y a los diez Sephiroth. En el cosmos son los siete Rishis de la Osa Mayor, en el sistema son los siete Logos planetarios y, desde el punto de vista de nuestro planeta, son los siete Kumaras. D., S. I, 130, 141; II, 130, 298-299; III, 44, 48, 86 (llamada 10)

27) Hilozoísmo: Del griego "ule", materia; "zoom", animal; e "ismo". Ismo es un sufijo que representa la doctrina o idea abstracta del sustantivo al cual se adhiere. Hilozoísmo es la doctrina que sostiene que toda materia está dotada de vida.

"Cuando se haya comprendido el concepto hilozoísta de un universo material viviente, se solucionará el misterio de la naturaleza." Diccionario Standard.

28) D. S. VI, 98.

29) Una pregunta muy lógica podría formularse aquí: ¿Por qué consideramos la materia de los devas del sistema intermedio (como podrían denominarse a los que están vinculados a nuestro sistema y con budi y kama-manas) cuando elucidamos las formas mentales? Por dos razones: Una, que todo lo que está en el sistema solar no es más que sustancia energetizada desde los planos mental y astral cósmicos, con ella se construyen la forma por el poder de la Ley eléctrica; todo lo que es posible conocer son formas animadas por ideas. La otra, que por el conocimiento de los procesos creadores del sistema, el hombre aprende con el tiempo por sí mismo a convertirse en un creador. Podríamos ilustrarlo diciendo que una de las principales funciones del movimiento teosófico en todas sus ramas consiste en contruir una forma que pueda ser animada, a su debido tiempo, por la idea de la Fraternidad.

30) Véase la primera parte del T. III de La Doctrina Secreta.

31) Avitchi. Es un estado de conciencia que no se logra necesariamente después de la muerte o entre los nacimientos, sino que puede lograrse también en la tierra. Literalmente significa "infierno ininterrumpido". Se nos dice que el último de los ocho infiernos es donde "los culpables mueren y nacen ininterrumpidamente-pero con la esperanza de obtener la redención final". D. s. vi, 146, 154, 161-162.

32) La Biblia. Rev., XX, 6-7. Mat., XXV, 32.

33) El Señor solar, el Ego divino. Las dos corrientes de desarrollo del alma a las cuales se refiere H. P. B., en su libro "La Voz del Silencio", como el sendero de "Dhyana" y "Dharma" o los "Paramitas"; Ramayana se basa sobre este último. Los "Siete Portales", a los cuales se hace referencia en dicho libro, probablemente corresponden a los siete cantos de este poema sagrado. Solo he leido el primer canto y daré su sentido hasta donde lo he captado. Excluyendo el prefacio del poema, lo primero que aparece en ese primer canto es la descripción de las circunstancias peculiares que acompañaron al nacimiento de Rama en la familia Dasaratha. Como todos saben, Dasaratha es un descendiente de los reyes solares que empezaron a gobernar sobre la tierra desde el tiempo del Manu Vyvaswatha. Como su nombre implica, es un rey cuyo carro puede viajar en diez direcciones; en sentido esotérico microcósmico, es el rey del cuerpo humano que posee diez sentidos en acción y percepción que lo conecta con las diez direcciones. Estamos perfectamente familiarizados con la descripción que nuestros antiguos filósofos solían hacer del cuerpo como una ciudad con nueve puertas. Como bien se sabe, las nueve puertas son los nueve orificios del cuerpo humano. Si a éstos se les agrega el orificio conocido como Brahma-rundra o la pauerta de Brahma, tenemos diez puertas que corresponden a las diez direcciones. La palabra "Dasaratha" indica la conciencia relacionada con nuestros sentidos, la cual es inferior a la conciencia que denominamos mente. The Theosophist,T. XIII, pág. 340.

34) El Sacrificado o Yajamana. Yajamana es la persona que se ha sacrificado por el bien del mundo y que ha emprendido la tarea de moldear los asuntos del mismo en obediencia a la ley. Si se lo toma al cuerpo humano como el campo de sacrificio, su manas es el yajamana. Todos los actos del hombre durante su vida, desde el nacimiento a la muerte, constituyen un gran proceso yajnico, llevado a cabo por la verdadera entidad humana llamada Manas. Quien tiene la voluntad de sacrificar su cuerpo, su palabra y su pensamiento para el bien del mundo, es un verdadero yajnika y todos los planos o lokas superiores le están reservados. La nota clave central de la vida del yajnika es hacer bien a todos, sin tener en cuenta casta o credo, así como el sol brilla para todos. Some Thoughts of the Gita, pág. 90.

35) Razas raíces. La Doctrina Secreta enseña que estos siete grupos de unidades humanas habitan siete continentes durante la evolución. D.S. III, 23-24-25.

a. 1ra. raza La Tierra Sagrada Imperecedera.
b. 2da. raza La Tierra Hiperbórea.
c. 3ra. raza Lemuria.
d. 4ta. raza Atlante.
e. 5ta. raza Aria.
f. Dos razas más sucederán a la actual.

36) Estos son los Veddhas de Ceylan, los Bosquimanos de Australia y algunos ejemplares de las razas africanas más inferiores. D.S. III, 196-197, 279,402-403.

37) Son los Señores Lipika. D. S. I, 170.

38) D. S. II, 58-59, 113-114, 308-309.

39) D. S. VI. Sección XLI; V. 308.

40) Fundamentalmente existen tres clases de Pralaya. D. S. II, 78-79-80.

1. Pralaya solar. Ocurre al finalizar cien años de Brahma. Marca la reabsorción dentro de la unidad; el fin de la manifestación del sistema solar. Concierne al Logos solar.
2. Pralaya incidental. Es posterior a los días de Brahma. Marca períodos entre manvantaras. La forma temporal cesa pero la dualidad permanece. Concierne a un Logos planetario.
3. Pralaya individual. Logrado por un hombre en la quinta iniciación. Marca el logro de la perfección. Concierne a la mónada.

Existe también el pralaya vinculado con la evolución humana que llamamos devachánica. Concierne a la personalidad.

41) Deva-Chan. "(3) ¿ Quiénes van al Deva-Chan? Lógicamente el Ego personal, pero beatificado, purificado y santificado. Cada Ego - la cominación del sexto y séptimo principios que después del período de gestación ha vuelto inconscientemente a nacer en el Deva-Chan, es necesariamente tan inocente y puro como una criatura recién nacida. Por haber vuelto a nacer se demuestra sencillamente la preponderancia del bien sobre el mal en su antigua personalidad. Mientras el Karma (del mal) se aparta momentáneamente a fin de seguirlo a su futura reencarnación terrena; no lleva consigo más que el Karma de sus buenas acciones, palabras y pensamientos al Deva Chan. "Malo" es un término relativo para nosotros - como se ha dicho más de una vez-; la Ley de Retribución es la única que nunca falla. Por eso, todos los que no han caído en el fango del pecado y de la bestialidad irredimibles van al Deva-Chan. Más adelante, tendrán que pagar por los pecados cometidos voluntaria o involuntariamente. Mientras tanto son recompensados, reciben los efectos de las causas producidas por ellos.

"Lógicamente, es un estado por así decir, de intenso egoísmo durante el cual un Ego cosecha la recompensa de su altruísmo en la tierra. Se halla totalmente absorbido en la felicidad producida por todos sus efectos personales terrenos, preferencias y pensamientos, recogiendo el fruto de sus acciones meritorias. Ningún dolor, aflicción, ni siquiera una sombra de pena oscurece el luminoso horizonte de su felicidad absoluta, es un estado de "Maya" perpetuo... Considerando que la percepción consciente de la personalidad de un individuo sobre la tierra sólo es un sueño que se desvanece, esa sensación será también un sueño en el Deva-Chan- solo que cien veces intensificado"

"Bardo" es el período entre la muerte y el renacimiento - y puede durar desde algunos años hasta un kalpa. Está dividido en tres subperíodos; (1) cuando el Ego liberado de su mortal envoltura penetra en el Kama-Loka (la residencia de lo Elementales); (2) cuando entra en "Estado de Gestación"; (3) cuando vuelve a nacer en el Rupa-Loka del Deva-Chan. El 1er. subperíodo puede durar desde algunos minutos hasta cierto número de años -si se emplean las palabras "pocos años" sin una explicación anterior confunden y resu

ltan inútiles; el 2do. subperíodo es "muy largo", quizás más largo de lo que pueden imaginar, sin embargo está de acuerdo al vigor espiritual del Ego; el 3er. subperíodo dura en proporción al buen karma, después del cual la mónada vuelve a reencarnar."

". . . Cada efecto debe estar en proporción con la causa. Así como la extensión del período de la existencia encarnada del hombre proporcionalmente es pequeña, comparado con los períodos de existencia entre nacimientos en el ciclo manvantárico, así los buenos pensamientos, palabras y acciones de cualquiera de estas "vidas" en un globo, causan efectos cuyo desarrollo requiere mucho más tiempo que la evolución de las causas." De Mahatma Letters to A. P. Sinnet, págs. 100-106.

 

42) Devachan. Un estado intermedio entre dos vidas terrenas en el cual entra el Ego después de haberse separado de sus aspectos o envolturas inferiores.

43) Los siete Senderos por uno de los cuales todos debemos pasar:

1er. Sendero. El Sendero de Servicio en la Tierra.
2do. Sendero El Sendero del Trabajo Magnético.
3cer. Sendero El Sendero de los Logos Planetarios.
4to. Sendero El Sendero hacia Sirio.
5to. Sendero El Sendero de Rayo.
6to. Sendero El Sendero de los Logos solares.
7mo. Sendero El Sendero de la Filiación Absoluta.

44) D. S. IV. 264-265-266.

45) D. S. VI. 17-18-19-20.

46) Discipulado o estado de Chela....Los antiguos misterios sólo fueron una escuela para el entrenamiento espiritual y el perfeccionamiento para adquirir la verdadera sabiduría; la purificación del corazón de todas las pasiones sensuales y falsas percepciones era uno de los requisitos preliminares, aunque el Maestro podía guiar al neófito a través de la peligrosa etapa en que, como el niño, no puede andar solo; en las etapas superiores debía aprender a orientarse y a cuidarse como el hombre adulto debe hacerlo en la vida común; la meta final era la expansión del yo hacia la existencia y potencialidades infinitas; sin embargo, aunque las formas y ceremonias iniciales podían diferir en apariencia, tenían idéntico objetivo. The Theosophist, T. IX, pág. 246.

Sólo el corazón puro y la mente limpia permiten obtener la salvación. Esta era su doctrina. Del mismo modo lo enseña el Mahabharata Aria (Sección CXCIX Vana Parva) donde dice:

"Esas personas de alma elevada que no cometen pecados de palabra, de hecho, de corazón ni de alma, se dice que practican austeridades ascéticas, pero no se dice que sus cuerpos se debilitan por los ayunos y las penitencias. Aquel que no es bondadoso con sus parientes no puede estar libre de pecado, aunque su cuerpo sea puro. Esta dureza de corazón es el enemigo del ascetismo. El ascetismo no significa abstenerse de los placeres del mundo. Aquel que es puro y lleno de virtudes, aquel que practica la bondad en su vida, es un Muni, aunque lleve una vida doméstica. "The Theosophist, T. XIII, pág. 259.

47) D. S. I. 107-108.

48) El Mayavirupa es, literalmente, la forma ilusoria; es el cuerpo de manifestación temporal que el Adepto crea ocasionalmente por el poder de la voluntad y en el cual actúa a fin de establecer ciertos contactos en el plano físico y emprender cierto trabajo para la raza.

 

 

 


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