Astrología Esotérica - Capítulo 4

      


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CAPITULO IV


LOS PLANETAS SAGRADOS Y LOS NO SAGRADOS


[e375] [i503] COMO se han de imaginar, poco puedo decir sobre este tópico, pues concierne a uno de los grandes y principales misterios de la iniciación. Trata y se relaciona con el estado espiritual de los Logos planetarios, esos grandes Seres en quienes todas las formas de vida de los planetas viven, se mueven y tienen su ser. Se ocupa de Sus estados evolutivos, de Sus metas y objetivos en el Sendero cósmico y de la iniciación, para la cual Ellos -en su vivencia incomparable e incomprensible- se están preparando.


Puede decirse fundamentalmente que un planeta es conside­rado sagrado cuando la Vida espiritual que lo anima ha recibido cinco iniciaciones cósmicas mayores y se considera no sagrado aquel cuyo Logos planetario no ha recibido tales iniciaciones. Esta definición es inadecuada y sólo podrán comprenderla si tienen presente que la iniciación es el proceso por el cual se desarrolla la inclusividad.


  1. El Hombre está llegando a ser incluyente en sentido plane­tario; las cinco iniciaciones mayores oportunamente lo llevan a un campo de percepción, infinitamente más allá de todo lo que él puede concebir en la actualidad. Estas iniciaciones le otorgan la “libertad en el planeta”. Entonces, responde a todos los estados de conciencia dentro del círculo infranqueable planetario, llegando a ser sensible a la percepción extraplanetaria. [i504]


  2. El Logos de un planeta no sagrado está llegando a ser inclu­yente en Su conciencia, respecto a todo lo que se halla dentro del “círculo infranqueable” solar. Está estableciendo una “relación comprensiva” esotérica con todo lo que vive dentro del cuerpo de manifestación de un Logos solar y también expresando una respuesta sensible a la cualidad de la Vida que anima al Sol Sirio. El Logos ha recibido tres iniciaciones cósmicas.


  3. El Logos de un planeta sagrado trasciende los conocimientos, [e376] las reacciones y las respuestas que son estrictamente las del sistema solar; es consciente de, y responde vitalmente a la vida de Sirio, y comienza a responder conscientemente a las influencias vibratorias de las Pléyades. En conexión con esto es necesario tener en cuenta que las Pléyades -aunque se considera que personifican el aspecto materia de la manifestación- son en realidad y literalmente la expresión de ese Principio de la Vida que llamamos vitalidad, prana en sus diferentes etapas o grados, éter o sustancia. El Logos de un planeta sagrado ha recibido cinco iniciaciones cósmicas.


  4. El Logos de un sistema solar es denominado esotéricamente el “Triángulo Sagrado de Omnincluyente Fuerza”, porque es­te gran Ser incluye dentro de Su enfocada percepción los cam­pos de expresión de la Osa Mayor, las Pléyades y Sirio, que son para Él, lo que los centros cardíaco, coronario y laríngeo son para el iniciado avanzado de este planeta. Ha recibido esas iniciaciones sobre las cuales ni el iniciado más avanzado de nuestra Tierra tiene el menor concepto. Recuerden que en otra parte he dicho que hay aspectos y características divinas que [i505] aún no han sido totalmente revelados ni a la más avanzada humanidad. Ningún ser humano que no haya recibido la tercera iniciación puede percibir tenuemente y difícilmente reaccionar a estos factores que subyacen en la existente manifestación divina. Hoy apenas ha empezado a comprender la significación de la voluntad y su diferencia con la determinación, la fortaleza y la intención fija. Así como no tendría ningún significado explicarle al salvaje, en lo más oscuro de las zonas no desarrolladas del mundo, qué es la intuición, o la naturaleza de la revelación eterna; tam­poco tendría significado para ustedes explicarles qué son estos desconocidos atributos divinos. Todo lo que pueden llegar a comprender (y eso con la máxima dificultad) son los tres aspectos divinos -voluntad, amor e inteligencia. Existen otros, porque nuestro Logos es un Ser séptuple y los cuatro aspectos restantes no han sido revelados todavía a la humanidad, aunque sí, sentidos por la Jerarquía. Estos son “objetivos de la espiritual atención esotérica” de los Logos, dentro de Su “círculo infranqueable”.


Por lo tanto, verán que este capítulo que ahora emprendemos, será necesariamente breve, porque consideraremos factores que deben continuar siendo incomprensibles Por consiguiente, sería [e377] pérdida de tiempo tratar extensamente este tema, tanto para ustedes como para mí.


Podrán obtener alguna comprensión de la diferencia que existe entre un planeta sagrado y otro no sagrado, si se dan cuenta de que existe una analogía paralela entre la conciencia del iniciado (hasta la tercera iniciación inclusive) y la conciencia del Logos de un planeta no sagrado. Alma y cuerpo, conciencia y forma, se mezclan, [i506] teniendo lugar una definida fusión. Dos as­pectos divinos están en proceso de relacionarse íntimamente. El discípulo efectúa esta relación dentro de su pequeño sistema, y el Logos planetario lo hace en una escala mucho mayor dentro de su campo de influencia y control. Durante este proceso lleva consigo los cuatro reinos de la naturaleza. Para ambas vidas -micro y macrocósmica- esta fusión trae la Transfiguración, la tercera iniciación. El Logos de un planeta sagrado ha continuado el trabajo divino y se ocupa de sintetizar la tarea en un solo ente que responde y actúa conscientemente sobre el aspecto superior divino, el de la Mónada, el aspecto voluntad. Cuando esto se realiza, la voluntad, el amor y la inteligencia, están fusio­nados, y el espíritu, el alma y el cuerpo, se han unificado. Enton­ces la cualidad de la divina expresión constituirá el propósito divino, impulsado por la voluntad, motivado por el amor y llevado adelante por la inteligencia.


Los astrólogos deberían observar que, en su trabajo, no han considerado debidamente (al tratar con las doce casas o man­siones del alma) si el planeta es sagrado o no. El efecto de las influencias de un planeta sagrado es muy distinto del de las de un planeta no sagrado, pues uno afectará principalmente la vida en los tres mundos, mientras que un planeta sagrado será de valor en los procesos que afectan la fusión del cuerpo y del alma, de la conciencia y de la forma, y también activará la intuición (el alma espiritual), aspecto inferior de la Mónada. Como bien saben, los planetas sagrados son siete:


  1. Vulcano

  2. Mercurio

  3. Venus

  4. Júpiter

  5. Saturno

  6. Neptuno

  7. Urano


[e378] [i507] Los planetas no sagrados son cinco:


  1. Marte

  2. La Tierra

  3. Plutón.

  4. La Luna, que oculta un planeta.

  5. El Sol, que vela un planeta.


Resulta interesante observar aquí, que los planetas no sagra­dos rigen las casas primera, cuarta, quinta y octava, en el zodíaco menor. La Tierra es también un planeta no sagrado. Por lo tanto, ‘existen cuatro planetas no sagrados que controlan o rigen a un quinto planeta no sagrado -analogía de los cuatro aspectos del hombre inferior. Tenemos así, primero, el cascarón físico externo, el cuerpo etérico o vital, el cuerpo astral y el cuerpo mental, más una fusión con el quinto cuerpo, la personalidad. Se evidencia con claridad la tarea de nuestro Logos planetario y la de los seres humanos avanzados. Considerado desde una actitud más amplia y sintética, tenemos cuatro reinos de la naturaleza, más el quinto reino oculto, el reino de Dios. Desde otro ángulo tenemos:


Aries-regido por Marte.
Cáncer-regido por la Luna, que oculta un planeta sagrado.
Leo-regido por el Sol, que vela un planeta sagrado.
Escorpio-regido por Plutón.


Observarán que menciono aquí a Plutón y no a Marte, como planeta no sagrado que rige a Escorpio. La razón estriba en que hay una relación entre Marte y Plutón, análoga a la de Venus y la Tierra. Hablando esotéricamente, Marte es el alter ego de Plutón; la actividad de Plutón en la actualidad y en este ciclo mundial menor es muy importante debido a su acercamiento esotérico a la Tierra, impelido a ello porque su vida ha sido vivificada por un despliegue de energía marciana. La Tierra, Marte y Plutón [i508] forman un triángulo interesante, teniendo a Venus detrás de la escena, actuando como lo hace el alma impe­lente hacia una personalidad que se integra rápidamente. Cuando se confecciona el horóscopo, debe recordarse que este triángulo indica una relación y una posibilidad que puede constituir (aunque no a menudo) un importante factor determinante, antes de entrar en el sendero de probación. Las cuatro casas, regidas por los cuatro planetas no sagrados (sin contar al Sol), son “casas [e379] de la personalidad, orientadas mundanamente”, y la razón de esto no está muy lejos. Las siete casas restantes, regidas por los siete planetas sagrados no son tan estrictamente materialistas ni están tan exotéricamente orientadas, aunque las doce indican limit­ación, o lo que impide que el Morador de la mansión expanda su conciencia, si se deja aprisionar por ellas. Por otra parte, ofrecen una oportunidad si está orientado hacia la vida superior.


Quisiera señalar nuevamente que Marte es el transmisor de la fuerza de sexto rayo y esto hace que la primera casa de acti­vidad que corresponde al cuerpo físico sea la del devoto que lucha por lo que desea o aspira. El guerrero, consagrado a una causa, viene a la existencia en el campo de acción, la Tierra, que es en sí misma una expresión del tercer Rayo de Actividad Inteligente. Aries, la primera casa, Marte y la Tierra, inician el conflicto, enfocado en una forma.


Repito, la Luna es el regente de Cáncer, está relacionada con el cuarto rayo y rige la cuarta casa. He aquí una idea de que la forma custodia la esencia espiritual viviente, el hogar, aunque el hogar sea el cuarto aspecto inferior de la personalidad, el cuarto reino de la naturaleza, pero todos regidos por el cuarto Rayo de Armonía a través del Conflicto -armonía que debe lograrse dentro de la forma, en la Tierra.


El Sol, el transmisor de la energía de segundo [i509] rayo, rige la quinta casa o mansión del alma, el cuerpo causal en este caso; la fuerza de Leo está también implicada, la fuerza del alma autoconsciente. El hombre espiritual, consciente de su identidad en esta casa expresa: “Soy la causa eterna de toda relación. Soy y existo”. El hombre comprende el dualismo del segundo rayo, el personificado quinto principio, primero en la quinta casa.


Plutón, que trasmite energía de primer rayo, rige a Escorpio, el signo del discipulado, del hombre preparado para la fusión, obtenida mediante la influencia de los planetas sagrados, y rige la casa de las principales separaciones y de la muerte. “La flecha de Dios perfora el corazón y tiene lugar la muerte”. A este respecto debe recordarse que la muerte es producida definitiva­mente por el alma. El alma lanza la flecha de la muerte. (La flecha que apunta hacia arriba es el símbolo astrológico de Plutón).


Sólo en el ciclo actual el Sol y la Luna “velan” a ciertos planetas y son los símbolos exotéricos de ciertas fuerzas esotéri­cas. A medida que sigue la evolución, los planetas no estarán velados ni sus influencias serán tan remotas. En la actualidad, el mecanismo de la mayoría de la familia humana no está [e380] sintonizado con la recepción de los rayos desde Vulcano, Urano y Neptuno, mientras que Plutón actualmente, sólo evoca respuesta. de los grupos, o esos discípulos que están suficientemente evolu­cionados como para responder correctamente. Los tres planetas velados -Vulcano, Urano y Neptuno-, son sagrados y personi­fican las energías de los rayos primero, séptimo y sexto. Vulcano no es un regente exotérico, y únicamente entra en actividad cuando un hombre se halla en el sendero, mientras que Urano y Neptuno son regentes de las casas undécima y duodécima y rigen a Acuario y a Piscis. Creo que las implicaciones son claras.


No intento considerar las casas en detalle. Los astrólogos modernos lo han hecho en forma relativamente satisfactoria, [i510] pues las casas se refieren a la prisión del alma y a sus limitaciones, y con éstas hay una amplia familiaridad. Como saben, me ocupo de la astrología del alma y de las influencias de los planetas esoté­ricos. Sin embargo, haré tres sugerencias:


  1. Si el astrólogo investigador sustituye los planetas exotéricos ortodoxos (que ya enumeré en conexión con estos signos del zodíaco) por los esotéricos, obtendrá gran información ins­tructiva y (si persevera) verificará mis ideas.


  2. Si distingue los efectos entre los planetas sagrados y los no sagrados, hallará que los planetas sagrados se esfuerzan por fusionar la personalidad y convertirla en el instrumento del alma y que los planetas no sagrados influyen más específica­mente sobre la naturaleza forma; entonces podrá afluir mucha luz sobre la atracción de los pares de opuestos.


  3. Si estudia la “zona fluida” donde los planetas velados por el Sol y la Luna entran en juego, y comprende que él debe decidir (por el estudio del mapa del sujeto y cualquier conocimiento que pueda tener) cuál es el punto alcanzado en la evolución y cuál de los tres planetas velados es el regente, obtendrá mucha comprensión intuitiva. Hallará que es capaz de arrojar mucha luz sobre el problema del discípulo en probación, cuan­do considera la influencia de los regentes exotéricos y los. problemas de los discípulos al tratar los regentes esotéricos.


Si el astrólogo considera estos tres puntos y está dispuesto a experimentar con ellos, habrá dado un gran paso en la revelación de la astrología del alma. También será útil establecer las analogías superiores de las realidades materiales representadas por las casas. Proporcionaré alguna idea sobre [i511] las analogías relacionadas con las dos primeras casas: [e381]


Primera Casa:

Cuerpo físico o forma. - El cuerpo causal del alma.

Apariencia o manifestación. - El surgimiento del alma.

La cabeza. El cerebro. - El centro coronario.

Actividad personal. - Expresión del alma.

Modalidades, etc. - Tipos y cualidades de rayo.


Segunda Casa:

Finanzas. - Intercambio monetario. - Prana.

Gastos. - Empleo de energía.

Posesiones. - Control de la forma.

Pérdidas. - Abandono de la materia.

Ganancias. - Adquisición de poderes espirituales.


Ustedes pueden establecer las otras diez casas por sí mismos. Resulta interesante observar, por ejemplo, en relación con la segunda casa (y la misma idea puede ser aplicada a todas) que Tauro, la madre de la iluminación, y Venus, que otorga la mente -más el alma ya incorporada, están relacionados y activos en esta casa. La luz de la materia y la luz del alma están implicadas en el empleo de la energía y en el problema de lo que se desea, o lo que se considera perdido y el objetivo alcanzado. Por lo tanto, es la casa de los valores espirituales o materiales.


1. Los Centros, los Rayos y los Signos.


Vamos ahora a considerar -en forma breve e inadecuada, pero espero que sea sugestivo- los centros tal como se relacionan [i512] los planetas, observándolos como expresiones y transmisores de las influencias de rayo.


Se darán cuenta que me refiero sólo a la interacción entre los planetas y los centros, en lo que se refiere al hombre, y lo hago en un sentido amplio y general, porque esa interacción depende:


  1. Del grado de evolución.


  2. De si el enfoque de la vida se halla:

    1. Abajo del diafragma.

    2. Arriba del diafragma.

    3. En proceso de trasferible de lo inferior a lo superior.


  3. Los rayos de la personalidad y del alma. [e382]


  4. La condición de los centros, ya despiertos, despertándose o pasivos.


Unicamente son posibles estas generalizaciones, dada la vastedad del tema y los incontables detalles en el mundo de los efectos. Otra dificultad reside en que así como existen siete centros principales, existen doce planetas que condicionan a los centros en tiempo y espacio. Los centros de los iniciados están regidos únicamente por los siete planetas sagrados; en el hombre común dominan algunos de los planetas sagrados y no sagrados. En el hombre no evolu­cionado, controlan los cinco planetas no sagrados, y los centros cardíaco y coronario están regidos por dos planetas sagrados, determinados por los rayos del alma y de la personalidad. Debido a que el tipo del rayo no aparece hasta no haber obtenido un desarrollo avanzado, es evidente que el tema se complica aún más, y las aseveraciones dogmáticas no [i513] serán posibles hasta el momento en que el astrólogo esté seguro de cuáles son los dos rayos princi­pales del sujeto. No obstante pueden hacerse ciertas afirmaciones básicas:


  1. Todos los centros están regidos por uno de los rayos.


  2. Los rayos emplean a los planetas como agentes transmisores y sabemos qué rayos -en este ciclo mundial- están relaciona­dos con los diferentes planetas, que fueron dados anteriormen­te, y son:

    Planetas Sagrados Planetas no Sagrados
    1. Vulcano 1er, rayo 1. Marte 6to. Rayo
    2. Mercurio 4to. rayo 2. La Tierra 3er, rayo
    3. Venus 5to. rayo 3. Plutón 1er. Rayo
    4. Júpiter 2do. rayo 4. La Luna 4to. Rayo
    5. Saturno 3er. rayo (que oculta un planeta)
    6. Neptuno 6to. rayo 5. El Sol 2do.Rayo
    7. Urano 7mo. rayo


  3. La humanidad común está regida por los planetas exotéricos, y la humanidad avanzada, los discípulos y los iniciados, por los planetas esotéricos.


  4. El signo del Sol -con los regentes exotéricos planetarios- rige la personalidad, indica la herencia y el equipo, y resume lo que ha sido, proporcionando así el trasfondo.


  5. El signo ascendente, con los regentes esotéricos planetarios, indica el propósito del alma y señala el camino para el futuro, ofreciendo la oportunidad. [e383]


  6. El horóscopo, erigido alrededor del signo del Sol, es adecuado para la humanidad común. Los planetas exotéricos rigen al hombre que vive dentro de las limitaciones de las doce casas.


  7. El horóscopo erigido alrededor del signo ascendente, teniendo como regentes a los planetas esotéricos, comunicará el destino del [i514] discípulo. Como ya he expresado, el discípulo responderá más tarde a las influencias de los doce brazos de las tres Cruces, a medida que ejercen sus influencias por intermedio de los regentes planetarios esotéricos, por conducto de las doce casas.


  8. El signo del Sol, regido por los planetas esotéricos regentes y el signo ascendente, regido también por los planetas esoté­ricos, pueden emplearse ambos al confeccionar el horóscopo del iniciado; cuando se superponen, aparecerán la vida ex­terna del iniciado en los tres mundos y la vida interna de la realización subjetiva. Este método de superposición será una de las características de la nueva astrología.


  9. Si se establece en un mapa el signo del Sol, con los regentes. exotéricos y el signo ascendente, con los regentes esotéricos en otro, y si ambos se superponen, entonces aparecerá el problema del discípulo en una encarnación dada.


Si se agregan estos enunciados a los tres dados anteriormente, tendrán doce sugerencias respecto a las líneas que debe seguir la nueva investigación astrológica, proporcionando una prueba de la exactitud de la deducción astrológica y la garantía de la verdad de lo que expongo.


Resulta imposible determinar cuál de las influencias plane­tarias condicionan los centros en el cuarto reino de la naturaleza o en la Tierra (considerándola como el vehículo del Logos plane­tario) como también en el hombre, el individuo, a no ser que se conozca su grado de evolución, o determine en qué etapa del Sendero de Retorno se halla el Morador de la forma -macro y microcósmica. El tema cambia constantemente, así como el ser humano individual cambia su enfoque o actúa primero en una zona [i515] de su “cuerpo de fuerza” (los tres cuerpos sustanciales) y luego en otra.


Cada personalidad que cambia ve entrar un rayo de fuerza distinta, y cada rayo rige o trasmite su fuerza por intermedio de uno de los siete centros; el signo del Sol será diferente en cada encarnación, conduciendo, lógicamente, a un signo ascendente distinto y, por lo tanto, a una serie completamente nueva [e384] -de influencias planetarias. Así los centros del cuerpo vital que­darán bajo distintas presiones y estímulos. El estímulo aplicado puede en una vida tender a vivificar el plexo solar, o a impulsar sus energías hacia arriba a un punto más elevado de transferencia, el centro cardíaco. En otra puede vérselo enfocado en el centro laríngeo y, por una actividad indirecta, afectar al centro sacro -de acuerdo a la esencial Ley de Atracción-, produciendo una elevación de la fuerza al foco creador superior.


Como teóricamente saben, la Ciencia del Ocultismo es la Ciencia de las Energías y de las fuerzas sobre las cuales ellas hacen su impacto; esto, cuando concierne al hombre, el individuo, y a los centros dentro del vehículo humano (mayores y menores), conducen a la Ciencia del Laya Yoga, o ciencia de los centros de fuerza. También éstos, de acuerdo a la deducción astrológica, quedan bajo la influencia de ciertos regentes planetarios, que a su vez los relacionan con ciertos grandes Triángulos de Fuerza, formados por tres principales constelaciones condicionantes. A ello se debe el énfasis puesto sobre la Ciencia de los Triángulos y su incluyente Ciencia de la Astrología Esotérica, la cual debe inevitablemente erigirse en términos de energía, recibida, trans­ferida y empleada, y arrojar luz sobre los factores abstrusos que condicionan los centros y llevan al hombre a ser lo que es en un momento dado, siendo veraz la afirmación de que el mundo del ocultismo es el mundo de las energías, de las fuerzas, de su origen, de su punto de impacto y de los métodos para su asimilación [i516] y transferencia, o eliminación. Sin embargo, a no ser que exista algún método científico de captación, algún modo de adaptar la vida a estos factores y algún proceso de experimen­tación, a fin de comprobar el hecho, la enunciación es relativa­mente inútil para el ser humano inteligente, resultando una hipótesis que debe ser comprobada o no. El hombre que trata de dominar su naturaleza inferior y tiene como meta expresar su divinidad innata, necesita el hilo dorado por el cual hallar el camino que lo saque de las cavernas de la confusión y de las zonas de especulación y de exploración. La Ciencia de la Astro­logía Esotérica y sus ciencias subsidiarias, proporcionarán con el tiempo este proceso de investigación, deducción y comprobación. La base ha sido establecida. Lo que aquí expongo puede consti­tuir otro paso y arrojar más luz. Podría decirse que hasta que no se esté construyendo definidamente el antakarana (el puente de luz entre las mentes superior e inferior, entre la Tríada espi­ritual y la triple personalidad), estas ciencias permanecerán a oscuras para el intelecto común. Sin embargo, cuando la intuición [e385] pueda entrar en acción, por conducto del antakarana, la luz empezará a afluir gradualmente. El mundo debe comenzar a aceptar y dar importancia a las conclusiones a que llegan los intuitivos, pues ellos han dado siempre los necesarios primeros pa­sos, en el desarrollo de la conciencia humana. La complejidad de los detalles es principalmente responsable de la confusión. La intui­ción (tal como el filósofo la comprende) es la capacidad de llegar al conocimiento por medio de la actividad de algún sentido innato, aparte de los procesos del razonamiento o de la lógica. Entra en actividad cuando los recursos de la mente inferior han sido em­pleados, explorados y agotados. Sólo entonces empieza a entrar en acción la verdadera intuición, es el sentido de síntesis, la capacidad de pensar en términos del todo y entrar en contacto con el mundo de las causas. Cuando esto llegue a ser posible, el [i517] astrólogo investigador hallará que las complejidades del problema desaparecerán y los detalles se encasillarán de tal manera que la suma total aparecerá con una exactitud asombrosa. Según el proverbio, los árboles impiden que los estudiantes puedan ver el bosque, y el proverbio es exacto. Estas ciencias se interpretan mutuamente.


Durante el ciclo de vida de la humanidad por el cual estamos pasando ahora, vemos en relación a los centros y los rayos y a los centros y los planetas, que los centros están regidos por los rayos siguientes:


HOMBRE COMÚN PLANETAS EXOTÉRICOS
1.00 Centro Coronario primer rayo Plutón.
2.00 Centro Ajna quinto rayo Venus.
3.00 Centro Laríngeo tercer rayo La Tierra.
4.00 Centro Cardíaco segundo rayo El Sol
5.00 Centro Plexo Solar sexto rayo Marte.
6.00 Centro Sacro séptimo rayo Urano.
7.00 Centro en la base de la columna vertebral primer rayo Plutón.


DISCIPULOS INICIADOS PLANETAS ESOTÉRICOS
1.00 Centro Coronario primer rayo Vulcano.
2.00 Centro Ajna quinto rayo Venus.
3.00 Centro Laríngeo tercer rayo Saturno.
4.00 Centro Cardíaco segundo rayo Júpiter.
5.00 Centro Plexo Solar sexto rayo Neptuno.
6.00 Centro Sacro séptimo rayo Urano.
7.00 Centro en la base de la columna vertebral primer rayo Plutón.


[e386] A estos rayos debe añadirse (en los dos grupos de seres humanos) el cuarto rayo que rige a la humanidad como centro en el cuerpo del Logos planetario, llevando así todas las influencias de rayo a una séptuple corriente de energía, que actúa sobre el yo inferior en los tres mundos, o sobre quienes están entrando en el quinto reino de la naturaleza, o forman parte de él. Intensificando el problema de la humanidad como un todo, existe el problema del individuo dentro de ese todo. A las influencias a que está sujeto como individuo por su [i518] pasado y su propio horóscopo particular, y a las que participa como integrante del cuarto reino de la naturaleza, deben agregarse los efectos de sus dos rayos princi­pales (personal y egoico). Éstos indican el tipo del mecanismo y la cualidad del alma. No debe olvidarse que sus siete centros están en estrecha relación con los centros planetarios y que está condicionado no sólo por los centros de su propia naturaleza y sus rayos, sino por los centros que se hallan dentro del reino humano y también por los planetarios, los cuales Consideraremos a continuación


2. Las Razas, los Rayos y los Signos.


Este tema es de interés general y no de importancia indi­vidual. Arguyendo como debe hacerse siempre desde lo universal a lo particular, es esencial que la humanidad relacione su propio mecanismo con el mecanismo mayor por medio del cual funciona la Vida planetaria, y vea a su alma como una parte infinitesimal del alma del mundo. Por lo tanto, es necesario que relacione su signo del Sol con su signo ascendente y su alma con su persona­lidad, considerando a ambos como aspectos y partes integrantes de la familia humana, y esto sucederá en forma acrecentada. Este proceso comienza a manifestarse en la constante expansión de la conciencia grupal, nacional y racial, que la humanidad demuestra en la actualidad -conciencia que se expresa como inclusividad espiritual (desde el punto de vista del alma) o como una tentativa anormal y maléfica de fusionar y unificar todas las naciones en un solo orden mundial, basado en cuestiones materialistas y dominado por una visión materialista. Nada espiritual había en la visión de los conductores de las denomi­nadas potencias del Eje. Pero la intención espiritual del género humano se va acrecentando lentamente y la gran Ley de los Contrastes traerá eventualmente la iluminación. [i519]


Me he referido a la actual situación mundial, porque si lo que tengo que decir no tuviera un valor práctico durante este [e387] siglo del destino, podría dedicarme a otros modos y métodos de elevar la conciencia humana. Pero existen quienes ven con toda claridad los resultados y aplican debidamente las verdades impar­tidas, y para ellos escribo.


Nuestro tema concierne a los centros planetarios, los rayos y los signos que los rigen y controlan. Ante todo, quisiera lla­marles la atención sobre los’ siguientes hechos, que merecen ser repetidos:


  1. Nuestra Tierra, por ser un planeta no sagrado, está en pro­ceso de convertirse en un planeta sagrado, lo cual significa un intervalo de convulsiones, caos y dificultades.


  2. Esta transferencia de los estados inferiores de conciencia, expresados por intermedio de los centros inferiores, a un estado superior, puede tener lugar y lo tendrá, en este período mundial y en este siglo, si la humanidad lo desea, si las fuerzas de la Luz triunfan y si el nuevo orden mundial viene a la existencia. Esto lo hará si se aprenden las lec­ciones de la guerra y le sigue como resultado la correcta acción.


  3. Tres factores deben tenerse en cuenta, y son:


    1. El entero problema es tan vasto que la conciencia humana no puede captarlo, porque concierne a la experiencia de la vida y a un punto de crisis en la vida del Logos pla­netario.


    2. Él, el Señor del Mundo, está liberando nuevas energías sobre el aspecto forma, es decir, en la Vida y las vidas de los distintos reinos de la naturaleza. Por estar la huma­nidad muy desarrollada -desde el ángulo del mecanismo de la conciencia- constituye el punto de mayor respues­ta. El reino [i520] mineral, debido al excesivo empleo de su for­ma para satisfacer las necesidades de la guerra -muni­ciones, barcos, aviones, etc.- está siendo profundamente afectado, así como los edificios, por ejemplo, en las ciu­dades devastadas; el reino vegetal está casi tan profun­damente afectado como el anterior, debido a la destruc­ción de vastas zonas de bosques, campos y amplios espacios de vegetación.


    3. La fuerza de Shamballa, rigiendo su trabajo de destruc­ción, es un aspecto de la voluntad y de la intención del Logos planetario, pero su primer y principal efecto ha sido estimular la voluntad al poder y la voluntad de [e388] poseer de determinados grandes grupos no espirituales. Más adelante, este aspecto de la voluntad evocará la voluntad al bien y la voluntad de construir, y la huma­nidad responderá a ella en vasta escala. Por eso el mal que ahora es diseminado por los opositores de las Fuerzas de la Luz, será neutralizado por la intención fija de los hombres y mujeres de buena voluntad de trabajar por el bien del todo y no para determinada parte.


Por lo tanto, podría decirse que, en realidad, lo que sucede hoy en el mundo es la transferencia de la energía del plexo solar planetario al centro cardíaco planetario. Las fuerzas de la vora­cidad, de la agresión, del espejismo y de la codicia, serán transmu­tadas en la hoguera del dolor y la terrible agonía y serán elevadas al centro cardíaco. Allí se transformarán en poder de sacrificarse, en dedicación incluyente, en una clara Visión de la totalidad y en colaboración que es un aspecto del principio de participación


Al decir esto no hablo en forma idealista ni mística. Estoy señalando la meta inmediata, indicando un problema de nuestra Deidad planetaria y dando [i521] la clave de un proceso científico que se lleva a cabo ante nuestros ojos y se halla hoy en un punto de crisis.


Como ésta es la quinta raza raíz o Aria (y no aplico este término en el sentido germanófilo materialista y falso), existen hoy en el cuerpo de Aquel en Quien vivimos, nos movemos y tene­mos nuestro ser, cinco puntos focales de energía espiritual, expresándose por intermedio de cinco centros, que han despertado en ese cuerpo, y son:


  1. Ginebra. - El continente europeo.

  2. Londres. - La Comunidad Británica de Naciones.

  3. Nueva York. - El continente americano.

  4. Darjeeling - Asia central y occidental.

  5. Tokio. - El lejano Oriente.


Actualmente estos cinco centros están siendo estimulados y vita­lizados en forma anormal y deliberada La energía que fluye de ellos está afectando profundamente al mundo y constituyendo una gran esperanza para el futuro, pero produciendo efectos destruc­tores y desastrosos en lo que se refiere al aspecto material de la vida humana. Hay dos centros en la Vida planetaria que están todavía relativamente pasivos, en lo que atañe a cualquier efecto mundial, a los cuales no les asigno ningún otro punto focal, fuera [e389] de señalar que algún día se descubrirá uno dentro del continente africano y, mucho después (varios millones de años), otro será descubierto en la región de Australia. Sin embargo, sólo nos conciernen los cinco centros de esta quinta raza raíz.


La fuerza que el centro de Ginebra está expresando (sin ningún efecto, aunque más tarde se producirá un cambio) es la de segundo Rayo de Amor-Sabiduría, con su principal énfasis puesto sobre la cualidad de la inclusividad. Atañe a la “unión por medio del amor fraterno” y [i522] a la expresión del servicio. Este centro planetario, que condiciona a esa pequeña nación, Suiza, ha tenido un poderoso efecto sobre ese país; un estudio de esto demostrará la posibilidad futura del mundo, cuando la afluencia de su energía esté menos obstruida. Ha producido la fusión, en forma grupal, de tres tipos raciales poderosos, pero no mediante una mezcla como en los Estados Unidos; ha permitido que dos sec­tores relativamente antagónicos de la fe cristiana actuaran juntos con un mínimo de fricción; ha hecho que en Ginebra se originara la Cruz Roja -esta actividad mundial actúa imparcialmente con los nativos de todos los países y a favor de los prisioneros de todas las naciones- y albergó a ese penoso aunque bien intencionado experimento que se denominó Liga de las Naciones; ha protegido a ese pequeño país del golpe agresivo de las potencias del Eje. El lema o la tónica de este centro es “Trato de fusionar, mezclar y servir”.


La fuerza centrada en Londres es de primer rayo, Rayo de Voluntad o Poder, en su aspecto constructivo y no destructivo.


El servicio a la totalidad se está ensayando a un alto costo, y el esfuerzo consiste en expresar la Ley de Síntesis, lo cual consti­tuye el nuevo énfasis que afluye desde Shamballa. De allí que los gobiernos de muchas naciones hallaron asilo en Gran Bretaña. Análogamente, si triunfan las Fuerzas de la Luz, por la colabo­ración de la humanidad, la energía que se expresa mediante este poderoso imperio será potente para establecer un orden mundial de justicia inteligente y una equitativa distribución económica. La nota clave de esta fuerza es “Sirvo”, como lo he señalado anteriormente en este tratado (véase la última página del Tra­tado sobre los Siete Rayos, T. I.).


La fuerza que se expresa por intermedia del centro ubicado en Nueva York, es de sexto Rayo de Devoción e Idealismo. [i523] De allí los conflictos prevalecientes en todas partes, entre las diversas ideologías, y el conflicto mayor entre quienes representan el gran ideal de la unidad mundial, llevado a cabo por el esfuerzo unido de las Fuerzas de la Luz, respaldadas por el esfuerzo colaborador [e390] de todas las naciones democráticas y la actitud materialista y sepa­ratista de quienes tratan de impedir a los Estados Unidos asumir su responsabilidad y su lugar correcto en los asuntos del mundo. Si triunfa en su esfuerzo, este último grupo negará a los Estados Unidos la parte que le corresponde de “los dones que aportarán los dioses en la era venidera de paz que vendrá después de este momento de suspensión crítica”, según reza en El Antiguo Comen­tario. El sexto rayo es militante y activo o místico, pacífico y actualmente fútil; ambos aspectos condicionan hoy a los Estados Unidos. La nota clave de este centro mundial es “Ilumino el Camino” y éste es el privilegio de los Estados Unidos si su pueblo lo decide y permite que el autosacrificio humanitario y mundial (autoiniciado) y la firme decisión de apoyar la rectitud, gobierne su política y actitudes actuales. Esto va sucediendo lentamente, y las voces egoístas de los idealistas miopes, de los temerosos y los separatistas, están desvaneciéndose. Ello se debe a la inspi­ración de prestar servicio, motivado por el amor. De esta manera, las dos democracias principales pueden restaurar oportunamente el orden mundial, negar el antiguo orden de egoísmo y agresión e inaugurar el nuevo orden de comprensión, participación y paz mundiales. La paz será el resultado de la comprensión y la parti­cipación y no su origen, como lo insinúan tan a menudo los pacifistas.


La fuerza que afluye a través de Darjeeling, en la actualidad, es de primer Rayo de Voluntad o Poder. El rayo egoico de la India es el primero y de allí que el inmediato efecto de la fuerza que afluye de Shamballa consiste en estimular la voluntad al poder de todos los dictadores, sean los seudos dictadores mun­diales [i524] como Hitler y su grupo de hombres malignos, dictadores eclesiásticos de cualquier religión, dictadores financistas de cual­quier grupo económico en cualquier parte del mundo, o esos pequeños dictadores, por ejemplo, los tiranos del hogar. Resulta interesante señalar que la nota clave de la India es “Oculto la Luz” y esto ha sido interpretado como que la luz afluye desde Oriente y que el don que otorga la India al mundo es la luz de la Sabiduría Eterna. En cierto sentido ello es verdad, pero hay otro más amplio y profundo que demostrará ser verdad. Cuando el intento y el propósito de la gran Vida que actúa por intermedio de Shamballa sea llevado a cabo y esté en proceso de expresarse, será revelada una luz que nunca ha sido vista ni conocida. Una frase en las Escrituras cristianas dice “En esa luz veremos la luz”, lo cual significa que por intermedio de la luz de la sabiduría, derramada en nuestros corazones, mediante la Sabiduría Eterna, [e391] veremos eventualmente la Luz de la Vida algo sin significado e inexplicable para la humanidad actual, pero que será revelado más tarde cuando se haya dominado la crisis actual. Sobre su naturaleza y efecto, nada tengo que decirles ahora.


Deseo intercalar aquí algunas observaciones. Es de profunda importancia comprender que Gran Bretaña y los Estados Unidos están estrechamente relacionadas y que esta relación hará inevi­tables ciertas realidades y actividades, cuando el alma de cada nación esté funcionando poderosamente, y también que la India y Gran Bretaña están relacionadas por intermedio de la perso­nalidad de primer rayo de Gran Bretaña y el rayo egoico de la India. Las implicaciones son claras e interesantes y también alentadoras. El aspecto conciencia del pueblo británico está cam­biando constantemente hacia la expresión de su alma de segundo rayo, y debido a esto han aprovechado ahora la oportunidad de prestar servicio a la humanidad a tan inmenso precio. Lo mismo le sucede al pueblo norteamericano. Como he señalado, el proble­ma del cambio de idealismo es muy grande, [i525] y tienen la tendencia a ocultarse detrás del espejismo de la lucha por un ideal, en vez de reaccionar a la necesidad mundial y no al rayo del alma, el segundo rayo de amor.


Las fuerzas que afluyen a través de Tokio son de primer Rayo, en su aspecto materialista inferior. Japón está regido por el rayo del alma mediante la conciencia de sus conductores. Su personalidad de sexto rayo responde al llamado de la energía de primer rayo, de allí las actuales actitudes y actividades poco felices, y también su vínculo con Alemania, a través del rayo del alma de ambas naciones, y con Italia, por medio de los rayos de la personalidad, y de allí, por lo tanto, la existencia del Eje.


Señalaré que en estas interrelaciones no hay un sino inevi­table ni un destino ineludible. El objetivo del discípulo indivi­dual consiste en manejar las fuerzas que actúan a través de él, sólo para obtener un bien constructivo, pudiendo emplear mal la energía, o bien aplicarla a los fines del alma. Lo mismo pasa con las naciones y las razas. El destino de las naciones está general­mente en manos de sus conductores, los cuales distribuyen las fuerzas de las naciones, enfocan la intención nacional (si son suficientemente intuitivos) y desarrollan las características de los pueblos, dejando tras ellos el recuerdo de los símbolos de la intención, corrupción o ideales nacionales. Esto puede verse actuando ya manifiestamente en dos grandes grupos orientadores de conductores mundiales: el primero está formado por los tres grupos de conductores del Eje, dominados por el maligno grupo [e392] alemán; Italia y Japón luchan a intervalos (rara vez consciente­mente, pero a menudo inconscientemente) contra la mala in­fluencia, y el segundo grupo formado por los conductores que representan a sus naciones en la Causa Aliada. No importa lo que la historia pasada indique respecto a muchas naciones aliadas (agresiones pasadas, antiguas crueldades y actos erróneos), ellas trataron de colaborar con las Fuerzas de la Luz [i526] y se esforzaron para salvar la libertad humana -política, religiosa y económica.


Indicaré además que las dos divisiones principales del mundo -Occidente y Oriente-, están regidas por ciertas energías de rayo:


Occidente Rayo del Alma 2do. Rayo.
Rayo de la Personalidad 4to. Rayo.
Oriente Rayo del Alma 4to. Rayo.
Rayo de la Personalidad 3er. Rayo.


Quisiera recordarles que estamos en un período de rayos muta­bles, que cambian para individuos y naciones, como para hemis­ferios y planetas. Todo puede trasladarse de un rayo menor a otro mayor, si el destino lo ordena. Un estudio de la clasificación que antecede arrojará mucha luz sobre la relación interhumana. Actualmente, tres grandes países tienen el destino de la huma­nidad en sus manos: los Estados Unidos de América, Gran Bretaña y Rusia. Grandes fusiones y experimentos raciales se están llevando a cabo en estos países, en los cuales se está desarrollando el gobierno por el pueblo, aunque todavía en etapa embrionaria. En Rusia se ha retrasado debido a la dictadura que terminará pronto; en los Estados Unidos por la política corrupta y en Gran Bretaña por las antiguas tendencias imperialistas; pero están desarrollando los principios democráticos, aunque todavía no controlan; la unidad religiosa se va estableciendo, aunque aún no actúa y los tres países están aprendiendo rápida­mente, aunque los Estados Unidos en la actualidad, lo hace con más lentitud.


Oriente y Occidente están ligados por el rayo de la perso­nalidad de Occidente y el rayo egoico de Oriente, y esto indica una comprensión eventual una vez que el alma occidental de segundo rayo llegue a ser el factor dominante. Cuando las dife­rentes relaciones sean en parte comprendidas por los pueblos del mundo, se tendrá la clave de los diferentes acontecimientos que tienen lugar actualmente y se comprenderán, con más claridad, la meta [i527] y el método de lograrlo. Hay mucho trabajo de profunda investigación a realizar, pues la ciencia de las [e393] relacio­nes de la energía está todavía en su infancia. En los años próxi­mos verán su desarrollo. Lo que realmente sucede es que la conciencia humana cambia su enfoque de las energías individua­les, que actúan a través de un específico “círculo infranqueable” (individual, nacional, continental o racial) a una comprensión de su interrelación y efectos mutuos. Esta ciencia puede ser estu­diada de varias maneras, desde:


  1. El ángulo de los antagonismos, que parecen inevitables y pueden justificarse por las energías de rayo y contrarres­tarse por las energías del alma correctamente empleadas.


  2. El ángulo de la similitud de fuerzas, que conduce inevitable­mente a los intereses y actividades similares.


  3. El ángulo de la fusión, de la unidad, de la visión y de las metas.


  4. El ángulo de toda la humanidad. Si se recuerda que la huma­nidad está regida principalmente por dos rayos (el segundo y el cuarto), se hallará que estas naciones y países, cuyos rayos regentes son también el segundo y el cuarto, deben desempeñar, y desempeñarán, una parte importante en la determinación del destino humano.


En consecuencia, a través de los cinco centros principales del planeta, afluye hoy la energía espiritual y, de acuerdo con el vehículo de expresión que recibe su impacto, así será la reac­ción y la actividad y también el tipo de conciencia que la inter­pretará y empleará. La antigua verdad oculta es exacta: “La conciencia depende de su vehículo de expresión y ambos, para existir, dependen de la vida y la energía”. Ésta es una ley inmutable. [i528]


Las cinco ciudades que constituyen la expresión exotérica del centro esotérico de fuerza, a través del cual la Jerarquía y Shamballa tratan de actuar, son la analogía en el cuerpo plane­tario, de los cuatro centros a lo largo de la columna vertebral y del centro ajna en el cuerpo de la Humanidad y del individuo. En los tres casos, son “puntos focales vivientes y vitales de fuerza dinámica”, en mayor o menor grado. Algunos expresan predo­minantemente energía del alma y otros alguna fuerza de la per­sonalidad; algunos están bajo la influencia de Shamballa y otros de la Jerarquía. El centro coronario de Occidente está empezando a reaccionar a la energía de segundo rayo y el centro ajna a la energía de cuarto rayo, y en esto reside la esperanza de la raza de los hombres. [e394]


3. Centros planetarios y del sistema.


Aquí y en otra parte he impartido todo lo que es posible dar hoy acerca de los centros planetarios y los rayos, incluso los rayos de las naciones y las razas. Si investigan debidamente y reúnen el material en un todo coherente, hallarán informaciones valiosas ocultas en mis diferentes enunciados. Les pediría que estudien y comparen, lean, busquen por tópicos, y extraigan todo lo que he dicho respecto a las diferentes naciones, sus constelaciones gober­nantes y sus regentes planetarios. Hay aquí un amplio campo de investigación, que se clasificará en varias categorías.


  1. Investigación sobre la naturaleza de los centros del hombre, la naturaleza y las influencias de sus planetas regentes, sus interrelaciones desde el punto de vista de la energía y la cualidad de las fuerzas de rayo que tratan de expresarse, más un conocimiento de los rayos de la personalidad y del alma. De ello sobrevendrá una captación comprensiva de la constitución humana, [i529] que revelará todas las relaciones y producirá dos “acontecimientos básicos en el tiempo”:


    1. La fusión de la vida subjetiva y objetiva del individuo, en la conciencia vigílica.


    2. Una nueva relación, establecida entre los hombres, que tendrá como base la antedicha fusión.


  2. Investigación sobre los diferentes centros nacionales y sus energías esotéricas regentes, que revelan, en forma más universal y con horizontes más amplios, el destino de la humanidad en relación con sus unidades grupales, grandes y pequeñas. Se estudiarán las cualidades del alma y de la personalidad de las naciones. Se observarán los centros de cada nación que enfocan ciertas energías de rayo, y se inves­tigarán las emanaciones cualitativas de sus cinco o seis ciudades principales. Les daré aquí un ejemplo de lo que quiero significar. Las influencias de las ciudades de Nueva York, Washington, Chicago, Kansas y Los Ángeles, serán tema de investigación científica; se estudiarán la atmósfera síquica y la demanda intelectual; se hará un esfuerzo para descubrir la cualidad del alma y la naturaleza de la personalidad (las tendencias espirituales y materialistas) de las grandes aglomeraciones de seres humanos que vendrán a la manifestación en ciertas localidades fijas, porque son [e395] expre­siones de los centros de fuerza en el cuerpo vital de la nación. Similarmente, en relación con el Imperio Británico, se reali­zará un estudio de Londres, Sydney, Johannesburg, Toronto y Vancouver con estudios subsidiarios de Calcuta, Delhi, Sin­gapur, Jamaica y Madrás, todas subjetivamente relacionadas en forma no prevista para las estudiantes de hoy. De acuerdo al plan y supeditada a las energías que afluyen a través de los cinco centros planetarios [i530] vitales, existen tres grandes ener­gías fusionadoras o centros vitales en nuestro planeta:


    1. Rusia, que fusiona y mezcla a Europa Oriental y a Asia Occidental y Septentrional.


    2. Los Estados Unidos (y posteriormente Sudamérica) que fusionan y mezclan a Europa Central y Occidental y a todo el hemisferio occidental.


    3. El Imperio Británico, que fusiona y mezcla a razas y hom­bres en todo el mundo.


    En las manos de estas naciones reside el destino del planeta. Éstos son los tres principales bloques mundiales desde el ángulo de la conciencia y de la síntesis mundial. Otras naciones menos importantes participarán en el proceso con plena independencia y colaboración, voluntariamente y a través del perfeccionamiento de su vida nacional en bien de toda la humanidad y del deseo de ex­presar y preservar la integridad de sus almas y de sus propósitos nacionales purificados (cuya purificación se está llevando a cabo ahora). Sin embargo, la nota clave de la vida humana será emi­tida por Rusia, Gran Bretaña y los Estados Unidos -no por su poder, su pasado histórico y sus recursos materiales o extensión territorial, sino porque están en posición de fusionar y mezclar los numerosos tipos, poseen una visión amplia respecto a su propósito mundial, no son básicamente egoístas en su intención, y porque el gobierno del pueblo llega a las profundidades de cada nación y es básicamente para el pueblo. Sus fundamentales Constitución, Carta Magna y Acta de Derechos, son humanas. Otras naciones serán puestas, gradualmente, en línea con estos requisitos espirituales básicos o -si ya se basan sobre estos prin­cipios humanos y no sobre [i531] el gobierno de una poderosa minoría que explota a una mayoría infeliz- colaborarán libremente con estas grandes naciones en una federación de propósitos e intereses, hasta el momento en que todas las naciones del mundo tengan una clara visión, abandonen sus objetivos egoístas y se pongan de acuerdo para trabajar unidas en bien de la totalidad. Entonces la [e396] humanidad surgirá a la luz de la libertad y revelará una belleza y un propósito espiritual, hasta ahora desconocidos.


  3. Investigación de la relación que existe entre los centros pla­netarios y los del sistema, los planetas sagrados y las ener­gías que afluyen a través de ellos, desde las constelaciones que rigen en sentido esotérico. Ésta es una de las paradojas del ocultismo, pero puede ser comprendida si el estudiante recuerda que los centros de su cuerpo etérico rigen al planeta en la medida en que ellos son o no receptivos a las in­fluencias que emanan desde el planeta, por intermedio de los centros planetarios


Estudiando primero el microcosmos, como clave del macrocosmos, pero tratando al mismo tiempo de visualizar el macrocosmos, a fin de comprender el microcosmos, el hombre establecerá algún día una relación inteligente con el todo, del cual es una parte, y lo hará colaborando conscientemente Así la mente superior y la inferior, lo abstracto y lo concreto, lo subjetivo y lo objetivo, serán llevados a una unidad funcionante, y el hombre será ín­tegro.


No puedo dar la relación de los centros planetarios con los centros humanos, o de los centros del sistema con los planetas, porque sería dar mucho conocimiento demasiado pronto y antes de que exista suficiente amor en la naturaleza humana para contra­rrestar el posible mal empleo de la energía con [i532] sus consecuen­cias a menudo desastrosas. Los colores, el grado matemático de las vibraciones superiores que emanan de los centros -indivi­duales, planetarios y del sistema- y la cualidad (esotéricamente comprendida) de las energías, deben constituir el tema de la in­vestigación humana y han de ser autocomprobados. Las claves y las indicaciones han sido dadas en la Sabiduría Eterna. El mé­todo mas lento de investigación es actualmente el más seguro. En el próximo siglo y a comienzos del mismo, vendrá un iniciado que continuará esa enseñanza y lo hará bajo la misma égida, porque mi tarea no ha terminado y esta serie de tratados que vinculan el conocimiento materialista del hombre con la ciencia de los iniciados, tiene aún otra faz que recorrer. El resto de este siglo debe ser dedicado a reconstruir el santuario de la vida humana, la forma de la vida humana, la nueva civilización, eri­gida sobre los cimientos de lo antiguo, y a reorganizar la estruc­tura del pensamiento y la política mundiales, más la redistribu­ción de los recursos del mundo de acuerdo al propósito divino. Sólo entonces será posible hacer una revelación mayor.


[e397] Todo depende del triunfo de las Fuerzas de la Luz y la consiguiente victoria de quienes representan la libertad humana. Si las fuerzas del materialismo y la crueldad triunfan, y los intereses y ambiciones pecaminosas y egoístas nacionales prevale­cen, también se hará la revelación, pero vendrá mucho más tarde. El resultado no está en juego y no es necesario desesperar. El valor de los que luchan por la libertad es inigualable. La Jerar­quía permanece. La luz está penetrando en el mundo, a medida que lo real de la situación emerge con más claridad.


Alégrense, porque no existe una verdadera derrota del es­píritu humano, no hay una final extinción de lo divino en el hombre, porque la divinidad siempre surge triunfante desde el más oscuro [i533] abismo del infierno. Sin embargo, es necesario sobreponerse a la inercia materialista en respuesta a la nece­sidad humana, en forma individual y por las naciones que no están absorbidas por las esencialidades de la situación. Hay signos de que esto está sucediendo. Ningún poder en la Tierra puede evitar que el hombre avance hacia su meta destinada y ninguna combinación de poderes puede detenerlo.



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