Astrología Esotérica - Capítulo 7
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CAPITULO VII
LOS RAYOS, LAS CONSTELACIONES Y LOS PLANETAS
(Según la Tabulación X)
[e429] [i579] Llegamos a la última parte de nuestro estudio sobre el zodíaco y su relación con los siete rayos. Hemos considerado los signos y sus efectos, y la nueva y profundamente esotérica astrología, que reemplazará en forma gradual a la actual astrología mundana. Al final de este siglo habrá conquistado el lugar que le corresponde en el pensamiento humano, pero hay algo que deben recordar constantemente. Ahora que la guerra ha terminado y los momentos de aguda prueba y tribulación ha llegado a su fin, se producirá un gran despertar espiritual de calidad y naturaleza actualmente impredecibles. La guerra habrá enseñado a la humanidad muchas lecciones y arrancado la venda que el yo inferior puso sobre los ojos. Los valores que hasta ahora han sido expresados y comprendidos sólo por aquellos cuyos ojos están puestos en Dios" serán la meta y el deseo de incontables millares; la verdadera comprensión entre hombres y naciones será el objetivo anhelado. Lo que la humanidad decide obtener, siempre lo logra. Constituye una ley oculta, pues el deseo es la fuerza más poderosa en el mundo; el deseo organizado y unificado fue la razón fundamental de los primeros y asombrosos éxitos del Eje. El único factor que puede oponerse triunfalmente al deseo es la Voluntad, empleando la palabra en su significado espiritual y como expresión del primer gran aspecto divino. Muy poca voluntad espiritual organizada fue demostrada por las [i580] Naciones Aliadas, aunque, lógicamente, estaban animadas por el deseo de obtener la victoria y llevar a un fin a este cataclismo mundial omniabarcante, por el deseo de paz y de retornar a la estabilidad, terminar con las guerras de una vez por todas y romper con su constante repetición cíclica, y por un acrecentado deseo de finalizar con el terrible sufrimiento, la crueldad, la muerte, el hambre y el temor, que están estrangulando a la humanidad para acabar con su vida. [e430]
1. La Naturaleza de la Voluntad.
Esta determinación, en la mayoría de los casos, es simplemente la expresión de un deseo fijo y unido, no el empleo organizado de la voluntad. El secreto de la voluntad consiste en reconocer la naturaleza divina del hombre. Sólo esto puede evocar la verdadera expresión de la voluntad. En verdad debe ser evocada por el alma, cuando domina a la mente humana y controla a la personalidad. El secreto de la voluntad está también estrechamente ligado al reconocimiento de la naturaleza inconquistable de la bondad, y a la inevitabilidad del triunfo final del bien. Esto no es una determinación ni la activación y estimulación del deseo para poder ser trasmutado en voluntad; tampoco es un enfoque implacable, inmutable e inconmovible de todas las energías, por la necesidad de triunfar (los enemigos de las Fuerzas de la Luz son expertos en eso). La victoria para las Naciones Aliadas residió en el esfuerzo por producir este enfoque con mayor efecto que del enemigo. El empleo de la voluntad no se expresa mediante una determinación férrea por mantenerse firme y no ceder a las fuerzas del mal. La determinación, el enfoque de la energía y la demostración de un total esfuerzo por la victoria, fueron sólo (respecto a las Naciones Aliadas) la expresión de un firme deseo por obtener la paz y terminar con [i581] el desorden. Las masas pueden hacer este tipo de esfuerzo y ambos bandos lo han hecho en este conflicto.
Sin embargo, hay un factor plus, un algo más que le trajo la victoria a los Aliados. Vino por medio de un inconsciente esfuerzo por expresar y comprender la cualidad de la Voluntad espiritual; la manifestación de esta energía divina hizo que el primer aspecto divino de voluntad o poder, sea lo que es, rasgo característico de la fuerza de Shamballa; esta cualidad es tan diferente, peculiar y distintiva de la divinidad, que ni el Mismo Cristo pudo expresarla con facilidad y comprensión. De allí el episodio de Getsemaní. No me resulta fácil expresar su significación en palabras. Han pasado dos mil años desde el episodio de Getsemaní, y desde que Cristo estableció el primer contacto con las fuerzas de Shamballa; por este medio y en bien de la humanidad, estableció una relación que, después de XX siglos, sólo es una frágil y débil línea de energía vinculadora.
Sin embargo, esta fuerza de Shamballa está disponible para ser empleada correctamente, pero el poder de expresarla reside [e431] en su comprensión (hasta donde sea posible en este punto medio. de la evolución humana) y su empleo grupal. Es una fuerza unificadora sintética, pero puede ser utilizada como una fuerza regimentadora y estandarizante. Permítaseme repetir las dos palabras clave para el empleo de la energía de Shamballa: Empleo y Comprensión grupales.
El género humano ha tenido mucha dificultad en comprender la significación del Amor. Si esto es así, su problema en relación con la Voluntad será lógicamente aún más difícil. Para la vasta mayoría de los hombres el verdadero amor constituye sólo una teoría. El amor (como generalmente lo interpretamos) se expresa como bondad, pero es una bondad hacia el aspecto forma de la vida y de las personalidades que están a nuestro alrededor, y se satisface a sí mismo a menudo mediante el deseo de cumplir [i582] con nuestras obligaciones, y sin obstruir en forma alguna esas actividades y relaciones que tienden al bienestar de nuestros semejantes. Se expresa por el deseo de terminar con los abusos y lograr mundialmente condiciones materiales más felices; se demuestra en amor materno y entre amigos, pero raras veces como amor entre grupos y naciones. El amor es el tema de la enseñanza cristiana, así como la voluntad divinamente expresada constituirá el tema de la futura religión mundial, siendo el impulso que subyace en gran parte del buen trabajo realizado en los campos de la filantropía y del bienestar humano, pero, en realidad, el amor no ha sido nunca expresado -excepto por el Cristo.
Si esto es así quizás me preguntarán, ¿ por qué hago tanto hincapié sobre este superior aspecto divino? ¿ Por qué no esperar hasta que sepamos algo más sobre el amor y cómo manifestarlo en nuestro medio ambiente? Porque, en su verdadera expresión, la Voluntad es necesaria hoy como fuerza propulsora y expulsora, y como agente clarificador y purificador.
El primer registro de las palabras que el Cristo pronunció a Su madre fueron (símbolo del aspecto sustancia de la divinidad) ¿ No sabéis que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre? Esos asuntos que Él relacionó con el primer aspecto divino, la Mónada o aspecto Padre, fue llevar a cabo el propósito y cumplir la intención, la voluntad y el propósito de Dios. Su segunda enunciación fue pronunciada durante el Bautismo, en el Jordán, cuando dijo a Juan el Bautista: Deja que esto sea así, pues nos corresponde cumplir con toda rectitud. Aquí, en esta segunda iniciación que simboliza la conquista del deseo, el Cristo penetra en el reino de la realización, del cumplimiento y de la correcta actividad planeada. Su propio deseo personal (necesariamente de [e432] orden superior, debido a Su elevado grado de evolución) sustituye a la Voluntad divina. Nuevamente, al [i583] final de Su vida, en la experiencia de Getsemaní, exclama: Padre, no mi voluntad sino la Tuya sea hecha. Aún entonces, incluso para Él, era casi imposible poder expresar plenamente la voluntad, porque todavía estaba consciente del inherente dualismo de Su posición y del contraste entre Su voluntad y la voluntad de Dios. En estas tres enunciaciones, Cristo demostró Su reconocimiento de los tres aspectos emergentes de la vida, la cualidad y la energía de Shamballa:
Estos tres aspectos están relacionados con las tres expresiones divinas de espíritu, alma y cuerpo, o vida, conciencia y forma, o vida, cualidad y apariencia. Este aspecto de la expresión de la vida del Cristo nunca ha sido debidamente estudiado, sin embargo, aunque sea una pequeña captación y comprensión de ese aspecto, ayudaría a la humanidad a hacer retroceder el mal (individual. grupal y planetario) al lugar de donde vino y también a liberar a la humanidad del terror que ahora acecha en todas partes, desafiando a Dios y al hombre.
Por lo tanto, la energía de Shamballa es aquello que está relacionado con la vivencia (por medio de la conciencia y de la forma) de la humanidad; no es necesario que consideremos su relación con el resto del mundo manifestado; concierne al establecimiento de correctas relaciones humanas, y constituye esa condición de ser que, oportunamente, niega el poder de la muerte. Por lo tanto, es el incentivo y no el impulso, es el propósito realizado y no la expresión del deseo. El deseo asciende desde y a través de la forma material; la voluntad desciende a la forma, doblegándola conscientemente al propósito divino. Uno [i584] es invocador, la otra evocadora. Cuando el deseo está acumulado y enfocado, puede invocar a la voluntad; cuando la voluntad es evocada, da fin al deseo y se convierte en una fuerza inmanente, propulsora e impulsora, estabilizando, clarificando y finalmente -entre otras cosas- destruyendo. Es mucho más que esto, pero, en la actualidad, es todo lo que el hombre puede comprender, para lo cual posee ya el mecanismo de comprensión. Esta voluntad -despertada por la invocación- debe ser enfocada en la luz del [e433] alma y dedicada a servir los propósitos de la luz y establecer correctas relaciones humanas, que deben ser aplicadas (con amor) para destruir todo lo que obstaculiza la libre afluencia de la vida humana y está produciendo la muerte (espiritual y real) de la humanidad. Esta Voluntad debe ser invocada y evocada.
No me refiero aquí a una de las dos Grandes Invocaciones ni a la tercera que ha sido dada últimamente, sino a la conciencia enfocada de hombres y mujeres de buena voluntad, cuyas vidas están condicionadas por la voluntad de llevar adelante con amor los propósitos de Dios, que tratan de comprender altruistamente esos propósitos y no temen a la muerte.
Hay dos grandes impedimentos para la libre expresión de la fuerza de Shamballa en su verdadera naturaleza. Uno, es la sensibilidad de la naturaleza inferior a su impacto, y su consiguiente prostitución para fines egoístas, como en el caso del sensitivo y negativo pueblo alemán, y el empleo por parte de las naciones del Eje para fines materialistas. El segundo es la oposición bloqueadora, obstaculizadora, confusa pero masiva, de los pueblos bien intencionados del mundo, que hablan vaga y bellamente sobre el amor, pero se niegan a considerar las técnicas de la voluntad de Dios en acción. Según ellos nada tiene que ver personalmente con esa voluntad, y se niegan a reconocer que Dios ejerce Su voluntad por intermedio de los hombres, así [i585] como también Él trata de expresar Su amor a través de ellos; no creen que esa voluntad pueda expresarse mediante la destrucción del mal, con todas sus consecuencias malignas. Tampoco pueden creer que un Dios de Amor emplee el primer aspecto divino para destruir las formas que obstruyen la libre actuación del espíritu divino; esa voluntad no debe infringir el concepto que ellos tienen del amor. Tales personas son individualmente de poco valor e importancia, pero su negatividad masiva constituyó un real detrimento para dar fin a la guerra, así como la negatividad masiva del pueblo alemán y su incapacidad de emprender la correcta acción, cuando los propósitos de Hitler fueron descubiertos, hicieron posible la gran afluencia del antiguo y enfocado mal, que trajo al hombre la actual catástrofe. Tales personas, similares a una piedra de molino atada al cuello de la humanidad, malogran el verdadero esfuerzo, susurrando Amemos a Dios y amémonos mutuamente, pero no hacen nada más que repetir plegarias y necedades, mientras la humanidad agoniza.
Fácilmente podrán apreciar el hecho de que la evocación de la energía de la voluntad y su efecto sobre las personas sin preparación y materialistas, podría ser y sería un desastre. Serviría [e434] simplemente para enfocar y fortalecer su propia voluntad inferior, nombre dado a determinados deseos satisfechos. Entonces podría crear una fuerza tan impulsora, dirigida hacia fines egoístas, que las personas se convertirían en monstruos de maldad. En la historia de la raza, una o dos personalidades avanzadas han hecho esto con terribles resultados, tanto para ellos como para los pueblos de su época. Uno de estos personajes de la antigüedad fue Nerón; el ejemplo más moderno fue Hitler. Sin embargo, el que este último fuera un enemigo tan peligroso para la familia humana, hizo que la humanidad, durante los últimos dos mil años, haya avanzado hasta un punto en que también puede responder a ciertos aspectos de esta fuerza de primer [i586] rayo. Por lo tanto, Hitler encontró asociados y colaboradores que añadieron su receptividad a la suya, de manera que todo un grupo se convirtió en agente que respondía a la energía destructora expresada en su aspecto más inferior. Esto les permitió trabajar sin piedad poderosa, egoísta, cruel y exitosamente, en la destrucción de todo lo que trataba de impedir sus proyectos y deseos.
Sólo existe una manera por la cual la enfocada maligna voluntad, debido a que puede responder a la fuerza de Shamballa, puede también ser superada, y ello, oponiendo una voluntad espiritual igualmente enfocada, demostrada por hombres y mujeres de buena voluntad que responden y pueden entrenarse para llegar a ser sensibles a este tipo de nueva energía entrante y aprender a invocarla y evocarla.
En consecuencia, podrán ver que en mi mente había algo más que el uso casual de una palabra común, cuando consideré los términos buena voluntad y voluntad al bien. Mantuve en mis pensamientos no sólo la bondad y la buena intención, sino la enfocada voluntad al bien que puede y debe evocar la energía de Shamballa y utilizarla para detener las fuerzas del mal.
Comprendo que esta idea es relativamente nueva para muchos lectores; para otros significará poco o nada; algunos podrán tener débiles vislumbres de este nuevo acercamiento y servicio a Dios que puede y debe hacerse, repito, para reconstruir y rehabilitar al mundo. Quisiera indicar aquí, que sólo se entra en contacto con el aspecto voluntad desde el plano mental y, por lo tanto, quienes trabajan con la mente y por intermedio de ella, pueden empezar a apropiarse de esta energía. Aquellos que tratan de evocar la fuerza de Shamballa se están acercando a la energía del fuego. El fuego es el símbolo y la cualidad del plano mental y también un aspecto de la naturaleza divina, aspecto sobresaliente [i587] de la guerra. El fuego, producido por medios físicos [e435] y por la ayuda del reino mineral, fue el elegido y amenazante gran medio de destrucción en esta guerra; y dio cumplimiento a la antigua profecía de que la tentativa de destruir a la raza Aria sería por medio del fuego, así como la antigua Atlántida fue destruida por el agua, pero, la ardiente buena voluntad y el uso enfocado y consciente de la fuerza de Shamballa, pueden contrarrestar el fuego con el fuego, y esto debe hacerse.
No puedo decirles mucho más sobre este tema, hasta haberlo estudiado durante un tiempo, tratando de comprender el empleo de la voluntad, su naturaleza, propósito y relación con lo que entienden por voluntad humana. Deben reflexionar sobre cómo debería ser empleada y de qué manera los aspirantes y discípulos, mentalmente polarizados, podrían enfocar esa voluntad y hacerse cargo, sin peligro, de la responsabilidad de emplearla inteligentemente. Después, cuando conozcan más al respecto, les proporcionaré mayor conocimiento sobre la materia. Sin embargo, quisiera hacer una sugerencia práctica. ¿No se podría organizar un grupo que tomara este asunto como tema de meditación, y tratara de capacitarse por medio de la correcta comprensión para hacer contacto con la energía de Shamballa y aplicarla? ¿No sería posible elaborar gradualmente el tema de la revelación de la voluntad divina, para que el tópico general pueda estar preparado para presentarlo al público reflexivo cuando llegue verdaderamente la paz? Muchas cosas se han de considerar a este respecto. Tenemos la demostración de los tres aspectos de la voluntad, tal como han sido enumerados anteriormente: la preparación del individuo para expresar esta energía; una madura consideración de la relación de la Jerarquía con Shamballa, llevada a cabo a medida que los Maestros tratan de desarrollar el propósito divino y ser Agentes distribuidores de la energía de la voluntad. Además tenemos que hacer el esfuerzo para comprender algo de la naturaleza del [i588] primer aspecto y su impacto directo sobre la conciencia humana, aparte de todo el centro jerárquico -un impacto hecho sin ningún proceso de absorción ni aminoración, al cual lo somete la Jerarquía. En otra parte me he referido a este contacto directo, que puede ser más directo y completo cuando haya mayor seguridad, como resultado de un acercamiento humano más comprensivo.
Una de las causas de la Segunda Guerra Mundial consistió en el establecimiento de un contacto prematuro -un contacto hecho por ciertas mentes egoístas, de cualidad relativamente elevada, ayudadas por la Logia Negra. Para contrarrestar esto y, oportunamente, eliminar la influencia de las fuerzas oscuras de [e436] nuestro planeta, debe haber un empleo consciente y activo de las fuerzas de Shamballa por la Logia Blanca, ayudada por hombres y mujeres cuya voluntad al bien es suficientemente fuerte como para salvaguardarlos del peligro personal en su Trabajo, y de ser desviados hacia líneas erróneas y peligrosas. Esta ayuda necesita ciertos contactos e interacción definidos y planeados, entre los dos centros: la Humanidad y la Jerarquía. Cuando esté se haya establecido mejor, podrá haber una cooperación real y organizada, y los miembros de los dos grandes centros unirse en intención masiva , lo cual será la analogía, en el plano mental, de la intención masiva del público en general, cuyos labios y corazones poseen el poder de la demanda. A esta demanda puede añadirse la voluntad enfocada de los pensadores e intuitivos mundiales, que utilizarán sus mentes y cerebros para reafirmar los derechos.
Debido a que estaba involucrado el aspecto voluntad, procuré que el último punto a considerar sobre los siete rayos fuera: Los Rayos, las Constelaciones y los Planetas, tal como se dan en la Tabulación X. La interrelación dada concierne al primer aspecto de la voluntad, como ya he [i589] indicado. El análisis de esta clasificación completará nuestra consideración de la astrología esotérica.
Las siete estrellas de la Osa Mayor son las fuentes originantes de los siete rayos de nuestro sistema solar. Los siete Rishis de la Osa Mayor se expresan por medio de los siete Logos planetarios, que son Sus representantes, y de quienes son Su Prototipo. Los siete Espíritus planetarios se manifiestan por intermedio de los siete planetas sagrados.
Cada uno de estos siete rayos, provenientes de la Osa Mayor, son trasmitidos a nuestro sistema solar por intermedio de tres constelaciones y sus planetas regentes. La siguiente tabulación aclarará esto, pero debe ser interpretada sólo en términos de la actual vuelta de 25.000 años de la gran rueda zodiacal.
2. Varios Aspectos de la Voluntad.
Tenemos ahora la difícil tarea de considerar un aspecto de la manifestación divina, poco evidente aún en el plano físico, que carecemos de la palabra exacta para expresarlo, y los términos disponibles inducen análogamente a error. Sin embargo, intentaré proporcionarles ciertos conceptos, relaciones y paralelos que puedan servir para concluir esta parte sobre astrología y sentar las bases para la futura enseñanza, alrededor del año 2025. Por [e437] este método vendrá toda revelación. Se da un pensamiento; se describe un símbolo; se delinea una idea. Entonces, a medida que las mentes de los hombres reflexionan sobre ellos y los intuitivos del mundo captan el pensamiento, sirve como pensamiento simiente que, oportunamente, fructifica mediante la presentación y el despliegue de una revelación que sirve para que la raza de los hombres se acerque más a su meta. [i590]
TABULACIÓN X
Estamos considerando la expresión de la fuerza de Shamballa en términos de Voluntad, es decir, del propósito divino, latente en la mente de Dios desde Los principios del tiempo y en los albores de la creación. Esa idea existe total y completa en la mente de [e438] Dios. En la manifestación es una actividad gradual evolutiva, autorreveladora y manifestada. Conocemos algo del aspecto inteligencia de Dios, que está revelado en la actividad viviente de la sustancia. Lentamente vamos aprendiendo algo respecto al amor de ese Gran Pensador, y su revelación ha llegado a la etapa en que la mente humana puede comparar su [i591] método de actividad viviente con el amor de la Deidad visualizado y sentido, expresado hasta ahora por el deseo de correctas relaciones humanas y el correcto trato de todo lo que no es humano. Acerca de la voluntad y el propósito de Dios, la humanidad nada sabe, porque la voluntad individual o la voluntad humana colectiva, que podría actuar como intérprete revelador y también servir como método de contacto, está dedicada al egoísmo y es ciega a los niveles más elevados de la expresión divina. La así llamada aceptación de la voluntad de Dios, por el género humano, está basada en su vida de deseo, en su negatividad y en la visión de los santos, cuya nota clave fue la sumisión, y su punto de contacto espiritual más elevado estaba matizado por el dualismo y condicionado por los métodos humanos de interpretación.
De acuerdo al método ocultista, debemos comenzar por lo universal y el todo; a su tiempo, lo individual y lo particular serán revelados, pero siempre en relación con el todo. Debería ser posible, mediante un estudio de los siete rayos, de sus constelaciones relacionadas y sus agentes transmisores, los planetas, obtener una idea general de la afluencia de la energía de Shamballa, como propósito emergente en el plano físico.
Anteriormente, me he referido a las tres expresiones principales del aspecto voluntad. Tenemos la voluntad, como condicionador del aspecto vida. Esto no se refiere a ciertos acontecimientos u ocurrencias, sino a la naturaleza de las manifestaciones de la vida en cualquier ciclo, a través de cualquier nación o raza, en lo que concierne a la humanidad, y se refiere, además, a las amplias líneas generales que, en un momento dado en el planeta, determinan el progreso de la evolución de las formas que tienen básicamente que ver con la fuerza y la persistencia de la vida, que al manifestarse crea esas condiciones externas cualificadas y expresadas en términos de vida, cualidad y apariencia. La palabra vida, en esta triplicidad de términos, se refiere a la vida tal como [i592] la humanidad la comprende. Aquí me refiero a la palabra vida que H. P. B. considera como la que sintetiza espíritu, alma y cuerpo. (La Doctrina Secreta, T. I) En realidad, es esa cuarta Cosa indefinida que está detrás de toda manifestación, objetos, expresiones cualificadas de la divinidad, [e439] insinuada en El Bhagavad Gita con las palabras: Habiendo compenetrado todo el universo con un fragmento de Mi Mismo, Yo permanezco.
Después tenemos la voluntad que lleva a la realización, base de todas las relaciones y procesos de interrelación en nuestro sistema solar y (en lo que a la humanidad respecta) en el planeta. Es el principal factor responsable de la inevitabilidad de la culminación divina; la causa de la fructificación de todas las formas en todos los planos, y de la intención divina, y lo que está detrás de la conciencia misma. No encuentro palabras para expresar esto y lo dicho resulta totalmente inadecuado. Existe un reflejo vago e incierto de este cumplimiento de la voluntad, en la alegría de la realización, tal como lo registra el ser humano que ha hallado lo que su corazón desea. Largos procesos de evolución y una extensa experiencia de la actividad viviente de la voluntad de Dios, como Vida, preceden a esta realización. Este concentrado esfuerzo evolutivo y propósito indesviable, ha exigido mucho más que el deseo y aún más que la voluntad de estar activo. Existe una realización cumplida desde el mismo comienzo, porque la divina voluntad de realizar precede al esfuerzo creador. Es la síntesis de la creación o esfuerzo persistente, adhesión a la visión y sacrificio total, y todos ellos en términos de la divina experiencia experimentada, si puedo formular así la idea. Recuerden, por lo tanto, que a través de todas estas experiencias de la voluntad divina corre el hilo de una síntesis realizada. Esto es algo más que cohesión en tiempo y espacio, es más [i593] que el principio de privación, del cual habla H. P. B., y también más que la limitación autoimpuesta. Es el fin visto desde el principio, el Alfa y el Omega, produciendo el todo completo y la perfecta fructificación de la voluntad divina.
Finalmente, constituye la voluntad que conquista a la muerte. Tampoco esto debe ser interpretado en términos de muerte, tal como afecta a la naturaleza forma de la manifestación. La tónica de la síntesis y del triunfo -realizada y completada- persiste detrás de todo lo que podemos reconocer como muerte. Esta voluntad es el principio de la historia, de la meta final de la vida cuando se logra la fructificación es el triunfo final unido o la conformidad unificada, con un propósito previsto hace tiempo del espíritu-materia, vida-forma, más ese algo que constituye el sueño y la ¡neta y con el cual entran en contacto los más altos iniciados de la Jerarquía -la revelación secreta de Shamballa. Nada más puedo decir. Si el Cristo Mismo está [e440] esforzándose por adquirir ese conocimiento, nosotros sólo podemos hacer conjeturas.
En estas pocas palabras he tratado de dar una idea de una vasta comprensión subjetiva. Lo que insinúo es en realidad el objetivo de ese interminable Camino del cual el Nirvana es la puerta abierta -el Camino que conduce a la evolución superior, para el cual nuestro proceso evolutivo prepara al género humano. Señalo la meta de todo esfuerzo jerárquico. La humanidad está tan preocupada con la actitud y el esfuerzo de la Jerarquía, respecto al bienestar y guía humanos, que la meta de los esfuerzos de los Maestros de Sabiduría es lógicamente pasada por alto. En realidad, no le concierne al hombre. Sin embargo, la imagen del Plan divino, tan a menudo destacada en los libros y por los instructores ocultistas, está desfigurada, a no ser que se comprenda que así como la humanidad se esfuerza hacia la Jerarquía, Ella se esfuerza hacia Shamballa. El Antiguo Comentario dice: [i594]
Quien puede ver la luz oscura de Shamballa, penetra hasta lo que está más allá de nuestra pequeña esfera, aquello que puede ser presentido detrás del triángulo sagrado (Venus, Mercurio, la Tierra. A. A. B.) Allí existe el punto de fuego radiante que brilla dentro del ojo (Tauro), que arde sobre la cima de la montaña (Capricornio) y que el agua no puede apagar (Acuario). Son los tres sagrados.
Al considerar los siete rayos, tal como están delineados en la Tabulación X, deben recordar que los observamos como expresiones de esta triple voluntad. Los siete rayos los hemos estudiado algo detalladamente en mis libros, desde el ángulo de la conciencia y desde el punto de vista en que producen cambios y expansiones de conciencia en el hombre, en las naciones y en las razas. Ahora, dentro de lo posible, consideraremos estos rayos a medida que vayan expresando la actividad viviente y pura de la Deidad, cuando se realiza a Sí misma en la manifestación como incentivo puro, energía impersonal dirigida, e instinto divino, siendo este último una mezcla de fuerza instintiva y energía intuitiva. Podría decirse, a quienes poseen cierto grado de percepción esotérica, que esta Vida sintética, por ser cósmica, emana de los planos cósmicos y no del sistema. De allí la dificultad de comprenderla:
Desde estos tres planos cósmicos (abarcando la personalidad sagrada de los Logos solar y planetario) llegan las energías unidas de las tres constelaciones que controlan y energetizan a nuestro sistema solar: La Osa Mayor, las Pléyades y Sirio, actúan por intermedio de los siete rayos y éstos a su vez se expresan por intermedio de las doce constelaciones que forman la gran rueda zodiacal. Los Señores o Poderes Regentes de estas doce fuentes de luz y vida aminoran la potencia de estas tres energías mayores para que nuestro Logos solar pueda absorberlas; ellas se desintonizan los aspectos de las tres Potencias que no son adecuadas a nuestra vida del sistema, en este punto del proceso evolutivo, así como la Jerarquía desintoniza o aminora, sobre nuestro pequeño planeta, las energías provenientes de Shamballa. Estas tres energías mayores, se expresan en forma misteriosa por intermedio de los siete rayos, así como todas las triplicidades se subdividen en septenarios, conservando sin embargo su identidad. Estas siete energías que emanan de las tres mayores y son trasmitidas por conducto de las doce constelaciones, están corporificadas en los siete planetas sagrados y representadas en nuestra Tierra por los siete Espíritus ante el trono de Dios (el símbolo de la síntesis). Esta grandiosa interrelación está personificada en el gran proceso de: Transmisión, Recepción, Absorción, Relación y Actividad Viviente. El método es de Invocación y Evocación. Ambas frases contienen uno de los indicios más importantes de todo el proceso evolutivo, la clave para el enigma del tiempo y del espacio y la solución de [i596] todos los problemas. Pero el factor más importante consiste en que toda la cuestión constituye la expresión de la Voluntad enfocada.
Al considerar este proceso, quisiera que estudiaran la Tabulación X, la cual es una forma simbólica que encierra lo que trato de impartir. Señalaré que el aspecto voluntad -tal como está personificado en los rayos y trasmitido por las constelaciones- actúa destructivamente cuando se concentra a través de un planeta ortodoxo y constructivamente cuando se concentra a través de un planeta esotérico. He aquí la guía secreta de la significación de la muerte y de la inmortalidad. Esto es algo que el [e442] astrólogo común será incapaz de comprobar, porque los ciclos involucrados son demasiado extensos, sin embargo, puede captar intuitivamente la probabilidad de mi proposición. Volveré a recordarles que nuestro tema es el plan, el propósito y la voluntad divinos, no la evolución de la conciencia o del segundo aspecto de la divinidad. Concierne al espíritu y no al alma. Trata de formular en cierta medida la vida del Padre, la voluntad de la Mónada y el propósito del Espíritu. En éstos (los tres aspectos de la voluntad) está germinando la simiente del próximo sistema solar, el tercero, y la fructificación de la Manifestación de la Personalidad del Logos. Por lo tanto, es necesario interpretar los siete rayos en términos de voluntad y no de amor o conciencia. Esto es lo que trataremos de hacer ahora.
1er. RAYO. - La energía de Voluntad o Poder. Este rayo está destacadamente relacionado con ese aspecto de la voluntad que conquista a la muerte, sin embargo, es el Rayo del Destructor. Sobre esto les recordaré que la actitud humana de que la muerte es el destructor, presenta un punto de vista limitado y erróneo. El primer rayo destruye a la muerte, porque en realidad no existe tal cosa; ese concepto es parte de la Gran Ilusión, una limitación de [i597] la conciencia humana, y está básicamente relacionado con el cerebro y no con el corazón, por extraño que parezca. Es, en un verdadero sentido, una ficción de la imaginación. Cavilen sobre esto. La abolición de la muerte y la destrucción de la forma es una manifestación de primer rayo, que en realidad trae la muerte de la negación e inaugura la verdadera actividad. Es la energía que puede ser llamada incentivo divino; es la vida que reside en la simiente, que destruye sucesivamente todas las formas, a fin de que pueda efectuarse la fructificación final. Ésta es la clave del primer Rayo. Es la Voluntad de Iniciar. Hoy, en lo que a la humanidad concierne, su más elevada realización es la iniciación.
2do. RAYO. - La energía de Amor-Sabiduría. Esta energía fundamental es la voluntad de unificar, sintetizar, lograr coherencia y atracción mutua y establecer relaciones, pero -recuerden esto- son relaciones totalmente independientes de la conciencia de la relación o la realización de la unidad. Es la unificación tal como se ve desde el principio, que existe siempre y eternamente en la Mente de Dios, Cuya voluntad abarca el pasado, el presente y el futuro y Cuya [e443] mente no piensa en términos de evolución o de proceso. El proceso es inherente a la simiente; el anhelo de evolucionar acompaña inevitablemente la vida en manifestación. Es la Voluntad de Unificar. Hoy, en lo que a la humanidad concierne, su expresión más elevada es la visión mística.
3er. RAYO. - La energía de Inteligencia Activa. Es la voluntad del propósito condicionado. Los factores que se desarrollan por su intermedio llevan a cabo enérgicamente el plan reconocido, con una meta inteligente, [i598] concebida con un incentivo activo, que lleva adelante el proceso inteligentemente, por la fuerza de su propio impulso. Vuelvo a recordarles que no me refiero a la conciencia humana, sino a la totalidad de esa empresa que supedita a la materia y la adapta a la idea básica en la mente de Dios. Pero ningún ser humano es aún capaz de concebir esa idea. Nadie sabe cuál es la voluntad de Dios ni la naturaleza de Su propósito inteligente. Es la Voluntad de Evolucionar. Hoy, en lo que a la humanidad concierne, su expresión más elevada es la educación, o el desarrollo progresivo por medio de la experiencia.
4to. RAYO. - La energía de Armonía a través del Conflicto. Ésta es fundamentalmente la voluntad de destruir las limitaciones, que no es lo mismo que la voluntad de destruir la negación, como en el caso del primer rayo, pero es un aspecto similar a ése. No me refiero al aspecto conciencia que reconoce y se beneficia de esa lucha, sino a la energía inherente a todas las formas, y particularmente fuerte en la humanidad (porque el hombre es autoconsciente), que produce, ineludible e inevitablemente, la lucha entre la vida y lo que ha elegido como limitación; esto oportunamente destruye o rompe esa limitación en el momento en que se logra una verdadera armonía o unificación. Esotéricamente podría decirse que cuando la forma (limitación) y la vida se equilibran, aparece inmediatamente una brecha, y a través de ella fluye una fresca emanación de la voluntad. Cristo tuvo que morir porque había logrado la armonía con la voluntad de Dios, entonces, el velo del Templo se rasgó en dos de arriba a abajo. Aquí aparecerá la significación de esta fresca [i599] emanación de la Voluntad; el escenario está preparado para una nueva y fresca actividad del principio viviente. En lo que a la humanidad se refiere, [e444] las simientes de la muerte emergen por intermedio de este rayo, y la inexorable parca, la muerte, no es más que un aspecto de la voluntad, condicionado por el cuarto rayo que emerge del cuarto plano. La muerte es un acto de la intuición, trasmitido por el alma a la personalidad y que, luego, de acuerdo a la voluntad divina, lo lleva a cabo la voluntad individual. Ésta es la Voluntad de armonizar. Hoy, en lo que a la humanidad concierne, su expresión más elevada es la intuición, cuando se expresa a través de la actividad grupal. Siempre la muerte libera al individuo para que entre en el grupo.
5to. RAYO. - La energía de la Ciencia Concreta o Conocimiento. Para comprender esta expresión de la voluntad divina, el estudiante debe recordar el aforismo ocultista que dice materia es espíritu en el punto inferior de la manifestación y espíritu es materia en su punto más elevado. Básicamente, esta voluntad puede producir concreción y, sin embargo, al mismo tiempo constituir el punto donde espíritu y materia se equilibran y equiparan. Ésta es la razón de por qué la perfección humana se lleva a cabo conscientemente en el plano mental, el quinto plano; esto lo lleva a cabo el quinto rayo, y en ese plano tiene lugar la liberación, al recibir la quinta iniciación. Ésta es la voluntad inherente a la sustancia, y pone en actividad a todos los átomos con los cuales están construidas las formas. También está estrechamente relacionada con el primer sistema solar, aunque va liberando a esos miembros de la familia humana que constituirán el núcleo alrededor del cual se construirá el tercer sistema solar. La energía de este rayo es inteligencia; es la simiente de la conciencia, pero no de la conciencia como la entendemos nosotros; es la vida [i600] inherente a la materia y la voluntad para trabajar inteligentemente; es ese algo viviente para lo cual no tenemos denominación, producto del primer sistema solar. Constituye uno de los principales haberes de Dios, el Padre, y también de la Mónada humana. Es la Voluntad de Actuar. Hoy, en lo que a la humanidad concierne, su más elevada expresión es la liberación -por medio de la muerte o la iniciación.
6to. RAYO. - La energía de la Devoción o del Idealismo. Es la voluntad que personifica la idea de Dios. Proporciona el poder motivador que se halla detrás de la actuación de lo [e445] que pueda ser el propósito de la creación. No tenemos aún ni la más mínima idea de lo que ese- propósito puede ser. Un ideal está relacionado con el aspecto conciencia, en lo que a los seres humanos se refiere. Una idea se relaciona con el aspecto voluntad. Este rayo personifica una potencia dominante. Expresa el deseo de Dios y es la energía básica que emana del plano astral cósmico. Oculta el misterio que contiene la relación entre la voluntad y el deseo. El deseo se relaciona con la conciencia. La Voluntad no. Sin embargo, no estamos considerando la conciencia, sino esa fuerza impersonal que impulsa adelante a través de los siete planetas de nuestro sistema solar y hace de la idea de Dios un hecho consumado en el Eterno Ahora. ¿Significa algo este enunciado para ustedes? Presumo que muy poco; es ]a enunciación básica de una realidad oculta, respecto a la energía cuando se expresa en forma excepcional y peculiar, por intermedio de la humanidad. Recordaré aquí un enunciado de La Doctrina Secreta, una idea es un Ser incorpóreo que no se sustenta por sí misma, pero da figura y forma a la materia informe y se convierte en la causa de la manifestación. Esta afirmación nos lleva directamente a Dios [i601] Padre, a la Mónada, al Uno. En consecuencia, está relacionada con la Voluntad y no con la conciencia. La conciencia es en sí el reconocimiento de un plan progresivo. La Voluntad es la causa, el Principio energetizante, la Vida, el Ser. Ésta es la Voluntad de Causar. Hoy, en lo que a la humanidad concierne, su expresión más elevada es el idealismo, el incentivo y la causa de la actividad humana.
7mo. RAYO. - Es la energía de Orden Ceremonial. Constituye una expresión de la voluntad que impele hacia la manifestación externa; contiene en sí la periferia y el punto en el centro. Es la voluntad para la síntesis ritualista, si puedo expresarlo así; la Necesidad es el principal factor condicionante de la naturaleza divina -la necesidad de expresarse a sí mismo; la necesidad de manifestarse en forma rítmica y ordenada; la necesidad de abarcar lo que está arriba y lo que está abajo y, por medio de esa actividad, producir belleza, orden, perfectas totalidades y correctas relaciones. Es la energía impulsora que emana del Ser cuando aparece, toma forma y vive. Es la Voluntad de Expresar. [e446] Hoy, en lo que a la humanidad concierne, su expresión más elevada es la organización.
En los enunciados que anteceden, respecto a los rayos, pueden ver que todo el círculo de su actividad es completo desde el ángulo de Dios, el Padre; la voluntad para iniciar la manifestación y su expresión progresiva resultante, se une con la voluntad para lograr la plena realización y la energía del Ser mismo -llega hoy en tiempo y espacio (en la mente de Dios) a la plena consumación. [i602]
3. Las Notas Claves de los Siete Rayos y el Aspecto Voluntad.
Las notas claves de los siete rayos, debido a que constituyen la revelación de los siete Grandes Seres, son:
Iniciación. Unificación. Evolución. Armonización. Acción. Causación. Expresión.
Éstas son las notas clave para la humanidad, en su punto actual de desarrollo evolutivo; cuando estas siete energías actúan en la conciencia humana, en un esfuerzo por producir y evocar el aspecto Voluntad en el hombre avanzado, producen:
Iniciación. Visión. Educación. Intuición. Liberación. Idealismo. Organización.
Un cuidadoso estudio de los siete rayos mayores y las siete notas clave menores, revelará estas verdades y su promesa. Al final de la Era acuariana dichas notas clave variarán algo, porque el reconocimiento de la Voluntad (que conduce a la colaboración comprensiva) producirá grandes cambios en la polarización y objetivos humanos -objetivos ya logrados.
Veamos ahora cómo estas fundamentales energías de rayo actuarán en las relaciones planetarias y zodiacales del hombre, y por qué ciertas constelaciones y planetas están relacionados con algunos rayos y trasmiten influencias definidas y específicas al centro que llamamos humanidad, produciendo ciertas tendencias, evocando ciertas actitudes de la voluntad y conduciendo, por consiguiente, a ciertos eventos inevitables, así como a definidos y determinados modos de ser.
Siguiendo con nuestra consideración de la Tabulación X, deben tenerse presentes ciertas ideas fundamentales. Las enumeraré a fin de ayudarlos a comprenderlas:
Me es casi imposible aclarar esto, porque me refiero a algunos aspectos y efectos finales de las iniciaciones superiores. Sólo los menciono porque llevan a la consumación y culminación de este estudio de la psicología divina, al manifestarse por intermedio de Dios y del hombre. Estoy dando, simplemente, pálidas e inadecuadas indicaciones de lo que emerge en la conciencia humana después de la tercera iniciación -el punto donde la vida de la personalidad o de la forma, es trascendida, y la Mónada se convierte en el objetivo de la meta deseada; entonces, su presión espiritual es acrecentadamente sentida. Por lo tanto, sólo es posible indicar metas distantes. [i607] Sin embargo, podemos obtener algunas vagas interpretaciones humanas de las metas divinas, relacionando a estos rayos y sus constelaciones transmisoras, con nuestra Tierra, y observando cómo esta relación. triangular puede actuar sobre nuestro planeta. La comprensión individual dependerá del grado de desarrollo, y sólo los iniciados superiores comprenderán las verdaderas implicaciones de mis palabras.
Deben recordar, cuando estudian estas profundas relaciones esotéricas, que las encaramos desde dos ángulos -los únicos dos por ahora posibles para la mente finita del hombre:
Antes de entrar en un análisis más estrecho de nuestro tema, quisiera recordarles que, en realidad, consideramos lo universal, simbolizado por el enorme conglomerado de constelaciones con las cuales se relaciona nuestro tema: [e451]
4. Energías Cósmicas y la Transformación.
Ahora
les daré una pequeña idea de estas corrientes de
energía cuando se exteriorizan en el espacio desde la
Ursa Maior, y son trasmitidas por ciertas constelaciones zodiacales a
nuestro sistema solar, y de allí, por intermedio del Sol, a
los siete planetas sagrados. estos producen lo que se llama
transformaciones en nuestro pequeño planeta no-sagrado,
la Tierra, poniéndolo progresivamente en línea con
el aspecto voluntad de la divinidad. El siguiente diagrama
explicatorio aclarará en gran parte el proceso: Ésta es la única manera por medio de la cual puedo darles una idea de la distribución de las energías, su limitación dentro de los límites del zodíaco y su enfoque dentro de la periferia [i610] de nuestro sistema solar. Seamos más específicos respecto a uno de los rayos y su relación triangular, tal como es dada en la Tabulación X:
Trascendencia. - La causa trascendente. Transmisión. - Las constelaciones zodiacales. Transformación. - El Sol. El Alma. Transfiguración. - Los planetas.
[e454] A éstas podría agregar una palabra en relación con la Tierra y su humanidad, la cual está aliada a lo antedicho. Esta palabra es Traslación, porque cuando las almas de los hombres justos son hechas perfectas, tiene lugar un proceso de traslación que [i612] eleva a la humanidad y la saca del planeta, llevándola a cualquiera de los siete Senderos Cósmicos, para los cuales nuestras siete iniciaciones son las puertas de entrada.
En lo que respecta al individuo humano, en su progreso e iniciación o traslación, desde un estado de conciencia a otro, tenemos una pequeña réplica de lo antedicho:
[e455] La historia de la trayectoria del Uno a los Muchos y de los Muchos al Uno, está contenida en estos diagramas macro y microcósmicos.
Tomemos ahora cada uno de los siete rayos y veamos cómo personifican y trasmiten los tres aspectos de la voluntad, por conducto de las tres constelaciones y sus regentes, a nuestra Tierra. Entramos aquí en el reino de las causas y consideramos esos propósitos, incentivos, impulsos y objetivos trascendentes de Aquel en el Cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Esta gran Vida, el Anciano de los Días, el Señor del Mundo, Sanat Kumara, el Joven Eterno, el Logos planetario -Sus innumerables nombres son de importancia relativa-, la única Existencia sobre nuestro planeta capaz de responder a los objetivos del Logos solar y llevarlos a cabo. Éste, a Su vez, es el único en nuestro sistema solar capaz de responder a la séptuple Causa Emanante, expresada por intermedio de la Osa Mayor o Ursa Maior. Sin embargo, consideraremos los aspectos psicológicos de las emanaciones de los siete rayos que personifican la voluntad al bien. [i613]
Esta voluntad subyace en toda actividad iniciadora, es decir, en la iniciación de:
Éstas son todas expresiones o efectos de la actividad de la energía de rayo y pueden ser resumidas, por un acto de voluntad enfocada, en el pensamiento de una dinámica penetración a un nuevo estado de conciencia. Conduce inevitablemente a una nueva comprensión del ser. En esta afirmación, tenemos una de las definiciones básicas de la iniciación en lo que ella concierne al ser humano. Éstos son débiles procesos dinámicos, a los cuales la Vida Una se somete al entrar en la condición dual de espíritu-materia. Me refiero a la voluntad que subyace en el dualismo, que es análoga a la recepción y enfoque de una idea inicial al entrar en la mente de un ser humano creador y [e456] evolucionado, sus procesos mentales y realizaciones. Llegará alguna comprensión de esto si el discípulo considera qué tipo de aspiración fija, visión de la meta y visión para seguir la voluntad al bien, ha afectado su vida. No puede ir más allá de esta realización, pero contiene la simiente cósmica de la comprensión.
Debe recordarse que en el sendero de iniciación todo el proceso de entrenamiento está dirigido hacia la evolución de la voluntad, y ello es posible porque detrás del desarrollo del amor se halla la revelación de la voluntad. Se dice [i614] correctamente que la meta inmediata del hombre es el desarrollo (en plena expresión) de la naturaleza del amor. Esto empieza a tener lugar y alcanza una etapa relativamente elevada de desarrollo en el sendero del discipulado. El detalle del proceso, en un sentido amplio y general, podría ser establecido de la manera siguiente:
Esto abarca un terreno familiar para todos ustedes, pero es necesario la constante repetición en un esfuerzo por alcanzar una visión del todo. Ahora nos ocuparemos de la tercera etapa del proceso evolutivo llevada a cabo en el sendero de iniciación, en el cual, en lo que a la humanidad concierne, se entra en la tercera y culmina en la séptima iniciación -la más fácilmente alcanzada por las personas que pertenece al primer rayo, más que las que pertenecen a otros rayos.
Esto -hasta donde pueden captarlo actualmente- concierne principalmente a la voluntad creadora cuando: [e457] [i615]
Todos los iniciados deben expresar, y eventualmente lo hacen, voluntad dinámica creadora, propósito enfocado, que sólo expresa voluntad al bien, y el esfuerzo sostenido que lleva a la realización. Quisiera recordarles que el esfuerzo sostenido es la simiente de la síntesis, la causa de la realización y aquello que finalmente vence a la muerte. La muerte es, realmente, deterioración en tiempo y espacio, y se debe a la tendencia de la materia-espíritu a aislarse, mientras está en manifestación (desde el punto de vista de la conciencia). Este esfuerzo sostenido del Logos mantiene a todas las formas en manifestación y hasta conserva el aspecto vida como factor integrante en la construcción de la forma y -lo que es también un acto de la voluntad sustentadora- puede abstraer o retirar intacta la conciencia de la vida al finalizar un ciclo de manifestación. Muerte y limitación son términos sinónimos. Cuando la conciencia está enfocada en la forma y totalmente identificada con el principio de limitación, considera la liberación de la vida de la forma como la muerte; pero, a medida que prosigue la evolución, la conciencia se convierte acrecentadamente en percepción de aquello que no es la forma, y en el reino de lo trascendente, o el mundo de lo abstracto, por ejemplo, en lo que ha sido abstraído de la forma y enfocado en sí mismo. Dicho sea de paso, esto es una definición de la meditación desde el ángulo de la meta y de la realización. Un hombre puede verdaderamente meditar cuando empieza a emplear la mente, reflejo del aspecto voluntad, y lo aplica en sus tres aspectos: al iniciar su entrada en el mundo de las almas, al condicionar su vida de la personalidad y al reforzar y, oportunamente, crear, el propósito del alma en su plena expresión. Esto da por resultado [i616] la total conquista de la muerte. Llevo todo este concepto a los niveles del microcosmos, aunque se evidenciará que sólo el discípulo consagrado, en preparación para la iniciación, puede empezar a comprender algo de las significativas implicaciones.
Quizás pueda resumir mejor la nota clave del primer Rayo de Voluntad y Poder, cuando trata de expresarse como propósito dinámico en la Tierra en relación con el ser humano, citando o parafraseando El Antiguo Comentario.
El Uno Trascendente, la Vida, el Todo, la Totalidad, entró en comunión Consigo Mismo y por este acto se convirtió en un punto vital de vida y de poder enfocado. [e458] Yo soy y no soy. Mayor que Esto es Eso; más pequeño que Eso es Esto. Pero Eso debe mostrar a Esto la naturaleza del todo y probarse Él mismo a Sí Mismo. Yo soy el principio. Soy el Camino externo e interno y vuelvo al punto de concentración, y desde ese punto vuelvo a Mí Mismo, llevando dentro de mi amoroso corazón aquello que Yo, el Uno, he servido y por lo cual me he sacrificado a Mí Mismo.
En el proceso de sacrificio, lo que es el Todo sustentador, el núcleo interno de toda vida y principio de integración, realiza dentro de Sí Mismo las siguientes etapas de conciencia:
Los estudiantes harían bien en apartar sus ojos de la meta de la transfiguración (realizada en la tercera iniciación y acrecentadamente presente en cada iniciación anterior) y prestar mayor atención al reconocimiento de lo que existe en ellos, lo cual habiendo compenetrado su pequeño universo con un fragmento de sí mismo, permanece. Entonces habrán afianzado sus conciencias en el centro del poder trascendente y garantizado la afluencia de la voluntad de realizar. Desde ese elevado punto en la conciencia (alcanzado primero imaginativamente y luego prácticamente), hallarán de valor trabajar en el proceso de transmisión, reconociéndose como agentes de transmisión de la voluntad al bien del Uno Trascendente. Después deberían pasar a la etapa de la transformación, donde podrían visualizar y ver la necesaria y desarrollada transformación, llevada a cabo en sus vidas; luego, con la misma expectativa, deberían creer en la transfiguración de esas vidas, en línea con la voluntad del [i619] Uno Trascendente, el éxito del Uno Transmisor y la actividad del Uno Transformador -siendo todos Ellos el Uno, la Mónada, el Yo. Todo esto se hace empleando la voluntad condicionadora, realizadora y superadora.
Volviendo a nuestro tema del Todo mayor, dejando atrás por un momento los esfuerzos del microcosmos para comprender al macrocosmos, consideremos la relación de las tres constelaciones en la tarea de expresar el primer rayo:
Aries, el Iniciador, Leo, el Yo, y Capricornio, el Agente Transfigurador, constituyen algunas implicaciones relacionadas con el primer rayo y la humanidad.
Quisiera señalar aquí que he dado este triángulo de constelaciones en el orden de sus relaciones con la Gran Vida, que los emplea como agentes transmisores para las actividades de primer rayo. Debe también observarse que la razón de esta relación es inherente a la naturaleza de las Vidas que animan a las constelaciones especificadas. Son en Sí Mismas expresiones de la voluntad al bien y, por lo tanto, constituyen la línea de menor resistencia para la distribución de la energía de primer rayo por todo nuestro sistema solar. Desde el ángulo de las relaciones humanas, este triángulo se reajusta a sí mismo y llega a ser Leo el dador de la autoconciencia; Capricornio es el signo donde puede ser recibida la iniciación, y Aries es el incentivo hacia un nuevo comienzo. La ciencia de la astrología obtendrá nueva luz cuando se comprenda la significación de las diferencias que existe entre las constelaciones, como galaxias de estrellas, y los signos, como influencias concentradas. Esto está fundamentalmente conectado con la diferencia que existe entre la relación de la energía de rayo y el triángulo de constelaciones, y la relación [i622] humana. Nada más puedo decir, pero esto dará un indicio al astrólogo intuitivo. [e462]
Esta línea de distribución (si puedo expresarlo así) se relaciona con la voluntad que produce la inevitable unión, unificación y síntesis, mediante el poder de atracción, basado en la facultad de ver la visión. En el actual sistema solar y durante este ciclo mundial y, por lo tanto en el planeta, y durante todo el período en que nuestro planeta cambia su estado de planeta no sagrado al de planeta sagrado, éste es el dominante aspecto voluntad de la Deidad, energía que preocupa a nuestro Logos planetario. Esto ha traído a la existencia a la Jerarquía, debido al impacto de la fuerza de Shamballa o de primer rayo. Sin embargo, la energía jerárquica preocupa actualmente a la humanidad. En la palabra preocupa, en relación con el Logos planetario y la humanidad, hallarán la indicación de una creciente respuesta entre dos centros, Shamballa y la Humanidad.
Los esotéricos del mundo saben mucho sobre esta energía de rayo, por tres razones:
En este ciclo predominan las notas claves: iluminación, visión, videncia o percepción espiritual, y fusión del camino occidental o místico. El Buddha resumió en Sí Mismo toda la luz del pasado, en lo que respecta a la humanidad. Fue el Mensajero máximo y demostró las posibilidades innatas en la humanidad, irradiando la luz de la sabiduría en relación con la luz de la sustancia y produciendo esa llama dual o luz flamígera, aventada y nutrida (aunque no plenamente expresada) por la humanidad, hasta ese momento. Surgió como florecimiento o [e463] fructificación del pasado y como garantía de la capacidad innata en el hombre. Aunque el Cristo también pudo decir Yo soy la luz del mundo, fue más allá en Su manifestación, y proporcionó una visión del siguiente paso a dar, demostrando la luz del alma e indicando el futuro, presentado así lo que podría ser, porque Él había liberado en la Tierra el principio cósmico del amor. El amor es un aspecto de la voluntad, algo muy poco comprendido por la masa humana. Es la voluntad de traer y atraer hacia sí y cuando está dirigida hacia lo que no es material, como reacción de la mente diferenciadora, lo denominamos Amor. La humanidad tiene que saber ante todo lo que debe ser amado, antes de que ese poder de la voluntad sea suficientemente evocado. Entonces puede trasformar la visión en manifestación y la realidad en expresión.
Surge ahora en nuestra conciencia la maravilla del trabajo del Cristo, el Señor de Amor. Evidencia claramente que el amor que Él demostró, era un aspecto de la voluntad, actuando por intermedio del segundo rayo; este poderoso amor liberó en el mundo el [i624] principio cósmico de amor. También se evidencia la actuación de los tres aspectos de la voluntad divina a través del segundo rayo:
En El Antiguo Comentario se habla de este tipo de voluntad -la voluntad de amar- en los siguientes términos:
El Uno Trascendente dijo: Estoy solo. Debo levantarme y buscar con incesante anhelo aquello que produce la culminación, cerrar Mi círculo, intensificar Mi vida y convertirme verdaderamente en Uno, y esto porque reconozco a los Dos. Debo unirme con mi otro Yo, el que yo presiento tenuemente. [i625] Atraje a ese otro hacia Mi corazón, y atrayéndolo Le di iluminación; Lo doté con riquezas; di con largueza.
Esto no representa la visión mística de ese otro, sino el aspecto voluntad del Logos planetario, el incentivo que está detrás de la vida de Shamballa. Es el Señor del Sacrificio Que habla. La nota clave del sacrificio o proceso de integración corre a través de todo lo que concierne al aspecto voluntad cuando actúa por intermedio de los siete rayos; esto se evidencia bellamente en la actividad del segundo rayo, pues es el canal para la voluntad de Dios.
Se conoce a sí mismo como la voluntad trascendente, porque detrás de su expresión de amor cósmico (atrayente, fusionante y cohesivo) hay una visión sintética de la Intención divina. Discierne entre proceso y meta, iniciación y aquello que es revelado por el proceso iniciador y ese algo aún desconocido para los iniciados de categoría inferior a la de tercer grado. He aquí la diferencia entre el Cristo y el Buddha. Este último reveló el proceso, pero el Cristo personificó en Sí Mismo la meta y el proceso. Reveló el principio cósmico del amor y por su intermedio -personificado en Sí Mismo- también produjo efectos y cambios importantes en el mundo, a través de aquellos que le fueron presentados para recibir la iniciación.
El segundo rayo se conoce a sí mismo como la voluntad transmisora, pues por su intermedio algo pasa entre los pares de opuestos (espíritu-materia) que los une hasta que, oportunamente, forman un todo fusionado. Éste es un misterio básico -misterio fundamental de la iniciación y concierne a la voluntad unificadora que actúa por medio del amor. Su expresión inferior y su símbolo más material es el amor entre los sexos. [i626]
Se conoce a sí mismo también como la voluntad transformadora, porque todo el proceso evolutivo (que es, en último análisis, la actuación de la interrelación entre Dios y Su mundo, causa y efecto, Vida y forma) esta basado en la transformación realizada por la atracción divina. Esto permite que el espíritu suba a los hombros de la materia, tal como H. P. B. lo expresa, obligando a [e465] la materia a realizar la purificación que oportunamente hará que actúe como algo trasparente para revelar la divinidad.
Finalmente, se conoce a sí mismo como la voluntad transfiguradora. Esta transfiguración la manifestó el Cristo cuando apareció ante los asombrados ojos de Sus discípulos como la Luz encarnada y se transfiguró ante ellos.
Todo el proceso de la trascendencia da por resultado la transfiguración; se lleva a cabo en relación con el segundo rayo mediante las influencias combinadas de las tres constelaciones, a través de las cuales este rayo ha elegido actuar en tiempo y espacio por la acción de la adecuada voluntad. Considerémoslas por un momento:
En tiempo y espacio y desde el ángulo de la humanidad, el triángulo de constelaciones es Virgo, Géminis y Piscis y no en el orden dado aquí: Géminis, Virgo y Piscis, visto esto último desde el ángulo de Shamballa.
En esta expresión divina de la energía de rayo se halla la clave o indicio de lo que comúnmente se denomina evolución. El énfasis se pone necesariamente en la naturaleza de la forma y en el aspecto fenoménico. Sin embargo, el proceso evolutivo puede ser considerado hoy desde dos aspectos: el de la evolución de la forma y el de la evolución de la conciencia; la ciencia y la psicología contribuyen a este cuadro o imagen, que se va desarrollando gradualmente. Pero lo que estoy dilucidando aquí es la evolución de Aquello que es conciencia y forma y, sin embargo, es algo más que cualesquiera de los dos, es decir, Aquel que quiere manifestarse, saber o ser consciente. Esto es lo que subyace detrás y es mayor que la Identidad en tiempo y espacio, [e467] y denominamos Logos. Por lo tanto, me ocuparé de la Voluntad Creadora que va manifestándose dinámicamente, estableciendo conscientemente contacto y que está persistentemente enfocada en la forma, mientras existe tiempo y espacio. [i629]
Este tercer aspecto de la expresión divina es el resultado de la actividad de los otros dos rayos principales. Deben discernir cuidadosamente entre la materia de la Madre y la sustancia, o el Espíritu Santo que influye sobre la Madre; de esto último nos ocupamos aquí, pues estamos considerando todos los rayos en términos de voluntad, espíritu y vida. Este tratado, por lo tanto, considera una idea que está detrás de todo el contenido del conocimiento moderno y es, por consiguiente, inexplicable para la mente finita. Sólo es posible indicar Aquello improbable, incognoscible e intangible que existió antes de la manifestación y persistirá después que haya pasado el ciclo de manifestación. Esta inherente realidad es, para el Logos manifestado, lo que el presentido Yo inmortal es para el hombre encarnado. A medida que la mente abstracta del hombre se desarrolla, tales temas subjetivos, que conducen al Tema central de la manifestación, se esclarecerán y la densidad del misterio se sutilizará. Deben conformarse con esta promesa pues aún no son iniciados. El iniciado presentirá a qué me refiero.
Esta Realidad evolucionante está enfocada en el tercer Rayo de Inteligencia Activa que, durante el período aparición -en este sistema solar-, ha emprendido la tarea de desarrollar una consciente conciencia de Sí Mismo en aquello que no es. Esto se realiza en tres etapas -todas resultado del proceso y el progreso de la actividad de la mente, o la percepción inteligente, y son:
La voluntad de tercer rayo produce la síntesis externa en etapas sucesivas, llevadas a cabo desde la síntesis temporaria hasta la existencia de una completa unificación entre conciencia y forma y, más tarde, una total expiación entre Eso que no es conciencia ni forma, sino el Creador de ambas, y el principio que relaciona espíritu-materia. Se verá, por la definición anterior, que la función del tercer rayo consiste en ser la voluntad de iniciar, en el plano físico, aquello que expresará la divinidad; no sólo define la apariencia sino que revela esa cualidad de la que la apariencia es el efecto o resultado; inherente a estas dos proposiciones, es la tercera, la cual establece que esa voluntad creadora no es sólo la causa de la manifestación y la garantía de la realización, sino también la prueba de que la potencia de esa Vida siempre vence y aniquila a la muerte. De esta manera volvemos a la proposición inicial de esa divina trinidad de Vida-Cualidad-Apariencia (considerada en la introducción del T.I.) y también a la creatividad de los tres rayos principales, a su relación básica y a su síntesis duradera y persistente. El círculo de la revelación se cierra; el ciclo se completa, las serpientes de la materia, de la sabiduría y de la vida se unen en un [i631] todo, y detrás de las tres permanece el Eterno Dragón para engendrar siempre la triple serpiente, exclamando continuamente: Ve y vuelve. Así habla El Antiguo Comentario respecto a este tema.
Tres palabras se relacionan con esta triple manifestación:
Atracción, Sustracción, Abstracción, y están relacionadas (en lo que se refiere al hombre) con las tres primeras iniciaciones, pero sólo desde el aspecto voluntad y definidamente en relación con el tercer rayo en el plano físico, o más bien en el plano del cuerpo etérico, o de la actividad vital efectiva. Esto debe tenerse presente cuando se considera el trabajo activo de la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Esta Trinidad en manifestación se conoce a Sí Misma como la Realidad Trascendente, y pronuncia siempre las palabras:
Habiendo compenetrado todo el universo con un fragmento de Mí mismo, Yo permanezco.
Esta Trinidad en manifestación se conoce a Sí Misma como el Uno Transmisor, y dice a través de las palabras del Cristo:
Yo, si fuera elevado, atraería a todos los hombres hacia Mí, [e469] haciéndolo por medio del poder de atracción que trasmite el Uno Transmisor.
Esta Trinidad en manifestación se conoce a Sí Misma como el Agente Transformador, y por medio de la voz de los muchos entona las palabras: Gloria a Dios en las, alturas, paz en la Tierra y buena voluntad entre los hombres -gloria, paz y voluntad al bien, son los efectos de la vida trasmitida por el Uno Trascendente.
Por último, al finalizar la era, se conoce a Sí Mismo como el Uno Transfigurado, y se da cuenta de que el cántico de los Ángeles: Gloria a Dios en las alturas, es la enunciación de su perfección y su triunfo finales.
¿Qué más podría decirse sobre este tema? Los Rayos mayores de Aspecto, personifican toda la historia; los Rayos menores de Atributo contribuyen a los detalles del proceso y de la empresa. Éstos [i632] están condicionadas por los tres Rayos mayores. Por lo tanto, no tengo la intención de analizar los cuatro triángulos restantes. En este tratado he dado bastantes indicaciones para que el estudiante interesado desarrolle por sí mismo su tema subjetivo. Sin embargo, consideraré brevemente las tres constelaciones relacionadas con el tercer rayo; su significación es relativamente clara.
Recuerden, sin embargo, que estos Tres son Uno. Detrás de ellos está eternamente Aquel que permanece trascendente [i634] y también inmanente, mayor que nuestro todo, no obstante, dentro de ese todo.
Por intermedio del cuarto Rayo aprendemos a unificarnos con esta eterna síntesis y voluntad; por intermedio del quinto Rayo, desarrollamos el medio de comprender la naturaleza de esa síntesis y voluntad; por intermedio del sexto Rayo, [e471] avanzamos hacia la total identificación con esa síntesis y voluntad, y por intermedio del séptimo Rayo, demostramos en la Tierra la naturaleza de esa síntesis a través de la forma que aparece y del propósito de esa voluntad subyacente.
Y así los Muchos son absorbidos en el Uno.
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