Los Rayos y las Iniciaciones - La significación de las Iniciaciones

      


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SEGUNDA PARTE - SECCION SEGUNDA

EL ASPIRANTE Y LAS INICIACIONES MAYORES

LA SIGNIFICACION DE LAS INICIACIONES

 

     Comenzamos ahora la consideración de las nueve iniciaciones sólo que esta vez nos ocuparemos de la relación y los detalles vinculados con cada una, [i662] considerándolas, en lo posible, desde el ángulo de la Jerarquía y su esfuerzo en bien del progreso evolutivo de la raza, y no tanto del de la personalidad del discípulo fusionada con el alma. Debe recordarse desde el principio, que ningún discípulo puede pasar por la experiencia iniciática si no es un individuo fusionado con el alma y conscientemente consciente, en los niveles del alma, de los diferentes acontecimientos, posibilidades, empresas e implicaciones.

     En los numerosos libros que he dado al mundo mucho he enseñado sobre la iniciación; he tratado de llevar una presentación más sensata y razonable de estas grandes crisis en la vida de todos los discípulos. Sería conveniente observar que una iniciación es, en realidad, una crisis, un acontecimiento culminante, que sólo se produce realmente cuando el discípulo ha aprendido a ser paciente, resistente y sagaz, al surgir de las numerosas y menos importantes crisis precedentes. La iniciación es un episodio culminante, debido a la disciplina autoinspirada, a la que el discípulo se ha obligado a ajustarse.

     En los libros ocultistas se ha dicho mucho sobre el trabajo preparatorio que debe hacerse y el esfuerzo que tal tarea implica, más la comprensión de las consecuencias que se inician y expresan a través del aspirante individual. Pero poco se ha dicho sobre la verdad más importante, de que la iniciación admite a un hombre en una zona o nivel de la conciencia divina -en un plano o más bien en un estado del ser, hasta ahora considerado como sellado y cerrado.

     No tocaré los efectos de rayo, pues ya han sido considerados, y [e543] porque cada nivel de conciencia, cada fase o zona revelada del "Camino Iluminado", están abiertos a las almas de cualquier rayo y categoría de iniciado.

     Desde el punto de vista de la Jerarquía, el iniciado individual no es importante, sino los grupos que en cada país enfrentan la iniciación, clasificándose en tres categorías:

1. Los que han captado la visión y aceptan la realidad de la existencia de la Jerarquía y la oportunidad ofrecida, [i663] pero que sin embargo no están bien preparados para dar el próximo paso y deben ser enseñados y preparados para ello. No obstante, son "apartados para la realización", como se dice esotéricamente, y a pesar de las fluctuaciones y numerosas vicisitudes del sendero, eventualmente llegarán a la meta.

2. Los que están preparándose para una iniciación específica, particularmente la primera hasta la tercera iniciación (inclusive). Han puesto sus manos en el arado -otra manera de decir simbólicamente que están trabajando para sus semejantes, sirviéndolos.

3. Los que han recibido el entrenamiento necesario y esperan el momento de la iniciación. Como se ha dicho, las primeras dos iniciaciones -las del Nacimiento y del Bautismo- no son consideradas por la Jerarquía como iniciaciones mayores, porque pertenecen a la categoría de iniciaciones del umbral y son meras fases de la tercera iniciación (como la llaman los estudiantes de ocultismo) o preparatorias para ella, que en realidad es la primera iniciación mayor. Esto debe tenerse muy en cuenta, pues estas iniciaciones indican el proceso mediante el cual la personalidad puede fusionarse con el alma y la energía de la Tríada espiritual hacer sentir su presencia.

     Sin embargo, en aras de la claridad y debido a que las iniciaciones del Nacimiento y del Bautismo han sido incluidas en las verdaderas iniciaciones mayores por los instructores modernos de teosofía y grupos ocultistas similares, y también, a que la gente está, por lo tanto, acostumbrada a considerarlas así, se mantendrá el antiguo método de tenerlas en cuenta. Debe tenerse presente la idea de la fusión con el alma -el alma que mora internamente y culmina en la tercera iniciación, y el control monádico que toma acrecentadamente posesión de la personalidad fusionada con el alma. Esta posesión superior se acrecienta constantemente desde el momento de la tercera iniciación hasta la séptima, después de la cual podrá observarse una condición de naturaleza extraplanetaria, sobre la cual poco puede saberse. Esto produce, por primera vez, un registro o reconocimiento de la conciencia cósmica.

     [e544] Consideraremos ahora una por una, dichas iniciaciones. [i664]


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